sábado, diciembre 17, 2016

Manuel P. Villatoro del diario ABC de España: El misterioso asesinato del Che Guevara: ¿Una gran traición de Fidel Castro?

Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

El Che Guevara era un asesino en serie que se jactaba de como ejecutaba por  su propia mano; el Che  recibió con ese tipo de muerte  lo que él hizo  con otras personas en la   Sierra Maestra, La Cabaña y otros lugares. El Che con sus ideas troskistas y prochinas estorbaba las relaciones  entre Fidel Castro y la Unión Soviética.

El Che Guevara regresó a Cuba después de la debacle de El Congo, pero no de dió a conocer públicamente; poco después se entrenó junto a otros militares cubanos en la cordillera de los Órganos en  Pinar del Río para ir a combatir a Bolivia

La tiranía Castrista ordenó desarticular el dispositivo  Castrista que existía en ¿Chile? que podría  ayudar  a evacuar  a la guerrilla del Che Guevara; creo recordar haber leido que también el cubano  Renán Montero (seudónimo) que sería posteriormente famoso en la revolución sandinista y en los órganos de  la seguridad del régimen sandinista de Nicaragua, formaba parte de ese dispositivo en La Paz, Bolivia, recibió órdenes de La Habana de irse sin hacer el menor  esfuerzo de rescatar a la guerrilla y al Che Guevara.

El Che Guevara tenía un ego tal  que no permitía que experimentados guerrilleros cubanos  que estaban en su guerrilla y que ya habían pasado escuelas militares hasta el punto  que podían dirigir hasta  divisiones, no podían siquiera situar las postas en  los lugares que ellos entendían. El Che Guevara  no sólo se mató como ¨chacumblele¨ con sus errores tácticos y estratégicos sino que provocó  la muerte de muchos de los guerrilleros. Benigno (Dariel Alarcón)  demostró que pese a la persecución de varias divisiones bolivianas  se podía salir de Bolivia.

El Che Guevara no era admirado ni querido  por la inmensa mayoría del pueblo cubano por su carácter arrogante    y su lacerante  ironía; en otras palabras: ¨caía pesao¨ y eso en Cuba   es una cualidad muy negativa. Raúl Castro tampoco ha sido querido, en ningún momento, por  la mayoría del  pueblo cubano aunque sí por una parte significativa de las Fuerzas Armadas. Fidel Castro y Camilo Cienfuegos sí fueron queridos por la mayoría del pueblo cubano. El Che Guevara tenía una característica que no tenía Fidel ni ha tendido Raúk Castro; arriesgar su vida de manera coherente con sus palabras; aunque en determinados momentos huyó ante las fuerzas del entonces mayor Ángel Sánchez Mosquera en la Sierra Maestra y ante las fuerzas del entonces ¿capitán? Gary Prado en la Quebrada del Yuro, en Bolivia.


Benigno acusa a Fidel Castro de la muerte del Che Guevara




Benigno Adios a Una Revolucion


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Tomado de https://zoevaldes.net

 Comentario de ZOÉ VALDÉS

Según varios autores, el «Comandante» pudo haber sido rescatado por su gran amigo, pero este se negó a ello. Además, no le prestó ayuda en su aventura en Bolivia

Siempre pensé que sólo por las mariconás que le hizo a sus colaboradores más cercanos se le podía llevar al tribunal de La Haya, así que con lo que le hizo al pueblo ya me dirán. Es demasiado tarde. Se pueden ahorrar todos estos artículos. Ya está incrustado en un cambolo. No pagó por lo que hizo.
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Tomado de http://www.abc.es
El misterioso asesinato del Che Guevara: ¿Una gran traición de Fidel Castro?

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Según varios autores, el «Comandante» pudo haber sido rescatado por su gran amigo, pero este se negó a ello. Además, no le prestó ayuda en su aventura en Bolivia
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Por Manuel P. Villatoro
ABC
Historia
16/12/2016



Fue el 9 de octubre de 1967, en una vieja escuela de escasas aulas en La Higuera (un pequeño pueblo de Bolivia). Aproximadamente a la 1 (a partir de las 12:45, según la mayoría de expertos), el sargento Mario Terán alzó su carabina M1 y disparó repetidas veces a Ernesto Guevara -más conocido como el Che-, el hombre que llevaba meses combatiendo junto a un grupo guerrillero en el país y al que se había dado orden de matar tras su captura en batalla. Oficialmente, la mano ejecutora del asesinato del «Comandante» (su grado militar y la forma en que le recuerdan a día de hoy las canciones) fue este suboficial. Sin embargo, tras ella había otras tantas.

Con un disparo (varios realmente, pues obligaron a Terán a descerrajarle una ráfaga para que no hubiera dudas sobre su fallecimiento) el ejército boliviano puso fin a la vida del Che. El mismo hombre que había combatido contra Batista en la expedición del yate «Granma», y que, posteriormente, se haría famoso -entre otras cosas- por viajar al Congo y a Bolivia para luchar contra sus respectivos gobiernos.

Apenas unas jornadas después del suceso (el día 12 de octubre de 1967) el también comandante Fidel Castro informó al pueblo de que su gran amigo, Ernesto Guevara, había dejado este mundo. Lo hizo, cuando la opinión pública dudaba seriamente de su fallecimiento y como una forma de corroborar lo que había sucedido.

«Se pueden hacer muchas imitaciones. Pero es imposible hacer una imitación de lo que constituyen los rasgos más sutiles de la personalidad, de los gestos... de la fisionomía de una persona. […] Ni al más cretino de todos los gobiernos -y el gobierno de Bolivia se caracteriza por el cretinismo y por el imbecilismo- se le habría ocurrido algo tan imposible de inventar como una noticia semejante. Carecería por completo de sentido. […] Las dudas que nosotros tenemos ya no se refieren al hecho de la muerte en sí, sino que se refieren a la forma en que ocurrió la muerte. A las circunstancias que podrían haber llevado a ese desenlace.», dijo Castro en un discurso de más de una hora (algo habitual en sus alocuciones).

Todo parecía pesar y dolor en la cara de Fidel. Sin embargo, son muchos los partidarios de que Castro colaboró en la muerte del Che. Tanto de forma pasiva (denegándole la ayuda a él y a sus guerrilleros cuando estos combatían en Bolivia contra un gobierno que consideraban tiránico) como activa. Y es que, en palabras de algunos investigadores como Eric Frattini o personajes implicados en el suceso como Félix Ismael Rodríguez (el agente de la CIA gracias al cual se logró capturar al Che) el futuro líder de Cuba tuvo la oportunidad de liberarle, pero se negó a ello. ¿Una gran traición? ¿Una gran mentira? Con la muerte del tirano el pasado 25 de noviembre, el misterio se vuelve a tornar difícil de resolver.

Las primeras traiciones de Fidel

El calvario del Che, el mismo hombre que había arrebatado junto a los Castro el poder al gobierno cubano con una revolución iniciada en 1956, comenzó allá por 1965. Así lo afirma el veterano periodista cubano Alberto Müller en su obra «Che Guevara. Valgo más vivo que muerto». En este libro, el experto explica que las risas y la felicidad entre Fidel y Guevara se terminaron cuando este último atacó, durante un discurso en la conferencia Afroasiática celebrada en Argel, a la URSS de forma indirecta.

(El Che Guevara en Argelia junto a Boumedien)

Concretamente, el «Comandante» cargó (sin citarle eso sí) contra este país arguyendo que sus gobernantes eran «cómplices» de los imperialistas debido a sus medidas económicas. Todo un golpe en la nariz para Fidel, cuyas buenas relaciones con los ofendidos eran más que conocidas.

Estas fueron las palabras que tanto molestó a Fidel Castro escuchar en los oídos del Che: «¿Cómo puede significar beneficio mutuo vender a precios de mercado mundial las materias primas que cuestan sudor y sufrimiento sin límite a los países atrasados y comprar a precios de mercado mundial las máquinas producidas en las grandes fábricas automatizadas del presente? Si estas son las relaciones, los países socialistas son en cierta manera cómplices de la explotación imperial. Se puede argüir que el monto del intercambio con los países subdesarrollados, constituye una parte insignificante del comercio exterior de estos países. Es una gran verdad, pero no elimina el carácter inmoral del cambio. Los países socialistas tienen el deber moral de liquidar su complicidad tácita con los países explotadores de Occidente».

Tal y como afirmó el biógrafo del Che, Pierre Kalfon, en una entrevista concedida al documentalista Pacho O´Donnell, aquel discurso hizo que a Castro se le pusiesen los pelos de su descuidada barba de punta. Y es que, el líder buscaba cerrar acuerdos militares con el gobierno soviético. A partir de entonces, Fidel habría hecho todo lo posible para que Guevara se marchara del país. «El Che fue casi arrinconado para irse de Cuba. Se mandó un discurso antisoviético en febrero de 1965. Puso en tela de juicio la manera en que los países socialistas se negaban a ayudar a los pueblos que estaban en su lucha por la independencia», explicaba el autor a O'Donnell.

Casi a patadas, y marginado de las decisiones políticas cubanas por los Castro, el Che decidió continuar su lucha en el Congo, a dónde partió con un comando guerrillero en noviembre de 1965. ¿El objetivo? Derrocar el gobierno establecido y comenzar a hacer realidad unas palabras que había repetido hasta la saciedad: que todos los pueblos «oprimidos» de África y América debían alzarse por las armas en contra de sus líderes.

Según afirmó Dariel Alarcón Ramiréz (alias «Benigno», uno de sus más estrechos colaboradores -fallecido en marzo de 2016-) ante las cámaras de varias medios hace años, no le quedó más remedio: «Prácticamente le obligaron a irse a África. En África no había nada que hacer. Había una serie de personas que andaban por la selva. Más preocupados por buscar comida, que por libertad».

(Dariel Alarcón ¨Benigno¨)

Durante aquella campaña (que acabó en un gran fracaso según el mismísimo Guevara) Fidel se la jugó nuevamente al Che cuando, el 3 octubre, leyó ante toda Cuba una carta que el «Comandante» le había escrito y que Castro únicamente debía dar a conocer si fallecía. Y es que, en el texto renunciaba a todos sus privilegios:

«Siento que he cumplido la parte de mi deber que me ataba a la revolución cubana en su territorio y me despido de ti, de los compañeros, de tu pueblo, que ya es mío. Hago formal renuncia de mis cargos en la dirección del partido, de mi puesto de ministro, de mi grado de comandante, de mi condición de cubano. Nada legal me ata a Cuba, sólo lazos de otra clase que no se pueden romper como los nombramientos», explicaba el Che en la susodicha misiva.

En palabras de Kalfon, esto fue una nueva traición: «El 3 de octubre del 65, Castro leyó públicamente la carta de despedida que el Che le había dejado en caso de que el muriera. Fidel sabía que el Che no estaba muerto. Leer esta carta mientras el Che estaba vivo significaba que no iba a poder regresar. Al menos públicamente. Y no lo hizo, aunque si de forma clandestina».

A pesar de todo ello, el «Comandante» (al menos de cara a la opinión pública) siempre se declaró seguidor de Fidel Castro, de quien decía que era su «maestro» y del que reconocía que «sabía más que yo». De hecho, durante la que fue su última batalla, nuestro protagonista llegó a afirmar a sus guerrilleros que, cuando les llegara el momento de morir, pensaran en Fidel.

A su suerte en Bolivia

Tras su aventura africana, y sin poder regresar a Cuba, el Che dirigió sus pasos hasta Bolivia, donde buscó luchar -nuevamente- con un comando guerrillero contra un gobierno que consideraba imperialista. Llegó al país el 5 de noviembre de 1966. La primera anotación en su diario la hizo apenas dos días más tarde, cuando ya había arribado a la casa de campo que había adquirido uno de sus compañeros en Ñacahuasú y que haría veces de cuartel general.

«Hoy comienza una nueva etapa», afirmó entonces. «Por la noche llegamos a la finca. El viaje fue bastante bueno. Luego de entrar, convenientemente disfrazados, por Cochabamba, Pachungo y yo hicimos los contactos y viajamos en jeep, en dos días y en dos vehículos», explicaba Guevara en su diario.

Aquel día comenzó, sin embargo, un nuevo calvario para él. Y es que, durante los siguientes meses se vio obligado a vagar por la jungla sin apoyo de Cuba y con unos guerrilleros cada vez más y más cansados y hambrientos.

¿Por qué viajó a Bolivia? Según han afirmado a lo largo de los años sus allegados, lo hizo sabiendo de antemano que era imposible la victoria. «Entre un suicidio y un sacrificio. El Che no fue a Bolivia para ganar, sino para perder. Es un místico. Quiere morir. No anunció su suicidio, ni siquiera lo pensó claramente», determinó en una entrevista Jules Régis Debray, uno de los compañeros del Che. Benigno fue de la misma opinión: «El Che se va a Bolivia sabiendo cuanto le esperaba. Que era la última batalla del Che en vida».

Durante el tiempo que permaneció en Bolivia, el Che y sus guerrilleros no recibieron ayuda de Fidel Castro, quien les había prometido su total colaboración en la lucha armada. Lo único que pudieron lograr de él fue el envío de una radio estropeada que no les dejaba comunicarse con La Habana.

«Sin contactos de Manila [nombre en clave de Cuba]». Esa es una de las frases que más repitió Guevara durante su estancia en la selva del país. Müller, por su parte, es partidario de esta teoría: «La posición del Che corría en contra de los intereses de Fidel. Se convirtió en un apestado para la revolución cubana, una piedra en el zapato», determinaba el autor en una entrevista concedida el año pasado a la agencia EFE. «La Habana no se preocupó por la incomunicación del Che en Bolivia, que era total», sentencia, en este caso, Kofman.

Al final, este aislamiento se tradujo en la pérdida de información, en la falta de guerrilleros, y en la escasez de comida. Tres factores que condenarían al grupo a esconderse en la selva (y tratar de tender emboscadas al enemigo) para evitar enfrentarse con el ejército de Bolivia. Un contingente militar que, por su parte, entrenó (de manos de la CIA) a un grupo experto en el rastreo y en la caza de los hombres de Guevara. Los llamados «Rangers».

Todas estas conjeturas fueron corroboradas por el agente de la CIA enviado a Bolivia para detener al Che (Félix Ismael Rodríguez) en una entrevista que, con motivo del 46 aniversario de la muerte de Guevara, este concedió a la CNN.

En la misma, el espía (de origen cubano) sentenciaba que «al Che lo mandó eliminar Castro» porque era «pro-chino, y eso era una cosa que Cuba no podía permitir porque dependía cien por cien de la URSS». A su vez, Rodríguez también dejó claro que el «Comandante» fue marginado por sus superiores tras enzarzarse en una pelea con el embajador soviético. Todo esto se hizo palpable cuando Fidel le «mandó un transmisor roto» y le quitó el apoyo del único oficial de inteligencia compatriota suyo que había en Bolivia «con el pretexto de que se le había vencido la visa». Eso, aunque posteriormente se «supo que tenía la ciudadanía boliviana».

Así, entre hambre, sed y desesperación, fueron pasando las semanas en Bolivia para el Che y para los escasos 16 hombres (la mayoría indispuestos) que le quedaban a principios de octubre de 1967.

Guevara, que por entonces pesaba 45 kilos, combatió finalmente su última batalla el 8 de ese mismo mes, cuando cientos de «Rangers» al mando de Gary Prado le cercaron en las inmediaciones del pueblo de La Higuera y derrotaron a su comando de «superhombres». Aquel día, cuando fue capturado junto a un compañero llamado Willy, dicen que gritó lo siguiente a los soldados que le apuntaban: «No disparen. Yo soy el Che Guevara, valgo más vivo que muerto». Llevaba razón, era mucho más valioso tomarle con vida que hacerlo con un tiro entre ceja y ceja, y los soldados lo sabían.

El calvario del Che

Tras ser capturado comenzó el último calvario del Che. A eso de las siete y media de la tarde del día 8 de octubre (según explica Reginaldo Ustariz en su obra «Che Guevara. Vida, muerte y resurrección de un mito») los militares le llevaron hasta una pequeña y vieja escuela del pueblo de La Higuera.

El edificio apenas tenía dos aulas. En una de ellas fue encarcelado Willy y, en la otra, el «Comandante». Además, para terminar de hacer esta escena macabra, los soldados metieron también en la improvisada celda de nuestro protagonista los cadáveres de dos de sus guerrilleros muertos. También hicieron el recuento de lo que habían quitado a los castristas, y entre todo ello destacó un fardo lleno de dinero que jamás apareció. Su paradero, según desveló en su momento el mayor Miguel Ayoroa (del ejército de Bolivia) habría sido el pago a guías y donativos varios a la región.

Durante las siguientes horas, Ernesto Guevara permaneció al cargo del subteniente Eduardo Huerta con quien -según narra Ustariz- mantuvo una curiosa conversación: «Huerta, un tiempo después, contó a los amigos que la figura y la mirada del Che lo habían impresionado de tal forma, que en algunos momentos se sentía como hipnotizado». Al parecer, el «Comandante» intentó que el soldado entendiera su lucha explicándole las diferencias de clases existentes entre pobres y ricos e, incluso, le llegó a señalar «el trato respetuoso que los guerrilleros dieron a los oficiales y soldados hechos prisioneros por la guerrillas». Huerta, en palabras del autor, sintió que le estaba hablando con su hermano mayor.

Al día siguiente, llegó hasta La Higuera Felix Ismael Rodríguez, el agente de la CIA que tantos esfuerzos había dedicado a atrapar al Che en los últimos meses. Lo hizo en helicóptero y exultante. Aunque no encontró al hombre que esperaba ver, sino a una persona extremadamente delgada, con el pelo descuidado y que atesoraba unas importantes ojeras debido a que el asma que padecía desde su infancia le había impedido dormir. Se acababa de iniciar una cruel cuenta atrás que llevaría hasta la muerte de Guevara.

 (Al fondo con gafas oscuras  Julio G. García García, el verdadero jefe del team de la CIA para ayudar a la captura del Che Guevara; Julio García había pertenecido al BRAC en Cuba y murió relativamente joven. No conozco la responsabilidad que tenía Gustavo Villoldo, el cual vive. Félix Ismael Rodríguez Mendiguitía ¨El Gato¨ estaba a cargo de las comunicaciones (radio telegrafista, etc) y aún está vivo pero con serias limitaciones para trasladarse. Fotos y comentarios añadidos por el bloguista de Baracutey Cubano)

«Papi 600»

Aproximadamente a las diez de la mañana del 9 de octubre, Félix Rodríguez recibió el siguiente mensaje, enviado por los mandamases del ejército boliviano: «Papi 600, nada de prisioneros». «Papi» significaba «Che Guevara»; y «600», que debía morir. Se acababa de dictar sentencia para él.

El agente de la CIA, antes de que la noticia fuera conocida, contactó con Estados Unidos para que supieran lo que iba a pasar con él. «Le mandé un mensaje a EEUU diciendo que el Che estaba vivo y que lo iban a matar, que se movieran rápido si querían hacer algo», explicó el propio Rodríguez posteriormente en una entrevista. Norteamérica había dictado sentencia. Ya solo podían liberarle sus compatriotas cubanos. Y más concretamente, Fidel Castro.

¿Qué hizo Castro? Aparentemente nada. Así lo atestigua Müller, quien es partidario (y explica en su obra) que había un grupo especial en La Habana destinado a rescatarle, pero que no se movilizó por carecer de la orden oportuna: «Creo que el Che tiene que haber muerto muy consciente de su traición». Por su parte, el periodista de investigación Eric Frattini es partidario de que Fidel sabía perfectamente que iba a ser asesinado, pero que no hizo nada para impedirlo.

Beningo, antes de morir, realizó unas declaraciones publicadas por el diario «Corriere della Sera» en las que apoyaba esta teoría: «La muerte se debió a una maquinación de la que son responsables Fidel Castro y la Unión Soviética. Los soviéticos consideraban a Guevara una personalidad peligrosa para sus estrategia imperialista y Fidel se plegó por razones de estado, visto que la supervivencia de Cuba dependía de las ayudas de Moscú. Y eliminó a un compañero de lucha molesta. El Che era el líder más amado del pueblo».

El guerrillero también afirmó el dolor que sentía por ello. Y es que, durante su última batalla, el «Comandante» había enardecido la figura de Castro. «El Che, en esos momentos y sabiendo que habíamos sido abandonados en Bolivia por la conciencia de Fidel Castro, todavía tuvo el coraje de pedirnos acordarnos de la revolución y de Fidel Castro cuando muriéramos», añadía.

«Hasta siempre, comandante»

Sin ninguna ayuda ni posible apoyo, las horas del Che estaban contadas. A las once y media de la mañana el coronel del ejército de Bolivia, Joaquín Centeno, hizo el primer intento de acabar con él. Para ello, mandó llamar a Huerta. Sus órdenes fueron tajantes: «Teniente, han llegado órdenes de la presidencia de la República de matar al Che». Sin embargo, este se negó a matarle después de la conversación que había mantenido con él. Y todo ello, a pesar de las amenazas de su superior: «¡Si desobedece será sometido a Consejo de Guerra! Es lo mínimo que le ocurrirá y significará su baja del Ejército».

(Félix Ismael Rodríguez Mendiguitía, el de mayor estatura,  al lado del Che Guevara=

Ante la imposibilidad de convencer a Huerta, el coronel hizo llamar a siete combatientes, y pidió que diesen un paso al frente quienes estuvieran dispuestos a acabar con el Che. Todos lo hicieron. De ellos seleccionó a dos: Mario Terán Salazar y Bernardino Huanca. Al segundo le ordenó acabar con Guevara (sin dispararle a la cabeza, pues su rostro debía ser reconocible). Al primero, con Willy. A partir de las 12:45 comenzó la «operación». Huanca dio un puntapié a la puerta del aula y, sin mediar palabra, apretó el gatillo. Luego le tocó el turno a Terán, a quien no le resultó tan fácil. Fuera por la causa que fuese, dudó, a lo que el «Comandante» le dijo: «¡Dispare, va usted a matar a un hombre!».

El primer tiro se lo dio en la mano. Después de él, salió y cerró la puerta pensando que el Che se desangraría. Pero nada más lejos. Por ello, sus superiores le obligaron a entrar de nuevo y dispararle una ráfaga con su carabina M1. Después de ello, con el deber cumplido, expusieron su cadáver para que todo el mundo se enterase de lo sucedido. «Lo pusieron en la lavandería. Muchos fuimos a verle. Su rostro reflejaba algo. Parecía que estaba vivo, que nos decía: yo no estoy muerto», afirmó una campesina a O'Donnell.

Posteriormente, Castro -el hombre que le dejó morir- dijo esto de él: «Las personas que conocemos íntimamente a Ernesto Guevara […] teníamos sobrada experiencia acerca de su carácter y acerca de su temperamento. Y por mucho que cueste imaginarse que un hombre de su talla, de su prestigio y de su personalidad, haya muerto en un combate de una patrulla guerrillera contra una fuerza del ejército. Por mucho que ello parezca poco lógico, los que lo conocemos bien sabemos que no tiene nada de extraordinario, porque siempre, todo el tiempo que lo conocimos se caracterizó por un extraordinario arrojo, por un desprecio al peligro. […] Y así lo hizo en numerosas ocasiones en nuestra lucha».

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Guevara Anatomia de un mito




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Dada la importancia de ¨Renán Montero Corrales¨ ¨Moleón¨(su verdadero nombre era Coronel  Andrés Barahona López)  en el abandono al Che Guevara le mostramos  algunos fragmentos de posts ya publicados en Baracutey Cubano, aunque señalo que en Chile, según oí en un testimonio radial dado en Radio Martí,   había un dispositivo para evacuar al Che y a su guerrilla y este dispositivo fue desactivado y llamado a Cuba. Finalmente: Dariel Alarcón, el ¨Benigno¨de la guerrilla del Che en Bolivia,  plantea  que el Che Guevara  no contaba con ellos  ni oara situar las postas, pese a que en la guerrilla habían experimentados comandantes y capitanes de la lucha guerrillera en la Sierra Maestra  que hasta ya habían pasado escuelas militares después del triunfo de la Revolución y que él, Dariel Alarcón, demostró  que de Bolivia se podía salir pués él, pese a tener grandes fuerzas militares persigiéndolos,  pudo salir y sacar a cinco guerrilleros más y sólo le hicieron una baja.

Renán Montero Corrales era un terrorista que por eliminar una persona-objetivo  no le importaba los inocentes que murieran; la masacre de La Penca contra el ex comandante sandinista  Edén Pastora (Comandante ¨Cero¨) es un ejemplo el cual pueden leer completamente AQUÍ.

La noche del 30 de mayo de 1984 una bomba destrozó la conferencia de prensa, con todo y periodistas dentro, en la que Pastora daba un parte de guerra. 

Tres periodistas murieron, cinco guerrilleros también, y más de 22 personas, la mayoría periodistas y sus equipos, resultaron heridos por la explosión. El mismo Pastora, objetivo principal del atentado, resultó herido con varios charneles, y fue trasladado raudo del sitio rumbo a un hospital privado, y luego a Caracas. 

(La periodista del Tico Times, Linda Frazier, falleció en el atentado.)


“La bomba salió de la caja fotográfica de Per Ander. Nos habían utilizado como conejillos de indias para hacer un crimen con indescriptible brutalidad y torpeza. Salimos con heridas graves del lugar y mi amigo Fernando Prado regresó a Bolivia porque Borge ordenó no recibirlo en Managua”, relata el periodista sueco, dando por fin, un largo sorbo a su vaso con cerveza caliente. 
En entrevista al ex agente de la Inteligencia Castrista Jorge Masseti  este contesta algunas preguntas sobre Renán Montero_
— ¿Por qué desde entonces Renán Montero se perfila como jefe de la inteligencia sandinista y particularmente de la Dirección Quinta de la Seguridad del Estado? ¿Quién es Renán Montero?

Renán Montero era un oficial cubano, había estado en la primera experiencia de Carlos Fonseca en Nicaragua, incluso sale con una herida en la cabeza. O sea, que tenía un vínculo con los sandinistas desde comienzos de los años sesenta, después del triunfo de la revolución cubana en 1959. Luego, es el hombre al que el “Che” Guevara le llama “Iván” en su diario, que es el enlace entre la guerrilla en el monte y las estructuras urbanas de la guerrilla en La Paz, Bolivia, era el contacto con Cuba. Es el hombre al que después se acusa de haber abandonado al “Che”, porque se retira por órdenes de Cuba hacia Francia y deja al “Che” sin comunicaciones en 1967. Luego, es el director de las escuelas especiales para los extranjeros en Cuba, por lo que desde ahí tenía muchos contactos con movimientos guerrilleros. La última vez que conozco de él, antes de la victoria sandinista, él está trabajando en la oficina comercial cubana en San José, Costa Rica. Desde ahí, apoyaba a los sandinistas.

— ¿Es decir, fue un enviado especial del gobierno cubano para asesorar a los sandinistas? Claro, especialmente en el área de inteligencia donde todavía el Frente no tiene experiencia. Ellos le dan una forma legal: lo nacionalizan nicaragüense por haber estado en Nicaragua con Carlos Fonseca. Él también estuvo en el Frente Sur, donde se dedica a organizar la contrainteligencia, llamada Policía Sandinista, organizada para evitar la penetración de la Guardia Nacional al Frente Sur. En ese momento Tony de la Guardia se ocupa del apoyo logístico, garantizando la llegada de armamento, el que venía vía Panamá, otro de Cuba y Venezuela. Sin embargo, no hay relación de subordinación entre ellos. Tony se va inmediatamente después del triunfo sandinista. Renán Montero era un oficial de las tropas especiales y de inteligencia del MININT cubano”.
 SITIO SANDINISTA Y PROCASTRISTA HABLA SOBRE QUIEN ERA RENÁN MONTERO
http://www.radiolaprimerisima.com/blogs/262

Blogs - Renán Montero: «En silencio ha tenido que ser»

24 agosto de 2009

Renán Montero Corrales, "Moleón" como era para todos los compañeros, de su verdadero nombre Andrés Barahona López, nació en Cuba a inicio de los años 1930. Miembro del Departamento America del Partido Comunista de Cuba y de los servicios de inteligencia del MININT, trasciende en su actuar revolucionario de internacionalista a lo largo de la segunda mitad del siglo veinte en apoyo a los movimientos de liberación nacional en toda America Latina.

Sus aportes eran tantos y tales que marcaron el destino histórico de las luchas de los pueblos del continente en contra de las dictaduras apoyadas por el imperio y sus agencias de seguridad. Por razones obvias, es entendible lo resumido que se podría hacer de la vida de un compañero y amigo como Renán, que buen servicio se haría a los enemigos hasta hoy que solo el nombre les recuerda él que para ellos fuera un verdadero fantasma buscado en todos los rincones de America, cuando sencillamente Renán era solamente un hombre de carne y hueso moviéndose en esos mismos rincones y hasta dentro de las mismas entrañas de estas agencias, rozando y desorientando los planes diabólicos de la CIA y las policías fascistas de entonces.

En Nicaragua, su acción solidaria empieza en su participación al grupo armado del Chaparral en 1959, para integrarse a los primeros pasos organizativos del FSLN en 1960-61. En 1963-64 se mueve a Argentina donde apoya el "Ejercito Guerrillero de los Pobres" en Salta. Hasta 1967 acompaña el Comandante Ernesto Che Guevara en los preparativos de la guerrilla en Bolivia donde a la vez se encarga de enlace. Ya a inicio de los años setenta, desde Costa Rica apoya en la estructura organizativa del FSLN y sus incursiones en Nicaragua para finalmente pasarse a integrar las brigadas internacionalistas en el Frente Sur de la guerrilla sandinista como jefe de las operaciones de inteligencia hasta culminar la ofensiva final en contra de la dictadura.

Al triunfo de la revolución en 1979, el Coronel Renán Montero es Nicaragüense y junto al Comandante de la Revolución Tomás Borge y entonces Comandante de Brigada Lenín Cerna funden lo que será la Dirección de la Seguridad del Estado - DGSE y una de sus ramas la mas operativa, principalmente en el apoyo al movimiento revolucionario en America Latina y resto del mundo, lo que seria la Dirección Quinta. Es en esta ultima instancia que "el viejo" (siempre Renán) junto a muchos-as compañeros-as nicaragüenses y internacionalistas se desempeñen en el secreto absoluto durante los años ochenta para llevar clandestinamente planes de envergadura que la memoria colectiva de los pueblos de America sigue marcando como rumbo histórico necesario del momento. Fue nombrado Comandante Guerrillero y después Comandante de Brigada por el ministro del interior en ese entonces, el Comandante de la Revolución Tomas Borge.

Si tomamos la referencia de lo que dicen los medios especializados del enemigo en ese entonces, inclusos lo de hoy, diríamos lo glorioso que se menciona del diseño y preparación de los planes de las misiones como el ajusticiamiento del dictador Somoza en Asunción Paraguay, el apoyo (los cayucos) a la guerrilla del FMLN en El Salvador, La URNG (mexicanas) en Guatemala, el apoyo a tantas otras misiones y operaciones a lo largo y ancho del continente. Pero sobre todo y eso si ciertamente, el que hacer inmediato de estos años de la guerra impuesta por el imperialismo yanqui que era de frenar y frustrar los planes de intervención y desestabilización de la CIA y de los grupos contrarrevolucionarios que se fomentaban desde Washington en contra de Nicaragua y de la Revolución Popular Sandinista.

Al inicio de los años noventa, el Coronel y Comandante de Brigada Renán Montero regresa a Cuba sin nunca perder sus lazos con Nicaragua y los sandinistas, siempre atento a los desarrollos de la actualidad en nuestro país y del sandinismo, sobre todo en los momentos los mas difíciles. Retoma su vida en la tierra que lo vio nacer, la Cuba revolucionaria, cerca de sus familiares, amigos y compañeros de siempre.

El compañero Renán falleció el Viernes pasado, 24 de Julio en La Habana Cuba y su entierro se cumplió el día Domingo 26. Una generación de compañeros-as y combatientes formados por él mismo y sobrevivientes de todos los acontecimientos históricos le dio los honores en un homenaje el mismo día Domingo en algún sitio de Managua Nicaragua.
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Tomado de http://www.lanacion.com.ar/

Alberto Müller: "El Che murió muy consciente de la entrega y traición de Fidel"

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Con un controvertido punto de vista, el periodista cubano exiliado en Miami habla de la investigación detrás de Che Guevara: valgo más vivo que muerto, el libro que lo trajo de visita
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Por Loreley Gaffoglio
LA NACION

"A los emisarios de la embajada les molestaron los postulados de mi libro, en el que expongo los eslabones premeditados de abandono de Fidel al Che, para deshacerse de él. El Che se había convertido en un hereje en la Cuba prosoviética proyectada por Castro. Era un estorbo para su continuidad en el poder y, por eso, Fidel le tiende varias emboscadas: lo enfrenta a seguros fracasos guerrilleros en Congo y luego le inventa una Bolivia suicida", argumenta el autor, de 75 años, abogado y ex profesor de ética periodística en la Universidad de Miami.

-¿La trampa castrista comienza con el envío del Che a Congo?

-No, el punto de inflexión se produce con aquel encendido discurso del Che en Argelia [en la conferencia Afroasiática del 65]. Al regresar, hay una reunión tormentosa y documentada, con Fidel y Raúl Castro. Raúl le recrimina su trotskismo y lo acusa de ser prochino, país con quien Fidel estaba en "guerra". Fidel ya había urdido su traición a los postulados y las promesas de la revolución: tener elecciones a los 18 meses, respetar la Constitución del 40, que defendía el pluripartidismo y la propiedad privada, implementar una reforma agraria que repartía la tierra y le otorgaba la titularidad al campesino y no al Estado, como sucedió. Pero cuando pronuncia ese discurso antisoviético, el Che ya sobraba en Cuba. Y no sólo por Fidel. La KGB no lo quería ver ni en pintura. Eso explica por qué siendo ministro se va a liberar Congo, donde no muere de milagro.

-Pero ¿no hubo un apoyo explícito cubano al movimiento de liberación nacional congoleño?

-Al Che lo convence Fidel de continuar con la revolución que había encarnado [el líder anticolonialista congolés] Lumumba para liberarlos de la opresión belga y norteamericana. Lo iban a matar allá, pero Fidel negocia a sus espaldas con la Unión Soviética, Tanzania, los belgas y norteamericanos el fin de la guerrilla.

-¿Por qué habla de Bolivia como una entelequia para extender la revolución?


-Cuando el Che fracasa en Congo y se va a Praga, medita y plantea hacer la revolución en la Argentina, pero Fidel le dice que ahí no puede hacerse. Luego quiere hacerla en Perú, y le repite lo mismo. Y le inventan el espejismo de Bolivia.

-¿En qué apoya esa afirmación?
(Alberto Müller)

-Fidel se había reunido con Mario Monje, jefe de los comunistas, y le dice: "A mí me da mucha pena porque ustedes, en Bolivia, no tienen las condiciones para la revolución como en otras partes de América latina: no tienen salida al mar y tienen ya resuelta la demanda campesina con la reforma agraria de Paz Estenssoro, que les otorgó la propiedad de las tierras". Eso explica por qué en 10 meses de guerrilla al Che no se le suma ni un campesino. El otro eslabón de la emboscada es que Fidel lo alía con el Partido Comunista boliviano, que se inclinaba por la coexistencia pacífica y rechazaba la línea guerrillera. Y la gran clave es cuando Fidel lo entrega sin disimulos.

-¿De qué forma?

-El Che escribe en varias entradas en su diario desde Bolivia: "Sin contacto con Manila", el nombre en clave de Fidel. Castro tenía a un alto oficial de la inteligencia cubana asentado en La Paz, Renán Montero, alias Iván, casado con una boliviana, muy amiga del presidente Barrientos. Él era su contacto en La Paz, pero Fidel le ordena salir a Francia, deja al Che sin su enlace en La Paz y nunca reanuda ese contacto. Ese abandono es acuciante, condenatorio. ¿Dónde están sus aliados, sus recursos, su apoyo logístico? El Che murió muy consciente de esa traición. Ni siquiera tenía su medicina para el asma.
¿Qué lo lleva a investigar el desenlace del Che?
-Quería conocer las circunstancias de la muerte de un gran amigo mío, Octavio de la Concepción de la Pedraja, ocurrida días antes de la del Che. Y una cosa trajo a la otra. En las biografías escritas por Pacho O'Donnell, el mexicano Jorge Castañeda, el español Paco Taibo y el estadounidense Jon Lee Anderson asoman estas pistas sobre la entrega de Fidel. Durante seis años, yo profundicé esta línea y crucé información con los diarios de Guevara y otros documentos. Lamentablemente, jamás se encontraron sus diarios de Praga. Estoy seguro de que existen y alguien los tiene.
-¿Valió la pena su apoyo revolucionario con el costo que pagó?
-Moralmente, sí. Cuando uno defiende la libertad, no hay límites. Yo defendí la libertad, la democracia y la alfabetización de mi país. Me tocó esa parte de la historia de la cual no me arrepiento. Incluso, las torturas que padecí, como cristiano que soy, ya las perdoné. No soy hombre de rencores y no sería capaz de hacerles a mis enemigos lo que me hicieron a mí. La historia de Cuba ha sido trágica. Pero a Fidel le pasará como a Stalin. ¿Quién le hace hoy una Oda a Stalin, como Neruda?
-¿Qué le pareció el acercamiento de Raúl Castro con Obama?
-Lo aplaudo. Un aislamiento y embargo no encuentran una justificación durante 50 años.

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