Sobre la Crisis de Octubre de 1962 y las cartas de Fidel Castro y Nikita Jruschev sobre atacar o no a los EE.UU. en el marco de esa crisis
Ya con 90 años Fidel Castro es el único de los protagonistas vivo de la Crisis de los Misiles en 1962, cuando el mundo estuvo a punto de desaparecer por la iniciativa del gobernante cubano de lanzar un ataque nuclear a Estados Unidos con cohetes soviéticos instalados en Cuba.
Caricatura sobre la salida de los misiles soviéticos de Cuba.
Cierto que los soviéticos lanzaron la idea en mayo del 1962, permitiendo la ayuda militar a Cuba, que incluía los cohetes nucleares.
En julio de 1962 una delegación militar cubana encabezada por Raúl Castro visitó Moscú y ultimó los detalles del despliegue.
Para septiembre de 1962 al Puerto del Mariel arribaron los primeros misiles, ojivas nucleares, bombas atómicas y varios torpedos con capacidad nuclear para los bombarderos Il-28.
En varios sitios de Cuba había un arsenal capaz de iniciar una guerra nuclear con 164 misiles de diferentes tipos. La directiva a las tropas soviéticas era usar los misiles de carga nuclear solo con orden expresa de Jruschev.
Nikita Jruschev escribe en el segundo tomo de sus memorias “Tiempo. Personas. Poder. (Memorias)”, que lo principal en el mensaje que Castro le envió era su conclusión: realizar primero un ataque con cohetes nucleares hacia los Estados Unidos. Y relata que tras la lectura del mensaje vino un silencio entre los miembros del Politburó, pues vislumbraron que el mandatario cubano no comprendió el objetivo de la presencia de cohetes en Cuba.
(De izq. a derch.: Nikita Jruschev; Leonov oficial de la KGB y traductor que conoció a Raúl Castro en 1953; Fidel Castro, Alexander Shitov alto operativo de la KGB y para el público ¨Embajador Alexander o Alexei Alexeiev¨; Emilio Aragones oficial del Ejército Rebelde y un viejo miembro del Partido Socialista Popular que desde febrero de 1959 se entrevistó ¿en Argentina? con diplomáticos y oficiales soviéticos para ¿establecer? y estrechar las relaciones con la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, según se narra en el libro One Hell of a Gamble, escrito por Fursenko y Neftali después que durante varias semanas tuvieron acceso a documentos del Buró Político del Partido Comunista de la Unión Soviética)
Jruschev aprovechó la visita de Castro a la URSS en abril de 1963 para cuestionarle el riesgo en que puso a Cuba en caso de que, efectivamente, se lanzara un ataque nuclear a Estados Unidos desde la Isla.
Relata el líder soviético que Castro negó en un inicio su propuesta de ataque y solamente después de mostrarle el cable que enviara desde La Habana donde la palabra “ataque” era inconfundible, este quedó consternado y no respondió. La conclusión de Jruschev es escueta y precisa: "Hemos comprendido que él no ha meditado las consecuencias evidentes de la proposición que ponía el mundo al borde de la desaparición".
El ingeniero Serguei N. Jruschev, hijo del ex premier, publicó un libro sobre su padre, donde relata la falta de confianza de su progenitor hacia Castro.
Describe el hijo del expremier soviético la frivolidad del gobernante cubano a la hora de pedir un ataque nuclear a los Estados Unidos: "A Castro le parecía que si la Unión Soviética lanzaba el primer golpe, el imperialismo desaparecía, venía el final del altivo vecino del norte y de todos los explotadores que habían sometido durante decenios a sus hermanos latinoamericanos. Como si se iniciara entonces una era de libertad, florecimiento y bienestar. La propuesta de Castro para realizar un ataque preventivo contra los Estados Unidos asombró a mi padre. Solamente en ese momento él comprendió cuán diferente veían el mundo, apreciaban la vida y el destino de las personas".
Junio 22, 2002
La Habana
Octubre 25, 1962
University of Massachusetts at Boston
PBS
George Washington University
Texto Integro
La Nueva Cuba
Partiendo de un análisis de la situación y de los reportes en nuestra posesión considero que la agresión es casi inminente dentro de las próximas 24 a 72 horas.
Existen dos posibles escenarios: el primero y más probable es un ataque contra ciertos puntos con el limitado objetivo de eliminarlos; el segundo, menos probable aunque posible, es el de una invasión. Yo entiendo que esta variante demandaría el tener que involucrar un gran contingente de fuerzas y es en adición la más repulsiva forma de agresión, lo que podría ser razón que se abstuviesen de hacerlo.
Puede usted estar seguro de que de una manera firme y resoluta resistiremos el ataque no importa su naturaleza.
La moral del pueblo cubano está muy alta y el agresor será confrontado heroicamente.
En este momento quiero hacerle partícipe de mi opinión personal.
Si el segundo escenario es implementado y los imperialistas invaden a Cuba con el objetivo de ocuparla, el peligro que esa política agresiva representa para la humanidad es tan grande que tras tener lugar ese hecho la Unión Soviética no debe nunca permitir circunstancia alguna en que los imperialistas puedan ser los primeros en lanzar un ataque nuclear contra ella.
Le manifiesto lo anterior porque yo creo que la agresividad de los imperialistas es extremadamente peligrosa y que si ellos de hecho llevan a cabo el acto brutal de invadir a Cuba en violación de la ley y la moral internacional, ese sería el momento para eliminar tal peligro de una vez y para siempre a través de un acto de legítima defensa, y aunque se trataría de una solución dura y terrible no hay otra alternativa.
Ha influenciado en mi opinión el ver con cuánta agresividad esta política se está desarrollando. En ver como los imperialistas sin guardar consideración alguna por la opinión pública e ignorando los principios y la ley bloquean los mares, violan nuestro espacio aéreo y prepara una invasión mientras que al mismo tiempo frustran cada posibilidad de conversaciones aun cuando están bien conscientes de la seriedad del problema.
Usted ha sido y continúa siendo un incansable defensor de la paz y comprendo cuán amarga esta hora debe ser cuando el resultado de sus esfuerzos sobrehumanos es tan seriamente amenazado. Sin embargo, hasta el último momento mantendremos la esperanza de que la paz sea salvaguardada y estamos en la disposición de contribuir a ello tanto como podamos. Pero al mismo tiempo estamos listos para confrontar con serenidad una situación que consideramos bien real y bien inminente.
Una vez más le participo la infinita gratitud y reconocimiento de nuestro pueblo al pueblo soviético que ha sido tan generoso y fraternal con nosotros, así com nuestra profunda gratitud y admiración por ustedes en esta gigantesca tarea y la seria responsabilidad delante de ustedes.
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