sábado, enero 24, 2015

r Esteban Fernández: LOS RANCHEADORES


LOS RANCHEADORES

Por Esteban Fernández
Enero  23 del 2015

La jauría castrista empequeñece por completo la persecución de los negros cimarrones por parte de los rancheadores y de los fieros perros rastreadores. Y en Cuba no hay “palenque” donde meterse.

Eso es algo que tal parece no entienden los que creen firmemente en esos que vienen, hacen declaraciones, hablan por Radio Martí y regresan como si tal cosa. Hoy les quiero hablar a los sinceros e inocentes creyentes intentando abrirles los ojos. Este  escrito no es para los que cobran “grants” por defender y aupar a unos cuantos descarados igual que ellos.  Eso es un negocio y un modus vivendi, aquí y allá.

Me interesa hablarle a la gente buena y desesperada por hacer algo -inclusive a algunos que se molestaran leyendo mis palabras- para que no los cojan de mansas palomas. Para esos inocentes escribo hoy, para brindarles una pequeña luz en este oscuro laberinto en que se ha convertido la causa de la verdadera libertad de Cuba. Tampoco escribo para mis amigos que están súper claros en todo esto.

Empecemos por decir que cuando la tiranía simplemente sospecha que un individuo tiene el potencial para convertirse en peligroso para la seguridad del estado se le encarnan de una manera furiosa, constante, despiadada, brutal, con todos los hierros. Es como si le cayeran encima miles de abejas y avispas. Algo peor aún, le cae carcoma.

Con una facilidad increíble (porque tienen todos los resortes y recursos del poder, falta de escrúpulos e inmunidad total) pueden darse el lujo de dedicarle 100 agentes a un presunto adversario. No lo sueltan, mañana, tarde y noche le hacen total y absolutamente imposible la vida.

A las dos, a las tres, a las cuatro de la mañana pueden estar chillando gomas frente a su casa, despertar a toda la familia, tocar a la puerta y registrar la casa. Llevárselo detenido es opcional porque la intención es arrebatarlo y amedrentarlo.

Si el tipo que supuestamente consideran capaz de realizar alguna actividad anticastrista trabaja entonces se les aparecen en el centro laborar, lo interrogan delante de todo el mundo, le exigen a los jefes que lo llevan recio y a sus compañeros de trabajo que lo vigilen y denuncien cualquier fallo por muy pequeño que sea. Todavía no ordenan que lo echen del  empleo porque se trata de un sospechoso.

Simplemente se están adelantando a los acontecimientos. Se trata de una atrocidad jurídica conocida como “actividad pre delictiva” desconocida por el resto de la humanidad. Es la detestable “Ley de Peligrosidad” como instrumento para legalizar la represión. Y ahí en su Artículo 72 confusamente nos explican que “se considera estado peligroso a la proclividad en que se halla una persona para cometer delitos demostrada por la conducta que observa en contradicción manifiesta  con las normas de la moral socialista”. Toda esa jerigonza quiere decir que “te parten la siquitrilla por si acaso en algún momento te pasara por la cabeza hacer algo”.

El verdadero disidente -o con la posibilidad de serlo dentro de Cuba- cada minuto del día es chequeado, filmado y perseguido. Cada palabra es escuchada, anotada y grabada, esté donde esté, da lo mismo si es en un parque, en un cine, o dentro de su casa y hasta defecando en su baño. Porque le hacen creer al perseguido que tiene colocada “técnica” hasta en el fondillo. Le hacen detenciones cortas e injustificadas. Pueden hasta tirarlo por un par de horas en un hueco lleno de enfermos mentales o de Sida y de aberrados sexuales.

Le dan un pequeño “tour” por Cien y Aldabó. El objetivo es solamente aterrorizarlo, enseñarle lo que sufriría si lo dejan ahí olvidado por 10 o 15 años, y los beneficios que obtendría si se porta bien, coopera y se convierte en un buen revolucionario. Yo tengo un amigo que hasta lo llevaron de visita a la Ciénaga de Zapata para  amenazarlo con que si seguía “jodiendo” (palabra textual de los esbirros) se convertiría en delicioso desayuno para los cocodrilos.

Eso es, repito, con los que solamente  consideran que en determinado momento les pueden hacer daño.  Cuando el cubano es de verdad patriota, no se asusta y ha cometido lo que ellos llaman “un crimen contra los intereses de la patria”-o tiene la posibilidad de cometerlo- primero no le permiten trabajar, le quitan el carné de identidad, cero libreta de racionamiento, le cortan hasta la corriente eléctrica y como colofón lo refunden en una ergástula por largos años, sin juicio, sin anunciar su captura, sin abogados, sin recibir visitas, sin que sus familiares sepan ni donde está metido.

Y que conste que esos si no tienen celulares ni computadoras ni pueden comunicarse con estaciones de radio miamenses. O ¿ustedes no saben que en Cuba hay hombres que llevan presos e incomunicados por más de 30 años y casi nadie conoce sus nombres ni sus paraderos?

Y este pequeñísimo y apretado preámbulo -que pudiera ampliarlo a 200 cuartillas- demostrando las vicisitudes que sufren los verdadero opositores  es para poder preguntarles: “¿Y… alguien todavía se traga el paquete  de  uno que dice combatir al régimen y reside en la tremenda mansión abandonada por su familia, mientras otra llena de joyas va y viene, otro tiene un record mundial de huelgas de hambre y entra aquí como Pedro por su casa y hasta se reúne con Obama y la principal vive en un apartamento de lujo con todas las comodidades? Que no nos hagan reír que se nos arrugan los colmillos.