sábado, noviembre 10, 2018

Alberto Roteta Dorado: El Presidente electo de Brasil Jair Bolsonaro visto por el Presidente de Chile Sebastián Piñera. VIDEO

Jair Bolsonaro visto por Sebastián Piñera

Por  Dr. Alberto Roteta Dorado.
8 de noviembre de 2'19

Santa Cruz de Tenerife. España.- Hace unos días varios medios publicaron mi escrito Un voto de confianza para Jair Bolsonaro, en el que analizo los móviles de la polémica desatada en torno al presidente electo de Brasil. Su título es sugerente en relación con la idea de dejar a un lado lo que dijo o dejó de decir Bolsonaro en los últimos años, así como su postura defensiva de la dictadura militar brasileña para a cambio otorgarle al menos un mínimo de confianza – como acaban de hacer los brasileños que lo eligieron democráticamente este domingo 28 de octubre (Jair Bolsonaro obtuvo el 55.1% de los votos frente al 44.9% de Fernando Haddad luego de haber escrutado el 100% de los votos)–, y pensar en la posibilidad de que el gran país suramericano pueda encausarse bajo su mandato, algo que no podemos descartar toda vez que muchas de sus propuestas son lógicas y coherentes, y se apartan un tanto del mito en torno a sus planteamientos de carácter racista, xenófobo y homofóbico, los que se están tomando demasiado a la ligera al juzgarlo y pretender desacreditarlo ante el mundo.     

Al fin de cuentas de no haber sido elegido Bolsonaro en breve estaría al mando de Brasil Fernando Haddad, un representante de la tendencia izquierdista, la que tanto daño hizo al país durante los últimos años en los que se impusieron los criterios socialistas impulsados por Lula da Silva y Dilma Rousseff a partir de la terrible influencia en la región de las maquiavélicas propuestas del ya desaparecido dictador venezolano Hugo Chávez; aspecto que los adversarios de Bolsonaro olvidan, o tratan de olvidar, toda vez que al parecer no han analizado las severas consecuencias que traería la existencia de un continuismo político en Brasil, y lo que representaría para una región que, por suerte, ha logrado en los últimos años desprenderse de la influencia comunista tan de moda desde los comienzos del nuevo siglo.   

Todo parece indicar que no estoy errado con la idea del voto de confianza para Bolsonaro. Téngase en cuenta que Sebastián Piñera, el presidente de Chile, a pesar de haber declarado que tenía grandes discrepancias con las célebres frases correspondientes al pasado de Bolsonaro, ahora se acaba de pronunciar también por ese voto de confianza tan necesario para un hombre que comenzará a dirigir una nación desde una nueva perspectiva política, lo que podrá ser determinante para el inicio de una etapa renovadora tan necesaria en la vida política de la nación suramericana.

(Jair Bolsonaro, Presidente electo de Brasil)

Hace solo unos días, durante sus declaraciones a El Informante, Sebastián Piñera insistió en que no comparte frases que ha dicho Bolsonaro a través de su historia – refiriéndose a las ya célebres declaraciones de este último respecto a varios grupos étnicos de Brasil, contra las comunidades de homosexuales, su defensa de la pena de muerte y de los métodos de tortura, y sus posturas un tanto antidemocráticas (según Piñera) –, quien, según el, fue elegido democráticamente y de manera muy limpia y transparente como presidente de Brasil. De ahí que Piñera se pronunció a favor de lo que pudiera ser y hacer Bolsonaro como presidente y no por lo que dijo, lo que no significa precisamente que esté de acuerdo con los contradictorios comentarios del nuevo mandatario, sino que, desde su visión y su apreciación a los hombres se les debe juzgar y valorar no por lo que han dicho, sino por sus acciones. 

Como es lógico las acciones que podrá o no emprender Jair Bolsonaro aún están por ver, y es justo aquí donde hemos de asumir la responsabilidad de ofrecer ese voto de confianza en el que he insistido antes, y que ahora Piñera, independientemente de que no utiliza esta expresión, nos da muestras a través de su discurso de esa necesaria confianza que los brasileños, y de manera general la comunidad internacional, deben depositar en alguien que con sapiencia y firmeza pudiera jugar un papel decisivo en el destino, no solo de Brasil, sino de la región.

(Michele Bachelet y Sebastián Piñera)

De igual forma se mostró muy enérgico cuando se le abordó el tema de la expresidenta chilena Michelle Bachelet, ahora en su condición de Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, respecto a su percepción sobre la crisis venezolana. Según Piñera, Bachelet durante su mandato nunca tuvo un discurso claro respecto a la dictadura de Venezuela, el atropello a los derechos humanos y la crisis humanitaria; aunque ahora acaba de expresar que estará atenta al tema de las violaciones de los derechos humanos y de manera general a la gran crisis venezolana, lo que afecta actualmente a Brasil si se tiene en cuenta la presencia de miles de venezolanos que se han establecido en dicho país durante los últimos meses como consecuencia de la gran crisis política y económica desencadenada a partir de la instauración en el poder de Hugo Chávez y Nicolás Maduro.

Piñera ha elogiado la propuesta de reformas económicas que asumirá el gobierno presidido por Bolsonaro a partir del 1 de enero de 2019, se mostró interesado en el fortalecimiento de los lazos con el gobierno brasileño, y de manera muy especial en la colaboración económica toda vez que considera a Brasil una nación de extraordinaria importancia en este sentido. 

Y así las cosas, mientras por América las personalidades inteligentes y librepensadoras como Piñera se unen a ese necesario voto de confianza, desde la distancia los españoles se empeñan en su campaña anti-Bolsonaro. El “afamado” diario El País acaba de publicar un mediocre escrito con el título: Brasil la venganza de los resentidos, una mezcla de amarillismo y sensacionalismo con matices de noveletas rosas, elementos claves para atraer a multitudes empeñadas en mantener viva una corriente izquierdista, aun cuando no se ha llegado a comprender esencialmente lo que es el socialismo, y sobre todas las cosas, lo que representa vivir bajo los tiránicos efectos represivos de un régimen comunista totalitario, algo de lo que Brasil se apartará definitivamente con el triunfo de Jair Bolsonaro, el representante de la derecha. Derecha, solo así y no radical derecha, extrema derecha o ultraderecha como de manera despectiva se le suele llamar al nuevo mandatario brasileño.
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Sebastián Piñera: Jair Bolsonaro "ha sido elegido presidente de Brasil en forma democrática"