Nicolás Águila: La bella pátina de Eusebio Leal el historiador de la ciudad de La Habana y funcionario del turismo oficialista
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Sin embargo, la asistenta no lograba quitarle la costra a la cubertería Meneses. No bastaba solo con aplicarle lejía por más fuerte que frotara. Así que ya se disponía a abrir una botella de salfumán, que es ácido muriático al 20%, cuando llegó Eusebio Leal. El presunto historiador de La Habana y cazuelero oficial de la corte fidelista le quitó de un manotazo el pomo de salfumán a la mucama y puso el grito en el cielo. Tanto fue su cabreo que, cosa rara en él, llegó a proferir una inusual mala palabra. “¡Recórcholis!”, gritó fuera de sí.
“Yo solo quería quitarle la costra de churre a los cubiertos”, se defendía la pobre mujer. “Usted no puede emprender acciones festinadas inconsultas”, repuso irritado el historiador repipi. “Eso no es suciedad, compañera asistenta: ¡es la bella pátina! ¡Ay la bella pátina, ay la bella pátina, ayayayayay,
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Poco después del mediodía, el historiador desdoblado en empresario tuvo que presidir una reunión con todos los factores de Habaguanabex, la firma que él dirige. Había recibido fuertes críticas a su gestión que habían llegado a oídos del compañero general-presidente (el oxímoron es su figura retórica predilecta). Estaba muy molesto y tampoco se le quitaba de la mente el estropicio de la bella pátina. Dio inicio a la reunión con esta frase memorable: “Habaguanabex no parece una empresa; lo que parece es un bayut”.
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