miércoles, mayo 27, 2015

Roberto Álvarez Quiñones: Barack Hussein Obama y la realpolitik


 Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

Lo notable de la política de Barack Hussein Obama, respecto a la inmensa mayoría de los  anteriores Presidentes de los EE.UU.) es que como consecuencia de ella  EE.UU. está quedándose en el mundo  sin  gobiernos aliados y amigos, ya sean permanentes o temporales, y los enemigos ya no los respetan,  pues saben que pueden pasar las líneas rojas de Obama las veces que les den sus deseos  pues   Obama no es coherente con sus propias advertencias y cuando actúa, lo hace tarde y debilmente.

Tengo la opinión que los generales que en un momento lucharon en la Sierra Maestra o en misiones (intervenciones) internacionalistas lo que desean en Cuba es un gobierno, Castrista o no,  estable que le garantice ahora y en el futuro  las fortunas y las propiedades robadas  en las que viven y aquellas  con las que lucran para así seguir viviendo como millonarios los años que les quedan de vida y dejárselas como herencia segura a sus privilegiados descendientes, vivan o no, en Cuba.  Ya no hay generales ciegos seguidores a una ideología pues los años y los hechos  vividos les  han enseñado;  lo que sucede es que el continuismo que les ofrece el  Raulismo es lo más seguro  que ellos tienen para sus ¨vidas y haciendas. Por supuesto que algún que otro fanático ideológico  siempre queda,  pero esas son las excepciones que confirman la regla.

El eminente matemático Ramón Rubio, ya fallecido, condenado al ostracismo aún desde antes de partir en 1984 para Francia,  escribió un muy documentado  libro sobre William James.

La doctrina  de la ¨fruta madura¨ NUNCA fue  apropiarse de Cuba imponiéndole la anexión a los cubanos. sino que los cubanos vieran las ventajas de anexarse a los EE.UU. como resultado de los beneficiosos  que esas relaciones les aportaba. Considero que es útil conocer, para apropiarse de la  esencia de esa política, que John Quincy Adams se opuso a la esclavitud en EE.UU., a la Guerra Mejicana y también a la anexión de Texas, la cual se llevó a cabo después que el Congreso de los EE.UU. rechazó ocho veces la petición de Texas en la que solicitba ser anexada. Adams planteaba además, que la Unión Americana no podría oponerse a ella ( o sea, a la anexión de Cuba) aunque lo quisiera. Ese es el espíritu y la letra de tan  vilipendiada política. Veamos un fragmento de la mencionada política:

“  Puede darse por sentado que el dominio de España sobre los continentes americanos, septentrional y meridional, ha terminado irrevocablemente. Pero las islas de Cuba y Puerto Rico aún permanecen nominalmente, y hasta tal punto realmente, bajo su dependencia, que todavía goza aquella del poder de transferir a otros su dominio sobre ellas y, con  éste, la posesión de las mismas. Estas islas por su posición local son apéndices naturales del continente americano, y una de ellas (la isla de Cuba), casi a la vista de nuestras costas, ha venido a ser, por una multitud de razones, de trascendental importancia para los intereses políticos y comerciales de nuestra Unión. La dominante posición que posee en el golfo de México y en el Mar de las Antillas, el carácter de su población, el lugar que ocupa en la mitad del camino entre nuestra costa meridional y la isla de Santo Domingo, su vasto y abrigado puerto de  La Habana que hace frente a una larga línea de nuestras costas privadas de la misma ventaja, la naturaleza de sus producciones y la de sus necesidades propias, que sirven de base a un comercio inmensamente provechoso para ambas partes, todo se combina para darle tal importancia en la suma de nuestros intereses nacionales, que no hay ningún otro territorio extranjero que pueda comparársele, y que nuestras relaciones con ella sean casi idénticas a las que ligan unos con otros los diferentes Estados de nuestra Unión.
Son tales, en verdad, entre los intereses de aquella isla y los de este país, los vínculos geográficos, comerciales y políticos, formados por la naturaleza, fomentados y fortalecidos gradualmente con el transcurso del tiempo que, cuando se echa una mirada hacia el curso que tomaran probablemente los acontecimientos en los próximos cincuenta años, casi es imposible resistir a la convicción de que la anexión de Cuba a nuestra República federal será indispensable para la continuación de la Unión y el mantenimiento de su integridad ( ... )
 Es obvio que para ese acontecimiento (la anexión de la Isla a Estados Unidos)  no estamos todavía preparados, y que a primera vista se presentan numerosas y formidables objeciones contra la extensión de nuestros dominios dejando el mar por medio ... Pero hay leyes de gravitación política como las hay de gravitación física y así como una fruta separada de su árbol por la fuerza del viento, no puede aunque quiera, dejar de caer en el suelo, así Cuba, una vez separada de España y rota la conexión artificial que la liga con ella, es incapaz de sostenerse por  si sola, tiene que gravitar necesariamente hacia la Unión Norteamericana, y hacia ella exclusivamente, mientras que la Unión misma, en virtud de la propia ley, le será   imposible dejar de admitirla en su seno

Por otra parte:  el sabio cubano Fernando Ortiz en el texto de su conferenia, devenido en artículo, Los factores humanos de la cubanidad expresó  en el año 1939:

¨La vecindad de esta poderosa cultura es uno de los más activos factores de la cultura nuestra; positivos o negativos, pero innegables. No nos ciegue el resquemor que en nosotros ha sido latente por sus invariables egoísmos, por sus frecuentes torpezas, a veces por sus maldades y a menudo por sus desprecios. No es un problema de gratitud, sino de objetividad.¨ 

y más adelante agregó:
¨Sabemos del vecindaje su historia, sus hábitos, sus petulancias, sus prepotencias, su sequedad fría y desdeñosa, su absorbente imperialismo...Sabemos que esa poderosísima industria sacarífera, que nos domina y es dominada por el anónimo extranjero, a pesar de haber ganado en una sola zafra unas utilidades mayores que el valor de todo el capital invertido en ella, no ha regalado a Cuba ni una modesta fundación benéfica o educativa que testimoniase al pueblo cubano la realidad de algún don espiritual del industrial forastero que se llevó nuestra dulzura. Pese a todo, de ese poderosísimo Niágara de fuerzas que es la civilización norteamericana nos llegan corrientes que nos arrastran pero que nos elevan a la espuma, corrientes que nos llevan lejos, en zozobras, pero sin hundirnos [....] El porvenir estará en aprovechar la corriente pero sin sumergirse en ella

Para finalmente advertir:

 ¨Perdonadme lo esquemático y elemental de estos apuntes. Es a vosotros, jóvenes estudiantes cubanos,  de cubanidad y cubanía, a quienes corresponderá agotar la investigación, la experiencia, el juicio y hasta la práctica. No desmayéis en su estudio. En ello os va la vida¨

Pese a esas críticas, Fernando Ortiz, el tercer descubridor de Cuba,  no se fue nuevamente exiliado a los EE.UU. (estuvo desde diciembre de 1930 hasta agosto de 1933 cuando fue derrocado el Presidente Gerardo Machado y Morales)  al implantarse la dictadura Castrista porque ya estaba viejo para empezar una vida en otro país; eso se  lo dijo a su entonces joven amigo el ya relevante  arquitecto Nicolás Quintana cuando este último iba camino al Exilio. Esa afirmación  la pueden oir en boca de Nicolás Quintana en su última conferencia ¨Sentir y Hacer¨, febrero de 2011, poco antes de fallecer y en la que   además honró este blog al tomar las imágenes y textos de este para  honrar y dedicarle esa conferencia al  extraordinario ingeniero estructural  cubano Ysrael Seinuk, su entrañable amigo.
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Tomado de http://www.diariodecuba.com/

Obama y la realpolitik

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El problema de la elite militar de la Sierra Maestra es que no está preparada para abrirse  y relacionarse normalmente con Washington, a quien teme.'
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Por Roberto Álvarez Quiñones
Los Ángeles
25 Mayo

Cuando se repasa un poco la historia de Estados Unidos se percibe que la estrategia del presidente Barack Obama hacia Cuba  no es tan nueva como parece a primera vista.

Y es que se trata de  realpolitik,  palabra alemana que significa  pragmatismo político a ultranza, y que se sintetiza en una frase de John Foster Dulles,  secretario de Estado con el presidente Dwight Eisenhower en los años 50:  "Estados Unidos no tiene  amigos, sino intereses".

Dulles  lo que hizo en realidad  fue resumir  otra  frase  pronunciada por el también secretario de Estado  John Quincy Adams, pero en 1823, cuando sentenció: "Estados Unidos no tiene amistades permanentes, sino intereses permanentes".

Por cierto,  Adams ese mismo año enunció la política de "la fruta madura", según la cual, por gravitación geográfica inevitable,  Cuba sería  parte de la Unión Americana al separarse de España .  Y también en su  fecundo 1823,  Adams  elaboró la tesis de  "América para los americanos",   que fue llamada  Doctrina Monroe  porque  era James Monroe el presidente y no Adams, quien lo fue dos años después.

O sea, esta política de Washington de acercamiento a los Castro sin tener en cuenta factores "sentimentales"  es añeja.  Lo que es nuevo es que de los 11 presidentes que ha tenido EEUU desde que Fidel Castro entró triunfante en La Habana hace 56 años, Obama es el que más se ciñe a esa doctrina Adams-Dulles, y que tiene cierto parentesco con el cínico pragmatismo  del filósofo estadounidense Williams James (1842-1910) y que se sintetiza en una insólita sentencia suya: "Solo es verdad lo que me es útil".

En el caso de los Castro no hay solo parentesco, sino que es James el guía doctrinario del régimen. En su filosofía se basan los medios de la Isla, y el Gobierno,  para la manipulación de la realidad:  si algo es verdad pero no conviene al régimen, es mentira;  si es mentira pero  conveniente, es verdad. Y punto.

Vecinos más cercanos


Los intereses  de EEUU  respecto a Cuba se expresan en la apetencia que tienen los hombres de negocios de hacer negocios  con las Isla. La razón es simple: si  europeos, chinos, rusos y brasileños  quieren meterse en la Isla, con más razón deben hacerlo  sus vecinos más cercanos.  Por la parte castrista  se manifiesta en la necesidad de tener un asidero  al que agarrarse ante el cada vez más incierto futuro de Venezuela,  mecenas de Cuba.

De una u otra manera  todos los gobiernos actúan como lo definieron Adams y Dulles. Solo  en tiempos de guerra, o de catástrofes naturales  los Estados actúan solidariamente en  tareas puntuales. Y también en las  entregas de ayuda humanitaria a países con crisis alimentaria o con gente muy necesitada, y en la lucha contra el terrorismo, o la protección del medioambiente, etc.

A fines de la Segunda Guerra Mundial, con sus 67 millones de muertos y una destrucción material sin precedentes, hubo consenso internacional en que las naciones debían ser más "amigas" y  coordinar políticas para evitar una hecatombe humana como la ocurrida.  Y  así, en junio de 1945 un total de 51 países firmaron en San Francisco la Carta de las Naciones Unidas.  Surgió la ONU.

Pero nació  tarada por el derecho de veto en el Consejo de Seguridad, el único órgano  capaz de aprobar resoluciones de cumplimiento obligatorio para los Estados miembros. Ese privilegio de poder vetar,  que paraliza constantemente a la ONU, fue  la condición sine qua non que exigieron las cinco grandes potencias vencedoras en la guerra  para crear la entidad política global. Y  sin ser muy  "amigas" se constituyeron en miembros permanentes del Consejo de Seguridad: EEUU, Gran Bretaña, Francia, China y la Unión Soviética (hoy Rusia).

Con la expansión geográfica del comunismo y  la  Guerra Fría  no cuajó del todo el  plausible propósito de la ONU.  La realpolitik lo impidió. Con la descolonización de Africa y  Asia, y la independencia de otros territorios, se cuadruplicó su membresía  y hoy la organización tiene 193 países, que muy poco pueden lograr, salvo  recomendaciones  que nadie cumple. La entidad ha quedado más bien para la asistencia humanitaria en casos de crisis,  o  el despliegue de "cascos azules" en zonas de conflicto.

¿Internacionalismo?

Por lo demás,  mientras más poderoso es un país menos amigos y más intereses tiene, no importa la ideología.  ¿Era por  "internacionalismo proletario"  que la Unión Soviética subsidiaba al castrismo  y pagaba la libra de azúcar a 45 centavos cuando se cotizaba a 4 centavos en el mercado mundial?

Moscú pagaba,  y caro,  porque Cuba era su plataforma en el corazón del continente americano para expandir el comunismo y la influencia soviética en la región,  y  porque era su  base de inteligencia y contrainteligencia en las narices mismas de EEUU, entre otras  razones.


No fue por solidaridad revolucionaria  que Fidel Castro sembró de guerrillas y  quiso incendiar Latinoamérica con la ayuda del Che Guevara,  sino para convertir a Cuba en el centro ideológico y político de la región  y  vivir luego a expensas de las naciones liberadas de la "explotación imperialista". ¿Subsidia hoy Caracas a La Habana por solidaridad, o porque el chavismo sin la dirigencia cubana no puede sobrevivir?

Y  al colocar  35.000 médicos cubanos en Venezuela y Brasil,  sin sus familias,  los Castro no lo hacen por solidaridad con los pobres, sino porque esa es la principal fuente de ingresos en divisas —quintuplican los ingresos por el turismo— que tiene la arruinada economía cubana, y porque a la vez concientizan ideológicamente a decenas de miles de personas.


Pragmatismo excluyente


Lo peor es que el Gobierno castrista aplica la doctrina Adams-Dulles a su propio pueblo. El  bienestar del pueblo cubano, ya uno de los más pobres del hemisferio occidental, y la necesidad de restablecer derechos y libertades ciudadanos no cuentan a la hora de hacer política en La Habana. Lo que le importa a la cúpula dictatorial es perpetuarse en el poder, al precio que sea.

Es por ello que no quiere en realidad una normalización total de relaciones con EEUU. El propio Raúl Castro insiste en que eso tomará "mucho tiempo". Lo que quiere el régimen es que se levante el embargo, tener acceso a créditos internacionales, recibir mucho dinero de los turistas estadounidenses y capitales. Pero no como en China o  Vietnam, sino con muchas más restricciones para los cuentapropistas y la población en general.

A decir verdad, el problema de la  elite militar de la Sierra Maestra es que no está preparada para abrirse  y relacionarse normalmente con Washington, a quien teme por motivos reales y no ficticios como aquel fantasmal peligro de invasión militar.  No sabe cómo va a lidiar con una masiva invasión de yanquis pero sin armas, tanques y aviones. Es consciente de que por muchos controles y leyes que imponga, el riesgo de que la situación la desborde es real.

En resumen, la realpolitik de Obama con Cuba es económica, comercial y tecnológica, nada altruista, pero también la apuesta de que como efecto colateral el régimen se vea arrastrado a hacer cambios profundos.

La estrategia de los Castro, en tanto, es precisamente la de impedir que ese desbordamiento se produzca.