domingo, abril 15, 2018

Antonio Sánchez García: LUIS ALMAGRO: CUBA AL ESTRADO



Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

Algunas observaciones:históricas relacionadas con

Los independentistas en Cuba tuvieron que luchar hasta en contra del TRIPLE  del total de  tropas realistas que hubo en Suramérica cuando las luchas independentistas de Bolivar, San Martín, Sucre, O´Higgins, etc.. El total de tropas a favor de la Metrópoli española  y en contra de esas colonias iberoamericanas de Suramérica  fue  aproximadamente de  100 000. Esas guerras independentistas en Suramérica  aprovecharon la oportunidad de que España estaba luchando en contra de las tropas de Napoleón Bonaparte. el cual  habían invadido a España y colocado a su pariente  ¨Pepe¨ Botella a gobernar en España. creo oportuno señalar que después de las  guerras en Suramérica  la presencia de tropas españolas en Cuba fue aumentada considerablemente para cuidar a ¨la más preciada joya de la Corona¨ y para que Cuba sirviera de puentes para intentar recuperar a algunas de sus excolonias.

Los independentistas en Cuba apenas recibieron ayuda de los gobiernos del continente americano ni de ninguna otra parte en sus tres guerras independentistas. Ese no fue el caso  de las tropas independentistas en Suramérica las cuales recibieron ayuda militar  de potencias extranjeras incluyendo tropas como fue, por ejemplo,   los miles de combatiente que les envió el Imperio Británico   y que hizo que el comunista Karl Marx  expresar que Simón Bolivar era un agente del capitalismo británico. Pueden leer más sobre la opinión de Karl Marx sobre Bolivar en su artículo.BOLÍVAR Y PONTE. Artículo publicado en el tomo III de The New American Cyclopedia. Escrito en enero de 1858. Apareció en la edición alemana de MEW, t. XIV, pp. 217-231.

Es muy frecuente que en la ciudades portuarias se desarrolle la prostitución en las cercanías de sus puertos  por  la marineria que llega a ellas  con dinero y con deseos de disfrutar de los placeres de todo tipo, incluyendo la prostitución. Por otra parte,  la ciudad de La Habana en la época de la Guerra de Independencia de las Trece Colonia comenzada en 1776  tenía el triple de habitantes que la ciudad norteamericana de Filadelfia.

De Cuba, pese a que  apenas se encontró oro en sus tierras, salió más riqueza rumbo a España que la que salió  en su conjunto de TODAS  las demás  colonias iberoamericanas hacia la metrópoli; gran parte de esa riqueza procedía de las plantaciones de café y de caña, las cuales exigían  la  utilización  numerosa de  mano de obra, la cual en su inmensa mayoría era esclava,  por lo que las autoridades de la metrópoli española se hacían de la ¨vista gorda¨   en los tiempos en que la trata de esclavos  estaba prohibida en Cuba. Inglaterra después de la rvolución Industrial, y no antes,  era la que estaba en contra de la trata de esclavos.. A los 15 años después del fin de la última y devastadora  guerra de independencia en Cuba (concluida en 1898)  ya  Cuba superaba percápita (por habitante) en importación y exportación al resto de las repúblicas  iberoamericanas. Sobre esto último pueden leer el artículo de Fernando Ortiz titulado Cuba y sus hermanas, escrito en 1913.
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LUIS ALMAGRO: CUBA AL ESTRADO

Por Antonio Sánchez García
@sangarccs
14 de abril de 2016

Sesenta años de historia, inconmovibles y ya aceptados como una segunda naturaleza caribeña destinada a reinar por los siglos de los siglos, se han visto sacudidos por una declaración del Secretario General de la OEA, Luis Almagro, que rompe con los paradigmas calcificados de una organización multinacional que luego de echar a la dictadura castrista de su seno decidió dejarla vegetar intocada y eternizarla en el limbo de lo intocable. Cuba, la indiscutible, la admirada, la consentida y heroizada, sube al estrado. Sus crímenes revalsaron la paciencia. La tiranía enfrenta, por primera vez en su longeva historia, el cuestionamiento radical de las más altas instancias colegiadas de la región. Luis Almagro acaba de declarar en un encuentro público con representantes auténticos de la sociedad civil cubana, en Lima, que es inadmisible que Raúl Castro, amo y señor feudal de una sociedad prácticamente en estado de catalepsia política, de paso a una sucesión dinástica y entronice a uno de los suyos como futuro príncipe y tirano de la isla. El reino ha sido sacudido. La tiranía no va más.

(Luis Almagro)

Es un cambio de paradigmas de 180 grados. Hace nada, durante el secretariado del socialista chileno José Miguel Insulza, se le veía exultante caminando a la vera de un sonriente Fidel Castro creyendo posible lograr lo que coronaría su reinado con un logro de valor trascendental: volver a los Castro al seno de la comunidad hemisférica. En gloria y majestad. Sin cambiar un ápice en su conformación tiránica. Y lo insólito no fue la propuesta, que no encontró una sola oposición en el seno de la organización que consideraba que de Occidente y a pocas millas de La Florida no sólo era normal sino altamente deseable que la dictadura más longeva y sanguinaria se sentara en la mesa de discusiones de la asamblea general, Par entre Pares e igual entre iguales, en Washington, a no más de siete minutos de la Casa Blanca – como acaba de recordárselo a Donald Trump el periodista argentino Andrés Oppenheimer – y tras de una docena de gobiernos republicanos y demócratas, junto a democracias impolutas como la norteamericana, la canadiense, y las pocas dignas de mención que por entonces sobrevivían. Lo insólito fue el despreciativo rechazo de Fidel, que por entonces seguía haciendo de las suyas y quien consideró una humillación y un desaire que se le invitara a participar de un arrejuntamiento de genuflexos, arrodillados y postrados ante los amos del imperio. Resonó burlona la guasa de Carlos Puebla cantando “con la OEA o sin la OEA, ganaremos la pelea”. A más de medio siglo de distancia, los Castro proclamaban su victoria ante un Secretario General genuflexo y dispuesto a lamerles las botas. Nada de que asombrarse: era y sigue siendo la tiranofilia de las izquierdas latinoamericanas.

Fue hace nada, pero parecieran siglos. Chávez vivía y se paseaba majestático por los foros internacionales, recibía saludos cordiales de Barak Obama, al que le regalaba, panfletario, “Las venas abiertas de América Latina”, del uruguayo Eduardo Galeano. Sin siquiera imaginar que además de recibir la aterradora visita de la Parca, que asistida por Fidel Castro lo descuartizara sobre una camilla del CIMEQ, en donde recibiría la debida momificación esperando el traslado final a su patria devastada, los días de José Miguel Insulza estaban contados y desde la nación de Galeano y Pepe Mujica, del gabinete mismo del ex tupamaro, saldría la figura que impulsaría y acompañaría el giro copernicano que ha comenzado a dar América Latina, con Kirchner muerto, su mujer con un pie en la cárcel, Dilma defenestrada, Lula en chirona cumpliendo una pena de doce años – una cifra mágica – y que “Der Schlächter” – el carnicero, como llamara la revista alemana Der Spiegel a Nicolás Maduro – sería repudiado, rechazado y aislado por todas las democracias del mundo, salvo las de Bolivia y Nicaragua, si se las puede considerar de tales.

En lo más oscuro de la noche, comenzó el amanecer. El golpe de Luis Almagro da en el corazón, tiránico, de la América Española. Es un pase de factura de dos siglos. Cuba no sólo fue el último reducto de los invasores españoles, mientras los venezolanos libraban la Guerra a Muerte y sacrificaban trescientas mil almas por independizarse ellos e independizar a otras cuatro naciones, sino que fue en su pasado colonial la sociedad más esclavista y más racista de la región. El prostíbulo de la marinería de la Flota, durante sus tres siglos de historia. Y el mayor reducto importador de titulos de nobleza de la Corona y de esclavos africanos para satisfacer a su sacarocracia, cuando ya el esclavismo había sido desterrado de América. Todo ello según datos fidedignos del más grande historiador cubano de la modernidad, Manuel Moreno Fraginals (Cuba/España España/Cuba). Hoy es la única tiranía latinoamericana, a título propio. Que la venezolana, para su deshonra, no pasa de satrapía. Una dictadura subordinada.

Al parecer, Latinoamérica recomienza su heroica aventura por la libertad. Retoma la tarea interrumpida en 1959. Se derrumban los viejos mitos y se destierran las añejas y manoseadas certidumbres. Como lo diría el bardo newyorkino, Bob Dylan en una canción memorable: “times, they are in changing”: los tiempos están cambiando. Gracias, Luis Almagro.