viernes, octubre 16, 2015

La otra Virgen. Andrés Reynaldo: El papa Francisco entregó a monseñor Joseph Edward Kurtz, arzobispo de Louisville, una réplica de la Virgen de la Caridad del Cobre Cuál es el propósito de que la imagen llegue a una comunidad tan alejada de Miami


 Nota del Bloguista de Baracutey Cubano
El Papa Francisco  delega entrega imagen de la Virgen de la Caridad que le entregaron los Obispos cubanos para la diáspora cubana que radica en los EE.UU.   para no meterse en un supuesto lío de internas mientras  se había metido hasta el cuello en los asuntos internos cubanos al  saludar y ir presuroso cual fan iadolescente a la casa de su admirado  pero sangriento y cruel tirano Fidel Castro Ruz  que ha sumido a Cuba en cadenas y oprobios durante más de medio siglo junto a su hermano Raúl Castro

La imagen de la Virgen de la Caridad podía habérsela entrega al Obispo Estévez, cubano de origen, o al Arzobispo Wenski del Sur de la Florida  si es que  no quería  llamar al Rector de la Ermita de la Caridad de Miami o a integrantes de algunas de  las cofradías  de la Virgen de la Caridad para que fueran a recoger dicha imagen.
No puedo decir que estos viajes del Papa Francisco a Cuba y a EE.UU.  me hayan defraudado; cuando se conocen los antecedentes  de simpatías que  desde hace años  tiene hacia  la debacle cubana y al principal causante de ella  no había razones  para hacerse esperanzas.
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La otra Virgen

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El papa Francisco entregó a monseñor Joseph Edward Kurtz, arzobispo de Louisville, una réplica de la Virgen de la Caridad del Cobre
Cuál es el propósito de que la imagen llegue a una comunidad tan alejada de Miami
¿Se busca restar importancia a papel de la Ermita de la Caridad en Miami?
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Por Andrés Reynaldo
15 de octubre 2015

Poco se ha hablado de la tarea que el papa Francisco le dejó a monseñor Joseph Edward Kurtz, arzobispo de Louisville, Kentucky: entregar a una comunidad cubana en Estados Unidos una réplica de la Virgen de la Caridad del Cobre, regalo de los obispos en Cuba.

Visto que en Miami hay una preciada imagen de la Virgen, con su propio santuario y una particular identidad de rebeldía, cabría pensar que el regalo tendría por destino a la comunidad de exiliados del área Nueva Jersey-Nueva York o Puerto Rico. Fuera de Miami, en ningún otro lugar los cubanos tienen un papel tan determinante en los negocios, la política, la administración pública y, no debe olvidarse, la Iglesia.

Difícilmente, los obispos de la isla hubieran provocado la crítica al decidirse por una de estas dos comunidades. Mucho menos el papa Francisco. Considerando el delicado equilibrio diplomático entre la dictadura, la Iglesia insular, el Vaticano y Estados Unidos, escapa al sentido común que el buen monseñor Kurtz tome una decisión sin consultar, al menos, al Papa y al cardenal Ortega. Por lo demás, desentona con la tradicional sensibilidad entre las comunidades católicas que no se encargara la tarea a una personalidad cercana a los cubanos.

Es probable, entonces, que esta imagen de la Virgen haya salido de Cuba con un clarísimo pero espinoso apartado postal. Se le asigna la decisión a monseñor Kurtz, precisamente, por su lejanía. Un polo de la polémica quedaría en Miami y, si acaso, La Habana, y el otro polo en el limbo inescrutable de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos. Monseñor Kurtz, a fin de cuentas, no da misa en Miami. No contacto: no cortocircuito. ¿A cuál comunidad, pues, le tocaría la imagen de la Virgen? ¿Descartadas Miami, el área de Nueva Jersey-Nueva York y Puerto Rico, en cuál enclave de exiliados en Estados Unidos la veneración de la Caridad del Cobre gozaría de su adecuado ámbito?

Si nos guiamos por el compás del complaciente acomodo de la Iglesia con Raúl pudiéramos estar hablando de Tampa. Desde hace años, la dictadura ha desarrollado en el área de Tampa-Saint Petersburg firmes lazos con el mundo empresarial y político. También allí se han establecido capitales de figuras ligadas a los Castro y numerosos profesionales de franco talante colaboracionista. Hoy por hoy Tampa es el nicho modélico de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Su historia está ligada a la gesta independentista y no a la oposición a los Castro. En general, la prensa, la academia y un sector considerable de la sociedad tampeña ven a Cuba con los ojos de la oportunidad en tanto Miami la ve con los ojos del dolor.

Miami es el componente fundamental de la ecuación económica en Cuba. A medida que la isla se hace más dependiente de nuestro dinero aumenta el celo de la dictadura por disminuir nuestra influencia social, cultural (sí, cultural) y política. Quizás haya comenzado la movida para restarle a la Ermita de la Caridad del Cobre en Miami su preeminencia espiritual como faro de memoria y reflexión de nuestra tragedia nacional. Piedra por piedra, la Ermita le habla a los católicos cubanos de la opresión en la isla, la desgarradura del exilio y el martirologio de nuestra Iglesia.

La hora del cambio-fraude, como le llamó Oswaldo Payá, exige una reelaboración de la historia de las relaciones entre los católicos y los Castro. Un mal radical debe tratarse como un malentendido. Los nombres de las víctimas han de ser borrados. Hace falta otra imagen de la Caridad del Cobre para el templo del raulismo.

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Luego del discurso y tras una larga ovación, dijo:
Los obispos cubanos, los otros días me dieron una imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre para que se las regalara en nombre de ellos a una comunidad cubana de los Estados Unidos. Se imaginan ustedes que no me voy a meter en este lío de internas.

Ustedes verán cuál es la comunidad cubana que más necesita, así que Monseñor Kurtz, usted métase en la interna.
NOTA: Monseñor Joseph Kurtz, Presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, recibió la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre y el Papa dejó de regalo un cáliz para el seminario.

Discurso del Papa Francisco ante los obispos del Encuentro Mundial de la Familia 2015 en Filadelfia