jueves, octubre 29, 2015

Uno de los mayores fraudes de la historia de los Castro. Blanca Acosta Rabassa sobre la campaña de alfabetización en Cuba en 1961:

Nota del Bloguista de Baracutey Cubano
Cuba en 1958 tenía uno de los índices de analfabetismo más bajos del continente americano; diferentes autores los sitúan entre el 18% y el 23%. Una frase de Fidel Castro fue  ¨yo no te digo cree, yo te digo lee¨. Lo que no dijo el Manipulador en Jefe es que se iba a apropiar de todos los medios masivos de comunicación de Cuba, en particular de la prensa escrita y de todas las imprentas, y que sólo se publicaría lo que la tiranía quería que el pueblo cubano leyera, a la vez que prohibía la entrada al país de diarios, libros, revistas, etc. que tuvieran un mensaje en contradicción con el adoctrinamiento  que le imponía el naciente Castrismo  al pueblo cubano con su bloqueo cultural e informativo.
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Alfabetizadoras cubanas en el antiguo Cinódromoal cual se le llamó posteriormente Estadium Eduardo Saborit, el autor de  la canción Cuba, qué linda es Cuba y del himno de la alfabetización; foto de archivo.


Uno de los mayores fraudes de la historia de los Castro

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Una crónica que muestra como la esperanza y el deseo de una niña, de enseñar a leer a otros, terminó en frustración
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Por Blanca Acosta Rabassa
St. Louis, MO
29/10/2015

Hace unos días recibí un email de un antiguo colega, que reproduzco aquí:

“I saw a marvelous documentary this week about the literacy campaign in Cuba, mostly a series of interviews with women who had participated. I had a good talk with the director Catherine Murphy, who lived in Cuba for ten years. I don't know whether it would interest you at this remove, but the contact address is info@maestrathefilm.org.”

El documental en cuestión se llama Maestra.

Mi contestación fue un breve resumen de lo que voy a narrar como testigo presencial. Por cierto, nunca recibí respuesta y el “documental” se sigue anunciando como la maravilla del mundo para mostrar a los educandos, y si no me creen, envíen un mensaje a la cuenta de arriba y recibirán una respuesta de que si los jóvenes no ven el susodicho habrán perdido una parte importantísima de la Historia del Mundo.

Le aclaré también que las “fuentes” del documental eran los funcionarios del Ministerio de Educación y alfabetizadoras que aún vivían en Cuba y no se atrevían a denunciar la canallada de Castro.

Al grano. Tenía yo diez años[i] cuando el llamado a la Campaña de Alfabetización, pienso que desde entonces viene mi vocación de educadora; decidí ir a alfabetizar, “por llanos y montañas…” como reza en himno de la “alfabetización”. La perreta que les tuve que armar a mis padres fue olímpica, pero los rendí por cansancio, aunque todos los domingos me iban a ver a la finca la Tosca[ii] en el municipio de Carlos Rojas, Matanzas.

Si no hubiera tenido un final tal cruel pienso que podría decir que fueron los mejores meses de mi vida. Después de ir a enseñar ¡a caballo!!!! porque vivía en casa del maestro rural y el aula quedaba algo lejos, ¡venía la aventura! Tras mis deberes era una mocosa más de subirme a las matas de guayaba y divertirme de lo lindo, a los diez años no importan las letrinas ni la falta de electricidad.

Cada día establecía más comunicación con mis educandos que me agradecían de una manera conmovedora lo que yo estaba haciendo por ellos, ¡y aprendían rápido! Sin contar los que por razones de trabajo se tenían que marchar apenas terminaba la clase, los demás me pedían que me quedara para revisarles las tareas. Yo me sentía en la gloria, los quería tanto como sé ellos me querían a mí.

Aquella gente sencilla y limpia veían en aquella niñita una salvadora; los cubanos siempre han tenido la fuerza interna de querer superarse.

Me llevaban tantos postres que de no haber sido por el metabolismo de los diez años y mis correrías bucólicas hubiera regresado a La Habana hecha una ballena.

Toda felicidad se acaba en el tenebroso reino de los Castros.

Un día aciago se me apareció en el aula, el “coordinador” de la zona, un burócrata ignorante y desagradable.

—Blanca, hemos recibido una carta del Comandante con la orientación de acabar ya la campaña. Escribe tú la carta al Comandante y que ellos la copien.[iii]

El mundo se me vino abajo; era aún muy inocente, pero tenía los mismos principios que tengo ahora y el mismo amor por enseñar.

—¡Eso es imposible, a mis alumnos les queda por lo menos un mes para que ya estén completamente alfabetizados; de aquí no me muevo!

También ya era la gallita que he sido siempre.

—¿Vas a desobedecer las órdenes de Fidel?

Me mostró una copia de la carta con las “orientaciones” del Comandante.

Me sentía traicionada y que estaba traicionando a aquellos que tanto había llegado a querer y a admirar.

Ante la derrota le imploré al maestro de la zona, una bella persona; él y su familia que me acogieron como una hija más, que no los dejara abandonados.

Partí para La Habana derrotada, con la fe en la verdad rota, perdida la inocencia de la infancia; la gente hacía trampas y cometía fraudes, como hacer copiar la carta que yo había redactado a quienes aún no eran capaces de hacerlo. Fue mi primera decepción sobre la Revolución.

Por suerte los cubanos tienen el drive de la superación y casi todos los que comenzaron a alfabetizarse siguieron asistiendo a clases nocturnas y resultó cierto que Cuba tiene un índice de analfabetismo bajísimo.

[i] Pienso que debo haber sido una de las alfabetizadoras más jóvenes.
[ii] No estoy exactamente segura del nombre, han transcurrido 54 años.
[iii] La prueba de que una persona sabía leer y escribir era escribirle una carta al tirano, el dueño de vidas y haciendas.

© cubaencuentro.com
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Comentario dejado en Cuba Encuentro:
 
padre Ignacio • hace 3 horas

Ahora yo le pregunto a usted Sra. Blanca, que clase de régimen o sistema permite que una niña de diez años se adentre en el campo a trabajar, por noble que fuera la causa, piense si usted dejaría a una nieta suya de la misma edad hacer semejante cosa.

La campaña de alfabetización también tuvo su dosis de infamia, porque el régimen no vacilo en mandar a jóvenes menores de edad a zonas de guerra, como fueron el Escambray, allí perdió la vida Manuel Ascunce Domenech, joven llevado al voltice de un conflicto y convertido en mártir necesario para demonizar a las guerrillas anticastristas.

Es poco lo que los padres pueden hacer para disuadir a un niño de irse de casa a hacer lo que le de la gana, desde encaramarse en matas de guayaba hasta montar a caballo con un gobierno y su maquinaria propagandística en contra.

De todas maneras Sra. Blanca gracias por compartir sus memorias, que constituyen un portento de abuso infantil y gracias a Dios que no le ocurrió a usted nada verdaderamente terrible excepto el desengaño.
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Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

Muchos brigadistas fueron enviados zonas de conflicto armado  con una cartilla Castrista  para adoctrinar y cantando el himno  de la alfabetización  cuya letra  muestro a continuación. La perversidad del Castrismo buscando mártires de vidas ajenas  es inigualable en la historia cubana.

Himno de la Alfabetización. Eduardo Saborit

Somos la Brigada Conrado Benítez,
somos la vanguardia de la Revolución,
con el libro en alto cumplimos una meta:
llevar a toda Cuba la alfabetización.
Por llanos y montañas el brigadista va,
cumpliendo con la Patria, luchando por la paz.
¡Abajo  imperialismo!, ¡Arriba  libertad!
Llevamos con las letras la luz de la verdad.
Cuba, Cuba, estudio, trabajo, fusil,
lápiz, cartilla, manual,
 alfabetizar, aalfabetizar.
 Ah!, El adolescente de 16 años Manuel Ascunce Domenech  fue situado en un momento álgido de la lucha  en casa de Pedro Lantigua, un campesino de la zona que era guía (práctico) de las tropas Castristas que combatían a los alzados antiCastristas y que les mostraba a la tropa  los lugares donde  los alzados podían refugiarse, según testimonió (a principios de los años 90s del pasado siglo XX en unos supuestos juicios sobre el daño del Imperialismo norteamericano al pueblo de Cuba) el general Anibal Velaz  quién era un alto jefe del MINFAR en toda la provincia de Las Villas en esos años.. Los alzados ya le habían enviado amenazas a Pedro Lantigua. El jefe de la tenientura que llevó a cabo el asesinato de Manuel Ascunce Domenech y la muerte de Pedro Lantigua fue Braulio Amador sin que se tenga conocimiento, hasta ahora,  que alguna capitanía o comandancia de los alzados tuviera conocimiento o hubiera dado la orden de asesinar al adolescente brigadista.

Guillermo Fariñas, quién, según él,  tuvo un tío  en el selecto grupo El Molino  de la Seguridad del Estado, en la provincia de Las Villas y su padre combatió en El Congo junto a Che Guevara, escribió en  su artículo TOTAL FALTA DE CONSIDERACIÓN :

Luís Felipe Denis Díaz, un difunto general, en una conferencia en los Camilitos de la desaparecida provincia de Las Villas expresó: “Nosotros como Seguridad del Estado contábamos con la colaboración de los maestros voluntarios en las zonas de guerra”. Así que serán los historiadores quienes dirán si Ascunce era agente o no.

Luís Felipe Denis Díaz fue el jefe de la Seguridad del Estado en todo El Escambray cuando la lucha contra las guerrillas antiCastristas y anticomunistas.

Manuel Ascunce Domenech no fue el único brigadista asesinado. El Castrismo obtuvo sus mártires para sostener su régimen ¨de difuntos y flores¨.