Esteban Fernández: ÚTILES DESPUÉS DE MUERTOS
Por Esteban Fernández
1 de mayo de 2017
No son mártires nuestros, no son mártires míos, son mártires de la revolución, sin embargo la alegría de Fidel Castro fue monumental cuando murieron.
Porque este gran H.P. tenía la “cualidad” de adivinar, suponer, imaginar -y de temer- quienes podían convertirse en sus enemigos, o hacerles sombra en un futuro, dentro de las filas de sus seguidores y allegados. Y se ocupó de mandarlos a matar, delatarlos, enviarlos al matadero o neutralizarlos.
Desde la Universidad, quizás desde el mismo colegio de Belén, o desde Birán, él daba pruebas de sentir un odio profundo contra todo aquel que le concediera la posibilidad de poder convertirse en un rival de cuidado.
Pero vayamos rápidamente a la etapa de la lucha contra Fulgencio Batista. En La Habana había un grupo de muchachones combatientes, guerreros, revolucionarios, con tremenda aureola de ser extremadamente guapos. Estaban batiéndose diariamente contra las fuerzas policíacas de la capital.
Y sin buscarlo le estaban haciendo tremenda mella a la “gesta heroica de la Sierra Maestra”. Poco a poco se hizo conocida la rivalidad entre los combatientes de la loma y del llano.
Diariamente los jefes policíacos Hernando Hernández, Rafael Salas Cañizares, Esteban Ventura, recibían chivatazos contra estos revolucionarios. Las delaciones no provenían de los batistianos sino de los comunistas y los fidelistas. Y en Humboldt 7, en La Habana, pulverizaron a los más aguerridos de los luchadores del llano Fructuoso Rodríguez, Juan Pedro Carbó Serviá, José Machado conocido como “Machadito” y Joe Westbrook Rosales. Brincos de alegría daba Fidel Castro en La Sierra. Hace exactamente 60 años.
El puntillazo castrista lo dieron con la orden de la famosa Huelga del 9 de abril del 58 la cual tras su fracaso (premeditado por Castro) le dio por completo la supremacía de la lucha a la montaña y a Fidel Castro.
¿Cree alguno de mis lectores que Fidel Castro sufrió y lloró el fracaso del ataque a Palacio el 13 de Marzo del 57 y la muerte de José Antonio Echevarría y de muchos luchadores del Directorio y de la Organización Autentica? De eso nada, fue una de sus alegrías mayores en todo este proceso.
Pero nada comparado con quien consideraba su archirrival y competidor. Se trataba de un joven superior en todo a Fidel Castro, ferviente bautista, con más méritos revolucionarios y con muchísimo más valor personal y más respetado dentro de las filas combatientes: FRANK PAÍS. Hasta el bobo de la yuca sabe que fue delatado su escondite por Vilma Espín siguiendo instrucciones de la bestia.
Y el segundo al mando de Frank en el alzamiento y fracaso del 30 de noviembre del 56, René Ramos Latour, tuvo que carenar más tarde en la Sierra y Fidel lo envía a una encerrona donde cae abatido a balazos.
Después de alcanzar el poder fue obvio que peor que ser enemigo de Castro era hacerlo deslucir y si no me creen pregúntenles a Camilo Cienfuegos y a Arnaldo Ochoa.
Comenzando con toda la plana mayor del Partido Socialista Popular (cuando creyó que lo estaban eclipsando) que los llevó a un juicio público y fusiló a Marquito Rodríguez a quien él hubiera preferido darle un homenaje por ayudarlo a salir de los revoltosos en Humboldt 7. Todo muy bien explicado en el libro “Útiles después de muertos” del guatemalteco Carlos Manuel Pellecer.
Desde luego, no podemos dejar de mencionar al “útil más útil de todos los útiles después de muerto”: Ernesto Guevara de la Serna.
Y, estemos claros en que el principal motivo por el cual Raúl hoy ostenta el poder es porque este pelele jamás le hizo sombra a su hermano.
Published on Apr 8, 2016
La versión real de la vida y el asesinato de Frank País, contada por él mismo y otros actores y testigos de la época,
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