Alberto Roteta Dorado. sobre Ecuador: Crisis de Alianza PAIS y destitución de Lenín Moreno de la presidencia del partido.
Dicho partido, actualmente el oficialista, dado el continuismo político preparado por el propio Correa mediante la figura de Lenín Moreno – por suerte para Ecuador, para Latinoamérica, y para la humanidad de manera general, Moreno le ha dado un viraje radical a la política ecuatoriana dejando todo rudimento socialista de un lado y proponiéndose poner un orden en medio del caos que dejó la década correísta– impulsó la llamada revolución ciudadana, el equivalente de la revolución bolivariana de Venezuela, o de la revolución “democrática” cultural de Bolivia, siguiendo los patrones del ya casi desaparecido Socialismo del siglo XXI en Latinoamérica.
Desde hace varias semanas se viene insistiendo en una crisis dentro de Alianza PAIS. Algunos comentaristas y analistas ecuatorianos han tratado de relacionarla con varios hechos significativos, a los que ya hice referencia en escritos anteriores, el primero de ellos ha sido la ruptura definitiva entre Lenín Moreno, el actual presidente del país y principal líder del movimiento hasta este martes 31 de octubre, en que fuera separado de la presidencia de este partido, y Rafael Correa, el presidente anterior. El segundo ha sido la gran polémica de Jorge Glas, el vicepresidente, suspendido de sus funciones y prisionero en espera de juicio político por graves implicaciones en casos de corrupción, y el último, en mi opinión, el más significativo para la agudización de la crisis, la consulta popular a la que está convocando Moreno, de manera particular, dos de sus acápites: 1. El cese del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, 2. La eliminación de la reelección indefinida.
No creo que la crisis por la que pasa el partido oficialista ecuatoriano fuera desencadenada por estos hechos, sino que estos determinaron una profunda agudización de una crisis que comenzó justo con el inicio del mandato de Lenín Moreno, y que como era de esperar provocó un impacto en aquellos sectores más arraigados al estilo correísta con una fuerte dosis de un socialismo jamás comprendido, pero si estereotipado mediante sus acostumbradas referencias a dicha tendencia, su habitual y vulgar eslogan de ¡hasta la victoria siempre!, y de su reiterado apoyo a todos aquellos líderes de la izquierda subcontinental implicados en graves escándalos de corrupción.
Moreno entró haciendo reformas radicales y convocando a un masivo diálogo sin excluir a los movimientos opositores, ni a sus principales líderes, algo que no les gustó a los más recalcitrantes cabecillas de la izquierda ecuatoriana agrupados en Alianza PAIS, los que interpretaron su gesto de camaradería sustentado en su posición respecto a los conceptos de la democracia como una traición. Si a esto se le suma la intromisión constante de Rafael Correa arremetiendo contra Moreno, a quien ha acusado injustamente de traición, pues se podrá comprender que la crisis es anterior al gran cisma Correa-Moreno, a la suspensión de Glas de sus funciones y a la propuesta de consulta popular.
No obstante, el motivo de mayor peso en la grave polémica de Alianza PAIS ha sido la consulta popular, cuyas preguntas entran en contradicción con la línea del partido, toda vez que los principales temas pretenden sacudir enmiendas, adaptaciones y propuestas que hiciera Correa durante su mandato, siendo este, el verdadero detonante del gran cisma, aunque reitero, no lo que diera lugar al inicio de la crisis.
Así las cosas, este martes 31 de octubre, Lenín Moreno fue destituido de su cargo de presidente de Alianza PAIS, lo que se interpreta como un signo de fractura interna irreversible de dicho movimiento.
Entre las razones políticas que se argumentaron para deponer a Moreno está la convocatoria a la consulta popular para eliminar algunos de los proyectos iniciados por Correa, así como no mostrar coherencia con su plan de gobierno y proyecto político. Sin embargo, para ejecutar el cambio de presidente en Alianza PAIS se han basado en la ausencia de Moreno durante tres meses a las sesiones del consejo directivo.
Ricardo Patiño, a quien se nombró presidente, destacó en ese sentido que el reglamento de AP establece que la ausencia de tres meses consecutivos a las sesiones hacen que el miembro "pierda su dignidad" y "condición" con carácter inmediato, según establece la disposición general novena del Régimen Orgánico del Movimiento.
De cualquier modo detrás de la teatralidad de algunos de los directivos y miembros de AP está la malévola presencia de Rafael Correa, quien de modo inescrupuloso es capaz de hacer cualquier cosa por reconquistar un poder perdido que se resiste a aceptar. Desde Bélgica ha continuado dando instrucciones precisas a sus más fieles seguidores, quienes en su ignorancia y su falta de visión se dejan manipular por el egocéntrico exmandatario.
1 Comments:
El ex ponedor de bombas te dara una amarga decepción amigo Roteta.
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