Cuba, humanismo o lucro
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Llama la atención su falta de críticas ante las depredaciones de la dictadura
Washington ha dispuesto medidas importantes que relajan las restricciones
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Por Pedro Corzo
25 de septiembre de 2015
Durante décadas un número significativo de personas y organizaciones autoidentificadas como humanitarias han realizado campañas a favor que el gobierno de Estados Unidos elimine las restricciones impuestas al régimen cubano.
Sus propuestas han estado fundamentadas en que la familia cubana está dividida por las medidas prohibitivas de Washington, mientras afirman que el embargo y disposiciones similares, tienen sumido en la miseria al pueblo de la isla.
Los promotores de estas campañas dan la impresión de ser individuos muy sensibles, personas que invierten su tiempo y recurso a favor de lo que consideran justo, pero en el presente se aprecia que al menos un sector de esos activistas mezcla su supuesto humanismo con intereses económicos.
Llama la atención su falta de críticas y denuncias ante las depredaciones de la dictadura contra el pueblo. Tampoco sus comentarios abordan la situación de los que no pueden viajar a su país de origen, porque el régimen insular les niega ese derecho.
Otro trance similar lo encontramos con algunos de los que con mayor vehemencia promovieron los intercambios culturales Cuba-Estados Unidos. Se presentaron como promotores de la cultura, individuos que solo buscaban el acercamiento entre los dos pueblos, pero repentinamente son empresarios, que como es natural, solo procuran incrementar las ganancias de sus negocios.
En esta labor “humanitaria” han estado envueltas corporaciones y profesionales de distintas disciplinas que con frecuencia han mostrado un interés sesgado en los asuntos cubanos, pero que actualmente, gracias a sus gestiones o declaraciones, tienen con el régimen castrista una relación privilegiada, lo que demuestra que la dictadura paga a quienes la sirven.
Algunas de estas personas son invitadas a defender sus propuestas en programas de radio y televisión, comparecencias en las que tampoco critican al régimen de La Habana. Ellos gustan de la victimización, se dicen acosados y perseguidos por la intolerancia de quienes no opinan como ellos, como para restarle importancia a su silencio ante los abusos de la dictadura.
Las campañas de reclamo al gobierno de Estados Unidos responsabilizan a Washington y al exilio de ser insensibles ante los problemas que padece la población de la isla, como si los Castro no fueran los responsables de la miseria económica y el quebranto de los valores fundamentales de la nación cubana.
No obstante hay que reconocer, independiente del dinero que haya sido invertido para lograr algunos de sus objetivos, que han tenido éxito. Las últimas disposiciones de la Casa Blanca así lo demuestran.
Estados Unidos y Cuba han restablecido relaciones diplomáticas. Washington ha dispuesto medidas importantes que relajan las restricciones y generan grandes expectativas, pero el régimen cubano no ha tomado decisiones que faciliten la implementación de las propuestas de Estados Unidos, solo continúa haciendo más exigencias.
Por ejemplo, varias compañías de crucero y de ferris han recibido autorización de parte de las autoridades estadounidenses para viajar a Cuba; sin embargo, el gobierno de la isla no ha respondido a las peticiones de permiso.
Por otra parte, independiente a la voluntad de quienes están a favor del acercamiento entre los dos países, el gobierno castrista continúa siendo uno de los países de mayor riesgo para los inversionistas, según el Mapa de Riesgo Político 2015, “ya que el control gubernamental de los negocios, con una normativa frágil, hace de Cuba uno de los lugares más difíciles para invertir”, reseña un trabajo publicado en Martinoticias por Enrique Aguado.
Al respecto dice la publicación británica Financial Times, “según estadísticas del propio gobierno cubano, alrededor del 60% de los negocios extranjeros establecidos han cerrado”. Con estos truenos es aconsejable que los inversionistas en Cuba porten un pararrayos.
Periodista de Radio Martí.
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