jueves, abril 24, 2014

Esteban Fernández: LA GRAN TRAICIÓN NORTEAMERICANA

LA GRAN TRAICIÓN NORTEAMERICANA


Por Esteban Fernández
Abril 24 de 2014


Como les dije hace unos días Playa Girón fue simplemente una puñalada trapera inicial. Después lo que han hecho todos los gobiernos de este país—

Demócratas y republicanos—es ver en silencio y ayudar a que Cuba haya sido descuartizada.

Los muchachos pobres en todo el mundo hemos sufrido lo siguiente: el niño rico es el dueño de los bates, de las pelotas, de los guantes y jugamos béisbol en el patio de su casa. Cuando se aburre de este deporte nos deja jugando con pelotas de cajetillas de cigarros en el medio de la calle. Pero eso “son cosas de muchachos” porque cuando lo que se deja en la estacada es   a lo mejor y más sano y patriótico de una nación entonces se convierte en un crimen de lesa humanidad.

Al principio no fue simplemente una ayuda a la liberación sino que los norteamericanos demostraron una creciente enemistad contra Fidel Castro y no llegaron humildemente ni fueron nunca nuestros subalternos ni nuestros aliados, sino que ipso facto se pusieron al frente de la lucha contra la recién estrenada dictadura.   Llegaron al extremo de crear organizaciones completas como ”Comandos Mambises” para realizar ataques contra nuestro enemigo común.

Es decir que no fue un entendimiento—ni un pacto—en igualdad de condiciones sino que rápidamente ellos se pusieron como jefes y trataron por todos los medios de subordinarnos a nosotros.

Jamás ellos dijeron “Esta es una lucha de ustedes y por favor dígannos en que podemos ayudarlos y servirlos, estamos a sus órdenes”. Al contrario.  Y nosotros también cargamos con gran parte de la culpa porque aceptamos—alegremente en la mayoría de los casos—nuestra sumisión. Existían un par de motivos:  Uno, porque durante toda la vida admirábamos extraordinariamente al vecino del norte y dos porque no teníamos los recursos económicos ni el entrenamiento militar necesario para derrocar al castrismo apoyado decididamente por la Unión Soviética.

Hubo montones de patriotas que intentaron y realizaron acciones legítimamente cubanas e independientes pero en la mayoría de los casos al final de la jornada había que acudir a la potencia extranjera en busca de dirección, recursos, equipos y logística.

Durante cerca de 45 meses no solamente estuvieron decidida o aparentemente de nuestro lado sino que nos dirigieron y fueron los que nos enseñaron a utilizar los explosivos, las armas y a realizar actos acciónales y de sabotajes.  Hoy a eso le llaman “terrorismo” pero lo cierto es que fueron nuestros maestros al respecto.

Después—de sopetón—nos abandonaron, desmantelaron la guerra anticastrista, nos ignoraron, y por todos los medios trataron de utilizarnos en otros parajes y en otras guerras y cuando menos lo esperábamos se declararon neutrales.

Los cubanos inteligentes en mi entorno le achacan este cambio de bola brusco al “Pacto Kennedy Khrushchev”.   No sé. Yo más bien creo que Fidel Castro los obligó a carabina a ser sus asombrados enemigos, les quitó las propiedades los insultó y llamó imbécil al presidente norteamericano y ellos reaccionaron acorde. Pero fue una incomodidad momentánea. La braveza les duró muy poco tiempo. Menos que el clásico merengue en la puerta del colegio.

De la imparcialidad pasaron a la hostilidad. Es decir que lo peor—para nosotros—vino después: se convirtieron en perseguidores de todo esfuerzo y de todo aquel que quisiera “contra viento y marea” seguir en esta lucha.

Incautaron armas, lanchas y hasta impidieron transmisiones radiales.  Durante 50 años han sido los mejores protectores del régimen castro comunista. Y comenzaron a distribuir dinero y a tratar de comprarnos. Próximamente les hablaré de mi encuentro con la “C.I.A.” al respecto.

Y, quede claro, todavía hoy reparten “migajas” en Cuba y en el exilio (que suman millones de dólares) con la condición explícita de que no se utilice ni 50 centavos en un revolver de fulminantes.