jueves, marzo 16, 2017

Aldo Rosado-Tuero: CONTRA VIENTO Y MAREA, SIGAMOS LUCHANDO



CONTRA VIENTO Y MAREA, SIGAMOS LUCHANDO

Por Aldo Rosado-Tuero
Marzo 16 de 2017

Muchos amigos y viejos compañeros de lucha, así como miembros de la joven generación, que han abrazado nuestra lucha, se nos acercan y nos preguntan, angustiados unos, desencantados otros, tristes y temerosos los más, ¿Qué vamos a hacer?

Nosotros no tenemos ni una bola de cristal, ni una varita mágica para ver el futuro, pero nuestra respuesta invariable es: NUNCA CEDER AL DESALIENTO. Perseverar en la lucha. Buscar nuevas vías, pero siempre persistir. Nadie está perdido hasta que se rinde. El asunto es NO RENDIRSE. No sería la primera vez que “una minoría inasequible al desaliento” cambia la historia.

No hay una fórmula probada. Antes circunstancias como las actuales, se impone SEGUIR LUCHANDO CONTRA VIENTO Y MAREA. Todas las estrategias de lucha son permisibles, siempre que no contribuyan a beneficiar al poderoso enemigo que nos asfixia: La resistencia civil pacífica  (pero practicándola en la calle como nos han enseñado la historia y los ejemplos de otros que la practicaron antes), el sabotaje, en todas sus manifestaciones, el lobby intenso, en el exterior, la propaganda continua—“las guerras van sobre caminos de papel”, dijo José Martí—y la denuncia oportuna perenne y universal deben de continuar sin tregua.

Lo que pretenden nuestros enemigos y sus voceros y cómplices es conseguir que nos gane el desaliento. Y eso no lo podemos permitir. Hay que insistir una y otra vez que—lo hemos dicho muchas veces con anterioridad— nada estará perdido mientras la patria arda secretamente en algunos cerebros atrevidos. Si en la partida de ajedrez de las mesas de “negociaciones” no tenemos cabida, no miremos impasibles el juego en que se apuesta nuestro futuro. Derribemos la mesa de juego de una patada.

No hay valladar en el Universo que pueda impedir el empuje del patriotismo y la voluntad de lucha de un puñado de sublimes empecinados en cambiar el curso de la historia. ¿Quereis gloria más grande, jóvenes cubanos, que saberse parte de esa legión de empecinados, que contra viento y marea buscan la libertad de la patria y el bienestar de su pueblo? ¿Es que hay acaso en la vida, mayor orgullo de separarte, por voluntad propia, del enorme rebaño que marcha cabizbajo, balando al matadero y levantar la bandera de la rebeldía en momentos en que todo el mundo claudicaba?

Y en el peor de los casos. Creo sinceramente que es mucho más reconfortante, en caso de una derrota definitiva, pararse desafiante ante el enemigo y escupirle en la cara “siempre supe a lo que me exponía, no muero engañado. Muero orgulloso por lo que viví, por poner mi granito de arena en la enorme tarea de darle libertad a un  pueblo y por denunciar a los que taimadamente se empeñaron en destruir la civilización cristiana y occidental y el mundo libre, en el que siempre quise vivir y en el que soñé y siempre anhelé que vivieran mis hijos, mis nietos y biznietos. Al menos les lego a ellos mi ejemplo y mi ejecutoria y les puedo gritar a los verdugos NUNCA ME RENDÍ”.

Estoy persuadido que si ese momento aciago llegara–y no llegará si nos decidimos a luchar de verdad–no estaré solo, porque habrá muchos cubanos que habrán antepuesto el honor y la vergüenza a cualquier otra consideración y estaré confortado de caer en tan buena compañía.
***********
Presentación del libro "Cuba: La Porfía de la razón" de Pedro Corzo (15 de noviembre de 2009)