Luis Cino desde Cuba: El cantante Tom Jones estuvo en La Habana y pocos cubanos de la isla se enteraron
Tom Jones estuvo en La Habana
Por Luis Cino
Como la prensa oficial no consideró oportuno informarlo, la mayoría de los cubanos no sabe que Tom Jones cantó hace unos días en La Habana, nada menos que en el Palacio de las Convenciones.
El cantante británico, que entre mediados de los años 60 y principios de los 70 hizo época en todo el mundo, vino invitado por Habanos SA para amenizar la cena de clausura del XVI Festival del Habano, la noche del 28 de febrero, luego de la subasta de los humidores que recaudó 1,1 millones de dólares.
Tom Jones, que dice ser amante de los tabacos, dijo a la prensa que la invitación de Habanos SA fue “una maravillosa oportunidad de estar junto a los cubanos”.
Y uno no sabe a qué cubanos se refiere Tom Jones, porque no deben haber sido muchos los que pudo ver y mucho menos tratar en el fiestón de millonarios y pejes gordos que amenizó con sus canciones. A lo mejor, con tanta fastuosidad, ni de cuenta se dio que no estaba en Las Vegas, sino en La Habana.
Como a diferencia de su compatriota Kilroy, Tom Jones no dejó letreros para avisar que estuvo aquí, tampoco los cubanos se enteraron de su presencia.
Y me consta que muchos lo lamentaron, especialmente sus fans de hace cuatro décadas, que eran numerosas. Hoy son respetables señoras sexagenarias o casi, pero que no han perdido los ímpetus por sus ídolos de antaño.
Una amiga mía, apasionada como es, me dijo que de haber sido hace cuarenta años, en la época de “She’s a lady”, no hubiera vacilado en asaltar el Palacio de las Convenciones, tomar rehenes o disfrazarse de Flora Fong que iba a subastar uno de sus cuadros. No le hubiese importado ir luego derechito para Manto Negro, con tal de poder entrar al banquete de los millonarios y ver de cerca y quién sabe si hasta tocar a Tom Jones. “Con lo buenísimo que estaba”, me dijo.
A propósito, mi amiga comentó que a diferencia de Michael Jackson, que cada vez parecía más blanco, Tom Jones cada vez luce más mulato. “Jabao capirro, dijo ella. No sé si será porque ya no se desriza el pelo o si es que quiere a toda costa, tener algo, aunque sea la apariencia, de lo que siempre le faltó –que no era la voz precisamente- para interpretar la música soul. Quiero decir, la de verdad.
Las canciones de Tom Jones, a quien anunciaban como el Tigre de Liverpool –nunca he sabido por qué, si el tipo era galés- las ponían bastante en Nocturno y Radio Cordón de La Habana cuando los comisarios empezaron a relajarse y ser más benignos con aquel pecado del “diversionismo ideológico” que implicaba escuchar música anglosajona.
Hubo una época que me gustaban las canciones de Tom Jones, pero nunca fue de mis preferidos, precisamente por lo que les decía anteriormente de la música soul a propósito de su cabello, que- y perdonen el chistecito racista- “como pelo, pasa”. Si de soul se trata, siempre he preferido la cosa real: Otis Redding, Sam Cooke, Marvin Gaye, Ray Charles, Al Green, Wilson Picket, antes que a Michael Bolton y Tom Jones.
Para colmo, a la mayoría de las canciones de Tom Jones le cayeron los años arriba de un modo inexorable. Especialmente a aquella Delilah que fue tan popular y que hoy, con su letra melodramática y su muisiquita de circo, parecería un himno al machismo y la violencia de género en su forma más extrema, con puerta rota, puñalada y todo.
Por eso, el Tigre ya no sabe qué hacer para actualizarse, si cantar música country o ripiarse al compás tecno-pop de Burning down the house.
No me asombra demasiado si Tom Jones estuvo en La Habana para alegrar el guateque de los millonarios que aman el humo de los habanos… It’s not unusual. Como decía mi amigo Raúl Rivero: “Todos vendrán, hasta la mona Chita”
luicino2012@gmail.com
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