sábado, agosto 06, 2016

Juan Juan Almeida: El 5 de agosto de 1994; revuelta espontánea, respuesta esperada. Iván García Quintero desde La Habana: ¿Podría repetirse en Cuba una protesta al estilo del Maleconazo?


Extended Street Footage- El Maleconazo- Cuban Uprising for Freedom on August 5, 1994




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El 5 de agosto; revuelta espontánea, respuesta esperada

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El 5 de agosto se dió la esperada rebelión social para pasmo del alto mando cubano.
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Por Juan Juan Almeida
agosto 05, 2016

En 1994, Cuba registraba el punto más bajo de una caída económica que se venía manifestando desde la desaparición del campo socialista en 1989. El gobierno estaba esperando una revuelta social en la zona oriental del país.

Se amplifica, con un peligroso porcentaje, el descontento militar debido a los despidos, y reubicaciones forzados por el MININT luego que las conocidas Causas I y II provocaran la misma resonancia que el soplo libertario que llegaba a la isla desde la Europa del Este. La crisis se agudizó por una zafra azucarera que apenas alcanzó los 4 millones de toneladas, y la inoportuna aparición de una epidemia de polineuritis que obligó a las autoridades a hacer gastos extraordinarios. El mercado negro competía con el volumen de transacciones de las tiendas estatales, pero con un nivel de precios 20 veces mayor.

El desequilibrio financiero, el déficit presupuestario y el exceso de solvencia monetaria en manos de la población, convirtieron la vida en un drama y se hizo común entre los cubanos presenciar intentos nada convencionales de salidas ilegales, como: El remolcador 13 de marzo y las lanchas de Regla y Casablanca.

El cansancio, la necesidad, la deseperanza, la indignación y los apagones. El gobierno sabía, de sobra, que todos estos componentes solo podían servír para hacer estallar una bomba por impacto que crearía el esperado motín. Para ello se preparó; pero como ya no tenía confianza en la lealtad de las unidades de Tropas Especiales del MININT, por todo lo que ya conocemos, hizo crear las Avispas Negras, una fuerza élite militar paralela con sección antimotines.

El 5 de agosto se dió la esperada rebelión social que, para pasmo del alto mando cubano, no buscaba cambiar el gobierno sino abandonar el país. Reaccionó con brutalidad ejemplarizante y contraatacó en todas las direcciones. A fuerza de golpe, truco, saña y mucha sangre aplastó a los manifestantes e infiltró la manifestación con falsos participantes que desde adentro enfriaron el arrojo del grupo, para luego impresionar a los presentes y a la opinión internacional con la presencia de Fidel en el área de conflicto.

En los medios nacionales, todos los implicados fueron obligados a exponer públicamente una opinión de repudio hacia lo que decidieron nombrar “los sucesos del 5 de agosto”.

De manera alevosa, mostraron estrategia y fuerza. Durante el resto de aquel verano, las tropas antimotines con cascos, escudos y vehículos artillados se pasearon por La Habana (especialmente en los municipios Habana Vieja, Guanabacoa y 10 de octubre) dejando en la población una siniestra, aterradora y sugerente visión, por si sucediera una posible repetición de una protesta que nunca más ocurrió.

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Nota del Bloguista de Baracutey Cubano 

Lo más importante que ha variado en el panorama nacional een los últimos 22 años es que en estos 22 años la presión se ha ido controlando mediante una constante y creciente emigración de cubanos, mientras que cuando ocurrió ¨El Maleconazo¨ hacía 14 años  que no se producía una emigración masiva de cubanos residentes en Cuba. 

Para el cubano de hace varias décadas mientras exista una  posibilidad de salida del país no se enfrentará al león Estado Castrista.
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¿Podría repetirse en Cuba una protesta al estilo del Maleconazo?

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La falta de comida y futuro fue una peligrosa bomba de relojería que provocó una avalancha humana deseosa por emigrar en 1994. Pero el panorama nacional ha variado en los últimos veintidós años.
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Por Iván García Quintero
La Habana
Agosto 04, 2016

LA HABANA, Cuba. Hasta los propios funcionarios del régimen reconocen que una nueva etapa de austeridad económica podría desencadenar protestas callejeras. Karina Marrón, sub directora del diario Granma, en un reciente encuentro de periodistas con el vicepresidente Miguel Díaz-Canel, consideró que ‘la gente en Cuba no soportaría otro Período Especial’.

En un sistema político antidemocrático, de elevado control social, mediático y económico, donde la figura de un hombre fuerte como Fidel Castro capitalizó la vida nacional, siempre fue un freno poderoso a las revueltas sociales o protestas demandando mejoras laborales y salariales.

El mayor conato de disturbio que se conoce en 57 años de autocracia verde olivo fue el Maleconazo, el 5 de agosto de 1994. Los incidentes se originaron tras la intercepción por parte de las autoridades cubanas de cuatro embarcaciones que navegaban hacia las costas de la Florida.

Cientos de personas se congregaron en el Malecón de La Habana, enfrentándose con palos y piedras a la policía, saqueando comercios y rompiendo escaparates de tiendas por moneda dura, a la vez que lanzaban consignas contra el entonces presidente Fidel Castro y el sistema comunista.

Los disturbios se prolongaron durante varias horas y se extendieron hacia los barrios céntricos de la capital, pobres y mayoritariamente negros de La Habana vieja, como Colón, San Leopoldo, Belén, Jesús María y San Isidro.

Fuerzas combinadas de la policía, Seguridad del Estado y paramilitares disfrazados de obreros de la construcción del Contingente Blas Roca, armados con palos y tubos, detuvieron a másde ochocientas personas y lograron restituir el orden antes de que cayera la noche.

La falta de comida y futuro fue una peligrosa bomba de relojería que provocó una avalancha humana deseosa por emigrar. Pero el panorama nacional ha variado en los últimos veintidós años.

A partir de enero 2013, los cubanos pueden viajar legalmente al exterior. El régimen de Raúl Castro autorizó también la venta y compra de casas y automóviles, que los cubanos puedan tener celulares, alojarse en hoteles y conexiones wifi. Los deportistas pueden ser contratados en clubes extranjeros, se permite el arrendamiento de tierras, se amplió el trabajo privado y se pueden crear cooperativas no agropecuarias. La guinda del pastel fue el restablecimiento de relaciones diplomáticas con Estados Unidos el 17 de diciembre de 2014.

Hace 22 años, el salario mínimo aumentó de 110 pesos a 250. Y algunas empresas estatales tienen mayor autonomía en su quehacer económico. Pero ha resultado insuficiente para elevar el nivel de vida.

La inflación camuflada devora el 80 por ciento del salario en comprar comida, ha aumentado el déficit de viviendas, envejecimiento poblacional y la tasa de reemplazo es peligrosamente baja.

La tendencia de la población cubana es a decrecer. En los próximos años se suma otro quebradero de cabeza para el gobierno: en algunos sectores no habrá suficiente mano de trabajo y el sistema social no cuenta con una estrategia adecuada para mantener a un 30% de la población mayor de 60 años.

De 1994 a la fecha, de manera legal, irregular o clandestinamente han emigrado alrededor de 900 mil cubanos. La mayoría son jóvenes calificados. Veintidós años después, en la Isla se ha ido formando una tormenta perfecta.

A pesar de que un segmento relativamente grande de personas ha perdido el miedo a expresarse libremente en la calle y la oposición se ha multiplicado en comparación con 1994, la errónea estrategia de la disidencia, volcada en ganar cintillos de prensa en los medios de la Florida y no tender puentes mediante el activismo comunitario con el cubano de a pie, le impide convocar a manifestaciones de carácter social, económicas o reivindicar espacios políticos.

Pero en las últimas dos décadas han aumentado las protestas, querellas y denuncias de abusos laborales, tributarios y salariales. Desde conatos de huelgas, protestas frente a instituciones del partido comunista o cartas a ministros reclamando mayores salarios y mejores condiciones de trabajo.

El relato oficial y la mística revolucionaria ya no engañan fácilmente a la gente. Igual exige cobrar su salario real un médico cooperante en Brasil, que un atleta denuncia la corrupción de sus dirigentes.

Una buena pregunta es saber si en Cuba se podrían repetir sonadas protestas al estilo del Maleconazo.

Norge, licenciado en ciencias políticas, responde: “El caldo de cultivo existe. Desigualdad económica, futuro indescifrable y penurias materiales. Y ya no sería por deseos de emigrar, pues en 2013 las normas migratorias se flexibilizaron y desde 1994 se despenalizaron las salidas ilegales. Ahora las protestas podrían tener un carácter económico o social, debido a los elevados impuestos al sector del trabajo privado. Ya hay indicios en varias protestas menores de trabajadores particulares en Holguín, La Habana, Bayamo y Cienfuegos”.

Norge añade: “Pronosticar su alcance es más complicado. Aunque se note una calma aparente, entre muchos cubanos existe demasiada inconformidad. Lo que sigue fallando es el liderazgo. La oposición sigue enclaustrada en talleres académicos, redacción de documentos, eventos en otros países y demandas de corte político. Deben salir a conquistar sus vecindarios y comunidades pues es allí donde su discurso tendría más seguidores”.

Lucía, antropóloga, considera que “las duras condiciones de vida en los más de cien barrios marginales que hay solo en La Habana es una bomba de tiempo. A eso añádale otros trescientos o cuatrocientos en todo el país y bateyes de antiguos centrales azucareros que ahora son pueblos fantasmas y sin futuro. Mientras la gente pueda emigrar, no recurrirá a las protestas públicas. Pero quienes tienen negocios privados, y ya se ésta viendo en el caso de los bicitaxistas y taxistas habaneros, reclamarán sus derechos ”.

Probablemente las próximas protestas no tendrán un matiz político. Surgirán a partir de demandas sociales, económicas y abusos policiales o de inspectores estatales a negocios privados. Luego irán subiendo el tono.

1 Comments:

At 11:35 p. m., Blogger AA said...

Operacion Primavera. Creando la entropia concentras certezas

 

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