Pedro Campos desde Cuba: Afectadas las relaciones entre EEUU y Cuba por tema de ataques auditivos.
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¿Hicieron algo parecido los funcionarios cubanos a lo probablemente hubiera hecho el dictador mayor? Simplemente se lavaron las manos como Poncio Pilato
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Por Pedro Campos
La Habana
02/10/2017
El 26 de agosto pasado CUBAENCUENTRO publicó “Ataques auditivos a diplomáticos: gran problema para el castrismo”. La subestimación del asunto por parte del Gobierno cubano ha traído por consecuencia que el Gobierno de EEUU reaccione retirando el 60 % del personal, suspendiendo indefinidamente el procesamiento de visas cubanas y solicitando a sus ciudadanos que se abstengan de visitar Cuba porque algunos ataques han sido efectuados en hoteles.
El general Raúl Castro, personalmente ante el embajador en funciones de EEUU en La Habana; su canciller ante el Secretario de Estado y la jefa de América del Norte del MINREX, en días recientes habían expresado que el Gobierno cubano nada tenía que ver con esos ataques, pensando que eso era suficiente para descargarse este grave problema. Ahora reaccionó rápidamente ante las decisiones de EEUU, expresando que se trata de “medidas precipitadas”.
El Gobierno de La Habana dejó correr los acontecimientos sabiendo que esto iba a traer un mayor enfriamiento de las relaciones o nunca entendió la complejidad del fenómeno. No tiene lógica, aunque la lógica no siempre funciona con los Castro, que le conviniera un empeoramiento de las relaciones en las difíciles condiciones en que ha quedado el país luego de Irma y dado el gran interés del Gobierno en el turismo norteamericano “salvador”. El corretaje de estos últimos días, sugiere que la segunda variante es la más probable.
Al parecer se durmieron en los laureles y se confiaron irresponsablemente en que, no había manera de demostrar la implicación cubana directa.
Por un enfoque simplista, irresponsable del problema, no entendieron que el asunto va más allá de si hubo o no implicación directa, por de la responsabilidad que tiene el gobierno receptor de garantizar la seguridad de los diplomáticos. Y no por falta de advertencia.
“No politicen el asunto” dijo el joven Bruno Rodríguez, como si no tuviera importancia política que una veintena de diplomáticos extranjeros resultaran afectados en su salud por acciones deliberadas.
Sin pretender ensalzar al caudillo fallecido que podría ser acusado de cualquier cosa, menos de entretenido, aquel hubiera hecho cualquier cosa con tal de demostrar que nada tenía que ver Cuba en eso. Lo mismo hubiera convocado a todos los embajadores a una reunión para explicar el asunto y pedirles colaboración en la investigación, que, nombrado una comisión de alto nivel científico internacional para investigar el tema, creado un centro especial asistencial adjunto a la embajada para asistir a los afectados, posiblemente hubiera destronado a más de un ministro y hubiera hecho otras cosas por el estilo. Nada parecido hizo el heredero menor, demostrando que el sayo diseñado para el otro, le baila.
El gobierno del General, salvo mostrar su disposición a trabajar en conjunto con el FBI en la investigación, no tomó otras acciones que hubieran demostrado la importancia y seriedad concedida al problema. En cualquier otro país, se explicaba en aquel artículo, ese hecho hubiera implicado la destitución de varios funcionarios de los ministerios y de los órganos encargados de garantizar la seguridad de los diplomáticos extranjeros.
Además de sus declaraciones de que Cuba no tenía una implicación directa, conociendo el tema desde hace varios meses ¿qué hicieron los altos funcionaros del MINREX o el MININT? ¿Hicieron algo parecido a lo probablemente hubiera hecho el dictador mayor?
Simplemente todos se lavaron las manos como Poncio Pilato, porque no se ha demostrado que ellos tuvieran una actuación directa en los hechos.
En fin, que todos, el Gobierno y sus funcionarios principales que tienen que ver con esto, han demostrado una vez más incapacidad para lidiar con un tema tan espinoso. Creyeron que con unas simples declaraciones iban a neutralizar a EEUU.
¿No se percataron que el Gobierno de EEUU está obligado a proteger a su personal de estas agresiones en territorio cubano, sea quien sea el causante?
Lo menos que puede hacer Raúl Castro para tratar de arreglar el potaje es cesar en sus funciones al ministro de Relaciones Exteriores y a sus principales colaboradores en el tema y al ministro del interior, al jefe de la Comisión de Defensa y Seguridad Nacional, Alejandro Castro y al jefe de la Seguridad encargado de proteger a los diplomáticos extranjeros, por la incapacidad demostrada para lidiar con este asunto; nombrar una comisión gubernamental de alto nivel encabezada por la segunda figura del Gobierno y en breve tiempo dar una respuesta satisfactoria a la parte estadounidense, y, al menos, demostrar con hechos concretos la honda preocupación y ocupación del Gobierno cubano por las afectaciones a la salud de los diplomáticos de EEUU en Cuba.
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