ARMANDO HART, EL PADRE DEL ADOCTRINAMIENTO EN LA CUBA DE LOS CASTRO
Por Esteban Fernández
Unas cuantas palabras, repetidas varias veces, fueron suficientes para que nosotros le acreditáramos la creación del funesto “hombre nuevo” a Ernesto Guevara. En realidad, el Che lo que quiso decir fue: “Vamos a convertir a los cubanos en argentinos a mi imagen y semejanza”.
Pero el “Che” no creó un carajo en Cuba El estrafalario personaje lo único que le interesaba era matar. Matar, mató y lo mataron. Lanzó unas confusas palabras sobre la posibilidad de formar un “ser perfecto”, un robot comunista, y de ahí se fue a La Cabaña a fusilar, y más tarde a morir en Bolivia suplicando que no lo mataran, que él tenía más valor vivo que muerto.
Entonces ¿quién fue el que le tomó palabra y se dio a la tarea de liderar la eterna campaña de comunizar y fidelizar a la niñez y juventud cubana? Eso tenía un nombre: Armando Hart Dávalos.
Tenemos la costumbre de despectivamente decir “Oh, eso son los hombres nuevos creados por el Che” mientras casi nadie -que yo sepa- dice la gran verdad. Lo cierto es que fue Armando Hart “el padre de esas criaturas”.
Y ¿Quién fue este tipo? Comencemos por decir que el apellido “Hart” le viene de su abuelo nacido en Georgia USA, quien desgraciadamente emigró a Cuba.
Durante la lucha contra Batista participó en la organización del movimiento 26 de julio en el llano, a la caída de Batista estaba preso, siendo su principal “mérito” revolucionario era ser hermano de Enrique Hart, un terrorista el cual el 21 de abril de 1958 en Versalles, Matanzas, le explotó una bomba cuando iba a colocarla. Eso le valió que -en una carta a Armando- Fidel Castro lo calificara como “uno de los hombres de acción más intrépidos y audaces del movimiento clandestino”.
“Afincó sus galones” casándose con la famosa fidelista Haydée Santamaria, la cual se suicidó simbólicamente un 26 de julio.
Desde un principio fue nombra Ministro de Educación, más tarde Ministro de Cultura, y desde ambos cargos oficiales fue el que dirigió todo el adoctrinamiento al cual me referí recientemente.
Todos esos “atributos revolucionarios” no tuvieron la menor importancia si no hubieran sido acompañados por una total sumisión a los hermanos Castro y a cuanta “hijo de putadas” se les ocurrieran.
La mejor descripción de Hart la hace Alejandro Ríos en su escrito el 29 de noviembre de 2017 titulado FRAUDE Y DESILUSIÓN EN CUBA donde comienza diciendo: “Armando Hart, a quien he llamado “la Bomba H” por todo el daño deparado a la cultura y la educación en Cuba, ha fallecido, y de su comisariado no quedará ni una coma para recordar. Los medios cubanos y abúlicas agencias de prensa internacionales, reportando desde la isla, lo llaman “figura histórica de la revolución”, “ministro de educación y de cultura”, “intelectual” y “estudioso de la obra martiana”, títulos fraudulentos de quien solamente fuera un seguidor enfermizo del castrismo y su gestor”. Fidel Castro lo llamó su mejor discípulo y hermano.
Pero dejemos que sea el propio Armando Hart quién nos diga: «Con certeza puedo afirmar que mi vida está dividida en dos etapas fundamentales: antes y después de conocer a Fidel Castro».
Fue el 26 de noviembre del 2016 cuando Armando Hart encabezó con esas palabras, en medio del dolor, su evocación personal del tirano de Cuba.
Así es que cuando veamos a tantos jóvenes cubanos confundidos y hablando barrabasadas en Miami, llamémoslo por su verdadero nombre: Son los hijos de Armandito, él moldeó, creó y formó varias generaciones de Frankenstein en Cuba
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