jueves, noviembre 21, 2013

Sobre el libro “COMO LLEGÓ LA NOCHE”. Carta abierta al Comandante Húber Matos Del Dr. Emilio A. Cosío

Nota del Bloguista

Aldo Rosado-Tuero, director del sitio  Nuevo Acción y vertical luchador antiCastrista desde hace más de medio siglo,  ha tenido la gentileza de enviarme dos informaciones que le solicité en el aniversario de la extraña desaparición del Comandante Camilo Cienfuegos. Por problemas que he tenido con la Internet es que ahora, casi al mes, puedo publicarlas< esta es una de ellas.

Esta carta  se publicó  en El Nuevo Herald en el año 2002, según me afirma Ado Rosado-Tuero
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Carta abierta al Comandante Húber Matos
Del Dr. Emilio A. Cosío R., Capitán Auditor Jefe del 2do. Distrito Militar de Camagüey, 1959.

Ha llegado a mis manos el recién publicado libro “COMO LLEGÓ LA NOCHE”, del ex comandante del Ejército Rebelde Húber Matos Benítez, del que solamente he leído los párrafos dedicados a los tribunales revolucionarios de Camagüey. Los cuales contienen inexactitudes que, en honor de la verdad histórica y la fijación de responsabilidades, deben ser aclarados, para vincular los hechos y las fechas a las autoridades responsables en cada caso.

Refiere el Comandante Matos que a su llegada a Camagüey (enero 11 de 1959) “funciona un tribunal revolucionario que no ha dictado ninguna sentencia” y “que a su despacho llegan constantemente señales de la molestia del pueblo”, por lo que después de indagar que “la entidad que controlaba los tribunales revolucionarios era la Auditoría General de las Fuerzas Armadas, en el Estado Mayor,” “nombramos auditor de nuestro distrito militar al abogado camagüeyano Emilio Cosío.” (pág 302). Acerca de lo cual paso a aclarar:

PRIMERO: Que a su llegada a Camagüey, el día 11 de enero de 1959, para reemplazar en el mando al Comandante Victor Mora, el auditor del 2do. Distrito militar es el Capitán Dr. Octavio Zaragozí, cargo que mantuvo hasta la segunda mitad del mes de febrero del año 1959, en que fue licenciado por el Cdte. Matos, oportunidad en que fui desigando en su lugar, o sea, aproximadamente cuatro semanas después de asumir el mando el Comandante Matos, y no a su llegada, como afirma en el párrafo citado. Posición que mantuve hasta el 21 de Octubre de ese mismo año, en que fui detenido y conducido a la Habana conjuntamente con otros oficiales juzgados posteriormente en la causa incoada contra el Comandante Matos y numerosos oficiales.

Esta aclaración es importante para la fijación de responsabilidades, especialmente en períodos tan convulsionados como los que se estaban viviendo. Al mismo tiempo que hace evidente, que son el Comandante Matos, como máxima autoridad, y el Capitán auditor, Dr. Octavio Zaragozí, (en una papel subordinado), y no quien suscribe, las autoridades responsables de la aplicación de justicia durante el período anterior a mi designación.

En cuanto a la Auditoría General de la República, dejo convenientemente aclarado que no puede atribuírsele ningún grado de responsabilidad en las decisiones de las auditorías de los distritos, pues jamás intervino en éstas, limitándose a pedir informes del estado de las causas. No considero por tanto que debamos ni Matos ni yo soslayar, descargando en otros, las responsabilidades que el deber y la dignidad exigen en el desempeño de nuestras funciones.

Habiendo dejado aclarada la responsabilidad en el tiempo, paso ahora a aclarar la forma en que funcionaron los Tribunales Revolucionarios durante la dos etapas ya definidas, o sea, desde el 11 de enero de 1959 hasta aproximadamente el 15 de febrero del mismo año, la primera, y desde esta fecha hasta el mes de junio del 59, en que todas las causas pasaron a la jurisdicción civil, la segunda.
Veamos:

Distinción ésta de suma importancia y gravedad, pues es durante esta primera etapa que, bajo la autoridad única del Cdte. Matos, tuvieron lugar las únicas ejecuciones en las que se aplicó la Ley Penal de la Sierra. Esta supuesta Ley consistía de un breve listado de delitos y faltas organizados en forma de artículos, y sancionados todos ellos con la pena de muerte por convicción, o sea sin aportación de pruebas. Se aplicaba la sentencia en breves horas y sin apelación alguna.

(Huber Matos en 1959 y hace unos pocos años atrás)

El Cmdte. Victor Mora, (sustituído por el Cmdte. Huber Matos) se había visto imposibilitado de iniciar los juicios, pues se requería que se aplicara el Código Penal de la Sierra, del cual no existía copia alguna en Camagüey. Finalmente, el Capitán Zaragozí trajo de la ciudad de Guantánamo una hoja de papel que según le informaron, era la tan buscada Ley; pero nos negábamos a creer que aquella hoja de papel fuera efectivamente dicha ley. Finalmente, el Cmdte. Mora, decidió que se consultase personalmente a Fidel Castro, designándoseme al efecto. Fidel confirmó inmediatamente su autenticidad, dándome instrucciones para que el Cmdte. Matos (que había reemplazado al Cmdte Mora durante mi ausencia) comenzara inmediatamente los juicios y que no se tomasen fotos de los fusilamientos.

En un vuelo especial de la Fuerza Aérea regresé a Camagüey al amanecer del día siguiente. En ausencia del Capitán Zaragozí me presenté ante el Cmdte. Matos, a quien no conocía, informándole de las instrucciones de Fidel. Me hizo algunas preguntas sobre mi persona y aproveché para explicarle mi presencia allí, informándole de mi intención de reintegrarme a mis actividades privadas como abogado, y haciéndole saber que mi vinculación con la Revolución había sido mínima y no era ni siquiera miembro del 26 de Julio y que mi presencia allí se debía a hechos puramente circunstanciales debido a que, a petición del Dr. Zaragozí, había accedido a prestarle mi colaboración en la reorganización de la Auditoría. La verdad era que, aunque mi vinculación con la revolución había sido del todo intrascendente, yo había llegado a abrigar esperanzas de que la Revolución trajera algo positivo al País y que se estableciera un respeto absoluto a la Ley para que no se repitieran jamás los atropellos de una dictadura, pero la entrevista con Fidel y la forma en que iba aplicarse la justicia desvanecieron esas ilusiones prontamente y a la llegada del Cdte. Huber Matos deseaba desvincularme de todo aquello lo antes posible. Firmemente me contestó que estudiaría mi situación, porque a todos los efectos él me había conocido en una capacidad oficial y que por el momento continuara en mis funciones de segundo en la auditoria hasta que él tuviera oportunidad de reorganizar el Regimiento. Esto me pareció razonable y acepté.

Sin dilación y con la asistencia de la dirección del Movimiento 26 de Julio, dispuso el Cmdte. Matos la organización de los juicios, en la cual no tuve participación alguna, pues habiendo informado al Capitán Zaragozí mi absoluta oposición a que se dictasen sentencias por convicción, decidió éste marginarme en lo relativo a los mismos, lo cual eran precisamente mis deseos.

Con un margen de error de un día más o menos, la fecha señalada para la celebración de los primeros juicios fue la del 18 de Enero de 1959. El tribunal designado por el Cmdte. Huber Matos, no por la auditoría General de la República, quedó constituido por los capitanes Francisco Cabrera (Paco), como presidente y como vocales el capitán auditor, Dr. Octavio Zaragozí y el Ing. Melitón Castelló (por el 26 de Julio). Obsérvese que se designa presidente a un oficial de la mayor confianza de Matos, desconociéndose la prioridad que por razón de su cargo correspondía al auditor. Para abogado defensor de oficio fue designado el Dr. Enrique Acosta Pérez, abogado de oficio de la Audiencia de Camagüey. Los acusados no tuvieron oportunidad de obtener asistencia legal alguna. En horas de la tarde del mismo día el Capitán Zaragozí, acompañado del Comisionado Provincial del 26 de Julio, Dr. Agustín Tomé (Tim) me pidieron que actuara, conjuntamente con el Dr. Acosta, como abogado de oficio por el ejército. Aunque extrañado por lo irregular del procedimiento, acepté.

El juicio tuvo lugar en horas de la noche, con desconocimiento y violación de todas las garantías procesales y derechos de los acusados, que no tuvieron oportunidad alguna de obtener ni la más mínima asistencia legal para preparar sus defensas. Predominó en esta pantomima la pasión y el odio revanchista. La defensa se limitó a la petición de clemencia. La prueba fue de carácter testifical sin más corroboraciones, de modo que se aplicaría la sanción por convicción.

Concluida en aproximadamente tres horas la vista, se retiró el tribunal a deliberar y los acusados fueron encerrados en un salón de la auditoria, adonde esperarían al amanecer para conocer de sus sentencias inapelables. El fallo acordado fue primeramente el de pena de muerte para todos los acusados, un total de 23. En vista de ello insistí en que se me permitiese revisar, conjuntamente con el tribunal, todos los casos. Fue en esa oportunidad que pude ejercer un tanto la defensa que no fue posible en el tribunal. Pude al final lograr la conmutación de la pena de muerte en seis casos en que era tan evidente la inocencia, que no había forma de desconocerla. Logré solamente la absolución de un comandante del ejército de apellido Piñeiro y otro militar cuyo nombre no recuerdo. Reduciendo su número a 15, que serían ejecutados al amanecer. Sorpresivamente, este número se vio aumentado en el último instante, con la inclusión entre los condenados a muerte de cuatro detenidos que no habían sido juzgados, lo cual elevó su número a 19 en total. Sus nombres, anotados en una cajetilla de cigarros fueron entregados conjuntamente con los presos al Cmdte. Huber Matos minutos antes de ser conducidos al lugar de la ejecución. Por razones de humanidad silencio hoy sus nombres en consideración a sus familiares, cuyas heridas serían reabiertas innecesariamente. Uno de los detenidos gritó al Cmdte. Matos que a él no lo habían juzgado, a lo que Matos contestó: a “A ti ya te juzgó el pueblo”. Estas cuatro ejecuciones sumarias fueron las únicas ordenadas por el Cmdte. Matos. Pero jamás podrán ser justificadas. Nótese que este primer juicio tuvo lugar bajo el control y mando del Cmdte. Huber Matos (no de la Auditoría General de la República ni del Dr. Cosío). Un desprecio absoluto hacia los principios y mecanismos legales que deben proteger los derechos de los acusados fue la actitud que prevaleció en el juicio, lo cual da credibilidad a la asunción de que las sentencias de culpabilidad estaban en gran grado pre-dictadas.

Otra de las intervenciones directas de Huber Matos en los procesos revolucionarios fue el caso seguido contra el Teniente Coronel Alberto Triana Calvert. La razón de su intervención se debió al informe de la auditoria de que procedía dictar el sobreseimiento de la causa por falta absoluta de pruebas, ya que, de acuerdo a la investigación llevada acabo por el Servicio de Inteligencia (DIER) y la auditoria, la acusación presentada por el Capitán Gregorio Junco (oficial que contaba con la mayor confianza del Cmdte. Matos), era absolutamente falsa. Ante la insistencia del Cmdte. Matos de que se procediera con el juicio, insistiendo además en que “esperaba que se le aplicara una sanción por convicción de por lo menos 30 años,” me opuse, poniendo a su disposición mi solicitud de
licenciamiento, que no fue aceptada, ordenando el Cdte. Matos en este caso la formación de un tribunal especial fuera de mi jurisdicción, o sea, de la Auditoria.

Asistí al juicio y sin estar autorizado para ello irrumpí en el cuarto donde se deliberaba el fallo y traté de convencer a sus miembros de que dictaran un fallo absolutorio, lo cual no pude lograr, pero al menos logré que se redujera la sanción de treinta a nueve años, sanción que Huber Matos elevó a 15 años por parecerle insuficiente.

Durante varias semanas continuaron celebrándose juicios bajo la Ley Penal de la Sierra. En los cuales actué como abogado defensor de oficio por el ejército cuando el acusado no contaba con asistencia legal civil privada, durante los cuales siguió aplicándose la mal llamada Ley Penal de la Sierra, lo que privaba a la defensa del derecho a exigir que se aplicara el principio de la prueba y no las sanciones por convicción. Esta situación fue un factor determinante en mi decisión de aceptar mi promoción a auditor jefe cuando me fue ofrecida por el Cmdte. Matos, pues desde ella podría lograr lo que resultaba imposible como defensor.

De todos modos, condicioné la aceptación a la formación inmediata de un Tribunal de Apelaciones que funcionara con completa independencia de la Auditoría, a lo que accedió el Cmdte. Matos. Estos cambios rodearon de garantías a los abogados para que se decidieran a representar acusados ante los Tribunales Revolucionarios.

El Caso Miralles: entre los seis acusados que a duras penas logré sacar del pelotón de fusilamiento en este primer juicio, se encontraba un policía llamado Mario Miralles para el que obtuve la conmutación de la sentencia de muerte por diez años de prisión. En este caso, cuando insistí en su inocencia (pues la acusación por la que inicialmente se había condenado a muerte a Miralles había sido la de robarle diez pesos y una muda de ropa a un tal Quintanilla, que apareció asesinado), acusación que sostuvo en el juicio la madre de Quintanilla, el presidente del tribunal me advirtió que si seguía abogando por Miralles lo fusilarían al día siguiente. Opté por callar para al menos salvarle la vida. Posteriormente la madre de Quintanilla retiró la acusación, lo cual me fue comunicado por el capitán Paco Cabrera. Preparé la orden de excarcelación, que firmada por el Cmdte. Matos lo puso en libertad. A este caso se refiere el Cmdte. Matos como un error por él subsanado (pág. 305). Nótese que había sido precisamente el Capitán Cabrera el oficial que presidió el tribunal que condenó a Miralles y el mismo que me amenazó con fusilarlo si continuaba alegando su inocencia. De acuerdo a la cronología que de mi nombramiento como auditor ofrece el Cmdte. Matos, se infiere erróneamente que el mal llamado “error” ocurrió bajo mi autoridad, cuando este hecho tuvo lugar bajo su propia autoridad, siendo aun auditor el Capitán Zaragozí y no yo. Después de Dios, fue gracias a mi intervención que salvo su vida Miralles.

SEGUNDO: En la misma pág. 305 de su libro menciona el Cmdte. Matos su convicción de que el capitán Lázaro Castellón merecía mejor suerte que el ser fusilado. Y a pesar de la responsabilidad que le reconoce en la muerte de Alfredo Alvarez Mola, apunta que “no hizo bien al esconderse con ayuda de rebeldes de Camagüey que bien podían haberlo ayudado a que se fuera del país”. Expresión ésta que sorprende por su arbitrariedad, y por la injusticia que representa hacia todos aquellos que fueron condenados sin contar con el privilegio de su favor. Encuentro esta expresión tan inconsistente con el proceder del Cdte. Matos, que fue quien ratificó su sentencia de muerte, que debo de atribuirla a otras motivaciones, como lo es la velada alusión que apunta al Capitán Ayudante Roberto Cruz Zamora (hoy Cruzamora), oficial rebelde, honorable y justo, que convencido de la inocencia de Castellón por la relación que a través suyo mantenía Castellón con Fidel, ordenó de buena fe, aunque indebidamente, su libertad en los primeros días de la Revolución.

TERCERO: En la pág. 304 de su libro dice el Cmdte. Matos: “Aunque los juicios están a cargo de los tribunales revolucionarios, que se guían por las instrucciones de la Auditoria General de la Habana, pedí que en casos de penas de muerte el tribunal me informe quien es la persona, y cuales son las circunstancias del caso”

Lo cual se contradice en varios casos que hemos venido mencionando en que es manifiesta la directa intervención del Cdte. Matos en la aplicación de justicia y que se prueba una vez más al confirmar la sentencia de pena de muerte a Castellón, ante el Tribunal de Apelaciones, al negarse el Capitán Roberto Cruz a ratificar la pena de muerte. Lo cual dista mucho de su afirmación de que él solamente pedía ser informado de las mismas.

CUARTO: Por último, debo aclarar que en la pág. 383, se me incluye como sancionado a la pena de dos años de cárcel en la causa que se nos siguió conjuntamente con el Cmdte. Huber Matos. En nombre de la verdad debo rechazar el honor de contarme entre los presos políticos de Fidel Castro, cuando en realidad yo fui uno de los 14 oficiales absueltos en la misma.

CONCLUSIÓN: He dado la debida reflexión a las palabras aquí expuestas y hubiera preferido que jamás se hubiesen discutido en el exilio, pues por más de 40 años he mantenido que las divergencias entre cubanos van contra los intereses de la patria, pero es muy cierto el adagio de que “el que calla otorga” y las implicaciones de lo expuesto por el Cdte. Matos no me han dejado otra alternativa que esclarecer sus palabras en forma tal que cada quien asuma sus responsabilidades y responda de sus actos con dignidad. He meditado en la posibilidad de que se trate tan sólo de un desliz de la memoria del Cdte. Matos, pero rechazo la idea pues su libro está todo lleno de reminiscencias con lujos de detalles en su narración para poder aceptar como error algo que tan convenientemente sirve los intereses del Cdte. Matos. Igualmente considero que incluirme entre los sancionados en su causa no es tampoco un fallo de la memoria, sino que encierra un propósito sobre el cual puedo, pero no quiero especular... De todos modos, admito que se trata tan sólo de una conjetura, por lo que ruego al Cdte. Matos que acepte mis disculpas si considera que estoy equivocado. Por otra parte las edades de Matos (84 años) y la mía (76), hacen inaplazable la aclaración, pues si él me precediera en la muerte y surgiera después de ésta algo relacionado con sus palabras, no podría yo explicar mi silencio estando él vivo, ni inculparle cuando ya él no está en posición de defenderse. Y si falleciese yo primero, es obvio que ya nada podría yo hacer para rechazar sus inculpaciones, que es precisamente lo que ha hecho en su libro en una forma velada pero obvia.

Y para que así conste, firmo la presente en la ciudad de Miami, el día 1ro. de Junio del 2002. Carta abierta al Comandante Húber Matos Del Dr. Emilio A. Cosío R., Capitán Auditor Jefe del 2do. Distrito Militar de Camagüey, 1959.
Dr. Emilio A. Cosío R.
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ALGUNOS COMENTARIOS DEJADOS

Lo que no se dice o no se quiere decir,es que el dia 14 de Enero,cuando sacaron a tres militares para ser asesinados por Huber Matos,este le pregunto al secretario o ayudante Carlos Alvarez,que fuera al cuerpo de guardia y que se llevaran a todos los detenidos,porque el pueblo pedia sangrE y habia que darle sangre,y ese dia fueron ejecutados 21 personas,entre ellos mi hermano,que no estaba ni siquiera en Camaguey el dia de los hechos que le impugnaron.
 Angel

3 Comments:

At 8:16 p. m., Anonymous Anónimo said...

Lo que no se dice o no se quiere decir,es que el dia 14 de Enero,cuando sacaron a tres militares para ser asesinados por Huber Matos,este le pregunto al secretario o ayudante Carlos Alvarez,que fuera al cuerpo de guardia y que se llevaran a todos los detenidos,porque el pueblo pedia sangra y habia que darle sangre,y ese dia fueron ejecutados 21 personas,entre ellos mi hermano,que no estaba ni siquiera en Camaguey el dia de los hechos que le impugnaron.
Angel.

 
At 10:55 p. m., Blogger Jose Luis Noda said...

Huber Matos a muerto y los mas triste es la despedida "pomposa" que se le dió por personalidades del exilio histórico. Este señor que acaba de fallecer pasa a la historia como el "unico con pantalones"que se enfrentó a la bestia de Biran, algo incierto. Huber Matos fusiló sin juicio a infinidad de personas, por suerte tengo una lista que llegó a mi y no se como...han pasado tantos años. Lo que si puedo recordar es que habia un programa en Tv que se llamaba "Paparazzi" y en el trabajaba Lourdes Ruiz Toledo una bonita y simpatica rubia de Camaguey;fui amigo de su padre Rolando R. Toledo.
Entevistaban a Hubert Matos y ella le preguntó que si el habia mandado a fusilar--creo que dijo 26--sin juicio alguno. El le respondio: "Para que buscar cosas en el baul del pasado"..Ella le dijo: Te lo pregunto porque mandasta a fusilar a un primo mio en ese grupo.
No me lo contaron, lo vi por la tv..

 
At 10:56 p. m., Blogger Jose Luis Noda said...

Huber Matos a muerto y los mas triste es la despedida "pomposa" que se le dió por personalidades del exilio histórico. Este señor que acaba de fallecer pasa a la historia como el "unico con pantalones"que se enfrentó a la bestia de Biran, algo incierto. Huber Matos fusiló sin juicio a infinidad de personas, por suerte tengo una lista que llegó a mi y no se como...han pasado tantos años. Lo que si puedo recordar es que habia un programa en Tv que se llamaba "Paparazzi" y en el trabajaba Lourdes Ruiz Toledo una bonita y simpatica rubia de Camaguey;fui amigo de su padre Rolando R. Toledo.
Entevistaban a Hubert Matos y ella le preguntó que si el habia mandado a fusilar--creo que dijo 26--sin juicio alguno. El le respondio: "Para que buscar cosas en el baul del pasado"..Ella le dijo: Te lo pregunto porque mandasta a fusilar a un primo mio en ese grupo.
No me lo contaron, lo vi por la tv..

 

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