martes, octubre 25, 2016

Esteban Fernández: “PEPÍN” NARANJO

“PEPÍN” NARANJO

Por Esteban Fernández
Octubre 24, 2016

Sé que muchos discreparán de mí porque existe una gran cantidad de expertos en la materia. ¿Quién es la persona que mejor conoció la idiosincrasia de Fidel Castro y supo nadar y guardar la ropa en sus aguas profundas y turbulentas?

Unos dicen que fue Celia, otros que Raúl y en el exilio hay un burujón de conocedores del tema que pueden dar sus candidatos como el mejor canchanchán. En realidad existen muy pocos cubanos que no han estudiado su vida o no creen conocer a fondo la mentalidad de este monstruo.

Entonces yo también voy a meter la cuchareta y opinar que el que mejor supo torearlo y sobrevivir a su lado fue Pepín Naranjo. Aunque, desde luego, es imposible no despertar la ira del tirano en algún momento y ahí estuvo varios meses en mi pueblo, viviendo en la casa abandonada por el médico Balanza, y se rumoraba que estaba en Güines castigado según me cuenta mi hermano Aris Caso.

Lo cierto es que volvió al redil y se mantuvo siempre cerca de la bestia porque, repito, si alguien lo conocía a fondo era este hombre que se puede comparar perfectamente con Fouché y Maquiavelo. Fue el único oficial del Directorio Revolucionario 13 de marzo que llegó a ganarse hasta cierto punto la confianza del tirano.

(En la foto: Fidel Castro nunca le quitó el ojo de encima a “Pepín”)

Hubo una época en que para hablar con Fidel había que hacer antesala con Pepín. Desde luego, inteligentemente él no era, ni quería ser, quien escogiera a los individuos que se sentarían frente al dictador. Elegirlos se podía interpretar como que estaba de acuerdo con lo que cada individuo plantearía. Y eso era tabú para él.

El que iba a hablar con Fidel le decía por ejemplo: “Pepín, permítame explicarte lo que le voy a decir al Comandante”… Eso era como ponerle un cohete en el trasero a Pepín y respondía indignado: “¡No me interesa en lo absoluto ni quiero enterarme de lo que le vas a indicar a Fidel!”

Pero el hombre insistía: “No, chico, lo que me interesa es conocer tu opinión sobre mi planteamiento al Máximo Líder, si tú estás en desacuerdo entonces ahora mismo cancelamos la entrevista y sanseacabó”.

Y Pepín, ya mucho más repuesto, respondía: “¡Tú estás loco, compadre, ve y habla con Fidel, y la opinión que él tenga sobre tu plan ESA ES LA MISMA QUE TENGO YO!” Ahí no había escache.

Y él aprendió sobre la marcha porque una vez se le escapó decirle a unos amigos íntimos que el motivo para haber sido enviado a Güines de penitencia fue porque en una ocasión Fidel le habló de un concepto que tenía en mente y a él se le ocurrió decirle: “Sí, Comandante, eso ya yo lo había pensado”. Pa’qué fue aquello, a Fidel le incomodó de sobremanera que a alguien en su entorno más cercano se le hubiera ocurrido una brillante idea antes que a él.

Pero Pepín sin lugar a dudas bandeó mejor que nadie su cercanía como asistente, secretario y primer ayudante del patilludo. Otros como Carlos Aldana, Roberto Robaina, Carlos Lage, Felipe Pérez Roque no pasaron esa prueba de fuego.

Él estuvo ahí hasta que se enfermó de gravedad y no le fue de más utilidad a la bestia de Birán. A los 66 años fallece de un ataque al corazón José Alberto Naranjo Morales el 26 de diciembre de 1995. Y como ustedes pueden imaginarse su familia tuvo que recoger sus bártulos y abandonar los predios de Punto Cero.