sábado, mayo 21, 2016

En Cuba todo es ‘Teatro, puro teatro’ . Andrés Reynaldo: Hay que llamar por su nombre a lo que hace un sector del exilio para dar segundo aire a la dictadura: es colaboracionismo.


Tomado de http://www.elnuevoherald.com

En Cuba todo es ‘Teatro, puro teatro’

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Los últimos acontecimientos en Cuba prueban que Raúl Castro preconiza ‘cero apertura política’
Las medidas de Obama para beneficiar a cuentapropistas no han sido reciprocadas por Raúl
Hay que llamar por su nombre a lo que hace un sector del exilio para dar segundo aire a la dictadura: es colaboracionismo.
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Andrés Reynaldo
Miami
19 de mayo de 2016

La reacción oficial a la visita del presidente Barack Obama y el VII Congreso del Partido Comunista imponen algunas dificultades al discurso del cambio-fraude. En efecto, lo despoja de su mejor argumento: que todo esto se hizo (se hace) para empoderar al pueblo cubano.

A las libertarias palabras de Obama en el Gran Teatro de La Habana (a fin de cuentas es un político moderno que cree en la democracia) le siguió el feroz correctivo de Raúl Castro en el gran teatro del congreso. Cero apertura política, los negocios grandes para la elite y al cuentapropismo le irá bien siempre y cuando no le vaya demasiado bien.

Ninguna de las sustanciales medidas norteamericanas destinadas a beneficiar a los cuentapropistas ha sido reciprocada por Raúl. Principalmente, la importación y exportación con Estados Unidos. Esas medidas, han dicho en La Habana, tienen la tenebrosa intención de apartar al sector privado del sector estatal. Hace pocos días, la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) enfatizó que, por cuenta propia, no se podía importar una semilla ni exportar un plátano.

De manera que todo ha ido ocupando su lugar. Obama en lo suyo, Raúl de fiesta y Liborio en las mismas. En el bar del Hotel Saratoga, en La Habana, los millonarios de Miami comparten mojitos con los funcionarios del comercio y las relaciones exteriores. Tomando las anécdotas de ocasionales testigos, en esos encuentros se habla mal de los disidentes y peor de los exiliados. Una insólita reconciliación de las elites sobre los intereses de la piñata. Las fotos hablan por sí solas.

Es momento de hacer un sano balance. Durante años, un grupo de prominentes cubanos nos dijo que el deshielo estaba encaminado al empoderamiento del cubano de a pie. Sin embargo, lo que estamos viendo es el empoderamiento de Raúl. Y el cubano de a pie está cruzando la frontera de Panamá. A falta de reformas sustanciales, la propaganda de la dictadura despliega un espectáculo de fuegos artificiales, mientras por la puerta de atrás se cuecen los acuerdos que llenarán los bolsillos de la oligarquía castrista y sus facilitadores.

Hace pocos días, uno de los arquitectos de las relaciones con Cuba, Ben Rhodes, asesor de seguridad nacional de Obama, hablaba de cómo se fraguó el acercamiento a Irán. El proceso tiene muchos puntos en común con el caso cubano. Particularmente en lo relativo a la creación de un estado de opinión nacional e internacional favorable a la distensión con unos enemigos que ni siquiera se toman el trabajo de aparentar una disposición al cambio. Por la pasarela de Karl Lagerfeld, ¿alguien vio alguna dama de blanco?

No debemos mordernos la lengua frente a un sector del exilio que se ha prestado, junto con la Iglesia Católica, a darle un segundo aire a la dictadura. De hecho, el silencio de estas personas frente a la incesante represión y frente a la renuencia de Raúl a emprender sustanciales reformas, implica un grado de colaboracionismo. Perdamos el miedo a la palabra: colaboracionismo. No menos repugnante porque sea tácito. Un día se sabrá por qué cada uno jugó éste y aquel papel. Quién porque le tomaron el pelo. Quién porque todavía cree (de buena pero inútil fe) que puede moderar al castrismo. Quién porque lo controla la Seguridad del Estado. Quién por vanidad, por avaricia.

En Cuba, la disidencia entiende que debe hacerse cada día más visible y más efectiva. Aquí, en Miami, en la sala de espera del diálogo se nos muere la llama de la resistencia.

Periodista y escritor. Reside en Miami.

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 Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

En Miami también hay antiguos disidentes u opositores que hacen  puro teatro. Antes de 1998 (año en que salió de Cuba) ya había restaurants particulares, alquiler o rentas de apartamentos y casas particulares, pizzerias particulares, carros antiguos  de USA o ¨almendrones¨, artistas ambulantes tocándole a los turistas, ¨jineteras¨y ¨jineteros¨, vendedores de libros y revistas antiguas, ¨cicerones¨para turistas, dueños de varios ¨bicitaxis¨ que  tenían a varios bicitaxeros empleados,  habían compradores y vendedores de casas para personas residentes en el país y para residentes fuera del país, ¨trenes de cantinas¨, etc.

Que ¨Nuestro  hombre en La Habana ¨no se haga el sorprendido con lo que vió en La Habana y diga que se hace eco de lo que dicen los ¨colaboracionistas¨ de la tiranía, porque el  negocio de alquilar y vender apartamentos y casas en Cuba  es un negocio que le está dando ¨un baro largo¨  a los que manejan el negocio de ¨real state¨ desde  EE.UU.  y que para llevar bien el negocio tienen que ir a Cuba con frecuencia (para lo que es necesario llevarse bien con la tiranía)  para que  las personas que trabajan para ellos en Cuba ¨no le pasen gato por liebre¨ y se queden con parte de las ganacias.

Que se decida ¨Nuestro hombre en La Habana¨:  patriota o ¨bisnero¨

Nuestro hombre en La Habana

 Parte I



Parte II



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Cuba: una economía de timbiriche

 Parte I



Parte II



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ALGUNOS COMENTARIOS DEJADOS

El oportunismo y la falta de dignidad o de vergüenza son elementos claves en la tragedia de Cuba. Desgraciadamente, tales lacras escasamente pueden corregirse, pues el primer paso hacia ello sería que los oportunistas e indignos se abochornaran y arrepintieran de serlo, lo cual es altamente improbable. Concuerdo con Reynaldo, pero a los culpables poco les importa que los cubanos decentes lo miren con desprecio, siempre y cuando puedan seguir y salirse con la suya. Hablamos de sujetos que, entre otras cosas, se jactan de su “viveza” y creen poder pasarse de listos. Con respecto a la alta jerarquía de la Iglesia Católica, tanto en Cuba como en Roma, cuya conducta ha sido francamente escandalosa por no decir algo peor, los detalles son distintos pero el problema es parecido—arrogancia, prepotencia, astucia torcida, falta de respeto y falta de integridad. El pobre Martí estuviera estupefacto, o mejor dicho, asqueado, pero debemos tener en cuenta que Martí fue un cubano sumamente raro.
Realpolitik
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Comentario del Bloguista de Baracutey Cubano

Si no siempre, en la inmensa mayoría de los casos ¨ de Roma viene lo que a Roma va ¨, esa es la explicación de los diferentes  comportamientos de las iglesias católicas  locales en cada país y la actitud del Vaticano hacia esos comportamientos. Estoy de acuerdo que en el Vaticano hay muchos problemas e intrigas; tal es así, que el Papa Benedicto XVI no pudo con ellos.

Por otra parte, en el caso cubano y en no pocas ocasiones, la Iglesia Católica ha tomado una  posición más positiva que muchas de las otras iglesias y denominaciones cristianas. Por otra parte, y como ejemplo,  el Consejo Mundial de Iglesias no ha sido mejor que el Vaticano.

1 Comments:

At 9:25 p. m., Anonymous Realpolitik said...

El oportunismo y la falta de dignidad o de vergüenza son elementos claves en la tragedia de Cuba. Desgraciadamente, tales lacras escasamente pueden corregirse, pues el primer paso hacia ello sería que los oportunistas e indignos se abochornaran y arrepintieran de serlo, lo cual es altamente improbable.

Concuerdo con Reynaldo, pero a los culpables poco les importa que los cubanos decentes lo miren con desprecio, siempre y cuando puedan seguir y salirse con la suya. Hablamos de sujetos que, entre otras cosas, se jactan de su “viveza” y creen poder pasarse de listos. Con respecto a la alta jerarquía de la Iglesia Católica, tanto en Cuba como en Roma, cuya conducta ha sido francamente escandalosa por no decir algo peor, los detalles son distintos pero el problema es parecido—arrogancia, prepotencia, astucia torcida, falta de respeto y falta de integridad.

El pobre Martí estuviera estupefacto, o mejor dicho, asqueado, pero debemos tener en cuenta que Martí fue un cubano sumamente raro, y no es ninguna casualidad que se le haya hecho tan poco caso a pesar de rendirle tantos honores superficiales.

 

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