Sobre mojigatos y santurrones. . Raúl Eduardo Chao sobre los aspectos más llamativos del “Proceso Kavanaugh”
Por Raúl Eduardo Chao
Oct 7, 2018
Los aspectos más llamativos del “Proceso Kavanaugh” han sido los sermones y la actitud mojigata y santurrona de varios líderes demócratas del Senado al referirse a la “confesión” de Kavanaugh de que le gusta tomar cerveza. Esos demócratas se consideran a sí mismos libres de pecado y capaces de juzgar severamente al resto de la humanidad.
El Senador Corey “Yo soy Spartacus” Booker, es un graduado de Stanford y Yale y un académico de Rhodes. Eso no le da licencia para, como confiesa en uno de sus libros, agredir sexualmente a una menor de edad cuando él era ya un hombre hecho y derecho. Posteriormente fabricó en 2008 el mito de un violento sujeto bautizado como “T-Bone” ante el cual se enfrentó heroicamente, lo cual se demostró posteriormente ser una vil patraña y una descarada invención y alarde para hacerse popular como Alcalde en Newark, New Jersey.
La Senadora Elizabeth Warren también nos advirtió sobre los peligros de creer al “mentiroso Brett Kavanaugh.” Es interesante ese argumento de alguien que falsificó una identidad nativa americana exclusivamente para ganar admisión especial en Harvard con falsas pretensiones y mejorar su carrera académica.
La Senadora Dianne Feinstein se ha cansado de cuestionar la ética de Brett Kavanaugh. Se sabe, sin embargo, que Feinstein no sólo retuvo información que debía compartir con sus colegas del Senado, sino hace cinco años el FBI le informó (cuando ella presidía el Comité de Inteligencia del Senado) que su chófer y confidente de 20 largos años, era un soplón chino que, coincidentemente, la espiaba mientras ella y su esposo hacían miles de dólares en negocios con varias compañías Chinas.
El Senador Richard Blumenthal, acongojado y triste, repetidamente advirtió al juez Kavanaugh de las consecuencias de mentir, olvidándose de su propias muchas referencias a haber “luchado en la guerra de Vietnam,” lo cual es totalmente falso. No se abochornó por haber pretendido ser veterano sin serlo, sino que altaneramente le dijo a Kanavaugh “falsum esse, omne falsum “ (falso en un asunto = falso en todos los asuntos). El, por supuesto, no se lo aplica a si mismo.
El Senador Joe Biden también ha acusado a Kavanaugh de mentiroso. Parece haberse olvidado que por muchos años engañó a sus votantes de Rhode Island con un discurso copiado casi palabra por palabra de un político Británico (Neil Kinnock) atribuyéndose “ser el primero en ir a una Universidad a pesar de provenir de una familia de humildes trabajadores que laboraban 12 horas diarias en las minas del noreste de Pennsylvania.” En realidad, su padre fue un acaudalado vendedor de automóviles que perdió su fortuna cuando Joe tenía 18 años. Es también ampliamente conocido el plagio que Biden hizo (cuatro páginas completas) en un artículo que tuvo que escribir en su primer año en la Escuela de Leyes en la Universidad de Syracuse.
La lista de tales hipocresías podría ampliarse y contrastar el pasado adolescente de Kavanaugh con el de oros políticos santurrones. Por supuesto, nada en la historia del adolescente Kavanaugh puede compararse al orgullo conque un reciente ex-Presidente habla en su libro Dreams From My Father, de haber pertenecido a un grupo de fumadores crónicos de marihuana de la escuela secundaria Punahou de Honolulu (el “Choom Gang”) que en sus desenfrenos, alternaban “some ‘sweet-sticky Hawaian buds (Maui Wowie, Kauai Electric, Puna Bud, and Kona Gold) with green beer, all supplied by Ray the Dealer, a long haired hippie living in a broken-down bus in an abandoned warehouse…”
Perdonando la pedantería, a todos ellos hay que aplicarles la frase de Quintus Horatius Flaccus, ( Horacio), el gran poeta lírico Romano de los tiempos del emperador Augusto:
“Quid rides? Mutato nomine et de te fabula narrator.”
[¿De qué te ries? Sólo cambia el nombre, y esa historia se refiere a ti…]
Cortesía del autor al sitio de Zoé Valdés del cual se tomó este artículo.
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