sábado, agosto 27, 2016

Marlene Azor Hernández sobre el culto mediático


Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

No estoy de acuerdo con la autora de que Fidel Castro fue un líder carismático a principiode los años 60. El ¨carisma¨ de Fidel Castro  fue construido por la propaganda mediática y el poder que poseía de facto por las armas así como la compra.  Fidel Castro no llegó a ser un significativo líder estudiantil , tampoco fue un líder significativo dentro del Partido Ortodoxo, fracasó como aspirante a Concejal, su oratoria no era buena según ha testimoniado su entoces amigo Luis Conte Aguero pese a los plagios   que hacia en su discursos, según se lee en el libro La Mala Memoria  escrito por  Heberto Padilla.

El  ¨carisma¨ de Fidel Castro  realmente apareció   con la propaganda a su persona  de  los medios masivos de comunicación extranjeros y cubanos y  apuntalado por las armas. No por gusto se robó en Cuba todos esos medios de comunicación y encarceló o movió a las turbas ignorantes  en contra de   a aquellos que se atrevian a criticar sus planteamientos aunque  fueran agencias de prensa .extranjerasm las cuales eran, y son, expulsadas  si son críticas contra la dictadura de los Castro y cómplices.

(La "Madre de la telenovela latinoamericana" Delia Fiallo en su juventud)
Las bases del ¨carisma¨ de Fidel Castro son  la PROPAGANDA de los medios, la  FUERZA y la  COMPRA  mediante privilegios. La gran escritora de telenovelas y radionovelas Delia Fiallo, quién fue  compañera de Fidel Castro en la  carrera de Derecho de la Universidad de La Habana,  escribió en agosto de 2015  su artículo El Mundo se ha vuelto loco sobre el FALSO carisma de Fidel Castro y la injustificada admiración y mimos hacia él:


3) Yo me asombro al ver la cantidad de personalidades internacionales que van a rendirle pleitesía a Fidel Castro. Hace algunos años la esposa de Mitterrand fue a Cuba a entregarle un trofeo por ser el… ¿El qué? ¿Tirano, dictador?…que más tiempo había “gobernado” a un país. En el pasado mes de mayo estuvo allá el presidente actual de Francia, François Hollandea reverenciarlo. Más recientemente lo visitó el presidente de Serbia para condecorarlo con la Banda de la Orden de la República de su país. Y dijo emocionado: “Cumplí mi sueño de ver al Comandante”. ¿Por qué lo respetan? ¿Por qué lo admiran? Como guerrero no puede ser, porque Fidel siempre llegó tarde a la batallas. Cuando el asalto al Moncada murieron combatiendo soldados y milicianos, además de los militares enfermos que estaban ingresados en el hospital del cuartel, a quienes los asaltantes sacaron y fusilaron, pero a Raúl y Fidel los apresaron vivitos y coleando en la Granjita Siboney, desde donde no podían ni oírse el ruido de los disparos. Sus operaciones de combate el Comandante las dirigía estilo Capitan Araña, embarcando a sus hombres y él quedándose en tierra. Fidel desde muy joven quiso DESTACARSE en cualquier cosa. Trató de ser pitcher, basquetbolista, presidente de la Federación Estudiantil Universitaria, y aunque luchó mucho por conseguir esto último no pudo lograrlo, porque como dice el gran Herrera Luque, sus compañeros de estudios de aquella época no le vimos “el carisma”.

(Fidel Castro en 1947 en Birán, Oriente)


 Recuerdo que una vez estábamos mi amiga Graciela Barraqué y yo sentadas en las gradas altas del Stadium Deportivo, repasando materias entre clases, y lo observamos subiendo de grupito en grupito y hablándoles algo. Al llegar junto a nosotras nos rogó con acento melifluo: “¿Ustedes van a votar por mí? Anden, voten por mí”. ¡Qué gran desconsuelo tengo por no haberle dado un empujón en aquel momento para que rodara por las escalinatas hasta abajo?. Supongo que muchos recuerdan que el policía universitario Mongo el Diablo lo despojó de la pistola 45 que acostumbraba llevar para hacerse el guapo. Y también que al ponerle en aviso un amigo de que iban a matarle corrió a pedir ayuda a la UIR resultando que Tro y Jinjame se presentaron en la FEU para advertir que ellos estaban protegiendo a Fidel y si algo le pasaba iban a tomar represalias. Si valiente no fue, inteligente mucho menos, ¿porque quien siendo inteligente toma un país como lo era Cuba ,próspero, feliz, con un futuro promisorio y lo convierte en un pueblo hambriento, andrajoso y sin esperanzas, que después de tanto robar solo ha podido sobrevivir recibiendo limosnas de Rusia, de Venezuela y de los “gusanos del exilio”? Si acaso, lo único que puede reconocérsele a Fidel Castro es su habilidad para darle a la lengua durante horas profiriendo mentiras con un gran poder de convicción. (Bueno, igual que Hitler). Y como ese poder le falló una vez, cuando acudió personalmente a convencer a tres negritos de que abandonaran la lanchita de Regla en la que intentaban huir de Cuba, y ellos se negaron, su ego no pudo soportar tremendo fracaso y sin llevarlos a juicio los mandó a fusilar. (Recuerdo a la mamá de los muchachos declarando bañada en lágrimas: “Yo adoraba al Comandante, ya no porque me mató a mis hijos”. Pobrecita, pero mientras mataban a los hijos de otras madres, no le importó). Por Dios, de veras hay que estar loco para sentir por semejante personaje un átomo de admiración. Y menos de adoración.

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El culto mediático

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Mahatma Gandhi y Nelson Mandela fueron siempre líderes carismáticos
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Por Marlene Azor Hernández
Ciudad de México
26/08/2016

Siempre me ha parecido que “el culto a la personalidad”, es una forma de embrutecer a la ciudadanía. Se exageran méritos, se ocultan errores y represiones, se endiosan a funcionarios públicos que lejos de servir a sus naciones, se convierten en seres intocables cuya palabra está por encima de la ley y al margen de ella. Dictadores de derecha e izquierda en el siglo XX, han utilizado el culto a sus propias personas, para erigir en voluntad “nacional” una práctica política sin el consenso de sus ciudadanos. Los resultados son siempre una inmensa mayoría “perdedora” y una exigua minoría vencedora y sin escrúpulos que acapara la riqueza y los mandos de la nación.

El procedimiento mediante el cual surge el culto a la personalidad es trastocar todas las instituciones de la democracia representativa. Cuando estas no existen como en el caso ruso, las estructuras monárquicas se trasladan a la etapa histórica siguiente. Bajo el culto a la personalidad no hay elecciones, o si estas existen, están seriamente afectadas en la pluralidad de partidos, en los ataques contra el voto secreto, el no acceso o acceso desigual a los medios masivos de comunicación y la imposibilidad de asociarse legalmente.

La persecución contra los candidatos adversarios al gobierno termina por eliminar las alternativas posibles al statu quo. Sin alternancia política ni contrapartida al poder centralizado del dictador —los parlamentos son simples figuras decorativas—, el poder se ejerce por la fuerza, unido a la mordaza contra los medios de comunicación nacionales y las operaciones de intimidación y represión a la ciudadanía por parte de los órganos de la seguridad del Estado contra grupos e individuos que intenten enfrentar este calvario de restricciones.

En 1997, defendía yo mi doctorado en la Universidad de la Habana por segunda vez y un militar coronel de las FAR que formaba parte del tribunal de grado, negaba con su cabeza que Fidel Castro fuese un líder carismático según la definición de Max Weber. Cuando interrumpí mi disertación y le pregunté al coronel por qué negaba con la cabeza, me respondió que él se guardaba sus criterios. Los militares no deben ser sinodales de un doctorado en la Universidad de la Habana, si no pasan primero un examen de conocimientos mínimos de Ciencias Sociales, para que logren entender algo de lo que deben juzgar como parte de un tribunal de grados.

Las diferencias entre el concepto de carisma de Weber y el culto a la personalidad de los dictadores, son abismales. Mientras el líder carismático logra trastocar todo el orden anterior y proponer “un orden de felicidad” a futuro con gran apoyo popular en sus inicios, el culto a la personalidad es el resultado de la propaganda desarrollada por una inmensa maquinaria estatal creada al efecto y que se reproduce —de manera simultánea— con la más absoluta represión física, económica y política a la opinión discrepante.

Hitler, Mussolini, Mao Tse Tung, Muamar el Gadafi, Fidel Castro, fueron todos en sus inicios líderes carismáticos, pero una vez en el poder todos crearon el culto a la personalidad con sus maquinarias de propaganda respectivas y sus eficaces órganos de represión ciudadana. Stalin saltó del anonimato al culto a la personalidad directamente.

Al final, el coronel tenía razón pero no por las ideas que él negaba con la cabeza. Yo me explicó su negativa porque Max Weber era leído en Cuba como un “sociólogo burgués” y por lo tanto “un enemigo” no puede ser utilizado en una tesis de grado en Cuba a no ser para “destruirlo” como teórico.

En 1997, yo debí precisar que Fidel Castro fue un líder carismático en los primeros años de los 60, y luego convirtió su poder en un burdo culto a la personalidad con las respectivas maquinarias de propaganda y represión para brutalizar a la población cubana. Sí, me faltó esa precisión y ahora se la devuelvo al coronel, “custodio de la ideología” él víctima también, del culto a la personalidad con sus correlatos de ignorancia y fundamentalismo.

Este trabajo apareció originalmente en Havana Times. Se reproduce con la autorización de la autora y el editor de Havana Times.

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