jueves, septiembre 24, 2015

José Azel: LA IGLESIA, EL PAPA FRANCISCO Y CUBA


 Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

Buen artículo, como los que acostumbra a escribir José Azel, pero me hubiera gustado que  puntualizara que los fundamentos del liberalismo (en sentido europro) o liberalismo clásico (en el sentido anglosajón)  fueron  desarrollados por religiodos católicos. En mi artículo  ALGUNOS ELEMENTOS DE LA FILOSOFIA LIBERAL  expreso:
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¿QUÉ ES EL LIBERALISMO?

El liberalismo es una corriente de pensamiento filosófico, ético y económico, así cómo de acción política, que tiene por piedra angular y objetivo cimero la libertad personal del individuo. El liberalismo, como acción política, es un conjunto de principios que propugna restringir al máximo el poder coactivo del Estado sobre los seres humanos y la sociedad civil, partiendo básicamente de que el ser humano es un valor en sí mismo cuya intrínseca dignidad e intereses son prioritarios con relación a los de la comunidad, nación y Estado u otra forma cualquiera de organización social.




 (F.A.Von Hayek)

No obstante las palabras anteriores (las cuales podrían servir en cierta medida, como definición de liberalismo para aquellos que se sienten incómodos ante la ausencia de definiciones conceptuales) el liberalismo como conjunto de creencias básicas, de valores y de actitudes no está abierto al egoísmo personal, pues al defender la libertad de cada individuo defiende la libertad de todos. Por otra parte, al liberalismo entender que la libertad debe ser vivida con responsabilidad, los individuos están llamados a tener en consideración en sus decisiones los derechos y la libertad de los demás. La tolerancia, el respeto y la confianza en la fuerza de la razón, son los atributos que conjuntamente con la responsabilidad deben acompañar al ejercicio pleno de la libertad individual para que la misma conduzca a mayores niveles de prosperidad y de felicidad del individuo y de la sociedad, aunque es importante señalar, que el liberalismo alerta de la imposibilidad de crear una sociedad desprovista de contradicciones y dificultades.
¨Como muchas de las corrientes del pensamiento occidental, el liberalismo encuentra sus raíces más antiguas en el pensamiento de la antigua Grecia, concretamente en ciertos aspectos del pensamiento aristotélico y de los filósofos estoicos así cómo del pensamiento ateniense de la época de Pericles. La ciencia jurídica romana, Catón en particular, también aportó ciertos elementos a la conformación del pensamiento liberal. Algunas de esas ideas fueron retomadas en su esencia y desarrolladas en la Edad Media (la cual no fue realmente ese período oscuro y de estancamiento de la humanidad que nos han querido mostrar muchos historiadores) por el humanismo cristiano y por la filosofía del derecho natural desarrollada por Santo Tomás de Aquino; pero no es en estas raíces donde deseo detenerme y comentar.

Deseo detenerme en los padres jesuitas y la Escuela de Salamanca del siglo XVI, siglo también llamado el Siglo de Oro español, y sus valiosos aportes a la conformación de los cimientos de la filosofía liberal; esta escuela de pensamiento económico (encabezada por juristas discípulos del dominico español Francisco de Vitoria, también iniciador del Derecho Internacional) estaba formada en su mayoría por clérigos.


Sobre la importancia de esta escuela Friedrich A. Hayek, Premio Nobel de Economía 1974, expresó:

¨ los principios teóricos de la economía de mercado y los elementos básicos del liberalismo económico no fueron diseñados, como se creía, por los calvinistas y protestantes escoceses, sino por los jesuitas y miembros de la escuela de Salamanca durante el Siglo de Oro español
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Tomada de http://www.lanuevanacion.com

LA IGLESIA, EL PAPA FRANCISCO Y CUBA**

Por José Azel*

Hace ochocientos años la Carta Magna estableció los fundamentos de las libertades individuales, el Estado de Derecho, y límites al poder absoluto de los gobernantes.

El Rey Juan de Inglaterra regía por el principio de “fuerza y voluntad” y creía que como gobernaba por derecho divino no había límites a su autoridad. Pero el Rey, desesperado por ayuda financiera, fue forzado por los barones, a cambio de su ayuda, a firmar el documento limitando sus poderes.

El Rey apeló entonces al Papa Inocencio III, quien rápidamente se pronunció a favor del Rey, declarando que la Carta Magna era “no solamente vergonzosa y humillante, sino también ilegal e injusta”, y consideró el documento “nulo y carente de toda validez para siempre”. Así, desde el comienzo simbólico del conflicto entre los derechos individuales y la autoridad ilimitada, la Iglesia se puso de parte de la autoridad. Posición que, con notables excepciones, continúa caracterizando la conducción de los asuntos Iglesia-Estado.

A pesar de la anulación “para siempre” del Papa, el espíritu de la Carta Magna pervivió y sus principios están consagrados en nuestra Declaración de Independencia, Constitución, Carta de Derechos, y en los corazones y mentes de todos los que aman la libertad.

Anteriormente este año el Papa Francisco recibió cálidamente al General Castro en el Vaticano, y en septiembre viajará a Cuba, convirtiéndose en el tercer pontífice en visitar la isla, después de las visitas de Juan Pablo II en 1998 y de Benedicto XVI en 2012. ¿Qué podemos esperar?

En términos políticos el Papa Francisco encabeza un estado autoritario -una teocracia oligárquica- donde solo la aristocracia -los Príncipes del Colegio de Cardenales- participan en la selección del soberano. Esta estructura engendra una afinidad con el autoritarismo manifestado por el Papa Inocencio III anulando la Carta Magna. El Papa Francisco también ha dejado pistas sobre su pensamiento político y económico con relación a Cuba.

En 1998 el entonces Arzobispo de Buenos Aires, Monseñor Jorge Mario Bergoglio (hoy Papa Francisco) fue el autor de un libro titulado “Diálogos entre Juan Pablo II y Fidel Castro”. Según mi lectura de la compleja prosa del Papa, él favorece el socialismo sobre el capitalismo siempre y cuando incorpore el teísmo. Él destaca la afirmación de Fidel Castro de que “la doctrina de Karl Marx esta muy próxima al Sermón de la Montaña”, y ve el sistema cubano en armonía con la doctrina social de la Iglesia.

Siguiendo la tradición de la Iglesia condena las sanciones económicas de EEUU, pero el Papa Francisco va mucho más lejos: utiliza la inexacta acusación cubana del término “bloqueo” y se hace eco de los alegatos del gobierno cubano. Prosigue con una fuerte crítica del libre mercado destacando que “el neoliberalismo capitalista, modelo en el que se subordina al ser humano, condicionado el desarrollo de los pueblos a la fuerza pura del mercado… entonces, la humanidad asiste a un cruel escenario donde se cristaliza el enriquecimiento de unos pocos merced al empobrecimiento de muchos”.

Este lenguaje recuerda el movimiento de la “Teología de la Liberación” desarrollado en América Latina en la década de 1960 y que se entrelazó mucho con la ideología marxista. La Teología de la Liberación, fundada por el sacerdote peruano Gustavo Gutiérrez, constituyó los fundamentos intelectuales que, con apoyo cubano, sirvieron para orquestar “guerras de liberación nacional” en todo el continente.

Juan Pablo II y Benedicto XVI censuraron la Teología de la Liberación, pero en 2013 el Papa Francisco recibió al padre Gutiérrez en una “visita estrictamente privada”. Después de la misma, en una aparente exoneración de la Teología de la Liberación, L'Osservatore Romano, periódico semioficial del Vaticano, publicó un ensayo declarando que con la elección del primer papa de América Latina la Teología de la Liberación no podría “permanecer en las sombras a las que ha sido relegada por varios años…”

En su libro el Papa Francisco habla de una “solidaridad compartida” pero, como el rechazo del Papa Inocencio III a la Carta Magna, esa solidaridad parece estar con la ilegítima y no democrática autoridad en Cuba y no con el pueblo. Eso es trágico, porque durante las guerras de independencia la Iglesia también se alineó al lado de la Corona española y no con los mambises cubanos luchando por la libertad. Cuando Cuba ganó su independencia de España muchos cubanos en la nueva nación veían a la Iglesia como un enemigo.

En su visita de septiembre el Papa Francisco tendrá la oportunidad de poner inequívocamente a la Iglesia del lado del pueblo. Si no lo hace, se repetirá la historia. Cuando termine la pesadilla totalitaria, la jerarquía eclesiástica será acusada por el pueblo como defensora del opresivo régimen castrista. Y los cubanos, como hicieron después de la independencia, verán a la Iglesia habiendo estado otra vez del lado equivocado de la historia.

Nota del autor: estoy en deuda con Diego Trinidad, César Vidal, Andrés Oppenheimer, Julio Shiling, José Benegas y otros, por ideas reflejadas en este artículo.

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*José Azel es investigador asociado del Instituto de Estudios Cubanos y Cubano-Americanos de la Universidad de Miami. Es autor del reciente publicado libro, Mañana in Cuba.