viernes, junio 05, 2015

Debut y ¿despedida?. Jorge Olivera Castillo desde Cuba: 'A estas alturas se sabe que la transición a la democracia en Cuba es un eufemismo que estorba más de la cuenta en este tramo de la historia.

Tomado de http://www.diariodecuba.com/


Debut y ¿despedida?

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'A estas alturas se sabe que la transición a la democracia en Cuba es un eufemismo que estorba más de la cuenta en este tramo de la historia.
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Por Jorge Olivera Castillo
 La Habana
4 Jun 2015

'El debut de los ilustres representantes del castrismo se perdió en los laberintos del tiempo. Su despedida es larga, en cámara lenta, con la hoz y el martillo escondidos bajo varios mazacotes de dinero de las huestes imperialistas y el convencimiento de que, pese a las adversidades, fue posible fundar la dictadura del proletariado en este lado del mundo.

Detrás de esos ceremoniales del adiós ¿definitivo? que las augustas personalidades del Primer Mundo aprueban con silencios y palmaditas en las espaldas, está la esencia de un trueque de intereses donde el término derechos humanos es más inoportuno que un dolor de barriga dentro de los ómnibus que transitan por La Habana como latas de sardinas rodantes.

El empeño para que el negocio transcurra sin contratiempos es un objetivo de primer orden. No hay apuros ni condicionamientos a priori que se erijan en piedras de tropiezo.

Las notas discordantes que llegan de parte de los opositores y los integrantes de la sociedad civil independiente no llegan a los oídos de los peregrinos que vienen con las maletas llenas de tentadoras propuestas y que entregan a sus anfitriones sin mucho protocolo.

Entre el glamour del desfile de presidentes y hombres de negocios se pierde el sonido de los macanazos de las brigadas de respuesta rápida contra las Damas de Blanco, el eco metálico de las esposas previas a los arrestos y otras resonancias del terror que esparcen cada día los encargados de velar por la integridad del sistema.

A estas alturas se sabe que la transición a la democracia en Cuba es un eufemismo que estorba más de la cuenta en este tramo de la historia.

Lo que se teje, con paciencia de orfebre, es un traspaso de poder entre camaradas que garantice la estabilidad de los empresarios del gran capital.

Los mismos que sueñan con el pistoletazo de Raúl Castro y en la carrera por llegar primero, cheque en mano, a ayudar a quitarle las arrugas al socialismo.

Por otro lado, los relevistas repasan las anotaciones de sus maestros, encorvados por los años. Deben aprender al dedillo cómo lidiar con las circunstancias que se avecinan.

En esta tragedia, el epílogo cede el paso a la continuidad por la vía de una mutación, cuyos presupuestos, se descubren sin aguzar los sentidos.

El entierro del modelo que trajo Fidel en su viaje triunfal desde la Sierra Maestra, en enero de 1959, fue una idea que parecía lógica. Sin embargo como dice el salsero Rubén Blades, la vida te da sorpresas.