Nota del Bloguista de Baracutey Cubano
En la casa de mis padres no se recibían periódicos, es decir: diarios, y se oía poco la radio, pues la televisión era el vehículo para oir las noticias en el noticiero Cuba al Día de la 1 pm y después en el noticiero de la noche; razón esta por la cual los domingos yo buscaba ávidamente los ¨muñequitos¨de El País, donde venían comics y aventuras de héroes y superhéroes, que leían los vecinos, tanto los mayores como mis amigos de mi niñez.
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Dos diarios y una misma historia
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Fueron dos importantes diarios habaneros, se vieron obligados a cerrar y sus sedes se caen a pedazos.
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Por Orlando Delgado
La Habana
19 Oct 2014
Antigua sede del diario 'El País', La Habana. (O. DELGADO)
Todavía el transeúnte puede leer en la acera este letrero: "El País, 1921-1941". Año de fundación del diario e inauguración de su nueva sede. Pero si decide mirar a través del cristal o entrar al antiguo lobby del desaparecido periódico capitalino ubicado en Reina y Manrique tan solo hallará un custodio mal vestido sentado en una pequeña mesa, afiches propagandísticos y varias tarjas, entre ellas una muy ennegrecida con los nombres de antiquísimos y prestigiosos colaboradores del rotativo.
De aquel periódico que tantos apartamentos rifara a sus suscriptores solo queda el nombre graficado bajo un mapa de Cuba hecho a color y en granito y, debajo del nombre, un pequeño avioncito blanco como avizorando su pronta partida.
El País-Excelsior sucumbió en el invierno de 1960 al declararse incosteable. El Gobierno revolucionario no le otorgó ni un centavo más apenas Castro llegó a Palacio Presidencial. Sus talleres pasaron a formar parte de la Imprenta Nacional y a los antiguos suscriptores se les obligó a recibir los órganos oficiales Revolución por la mañana y La Calle por la tarde. Si estas personas decidían darse de baja, lo visitaba un delegado conminándolo a cambiar de criterio porque "había que ayudar a la Revolución".
En la actualidad duermen en el oscuro y polvoriento local las rotativas estadounidenses, que durante varias décadas imprimieron miles de libros y en los últimos años las conocidas libretas de racionamiento.
Si el visitante decide alzar la vista notará como la fachada de aquella glamorosa edificación presenta tantísimos huecos donde debieran hallarse pequeñas ventanas de cristal, uno de sus elementos decorativos más maltratados. Entre el conjunto de las ventanas acristaladas se hallan unos frescos artísticos hechos por manos prodigiosas, y en la parte inferior un oxidado reloj sin manecillas. Al edificio lo acompañan en la avenida varios latones de basuras en fila india, que afean aún más el entorno.
El local —considerado como uno de los patrimonios de la ciudad— está inutilizado a la espera de que la Oficina del Historiador decida su destino. Pero las autoridades ya no podrán devolverle la prestancia y el glamour que le otorgaron sus legítimos dueños y solo intentarán recuperar un edificio que se resiste a morir ante la desidia gubernamental. Incapacidad de hacer país.
Adiós Información
En su edición dominical del 21 de mayo de 1950, el diario Información desplegaba orgulloso a toda página una foto de su sede y declaraba: "En este moderno y funcional edificio es donde se confecciona e imprime Información. Fue expresamente construido, hace solo un par de años, para este periódico, en San Rafael 467 (…) Casi 6.000 metros cuadrados de fabricación, seis plantas, 1 elevador de pasajeros y dos de carga, tres salones de redacción. La rotativa más moderna, grande y veloz de Cuba, capaz de imprimir 30.000 periódicos por hora de 96 páginas cada una o 60.000 de 48 páginas entregándolos completos, doblados y contados. La instalación de linotipos y monotipos (28) más completa también de Cuba".
Exactamente una década después, el diario fue obligado por las autoridades revolucionarias a reducir sus páginas de más de 40 a 16, en medio de una fuerte ofensiva estatalizadora. Y para las Navidades de 1960 sus dueños decidieron cerrarlo debido a su total irrentabilidad, ya que sus ingresos dependían principalmente de anunciantes que vieron cómo sus empresas eran arbitrariamente confiscadas. Fue el último periódico independiente de la Cuba castrista en desaparecer.
Un vecino del lugar le contó a este reportero que el edificio permaneció varios años abandonado hasta que las autoridades se lo entregaron al Ministerio de la Industria Alimentaria. Desconozco el paradero de las inmensas rotativas que habían sido compradas al ejército estadounidense al término de la Segunda Guerra Mundial. Hoy la suerte del local es similar a la de muchos establecimientos estatales: lleno de tarjas y afiches propagandísticos, tiene la fachada despintada y muchísimas ventanas y cristales rotos. Su inmenso lobby ha sido reconfigurado totalmente y el gran cristal desde donde puede apreciarse lo que antiguamente fue una gran oficina en el segundo piso se encuentra en deplorable condiciones. Desapareció el ascensor y los trabajadores del lugar están obligados a subir sus empinadas y estrechas escaleras para llegar a sus oficinas.
En las antiguas edificaciones de ambos periódicos una de sus tarjas reza: "Centro de Tradición Heroica", pero la heroicidad dista mucho de ser aquella que —esculpida en bronce— representó el cumplimiento o sobrecumplimiento de planes productivos de la era soviética. Por el contrario, su mártir paciencia contra el tiempo y la falta de mantenimiento constituye su condición de edificios heroicos.
Quien visite el edificio de San Rafael y observe muchos de sus espacios —hoy vacíos—no puede dejar de evocar y pensar en el constante tecleteo de máquinas de escribir y el ensordecedor ruido de las rotativas que tenían como público natural a cientos de comerciantes y empresarios cubanos que, saboreando un buen café mañanero, leían las páginas del voluminoso periódico. Todo desapareció. Sin embargo, al lado del edificio hay una vieja casona excelentemente decorada donde prospera un restaurante como haciéndole un guiño al sexagenario edificio y recordándoles a todos la superioridad de la gestión privada sobre la sempiterna ineficiencia estatal.
Nadie mejor que el viejo edificio para saberlo.
1 Comments:
Tengo muchísimas tiras cómicas guardadas en el desván de ese periódico
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