miércoles, julio 05, 2017

¿Comerciar o no comerciar?. Waldo Acebo Meireles: Según estimados, de forma directa los militares, a través de GAESA, solo controlan el 21 % de la economía cubana, que en su mayor parte es controlada por el Estado, en manos de… militares

Tomado de http://www.cubaencuentro.com

¿Comerciar o no comerciar?

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Según estimados, de forma directa los militares, a través de GAESA, solo controlan el 21 % de la economía cubana, que en su mayor parte es controlada por el Estado, en manos de… militares
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Por Waldo Acebo Meireles
Miami
05/07/2017

En un reciente artículo de Emilio Moralesse pone de manifiesto una realidad que generalmente no se toma en cuenta y es que en el meollo del asunto no está el de si comerciar, negociar, invertir en las entidades que están bajo la jurisdicción directa de los militares, el llamado consorcio GAESA, ya que los uniformados solo controlan el 21 % de la economía cubana.

Aunque quizás la cifra que este autor da para el sector privado sea un tanto elevada, un 18 %, de cualquier forma, ésta deja en claro que el resto, es decir un 82 % está en manos estatales, en manos de la dictadura, lo cual representa un grado elevadísimo de la concentración de la propiedad, con independencia de si está oficiosamente en manos, más o menos, civiles o del sector militar.

El hecho de que la dictadura tenga un marcado carácter militar tanto por la presencia de los militares en las más altas posiciones del Gobierno, como por su peso en la economía, a veces nos obnubila y no nos permite poner los puntos donde están las íes: la economía cubana está en manos de una dictadura cívico-militar, y cualquier negocio que se realice con ellos se revertirá en más opresión.

No son siempre los militares los que dan la cara, en ocasiones los testaferros del régimen, de apariencia civil, son los que conducen los negocios y los rejuegos financieros de la dictadura como intenté evidenciar en un artículo publicado hace casi exactamente un año [Aproximación al manejo de empresas castristas en el extranjero  ] donde se pone en claro las complicadas maquinaciones, que con su centro en el bufete de un distinguido abogado suizo, mueven los hilos de raros e imprecisos negocios.

Los tentáculos de la economía castrista son amplios y de largo alcance, no se limitan a GAESA aunque estos puedan estar en el centro de todo el rejuego financiero que la dictadura, con medio siglo de experiencia y la ayuda de especialistas como el abogado suizo mencionado, ha ido sofisticando con herramientas para soslayar el embargo/bloqueo.

Sí realmente la política anunciada por el presidente Trump se instrumenta a cabalidad y se aplica plenamente, lo cual es sumamente dudoso, entonces la dictadura de un simple plumazo le pone una careta civil a todo el aparato económico dirigido por los militares y aquí no ha pasado nada, tan frescos como siempre.

A la dictadura se le tendió la mano, estemos o no de acuerdo, para sacarla de su trinchera, pero desde el inicio proclamó su filosofía numantina, y todo indica que recrudeció sus posiciones de intransigencias contra los, pocos y casi desconocidos en el suelo patrio, disidentes públicamente declarados y además precisó que no pensaban permitir ningún empoderamiento del vilipendiado e incipiente sector privado.

A partir de todo lo anterior solo puede existir una respuesta: no es posible comerciar con una dictadura que además de mantenerse inamovible en posiciones que corresponden a las doctrinas derivadas de la Guerra Fría, mantiene a los cubanos en la miseria y bajo el rigor de una opresión e irrespeto a los derechos de libertad de expresión, de reunión y de elección libre de sus gobernantes.

Solo sería moral correcto y políticamente conveniente el limitar cualquier operación financiera o comerciar al sector privado que tiene en sus manos el supuesto 18 % de la economía, ello sin lugar a dudas que provocaría dos reacciones: una en los sectores norteamericanos interesados en el terreno virgen que para ellos representa Cuba y demandarían mayor posibilidad de movimiento y la otra en la dictadura que lloraría lágrimas de cocodrilo por la discriminación a que sería objeto.

Una utópica evolución de esta línea de desarrollo podría llevar a que la dictadura aflojase el embargo/bloqueo interno, o lo más probable, que desatase una opresión mayor sobre el sector privado, aumentando las tasas impositivas, acometiendo con más ensañamiento los controles, inspecciones, multas, procesamientos judiciales, etc., para “desempoderar” al beneficiado sector privado.

¿Cuál sería la reacción del pueblo cubano? Ese es un verdadero enigma en la ecuación, pero valdría la pena intentar resolverla mediante la aplicación de la política arriba propuesta y esperar su posible evolución.

Pero sin lugar a dudas lo único, como ya mencionamos, moral y políticamente irreprochable es el cancelar toda negociación económica, inversión, y comercio con la dictadura.

© cubaencuentro.com

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Nota del Bloguista de baracutey Cubano cuando se publicó en este blog el  artículo de Emilio Morales

No  estoy de acuerdo en esos estimados de Emilio Morales
Artículo muy a tiempo el de Emilio Morales para tratar de  desviar  el golpe principal de la nueva política del Ejecutivo de  los EE.UU. encabezado por el Presidente Donald J. Trump ,  en contra de la tiranía Castrista.
A GAESA le entra la mayor parte de las remesas  a Cuba ( más de 3 000 millones de dólares)  la cual es dinero fresco y una ganancia casi neta pues  apenas incurre en gastos de inversión, materias primas, salarios de sus empleados, etc. al  tener el monopolio de los precios en sus tiendas  que abarcan el 85% del mercado minorista de toda Cuba y que son en muchos productos el doble, el triple y más   respecto al precio en que la tiranía los compró. Recordemos que en la Constitución Castrista y en virt´tud de su artículo 18 el Estado Castrista es el único que controla y dirige  la importación y exportación en Cuba.
No debemos olvidar  que GAESA no sólo  controla el 40% del sector hotelero  (¿número de habitaciones?  ¿ingresos? , etc. )  sino que de manera altamente significativa las habitaciones del sector privado (´rent rooms¨), sus  gastos para sus funcionamientos van a parar a los ingresos de GAESA. Hasta los hoteles  de  las grandes compañías  hoteleras que hay en Cuba  dependen en cierta medida, por el antes mencionado artículo 18 de la Constitución de  tiranía Castrista,   de GAESA.
 Los ¨cuenta propistas¨ en sectores como el de los restaurants o ¨paladares¨ dependen  en gran medida de GAESA para adquirir sus productos por mucho que se vaya al ¨mercado negro¨ para disminuir los gastos y aumentar las ganancias de sus negocios.
Finalmente el articulista  trata de vender nuevamente la idea que  la supuesta salida del poder de Raúl Castro ¨pudiera sacar del juego a una buena parte de quienes hoy constituyen una barrera contra los cambios dentro de las esferas del gobierno¨
Se van, como decimos los matemáticos, despejando algunas incognitas...
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Tomado de https://www.martinoticias.com/

Cuba-EEUU: La nueva dinámica del deshielo y el mito de GAESA

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Los militares controlan sectores estratégicos: el 85% del mercado minorista, el 40% del sector hotelero, la Zona Especial de Desarrollo del Mariel y el 27% de ETECSA, pero su esquema empresarial solo representa el 21% de los ingresos brutos de la economía cubana, calcula Emilio Morales, presidente de The Havana Consulting Group
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Por Emilio Morales THCG
Junio 30, 2017

Después de cinco meses de espera y de mucha especulación sobre el proceso de revisión de la política hacia Cuba, el presidente Donald Trump ha puesto “nuevas reglas del juego” para tratar de llegar a un nuevo acuerdo con el gobierno cubano, siguiendo el espíritu contenido en la Ley Helms Burton de 1996.

El discurso de Trump en Miami ha puesto las negociaciones en un escenario más realista y directo. El cambio fue dirigido a evitar el comercio con las empresas bajo la estructura empresarial de las Fuerzas Armadas de Cuba (FAR) y tratar de favorecer el comercio con los cuentapropistas. Sobre todo, cuando faltan apenas unos meses para que Raúl Castro deje el poder. El mensaje fue a la nueva cúpula que está por llegar al mando: si quieren más hay que mover ficha, ordenen la casa, hagan sus ajustes y podremos seguir el juego.

Sin embargo, mantuvo prácticamente todas las fichas negociadas hasta el momento en el mismo lugar ─sin retornar a la era Bush─ y más bien dejó la puerta abierta.
La verdad de GAESA

El impacto de las medidas anunciadas será mínimo. Primero, porque las medidas están basadas en el mito de que mediante el Grupo de Administración Empresarial (GAESA), los militares cubanos dominan el 60% de la economía cubana; algo que no es cierto a pesar de que se cansan de repetirlo sesudos analistas, cubanólogos y medios de comunicación que han adoptado la postura de replicar sin verificación de fuentes confiables.
(Edificio  central de GAESA)

En realidad, los militares cubanos controlan ciertos sectores estratégicos, como por ejemplo el 85% del mercado minorista, el 40% del sector hotelero dentro de la industria turística, la Zona Especial de Desarrollo del Mariel y el 27% de ETECSA, entre otros. Sin embargo, su esquema empresarial solo representa el 21% de los ingresos brutos de la economía cubana.

Lo cierto es que el resto del aparato estatal controla el 61% (exportación de azúcar, níquel, derivados del petróleo, servicios médicos, ron, tabaco, mariscos, biotecnología, telecomunicaciones, etc.), mientras que el naciente sector privado ─aún con sus tremendas limitaciones de todo tipo─ ostenta el 18% de los ingresos, algo nunca visto en casi 60 años.

Tratar de restringir o evitar el comercio con las empresas que pertenecen a la estructura empresarial de las FAR es muy complicado y, en la práctica, difícil de ejecutar. No es fácil determinar sin un turista estuvo hospedado en alguno de los hoteles controlados por los militares o si cenó en un bar o restaurante controlado por ellos. Implementar un sistema para auditar a los viajeros norteamericanos implicaría un presupuesto multimillonario para la Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro en momentos en que la entidad se ha quedado prácticamente sin personal especializado en Cuba.

A su vez, las medidas pueden ser contrarrestadas muy fácilmente por el gobierno cubano. La compañía Havanatur, turoperador encargado de gestionar el mercado estadounidense, puede sacar de su oferta todos los hoteles que pertenecen a la compañía Gaviota y sustituirlos por los hoteles de las otras tres cadenas turísticas (Gran Caribe, Cubanacán, e Isla Azul), que no pertenecen a los militares. No es tampoco improbable que el Ministerio del Turismo desvíe los turistas provenientes de Canadá y Europa hacia los hoteles de Gaviota y priorice a viajeros estadounidenses para ser recibidos en las otras cadenas hoteleras.
Alternativas de enmascaramiento

Por ejemplo, la empresa CIMEX podría nuevamente pasar a manos del Consejo de Estado y dejar de ser de GAESA como parte de las opciones de enmascaramiento empresarial; incluso Gaviota podría convertirse en un holding independiente, fuera de la estructura de GAESA. El gobierno cubano podría incluso desintegrar GAESA o transformarla en un conglomerado independiente, y convertir nuevamente a las FAR en un ministerio presupuestado.

En todo caso, estas medidas pondrían en ventaja a los inversores extranjeros de otros países, al tener el camino más despejado, sin la presión de los negociantes estadounidenses. Las grandes cadenas hoteleras españolas y de otros países van a tener un acceso más fácil al pastel turístico cubano y a los proyectos de infraestructura en negociación para la remodelación de aeropuertos, terminales de cruceros en los puertos, la zona industrial del Mariel, planes de energía, transporte, producción de alimentos, biotecnología, etc.

En realidad, las medidas pueden convertirse en combustible para la retórica que ha usado el gobierno cubano por seis décadas.

De hecho, el naciente y pujante sector privado cubano pudiera afectarse si al final disminuye la entrada de turistas estadounidenses, pero hay que esperar a los próximos meses para poder medir el impacto. Por ahora los vuelos desde Estados Unidos a Cuba han tenido un descomunal crecimiento en los primeros seis meses del año. La cifra de viajes se ha duplicado en comparación con el mismo período en los tres años precedentes.

Un retroceso estratégico

Actualmente un poco más de un millón de personas son independientes económicamente del estado, de ellos 530,000 emprendedores con una licencia oficial para ejercer el trabajo privado. Hoy esta masa de cuentapropistas maneja el 18% de los ingresos brutos de la economía cubana, a pesar de las limitaciones existentes para su desarrollo. Cualquier medida que detenga el empuje de esta fuerza empresarial sería un retroceso estratégico.

En estos momentos hay una gran incertidumbre sobre el futuro de la economía cubana, más por la situación de Venezuela que por el impacto mismo que pudieran causar las medidas anunciadas por Trump.

En días recientes, la Asamblea Nacional del Poder Popular acordó reconocer la personalidad jurídica de las pequeñas y medianas empresas, y lo planteó como una necesidad dentro del lento proceso de reformas que están en marcha para transformar la economía, aun con la retórica absurda de que no quieren permitir la “acumulación de riquezas”.

La salida de Raúl Castro

La salida de Raúl Castro del poder en los próximos meses pudiera sacar del juego a una buena parte de quienes hoy constituyen una barrera contra los cambios dentro de las esferas del gobierno. El pase a retiro de muchos de ellos despejaría el camino a quien se espera sea el nuevo presidente del Consejo de Estado, y le permitiría profundizar y hacer más dinámicas las reformas.

En los próximos meses se hará oficial la ley que autoriza las pequeñas y medianas empresas. También comenzará el proceso electoral para seleccionar los delegados municipales y provinciales, y los candidatos a la Asamblea Nacional, el cual culminará en febrero del 2018 con la instauración del nuevo Parlamento y un presidente del país que por primera vez en 59 años no llevará el apellido Castro.

Para ese entonces, habría un nuevo escenario que indudablemente hará mover las fichas en el tablero de juego. ¿En qué dirección y a qué ritmo se moverán? ¿Estarán los militares fuera del juego o definitivamente en posesión del pastel de la discordia?

Todo dependerá del pragmatismo y la voluntad de ambas partes, pero me aventuro a pronosticar que el escenario de las relaciones bilaterales no va a sufrir un viraje sorprendente.

(Este artículo de Emilio Morales ha sido publicado originalmente en CafeFuerte el 06/23/2017)