Cuba: muertes sin sentido en desastres de aviación
El reciente accidente de un Boeing 737 en Cuba, que causó la muerte de 112 de sus 113 pasajeros, es el indicio más reciente del probado desprecio del régimen cubano por la vida humana; permea incluso
en sus prácticas de aviación civil.
En el sistema totalitario cubano, el estado es a la vez propietario absoluto y regulador supremo. Administra toda la aviación comercial con fines de lucro a la vez que es responsable por su seguridad, siempre libre de cualquier responsabilidad, ya que el poder judicial está totalmente subordinado al poder ejecutivo y tanto la prensa como las instituciones de la sociedad civil independientes están prohibidas. Faltando transparencia, supervisión y recurso legal, las vidas de todos los que vuelan están en perenne peligro.
El accidente en enero de 1985 de un vuelo de Cubana de Aviación en ruta de La Habana a Managua, Nicaragua, es un ejemplo flagrante de la negligencia criminal que genera esta aberrante situación. El Ilyushin Il-18D fabricado por los soviéticos se estrelló poco después de despegar en un campo en San José de las Lajas, cerca del aeropuerto internacional de La Habana. De 38 a 41 pasajeros perecieron. (Cuba informó alternativamente 38 o 40 víctimas y se sabe que un estadounidense viajaba con identidad falsa y podría ser una víctima adicional si no figura en el conteo oficial con una nacionalidad diferente). Las víctimas incluían a veintiséis cubanos, diez nicaragüenses, un guatemalteco, un costarricense, un mexicano y dos ciudadanos estadounidenses.
El gobierno cubano informó oficialmente que el siniestro había sido accidental y se había debido a un mal funcionamiento mecánico: "Posible falla en el horizonte artificial y obstrucción o control del alerón debido a la carga desplazada". Posteriormente, altos oficiales de los servicios militares y de inteligencia cubanos que desertaron informaron que las autoridades cubanas habían ordenado cargar el avión con un gran volumen de armamento (cajas con fusiles AK-47, granadas, minas y municiones) para abastecer a los sandinistas nicaragüenses, una práctica prohibida en la aviación civil. Cuando el avión giró, el armamento, que no se fijó debidamente, se desplazó, ejerciendo presión sobre los cables y cortando la comunicación de la cabina a la cola.
Un ex piloto de Cubana de Aviación relató a Archivo Cuba que, en 1984, incluso hasta pocas semanas antes del accidente, se vio obligado a pilotear varios vuelos comerciales de La Habana a Managua cargados con armamento para los sandinistas. No se le informaba o consultaba y sólo poco antes de la salida del avión se percataba del tipo de carga que llevaba; sabía que objetar sólo resultaría en que “lo rebajaran” del vuelo.
Para borrar todo rastro de la causa del accidente, Fidel Castro ordenó inmediatamente que Tropas Especiales, bajo el mando del General Alejandro Ronda, acordonaran 3 kilómetros alrededor del área y limpiaran completamente todos los restos del avión y sus pasajeros. La explosión del avión al chocar con tierra fue tan violenta que sólo se recuperaron fragmentos achicharrados de los cuerpos. Se hizo un gran y emotivo funeral, pero no se sabe si las familias de las víctimas recibieron una indemnización adecuada. En esa fecha, Cuba estaba obligada por el Protocolo de La Haya de 1955 (que modificó la Convención de Varsovia de 1929), que establecía una compensación de 125,000 francos por pasajero por parte de la aerolínea. Una persona que conocía a una de las víctimas cubanas cree que su familia no recibió dicha compensación.[1]
A grand and emotionally-charged public state funeral followed. It is not known if the victims´ families received proper compensation. At that time, Cubana would have been held to the Hague Protocol of 1955 (amending the Warsaw Convention of 1929), that established a liability by the carrier of 125,000 francs for each passenger. An individual who knew one of the Cuban victims believes his family was not adequately compensated.
Dos estadounidenses estaban entre las víctimas.
Alexandra Pollack, una activista comunista de 37 años, que había ido a Cuba oficialmente para pronunciar un discurso. Según el FBI, trabajó con/para Cuba apoyando las actividades de dos organizaciones terroristas bajo el viso de solidaridad internacional.
También iba a bordo un diplomático estadounidense asignado a América Central que viajaba bajo una identidad falsa (de otro país), cuyo verdadero nombre se desconoce. Según un ex oficial de la inteligencia cubana, el americano había sido reclutado por los servicios de inteligencia cubanos y había viajado clandestinamente a Cuba para ser entrenado en comunicaciones secretas.
Una negligencia grave parece también haber causado las 112 muertes recientes. Alrededor del mediodía del viernes 18 de mayo, un vuelo de Cubana de Aviación que salía de La Habana hacia la ciudad oriental de Holguín cayó poco después del despegue, perdiendo la vida 112 de los 113 pasajeros (tres mujeres sobrevivieron el incidente, pero dos fallecieron posteriormente). A la fecha, la única sobreviviente, de 19 años, lucha por su vida. Cinco mexicanos (la tripulación y un turista), dos argentinos y dos saharaui-españoles murieron. Entre las víctimas cubanas estaban cinco niños y diez matrimonios que dejaron muchos huérfanos (eran pastores evangélicos que regresaban a Holguín luego de asistir a un retiro en La Habana). Las fotos de las víctimas y las historias desgarradoras de
tantas vidas truncadas y seres queridos afectados han colmado los medios de prensa y las redes sociales.
La negligencia y negligencia de las autoridades estatales explica el elevado número de muertes en accidentes de aviación, así como en las carreteras de Cuba y en derrumbes de estructuras en las que se ven forzadas a residir muchas personas a pesar de su depauperación. No debería haber impunidad para los responsables, ahora o en el pasado, por no proteger la vida humana por encima de cualquier otro interés.
Recordemos a las víctimas del siniestro del 18 de mayo, así como de todos los accidentes en Cuba que debieran haberse evitado. Llamamos a la comunidad internacional a exigir que las autoridades cubanas respeten sus compromisos internacionales sobre la aviación civil.
*Fotos por orden de aparición: Una madre con una foto de su hijo muerto en el accidente del 18 de mayo 2018 (Diario de Cuba); Doris Morales (joven hija del Viceministro del Interior de Nicaragua), René David Oses (fotógrafo de 32 años de las Fuerzas Armadas Revolucionarias), y Alexandra Pollack activista comunista estadounidense de 37 años), muertos en el siniestro de Cubana de Aviación de enero 1985; Mónica Leyva con su hija Alexia y Michel López, muertos en el accidente de Cubana del 18 de mayo de 2018 (Facebook).
PRÓXIMAMENTE: Detallado informe por Archivo Cuba sobre el accidente más reciente y la situación actual de la aviación civil de Cuba.
[1] La información sobre la causa del accidente fue obtenida de varias fuentes, incluidos los testimonios de tres desertores de alto rango: 1. Enrique García, ex oficial de inteligencia cubana, entrevistas con Archivo Cuba, 30 de noviembre de 2015 y 19 de mayo 2018; 2. General Rafael del Pino, ex comandante adjunto de DAAFAR (Fuerza de Defensa Aérea y Anti Aérea de la Revolución Cubana), en su libro de 1991 Proa a la Libertad; y 3. Mario Riva Morales, ex miembro de la Fuerza Aérea de Cuba, 1 de diciembre de 2015, Llamado 32: Secretos de Cuba, http://llamado32.blogspot.com/ 2007/03/cu-t899-cubana.html.
1 Comments:
Si la masacre del remolcador "13 de Marzo" fue ignorada, esta tragedia no importa. Nada importa. Todo es hipocresía e interés.
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