YO GASTÉ 500 PESOS
Por Esteban Fernández
13 de noviembre de 2014
M
i buena e inteligente amiga virtual “Pupa” Montes responde a mi escrito “Recuerdos y Agradecimientos” recordándome que allá sólo teníamos dos pares de zapatos, unos para salir y otros para andar. Efectivamente así era, y una cosa que yo observo y comparo mucho, es lo caro que cuesta criar a un niño en Estados Unidos hoy en día a diferencia de lo que costó mi niñez. Lo cierto es que yo les salí muy barato a mis padres. Casi me criaron “gratis”. Y yo me imagino que la niñez de usted haya sido muy parecida a la mía, a no ser que fuera hijo de Julio Lobo.
Yo desconozco la crianza que tuvieron los hijos y nietos de millonarios como los Gómez Mena, los Sarrá, los Fanjúl, pero yo más o menos (saco la cuenta a grosso modo porque soy muy malo en las matemáticas) considero que le debo haber costado a mis padres unos 200 pesos cubanos en los 17 años que viví junto a ellos. Y con esos 200 pesos lograron que nunca me considerara pobre.
Pero el gasto mayor fue las cuotas del Colegio Americano,(en la foto:El Colegio Americano de Güines) no sé de cuanto serían pero a ojo de buen cubero voy a agregar otros 300 pesos gastados durante mi estadía en el Kate Plumer Bryan Memorial. Entonces calculo que serían 500 y pico de
“cocos” el desembolso en que tuvieron que incurrir Esteban Fernández Roig y Ana María Gómez con el travieso Estebita .
(Colegio Presbiteriano de Güines)
Mi bicicleta alemana Goricke (de uso), creo que costó unos 12 pesos, un guante de jugar pelota unos cuatro pesos. Y este guante no me gustaba pero tenía un buen amigo zurdo igual que yo, llamado Luis Bin, que me prestaba el suyo, la única desventaja era que no podíamos jugar en el mismo equipo.
La entrada al cine costaba 20 centavos. A pesar de que yo era asiduo a las tandas del cine Campoamor, no creo que el viejo haya invertido más de 20 pesos durante toda mi niñez en ese menester.
La “matinée” costaba 10 centavos. Cuando comía afuera, iba a saborear una frita al frente del parque donde un señor de apellido Medina me las vendía a 10 centavos. La Coca Cola valía un medio, y tomaba bastantes, entonces en refrescos mis padres tuvieron que invertir unos ocho o nueve pesos.
En el patio de mi casa en el Residencial Mayabeque había una tremenda cría de gallinas. Esa era una gran fuente de alimentación. ¿Cuánto gastaron mis padres en esa cría? Muy poco. Al principio mi padre trajo un gallo y una gallina y de ahí se reprodujeron. Por eso yo les puse “Adán y Eva” a esa pareja y nunca nos la comimos. Y teníamos una mata de guayabas y una de aguacates que mucho cooperaron a llenarme el estómago.
Créame que el otro día yo le compré un par de tenis Vans a mi nieto (que solamente tiene nueve años de edad) y me costaron 62 DOLARES. Les juro por lo más sagrado que esos 62 dólares son muchos más billetes que los que gastaron mis padres en zapatos para mí durante toda mi infancia. Yo tenía (dándole la razón a “Pupa”) unos zapatos negros y otros carmelitas y para de contar. Al doblar de mi casa había un zapatero al que iba y le decía: “Neno, ponle un par de medias suelas a estos zapatos”. Con esas medias suelas recorría medio Güines con mi amigo Manolo Amiche.
Es cierto que tuvieron que gastar “bastante” en mis constantes catarros. Creo que tuve unas 30 o 40 gripes, a dos pesos por visita del médico, saque usted la cuenta. Las medicinas eran “muestras” que regalaban los galenos.
Aquí, una computadora para el muchachito vale más que todos los patines y las carriolas de todos los niños de mi pueblo puestos juntos. Y los muchachitos gastan más en McDonald’s y Burger King en una semana, que todos los bisté de palomilla que mi madre me cocinó en 15 años. Y cuando quería “ahorrar” me decía: “Ahora voy al patio a ver si la gallina puso y te hago un par de huevitos fritos”.
¿Cuánto cuesta aquí alimentar a un perro? Bueno, pues yo le compraba a mi perra Yeti, “un día sí y un día no” en la carnicería de Joaquín Quintero un corazón de res que costaba 40 centavos. Es decir, que mi mascota le salía a mis padres en 20 centavos diarios. Todos mis “Reyes Magos”, y estoy seguro que los suyos también, costaron muchísimo menos que una simple visita de “Santa Claus” a cualquier casa humilde de este país.
¿Ustedes no han visto la enorme cantidad de libros que llevan aquí los estudiantes a las escuelas? Parece que necesitan una carretilla para poderlos llevar a las clases. Total, después uno les pregunta: “¿Donde queda Canadá?” y no saben si cerca de Rusia o en el Caribe.
Yo creo que mis viejos deben haberse gastado unos 14 pesos en mis lápices, plumas y papeles. Y ¡hasta en el Instituto de Segunda Enseñanza me prestaban los libros! Créanme, que yo vivo ETERNAMENTE AGRADECIDO por los 500 pesos que con muchos sacrificios mis padres se gastaron en mí. Pero averigüe usted cuanto agradecen los muchachos de aquí la FORTUNA QUE SE GASTAN EN ELLOS.
Y GLORIA ETERNA PARA MIS PADRES porque todo lo que me dieron fue con muchos sacrificios ya que las entradas en mi casa eran principalmente el retiro de mi padre de 183 pesos mensuales más lo poco que se buscaba el viejo como Procurador Público y en la política local. La excepción fue la etapa de Carlos Prío Presidente, el sobrino Jaime Quintero Alcalde y mi padre Secretario de la Administración. Ahí si que “botamos la casa por la ventana”. Pero aunque ustedes no lo crean mis gastos se redujeron en esa época por la gran cantidad de regalos que nos hacían los guatacas.
Mientras tanto, el costo de la crianza de un muchacho hasta los 18 años en los Estados Unidos es de $241, 080.00. Y como ya les dije que soy un tolete en los números pregúntenle a mi amigo el profesor José Raúl Montes (al cual yo llevaba en “el caballo” de mi bicicleta al colegio todos los días) cuanto es la diferencia entre esa cantidad y los 500 pesos que yo costé
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