Esteban Fernández: SIMPLEMENTE UN ALUMNO DE UNA CAUSA SIN SEÑORÍA
Por Esteban Fernández
28 de agosto de 2018
“Sí, fui a uno de los colegios mejores de Cuba (el Kate Plumer Bryan Memorial, el Colegio Americano) y al Instituto de Güines, dirigidos respectivamente por dos grandes hombres: Raúl P. Guitart y Rogelio Zaldívar.
Claro que ahí aprendí lo básico para no considerarme un tolete analfabeto. Sin embargo, siempre me han molestado los que basan todos sus conocimientos en las aulas y en los libros. Para mí lo más grande del mundo, siempre ha sido la “universidad de la calle”.
Mis primera verdaderas clases las recibí en los bancos del parque de mi pueblo. Día por día en cada banco se reunían expertos en cada materia callejera. El banco de los galleros, de los criadores de pájaros, de teatro con Efrén Bezanilla a la cabeza, expertos en béisbol, en papalotes, en poesías, en periodismo.
Y desde las siete de la mañana los fines de semana mi padre me sentaba en el banco de los políticos, y por ahí desfilaban desde el ex alcalde Tirso Brito, hasta el representante de San Nicolás de Bari, Virgilio Pérez López. Todo lo que sé de la política cubana hasta 1959 lo aprendí ahí.
Y muchos me llaman “maestro” en las cosas de Cuba. Y, en realidad, si sé mucho de Cuba es simplemente por todo lo contrario: por ser el mejor de los alumnos y porque tampoco lo aprendí en los libros sino en la eterna militancia.
¿Cuánto tiempo dedica un estudiante para graduarse de médico? Digamos que 8 o 12 años, yo he dedicado a la causa de Cuba 60 años de dedicación, aprendizaje y participación.
Y, mientras la baby Ana Mary Zárraga gateaba por toda la casa, noche tras noche en la sala la residencia de sus padres Carlos y Olga Zárraga, escuchando a cuatro genios de los acontecimientos cubanos: Zárraga, Tony Santiago ex presidente de la Juventud Auténtica, Charles Simeón uno de los fundadores del Partido Trotskista de Cuba y el abogado Pepe Iglesias líder de UNARE, hablando de Cuba.
Y, en Los Ángeles durante 51 años, ha sido tanta mi dedicación, tanto aprendizaje, tantos desengaños, que es muy difícil escribir la historia del exilio californiano sin mencionar a este eterno discípulo (porque todos los días aprendo algo nuevo)_ de la gestión anticastrista.
Pero que conste, que una de las cosas que he aprendido es que aquí no existe la antigüedad, ni el tiempo dedicado, ni los conocimientos adquiridos y cualquier ex oficial de la inteligencia cubana, cualquier recién declarado disidente es entrevistado por Radio Martí y por las estaciones de radio y televisión de Miami.
Es como si un niño recién terminado el Kindergarten lo llevan a dar una conferencia sobre cirugías del cerebro en un Congreso médico. Vaya, cualquier zapingo es un cubanólogo.
Y, por lo tanto, lo más recientemente aprendido por este alumno llamado Estebita es que “en esta causa no existe la señoría” y cualquiera con una computadora es un experto.
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