LA MESA DE LA INDIGNIDAD DEMOCRÁTICA.. Alfredo M. Cepero sobre Venezuela y los encuentros entre la MUD y la dictadura de Nicolás Maduro y Diosdado Cabello
LA MESA DE LA INDIGNIDAD DEMOCRÁTICA.
Por Alfredo M. Cepero
Director de www.lanuevanacion.com
“Si no hay lucha no hay progreso. El poder jamás concede algo que no le sea exigido. Nunca lo ha hecho y nunca lo hará”…..Frederick Douglas, un negro americano que nació esclavo y llegó a ser postulado como candidato a Vicepresidente de los EEUU en 1872 en la candidatura del Equal Rights Party.
Durante quince años el chavismo mostró un absoluto desprecio por la opinión de sus opositores y se negó a negociar con ellos en un plano de igualdad y de respeto. Gobernaron como señores de "horca y cuchillo" saqueando el tesoro público, violando los derechos humanos, regalando el petróleo venezolano y desconociendo la voluntad del pueblo expresada en las urnas. Pero de pronto les salió un adversario que no suplicaba negociaciones ni prebendas sino exigía un regreso de la libertad y un restablecimiento de la democracia para restaurar una patria donde pudieran vivir en armonía todos los venezolanos. El estudiantado venezolano le dijo basta a los tiranos y se ha propuesto echarlos del poder a cajas destempladas.
Los Castro, los Maduro y los Cabello no estaban preparados para confrontar el reto frontal de una juventud enardecida por un cúmulo abrumador de injusticias y que ha demostrado darle más valor a la libertad que a su propia vida. Desde La Habana--y el mismo Maduro ha admitido que no actúa sin órdenes de sus amos--le ordenaron jugar la carta del diálogo ficticio para dividir a la oposición política y ganar tiempo con el cual someter a la obediencia a los estudiantes por medio de la represión, la cárcel y el asesinato.
Los Castro han demostrado ser expertos en manipular a sus opositores para prolongar su tiranía. Lo hicieron con nosotros los cubanos en falsos diálogos iniciados por el propio régimen en 1978 y 1994. Y, a pesar de haber caído en la misma trampa durante medio siglo, todavía hay cubanos en el exterior dispuestos a darle oxígenos a sus tiranos. Hasta varios presidentes norteamericanos como Nixon, Carter y Reagan, albergaron una vez ilusiones de que se podía dialogar con asesinos y proxenetas como los diablos de Birán. El tiempo les demostró que estaban equivocados.
En este caso de Venezuela, los miembros de la MUD que corrieron en estampida para mostrar sus "caretas" en la televisión nacional saben que, sin la toma de las calles por los estudiantes, jamás se habría materializado un encuentro entre ellos y los forajidos ignorantes del chavismo. Desesperados por salir del anonimato al que han estado relegados durante la tiranía castro-chavista decidieron jugarse su magro capital político haciéndole el juego a los tiranos.
Después del circo patético del 10 abril y del infame contubernio secreto del día 15 no tienen derecho a seguir llamándose Mesa de Unidad Democrática. Con su conducta indigna rompieron la unidad, traicionaron a la patria y debilitaron a la democracia. Consumada esta infamia, el único nombre que se les puede dar es el de Mesa de la Indignidad Democrática. Porque si Venezuela falla en esta epopeya por su libertad su destino podría ser tan horrendo como el de mi infortunada Cuba. Es un hecho comprobado que en la lucha entre la tiranía y la opresión el tiempo está siempre a favor de los tiranos y en contra de sus víctimas.
Si nos limitáramos a juzgar por la elocuencia, los miembros de la MUD llevaron la mejor parte durante el encuentro del 10 de abril. Pero fue una elocuencia arrodillada y vacía de demandas específicas que obligaran a los tiranos a mostrar sus verdaderas intenciones. Además, no hay arsenal de palabras capaz de derrotar a un arsenal de balas; sobre todo cuando quienes tienen las balas son una asesinos ignorantes y vengativos como Raúl Castro, Nicolás Maduro y Diosdado Cabello.
Volviendo al encuentro, Capriles le dijo a Maduro: "estás ahí por el control que tienes de las instituciones". Y acto seguido se apresuró a aclarar: "Ni queremos un golpe de estado ni queremos un estallido social". ¿Por qué no le dijo que estaba en el poder gracias a la compra de las fuerzas armadas? ¿Por qué tenía que aclarar que estaba en contra de golpes de estado o estallidos sociales? Con esta aclaración traicionó a quienes se juegan la vida en las calles y dio un espaldarazo a los tiranos. Muy parecido a lo que hizo cuando pidió a sus partidarios que no salieran a las calles a protestar contra el fraude electoral de 14 de abril del 2013.
Los tiranos, por su parte, no tienen la más mínima inhibición en mostrar su decisión de mantener el poder por la violencia. Lo están haciendo en las calles y lo dijeron en el encuentro del 10 de abril. En ese momento, Maduro les dijo a los arrodillados miembros de la MUD que estaba convencido de que, "desde el punto de vista político, más bien ganaría si los destrozara en este momento". Por otra parte, el siempre procaz y vengativo Diosdado Cabello, dijo desconfiar de las buenas intenciones de sus opositores y, mientras hablaba Capriles, tuiteó desafiante: "Definitivamente el asesino fascista Capriles tiene problemas. No entiende que perdió las elecciones de abril y pareciera que le falta algo".
Pero, si el 10 de abril pudo haber sido justificado como un encuentro exploratorio sobre las intenciones del régimen, la burla del encuentro a puertas cerradas del 15 de abril debió haber sido suficiente para echar por el suelo cualquier esperanza de solución pacífica del conflicto. Los tiranos impusieron su agenda y la oposición la aceptó con una humillante sumisión. Fue una claudicación vergonzosa en que se habló en generalidades del Plan Patria Segura, de la renovación de los Poderes Públicos, de la Comisión de la Verdad y de que el gobierno estaría dispuesto a recibir quejas sobre abusos a los derechos humanos.
Pero nada se dijo ni se demandaron medidas concretas para poner fin a la represión, a las muertes y a las torturas contra una población civil que ejerce su derecho a la protesta pacífica. Tampoco se exigió que se estipulara una fecha específica para una amnistía general de presos políticos. Los tiranos no quieren hablar de amnistía y estos opositores de opereta no quieren mencionarla para no ofenderlos. Todo con tal de mantener algún grado de notoriedad en un proceso que se les escapa de las manos.
Los negociadores de la MUD perdieron la oportunidad de mantener su vigencia política poniendo condiciones previas a las negociaciones. Tres demandas como liberación de los presos políticos, regreso de las fuerzas represivas a sus cuarteles y expulsión de los invasores comunistas cubanos del territorio venezolano. Sin ellas debieron haberse negado a negociar con los represores. Es probable que Maduro se hubiese negado a acceder a estas demandas, pero recordemos que fue él quien pidió el diálogo en su desesperación por aplacar el escándalo a nivel internacional desatado por su represión de las manifestaciones estudiantiles. Su negativa habría mostrado la cara totalitaria del régimen y convalidado la validez y la justicia de la lucha de los estudiantes en las calles.
Pero quienes ponen los intereses del partido por encima del bienestar de la patria son incapaces de esos gestos heroicos. Los "dialogueros' de la MUD demostraron ser un pasado incapaz de redimirse con una posición digna frente a la tiranía. Por su parte, los jóvenes han demostrado ser la esperanza de la patria futura. Por eso digo que muy pronto Venezuela va a estrenar una nueva horneada de líderes políticos graduados en la fragua purificadora de la lucha por la libertad a pecho descubierto en las calles de su patria oprimida.
Esos jóvenes no sólo se han ubicado en el lado correcto de la historia sino están actuando en el momento oportuno para derrocar a la tiranía. Maduro enfrenta actualmente una tormenta perfecta, con una aguda crisis económica de magnitud sin precedentes en la historia moderna del país y manifestaciones por parte de estudiantes que no muestran señales de cansancio. En cualquier momento serán los militares quienes se cansen de matar y serán Maduro y Cabello quienes tendrán que optar por negociar en serio o pedir asilo en La Habana. Dos alternativas nefastas para los dos tiranos. Si negocian en serio perderán el poder y, si lo pierden, les recuerdo que en La Habana no le dan asilo a los perdedores.
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