viernes, agosto 17, 2018

Zoé Valdés: Manteros en el Parlamento de Barcelona. ¿Cómo puede un Parlamento, un gobierno, alentar estos actos delictivos?





Manteros en el Parlament

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¿Cómo puede un Parlamento, un gobierno, alentar estos actos delictivos?
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Por Zoé Valdés
2018-08-15

He visto el vídeo de los manteros africanos negros (hay también africanos blancos, que lo sepan, y en Sudáfrica están siendo masacrados por los negros; nadie lo dice) en el Parlament de Barcelona. Bueno, qué quieren que les diga…

Han ido a presentar un proyecto –dicen-, del cual poco o nada se cuenta en ese vídeo. Me imagino que dicho proyecto tendrá que ver con seguir vendiendo productos copiados, falsos y mal hechos, a bajos precios, sin pagar un centavo de impuestos, claro. Lo de que no pagan impuestos se cae de la mata, inclusive cuando uno de ellos afirma con su cara de concreto armado que llegó niño a España, ilegal, y once años después todavía es ilegal. Pregunto lo que nadie le preguntó en ese vídeo: ¿qué hicieron sus padres o qué hizo él mismo en esos once años para no conseguir ni siquiera un documento de residente? ¿Estudió, trabajó, o se dedicó a ser mantero, o qué sé yo…? Qué expliquen sus trayectorias, que a todos los inmigrantes o exiliados (es mi caso), que hemos tenido que regularizar nuestras situaciones, nos hacen unos interrogatorios en los que debemos contar del pe al pa, y además nos exigen ganancias, además de proyectos de trabajo reales, y no de tupe, no de robo. No delinquiendo mediante la contrefaçon, delito de usurpación y falsificación.

En Francia está terminantemente prohibida la contrefaçon, y si a alguien se le descubre un producto de contrefaçon de marcas es de inmediato penado con multas que empiezan por 500 euros y pueden ir hasta a miles, en dependencia del precio del objeto falsificado y de su precio en ‘boutique’ o tienda.


De modo que ¿cómo es posible que se reciba en un Parlamento, además se proteja, y hasta se le acepte un proyecto a una banda de delincuentes que recientemente intentaron asesinar a un turista en la calle, a pleno día, por el mero hecho de que el visitante de paso intentaba defender a una mujer de un gesto insistente y agresivo de otros manteros?

En Italia, en las playas de España, he sido testigo de las malas e inadecuada formas que tienen de abordar estos manteros. A veces con una falsa amabilidad acosan plantándose delante, e insistiendo en que le compres su pacotilla; en otras, y esas son las peores, se ponen bien bordes, mal educados, y hasta que no les compras algo no te liberas de ellos. En Venecia agarran por el brazo a las mujeres, obligándolas a que se les acerquen, a sus mantas expuestas en las calles, y claro, caes en la tentación de la pena, la piedad, y también del delito.

¿Cómo puede un Parlamento, un gobierno, alentar estos actos delictivos? Esa es la cuestión. ¿Y cómo puede este puñado de atorrantes no sólo llegar tarde a una reunión en el Parlamento, y además usar la justificación de que llegan tarde por culpa de la persecución policial, y para colmo, hacer gala de una arrogancia insoportable cuando al final concluyen que se han salido con la suya, "que ahora la pelota está en el campo contrario"?

¿Pero qué le está pasando a los españoles? ¿A quiénes le están entregando el país con los pantalones bajados y el culete en pompa?

Estoy segura de que si mi hija, que es española también, y cineasta, pidiera una reunión para presentar un proyecto de documental sobre sus raíces españolas, no sólo no le darían ninguna facilidad para el proyecto, ni siquiera la recibirían. Como tampoco me facilitarían a mí, española por decreto Real, nada para cualquier otro proyecto de Festival Literario, o de Cine, o de prensa independiente. Nada. Cero. Como al resto de los españoles de origen latinoamericano.

¿Qué esperan los españoles para lanzarse a las calles y exigir que España vuelva a ser de los que trabajan y no de los que roban, de sus ciudadanos y no de los que vienen a insultarlos, estafarlos, y a burlarse de ellos a diario?

¿Qué gana España con esto? ¿Qué pueden aportar a España estos sujetos como no sea más miseria y decadencia? Esto no es inmigración, esto es invasión, y de la mala, de la que obliga a los mejores a abandonar el país para que toda esta ralea de malagradecidos y vagos tome sus plazas y hagan y deshagan a su antojo, como si se encontraran en la más paupérrima de las tribus.

Me he tenido que reír con el gesto del africano que responde último en ese vídeo, que con tanta desvergüenza hace un gesto final de dar una patada, supuestamente a una pelota, pero en realidad pudiera interpretarse que es a nosotros a quienes patearía de buena gana. Se larga orondo de ese Parlamento, donde ha sido recibido como un héroe por el blanquito acomplejado de turno, el oportunista comunista, y se larga riéndose de él, y de todos los que como él con complejo de colonizador prefiere que lo colonicen estos gandules. Un zángano que no hubiera sido recibido ni por los suyos en su barraca en África.
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Tomado de http://www.alertadigital.com/


REDACCION
6 de agosto 2018

El turista estadounidense agredido por un grupo de manteros afirma que Barcelona “se está convirtiendo en el tercer mundo”


El turista estadounidense agredido en Barcelona por un grupo de ‘manteros’ —vendedores ambulantes que exponen en plena calle sus mercancías, generalmente copias ilegales, sobre una manta— afirmó que la ciudad “se está convirtiendo en el tercer mundo”.

José Bravo, un turista estadounidense de ascendencia cubana, de 45 años, declaró a Telecinco que en esta visita —la primera a España— se lleva “una mala experiencia”. “Este país se está convirtiendo en el tercer mundo, eso es culpa de los políticos”, lamentó.

Bravo presentó una denuncia el 4 de agosto después de ser asesorado por el consulado de Estados Unidos en Barcelona. “Me quiero ir de Barcelona porque tengo miedo”, confesó el turista.

La víctima describió el incidente a las cámaras: “Crucé la plaza para defender a una mujer que estaba siendo atacada brutalmente por los africanos. La mujer estaba sola. Yo miraba y veía que nadie la defendía”, relató Bravo, quien no tiene dudas de que su agresor pretendía “matarme”. “Me quisieron matar, cuando dejaron de pegarme empezaron a golpearme con la hebilla de un cinturón”, explicó.

Además, reveló que “el grupo de personas que iba conmigo también fue agredida, entre ellas mi sobrina, que es una niña”. Manifestó asimismo que, probablemente, no regrese nunca más a Barcelona. “La vida en esta ciudad es muy peligrosa”, lamentó.

Los hechos ocurrieron en la noche del miércoles en un café de la céntrica plaza Cataluña cuando Bravo intentó defender a una mujer que estaba siendo increpada por un grupo de manteros. Recriminaron a la mujer que no podía pasar con su carrito para bebés por la zona que ellos ocupaban. Ningún catalán salió en defensa de la madre.

Sí lo hizo el turista estadounidense, que intercedió a favor de la mujer, que estaba siendo insultada. La reacción de los vendedores africanos no se hizo esperar: lo golpearon con un cinturón, causándole un corte en la femoral.

La víctima de la agresión fue trasladada de inmediato al Hospital Clínic, donde se le trataron las heridas y fue dada de alta esa misma noche.

El portavoz del sindicato CSIF de la Guardia Urbana, Eugenio Zambrano, afirmó a los medios que lo “sucedido esta noche no es otra cosa que la consecuencia de la dejadez de la política de (la alcaldesa) Ada Colau en el tema de la venta ambulante y también del apoyo institucional que se muestra a este sector.”

El suceso, y la difusión de las imágenes de la acera ensangrentada, reabrieron el debate sobre la venta ambulante en Barcelona, que la oposición considera que degrada la imagen de la ciudad. Fuentes del consistorio alegan que la alarma social está creada por los medios de comunicación y obedece a intereses partidistas.




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La Vanguardia
Published on May 19, 2016
Manteros agreden a la Guàrdia Urbana de Barcelona



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Top Manta en la Rambla de Barcelona



La Vanguardia
Published on Jun 26, 2015
Así juegan al gato y el ratón los manteros y la Urbana. La policía no consigue disuadir a los vendedores ambulantes en la Rambla, donde resurge con fuerza esta actividad ilícita provocando aglomeraciones