viernes, octubre 16, 2015

Opositores y exiliados merecen nuestro respeto. Eugenio Yáñez: No es decente atacarlos desde posiciones cómodas y seguras


 Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

José Martí escribió: ¨No por ser pobres se tiene la razón¨ cuando narró  los sucesos que dieron lugar a los mal llamados ¨mártires de Chicago¨ y a la celebración del 1 de mayo como el Día de los Trabajadores en muchos países del mundo.

Todas las personas  merecen  respeto sean o no sean  opositores o exiliados en Cuba o fuera de Cuba. Pero señalo que  denunciar verdades no es atacar ni irrespetar  a nadie; es informar  para que las personas conozcan  quién es quién. Cuando la lucha contra el régimen de Fulgencio Batista muchas personas y medios de difusión masiva callaron quién era Fidel Castro, y otras personas que participaban en esa lucha, para no dividir a las fuerzas antibatistianas.  El resultado lo hemos padecido durante más de 56 años.

No estoy en contra de que los opositores en Cuba reciban dinero pues el totalitarismo Castrista generalmente los expulsa de su trabajo (el asesinado Oswaldo Payá fue una de las pocas exepciones), aunque  no desconozco que han habido personas que se incorporan a la oposición antiCastrista como una forma de vida y/o para  obtener visas para ellos y sus familia en la Oficina de Refugiaos de EE.UU. en La Habana; sus actitudes al llegar a tierras de libertad  hablan elocuentemente  de cuales eran verdaderamente sus objetivos cuando en Cuba integraron la Oposición. 

Por otra parte, hay personas que sin haberle tirado un ¨gollejo (hollejo) a un chino en Cuba¨, aquí han vivido de los grants del gobierno de los EE.UU. y otros que han prostituido su pasado opositor en Cuba o fuera de Cuba  mediante la desviación de los recursos que el gobierno norteamericano, a través de sus agencias, les  pone en sus manos para la democratización de Cuba.  Aclaro que esos dos espécimen de ¨opositores¨ se solapan; es decir, hablando matemáticamente, tiene intercesión no vacía. 

 No importa si  el denunciante  está o no en posiciones cómodas y seguras o si calló o no cuando estaba en Cuba; lo importante es denunciar verdades  ya  que el filósofo de origen español George Santayana  escribió: “Quien no conoce la historia está condenado a repetir sus errores”.
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Tomado de http://www.cubaencuentro.com/

Opositores y exiliados merecen nuestro respeto

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No es decente atacarlos desde posiciones cómodas y seguras
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Por Eugenio Yáñez
 Miami 
15/10/2015

Reiteradamente aparecen personajes en CUBAENCUENTRO pretendiendo desprestigiar opositores que dentro de Cuba sufren continuamente represión, golpizas y detenciones, o a exiliados.

La tarea de despotricar contra ellos la inician determinados articulistas, que de inmediato son secundados por sabandijas-comentaristas permanentes presentes en todos y cada uno de los trabajos que se publican, cada cual más empeñando en ganar el concurso castrista de la infamia y el premio “Los Miserables”, y no precisamente de Víctor Hugo. Resultan esbirros-comentaristas con más suerte que otros cubanos decentes, que se quejan de ser censurados o bloqueados aunque no se salgan del tema en cuestión ni utilicen palabras obscenas o insultos. Cosas de la vida.

Aclaro diáfana e inconfundiblemente que ni estoy de acuerdo con la actuación de todos los opositores cubanos en la Isla ni necesariamente comparto sus estrategias, tácticas y comportamientos diarios, ni mucho menos pretendo avalar, apoyar o defender conductas reprobables que no pueden justificarse bajo ningún pretexto. Como tampoco las apoyo, defiendo o justifico en personajes del exilio que dejan demasiado que desear y piensan que el anticastrismo es un medio de vida y no una convicción ideológica contra las tiranías, abusos y represión brutal.

Sin embargo, no hay por que respetar en lo más mínimo a renacuajos morales que, igual que los castristas y sus alabarderos, generalizan conductas o palabras de determinados individuos para presentarlas como comportamientos típicos de “los opositores” o “el exilio”.

A pesar de todo lo que pudiera reprobarles, y no serían pocas cosas, respeto mucho más a quienes salen a las calles cubanas a enfrentar la represión, golpizas y bestialidad del régimen, que a los que se dedican a desprestigiarlos, desmoralizarlos o ningunearlos. ¿Cuántos de esos detractores de aquellos cubanos valientes ingresó a este país como refugiado político, tras haberse enfrentado al régimen? Y ahora atacan y vilipendian sin misericordia ni moral a quienes tienen más coraje que el que tuvieron ellos.

¿Cuántos de los que denigran a exiliados le lanzaron un hollejo a un chino cuando vivían en Cuba? ¿Que algunos o muchos exiliados se reúnen en el Versailles, hablan simplezas, o utilizan aplanadoras para expresar opiniones intransigentes? Cierto. ¿Es lo mejor que podrían hacer? No lo creo. ¿Pero acaso los castristas, en Cuba o aquí, son ejemplos de coherencia verbal, conducta impoluta o liderazgo moral? ¿Cuándo quienes denigran a opositores y exiliados en estas páginas arañan aunque sea con el pétalo de una rosa a la dictadura y sus secuaces?

Algunos analistas que nos gastamos por aquí, a partir de lo que diga en Miami un siempre despistado y políticamente fracasado (supuesto) especialista en temas cubanos, pretenden generalizar sus opiniones como las de todo el exilio cubano, en el mejor estilo de Granma o Cubadebate. Deberían actualizar su estrategia ―y su ética― contra cubanos decentes, para no parecerse tanto a sus viles colegas oficialistas en La Habana, que al parecer les resultan más cercanos que los exiliados de a pie o los dirigentes de la oposición.

Cuando quienes combaten el castrismo en la Isla, y cuestionan la dictadura en las calles de Cuba, expresan sus puntos de vista, aunque sean cándidos, superficiales o erróneos, merecen mucho más respeto y consideración profesional que quienes, por las razones que sean, escriben desde la comodidad de Estados Unidos, sin tener que preocuparse de la acción de los esbirros, mítines de repudio o campañas de descrédito.

El más elemental opositor en Cuba, aunque reciba “un puñado de dólares” desde Estados Unidos, porque el régimen pretende matarlo de hambre y miseria, merece más respeto y consideración que el más vulgar de sus detractores desde la comodidad de EEUU, aunque tales detractores se digan periodistas, analistas, comentaristas políticos, o simplemente vulgares pedantes encaramados en pestilentes torres de marfil.

Quienes desean desprestigiarlos por recibir ayuda de EEUU, llamándolos “mercenarios”, saben que su invicto Comandante recibió dinero a manos llenas a finales de la década de los cincuenta del siglo pasado de cubanos a favor de la democracia que creyeron sus mentiras, tanto en el exilio como desde dentro de la isla, sin que nadie lo considerara “mercenario”. Y ya en el poder, con dinero de todos los cubanos, y sin consultarnos para nada, financió guerrillas, terroristas, revoltosos, asesinos, narcotraficantes y delincuentes en toda América Latina y el Caribe y en muchas partes del mundo.

El más “cagalitroso” exiliado protestando en el Versailles de la manera más burda posible y defendiendo un pasado que nunca volverá, amarrado a su caverna ideológica estancada en 1958, e incapaz de comprender las nuevas realidades, merece mucho más respeto que todos los sietemesinos ideológicos que desde Estados Unidos o la Cuba oficialista pretenden denigrarlos, desprestigiarlos y ridiculizarlos, para ponerse a bien con los que han destruido la nación cubana, intentando ganarse palmaditas de aprobación en la espalda, una invitación a la embajada del régimen en Washington, una “jabita” con productos de aseo, o un certificado de miserable destacado.

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