Y, sin embargo. Manuel Cuesta Morúa: El embargo es un pretexto que se agota, pero es manejado por el régimen con finura pues es fundamental para su modelo de comando de la sociedad y política cubanas.. Manuel Cuesta Morua ¿El líder que necesita la oposición cubana? Sus fortalezas y amenazas.
Respecto al mensaje del artículo de Manuel Cuesta Morúa:
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El embargo es un pretexto que se agota, pero es manejado por el régimen con finura pues es fundamental para su modelo de comando de la sociedad y política cubanas.
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Por Manuel Cuesta Morúa
La Habana
13 Oct 2015
Pero hay bastante de diversionismo político por parte del Gobierno cubano en su lucha contra el embargo norteamericano. En el doble sentido de divertir y de desviar. Se divierten quienes le acompañan en la industria del entretenimiento ideológico-político dentro y fuera de Cuba, y se desvía a quienes tendrían la tendencia cartesiana a dudar de que le interese el levantamiento del embargo. Si insiste tanto en el punto, entonces debe ser verdad que lo quiere.
Yo no lo dudo. Lo niego. ¿Por qué no se aprovecha la fragmentación y el vaciamiento del embargo que viene realizando el Gobierno de Obama y, por el contrario, se insiste en levantarlo del todo y en un solo acto? ¿No sería mejor debilitarlo con el golpe de gracia que sobrevendría si el Gobierno cubano utilizara las oportunidades brindadas para conectar a empresas cubanas con aquellas norteamericanas dispuestas ya a invertir a cualquier costo, incluso en condiciones de esclavitud moderna? Vigorizar a los compañeros capitalistas de ruta dentro de Estados Unidos estaría entre los efectos políticos más decisivos para debilitar a los que se niegan, y tienen capacidad de decisión, a levantar el embargo. Con la lentitud y vacilación del Gobierno cubano, las órdenes ejecutivas de Obama podrían ser canceladas por la doble presión de la ociosidad y de los que las impugnan.
¿Sin prisa pero sin pausa en una autocracia, y con prisa y sin pausa en una democracia?
Seriamente visto, lo que le interesa al Gobierno cubano es mantener la tensión política que se deriva del embargo, para sostener el conflicto en el tiempo y con la intensidad necesarios que le permitan el reacomodo interno de la elite en un momento de cambio estructural y de paradigmas, de mutación histórica y de reemplazo generacional. Los tres juntitos.
Abrirse a las ofertas de Obama aceleraría la apertura económica de Cuba al mundo, cuando el Gobierno cubano no tiene las seguridades suficientes de que podría controlar todo el proceso. Si la agencia Bloomberg ha descrito bien el alcance del poderío económico de la elite en el poder, nunca debería confundirse control patrimonial con control de todo el proceso de gestión económica, y en todos los tramos. No perder de vista que la apertura a la economía estadounidense significa el paso de un modelo mercantil de Estado a un modelo de economía abierto en un país, como Cuba, cuya estructura y dimensión económicas favorecen más a las empresas pequeñas y medianas y menos a los monopolios. Ello supone riesgos ciertos para la elite criolla que inhiben la estrategia avanzada por el Ejecutivo estadounidense para ponerle fin al embargo a través de dos vías: hechos consumados y cooperación de Estado a Estado.
Con el conocimiento de que el Congreso estadounidense, controlado por los republicanos, nunca eliminará el embargo, el Gobierno cubano eleva la apuesta para devolver las pelotas colocadas en su terreno, recuperar su ventaja estratégica como víctima en un diferendo histórico diluido del lado estadounidense y reenquistar un asunto político que no se debatirá en el corto plazo. Y por cuatro razones: el Congreso estadounidense no le regala victorias históricas a Obama, un lame duck president, muy activo por cierto; EEUU entra de lleno en campaña electoral, donde todo lo que está quieto se queda quieto; las leyes allí se respetan, y no se ha producido ninguna inflexión interna en Cuba como resultado del proceso acumulativo de decisiones estratégicas que movilice a los decisores políticos y económicos en EEUU.
La comunidad internacional está todavía instalada en el pensamiento desiderativo en relación con Cuba, hasta nuevo aviso, pero la política y la economía se construyen con hechos.
El problema es que la cartera de los pretextos es el mayor y mejor activo político para el Gobierno cubano. Cómo se administran en el tiempo y en los distintos escenarios es una capacidad desarrollada muy bien por un régimen que ha sido estructuralmente fallido en la gestión económica y en la gestión social. Y en otros tantos ámbitos. El del embargo es un pretexto que se agota, pero necesita ser manejado con finura, astucia y dilación porque es uno fundamental para el modelo de comando de la sociedad y política cubanas. Es una variable que permitió refundar y reanimar un modelo de Estado que no tenía más vida después de 1991.
Sin embargo, no hay castrismo post. Con embargo, se garantiza su readaptación. Así de sencillo. Una de las razones por las que defiendo su levantamiento unilateral. Y ya. Mientras más rápido, mejor para Cuba.
Por Alberto Hernández
27 marzo, 2015|
Por estos días el activista socialdemócrata Manuel Cuesta Morua cumplió una apretada agenda internacional que lo llevo a Estados Unidos, España, Ginebra, Bélgica, Argentina y por último Chile. En estos dos últimos países presento su libro ensayos progresistas desde Cuba. Varias de sus intervenciones y entrevistas pueden leerse en internet.
Al portavoz de arco progresista, grupo que integra espacio abierto, luego de 23 años de labor ininterrumpida en la oposición, ya se le considera hoy un referente en la disidencia cubana. Sin duda, muestra tener capacidad, preparación y cultura general.
El también coordinador de la plataforma “Nuevo País” y gestor del proyecto “Consenso Constitucional” brinda una buena imagen personal, se desenvuelve con facilidad en público y ha ido ganando experiencia en el arte de manejarse con la prensa no por gusto algunos medios occidentales lo califican de prominente opositor.
En sus intervenciones tiene un discurso coherente, aunque por momento resulta algo ambiguo. Pero sabe trasmitir pausadamente sus ideas y argumentos como invitando a la reflexión y nunca imponiendo sus posiciones. Características estas que escasean entre algunas figuras de la disidencia en la isla.
Impresiona ser inteligente aunque también da la sensación que se esfuerza en demostrarlo, como buscando imprimir su sello distintivo que le diferencie del resto de los líderes opositores internos, especialmente de aquellos que considera incapaces de generar proyectos novedosos que contribuyan a alcanzar el anhelado cambio democrático.
Pareciera que ese es su objetivo en la vida convertirse en la figura capaz de liderar el cambio en Cuba. Al menos su trayectoria demuestra que hace un buen tiempo viene trabajando y vendiéndonos hábilmente esa imagen. Y en ello debemos reconocerle un relativo éxito, pues ha conseguido incrementar su presencia en escenarios internacionales donde cada vez se da mas a conocer.
En su último viaje a Estados Unidos al ser entrevistado por el periodista dominicano Oscar Haza en su programa Ahora, lo presento como el opositor más inteligente en Cuba, y Cuesta Morua, dejándose arrastrar por el ego, solo atino a responderle el más reflexivo.
Tal respuesta revela su proyección psicológica de colocarse por encima del resto de los líderes de la oposición interna. Y aunque pudiéramos entender su aspiración, primeramente debe ganárselo, demostrándolo con inteligencia y promoviendo una agenda de consenso que invite a la unidad necesaria en una disidencia lamentablemente marcada por el caciquismo y la fragmentación.
Por ello le aconsejaría no apresurarse y, sobre todo, no confundir deseos con realidad. También le recomendaría más humildad, pues todavía está lejos de alcanzar la talla de algunas prestigiosas figuras de la oposición con más aval y trayectoria que él. Como cubano e historiador de formación debería asumir esa máxima martiana de honor a quien honor merece.
Un elemento que pesa en contra de Cuesta Morua es que se le conoce como discípulo de Elizardo Sánchez Santacruz, lo que para muchos opositores a ambos lados del estrecho de la Florida no es una buena carta de presentación, debido a los conocidos antecedentes que pesan sobre el presidente de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional.
Tampoco es bien visto el hecho de que al igual que Elizardo Sánchez- fue uno de los escasos disidentes que la dictadura permitió realizar en el 2000 una gira por varios países europeos que concluyo en estados unidos. Sin embargo, a su regreso no tuvo ningún contratiempo con la policía política, al menos que haya trascendido a los medios.
En realidad Cuesta Morua nunca ha estado preso ni siquiera integro el grupo de los 75 disidentes que sufrieron injusta prisión durante la ola represiva conocida como la primavera negra de 2003, cuestión que despierta la suspicacia de algunos opositores dentro y fuera de la isla que se preguntan ¿por qué razón no corrió igual suerte?
Por otra parte, una fuente vinculada al Comité Ciudadano de Integración Racial al que también pertenece Cuesta Morua-, comento, a condición de conservar el anonimato, que la actual joven pareja del portavoz de “Arco Progresista”, Liliana Ruíz Andarcio, no es vista con agrado entre sus seguidores, pues, entre otras cosas, actúa como si fuera la primera dama. Todo lo contrario a su ex esposa, Gloria Llopis, una humilde y honesta maestra que lo apoyaba en todo y sin pretensión alguna de protagonismo, pero a la que el con sus frecuentes infidelidades llego hasta humillar en público.
De acuerdo a la misma fuente, un hecho que pudiera ser una amenaza y destapar un escándalo que lapidaria las aspiraciones de este opositor socialdemócrata es que un belga nombrado Dirk van der Brocke – que siempre ha sido muy solidario con la oposición cubana- respondiendo a una petición del propio Cuesta Morua le entrego más de 30 mil euros para la adquisición de una casa en el céntrico municipio de Centro Habana, que sería utilizada para actividades opositoras.
Sin embargo, según la propia fuente, el sr. der Brocke está preocupado porque ha transcurrido bastante tiempo y no tiene señal que la referida casa haya sido adquirida ni tampoco noticia del paradero del dinero, sospechando que fue estafado.
Dice un conocido un refrán que cuando el rio suena es porque algo trae. Y ciertamente en Miami también fue acusado de estafador. Ello sucedió a finales de enero de este año cuando la ex integrante las Damas de Blanco, con residencia actual en los Estados Unidos, Lilian Castañer, interrumpió una conferencia de prensa en la casa Bacardi y le lanzo a la cara esa dura acusación que dejo estupefactos a todos los presentes.
Según explica Castañer que insiste en denunciarlo en las redes sociales – antes de establecerse en los Estados Unidos, Cuesta Morua la timo al convencerla de no vender su apartamento valorado en 8 mil dólares ubicado en calle J No. 104 entre Calzada y 9na. en el capitalino municipio del Vedado, con la supuesta finalidad de utilizarlo en apoyo a las actividades opositoras, pues como está muy cerca de la embajada norteamericana le posibilitaría recoger firmas de los cubanos que van a solicitar visas para su proyecto “Asamblea Constituyente Ahora”.
De acuerdo a la ex Dama de Blanco, Cuesta Morua se comprometió en gestionar esa suma de dinero con sus contactos en los Estados Unidos y otros países europeos y latinoamericanos, mencionándole entre otros nombres a un tal Aimel Ríos, a cambio de que ella dejara en el apartamento al periodista independiente José Alberto Álvarez Bravo.
Pero lo cierto es, precisa la desesperada mujer, que hasta la fecha no ha recibido un solo centavo y el apartamento tampoco se utiliza en actividades opositoras sino que es alquilado ilegalmente como casa de citas y que frecuenta con bastante regularidad Cuesta Morúa.
En fin, esas son algunas amenazas y hasta debilidades que este opositor socialdemócrata deberá sortear con inteligencia si quiere evitar se interpongan en sus aspiraciones políticas. Ciertamente tiene fortalezas que le ayudan, pero el mayor reto que tiene por delante es lograr la articulación de una estrategia que convierta a la disidencia en una verdadera opción política y, sobre todo, persuadir a los demás líderes de la oposición interna como también en el exilio de su capacidad para liderar el cambio en Cuba.
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