viernes, noviembre 09, 2018

«Havana Ficción». Arnaldo M. Fernández Sobre la fundación de la capital cubana, la ceiba y el templete


  Nota del Bloguyista de Baracutey Cubano

Me disgusta mucho cuando Eusebio Leal altera y manipula  la historia por  oportunismo y para su beneficio particular. Lo anterior,  en lo relativo a la alteración y a la manipulación de la historia, lo voy ejemplificar, pero la posible ejemplificación no se agota con ese ejemplo:

 Si mal no recuerdo, alrededor de los años 30s del siglo pasado,  hubo un fuerte debate académico en la Academia de Ciencias de Cuba de aquella época,  entre Don Fernando Ortíz y Emilio Roig de Leuchsering  sobre la existencia o no, de  una ceiba cuando se fundó la ciudad de La Habana  en el lugar que hoy está situada dicha ciudad, pues ese fue el tercer asentamiento de la ciudad  (el primero había sido en la costa sur de la provincia de La Habana cerca del río Mayabeque y el segundo, si mal no recuerdo, cerca del río Almendares). Don Fernando Ortíz era de la opinión de que  esa supuesta ceiba  había existido en el lugar y en el momento donde y cuando  se celebró el primer cabildo y la primera misa; Emilio Roig   de Leuchsering negaba esa existencia. Ambos en varias exposiciones, réplicas y contraréplicas (quedanron su  argumentos científicos  en formas de artículos) defendieron sus puntos de vista y el punto de vista  más aceptado fue el de Emilio Roig de Leuchsering, quien sería años después el supuesto  tutor intelectual de Eusebio Leal, al go que parece que no fue verdad según lo expone Francisco Escobar en un artículo que añadiré al final del artículo de Juan Juan.

No he conocido que nuevos argumentos de la ciencia histórica  le  hayan quitado la razón a Emilio Roig de Leuchsering sobre la no existencia de dicha ceiba; sin embargo, su discípulo (después de muerto su mentor)  retomó la existencia de esa ceiba y la utilizó y utiliza con fines turísticos  para llenar los caudales de su bolsillo y el de la tirania que tanto defiende. 

Los que hemos viajado por la Peninsula de Guanahacabibes  rumbo al cabo de San Antonio (un territorio bastante virgen)   hemos visto que  no hay ceibas  cerca de la costa y que las que existen un poco más alejadas de la costa  son  de baja altura y raquíticas;  el agua salobre  mata a las ceibas al penetrar por sus raices. 

Con las pocas ruinas que quedan de la antigua muralla  de La Habana que resguardaban a la ciudad ocurrió algo parecido cuando Eusebio Leal mando quitarles el revestimiento que tenían para que parecieran más antiguas a los turistas. Recordemos que la pirámide de Keops estaba revestida y que fueron  ciertos conquistadores,  muchos siglos después,  los que le quitaron a las piramides  el revestimiento para utilizar el material en nuevas construcciones;  en la piramide de Keops  solamente queda revestida una parte cercana a la cúspide.

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«Havana Ficción»

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Sobre la fundación de la capital cubana, la ceiba y el templete
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Por Arnaldo M. Fernández
Broward
08/11/2018

Ecured se define a sí misma como enciclopedia en línea para “difundir el conocimiento desde un punto de vista descolonizador, objetivo y veraz”. Sin embargo, su entrada sobre la fundación de La Habana dista mucho de tal punto. Y viene al cuento por los jolgorios del aniversario 500, que arrancaron desde abril pasado para celebrarlo el 16 de noviembre de 2019.

Según Ecured, “Diego Velázquez realizó la primera fundación de La Habana en el año 1515”, por donde está hoy el Surgidero de Batabanó. “El 16 de noviembre de ese año, a la sombra de una Ceiba que por allí existía, casi frente al mar, se celebró la primera misa y el primer cabildo, y se declaró fundada la villa, con el nombre de San Cristóbal de La Habana”.

Algo así exige mucho esfuerzo para desentenderse de las cartas que el propio Velázquez fechó entre abril de 1514 y agosto de 1515, compiladas por Hortensia Pichardo en Documentos para la Historia de Cuba (Consejo Nacional de Universidades, 1965).

Velázquez no fundó La Habana

Estas cartas testimonian que Velázquez convergió con Pánfilo de Narváez hacia enero de 1514 en la bahía de Jagua, donde se fundó la villa de la Santísima Trinidad, trasladada a su enclave actual hacia agosto de 1515. De Jagua salieron dos grupos que fundarían sendas villas: Sancti Spiritus, por el propio Velásquez, y San Christóval de la Havana (sic), por Narváez.


(El Templete de La Habana)

Esta última misión se cumplió hacia julio de 1514, no en 1515 ni mucho menos el 16 de noviembre. No hay consenso historiográfico ni prueba arqueológica concluyente sobre el sitio, pero suelen barajarse la desembocadura del río Mayabeque y los alrededores de Batabanó.

Tal como explicó Fernando Ortiz, las primeras villas fueron trashumantes por simple imperativo de adaptación. El Historiador de La Habana (1935-64), Emilio Roig de Leuchsenring, apuntó que la villa de San Cristóbal se trasladó hacia el norte y hacia 1519 quedaría asentada en el puerto de Carenas [1] “sin ceremonias de ninguna clase”.

Misa, ceiba y templete

Los óleos La primera misa (1826) y El primer cabildo (1826), del pintor francés Juan Bautista Vermay, se exponen hoy bien restaurados en El Templete, pero no reflejan la fundación de la villa habanera por combinación ritual de la cruz y la espada a la sombra de una ceiba.

Velázquez aparece en ellos fundando La Habana pese a que su propia correspondencia indica que estuvo en Santiago de Cuba desde la llegada de Juan de Grijalva, el 15 de noviembre de 1518, hasta la salida de Narváez a México, el 18 de mayo de 1520. El historiador Antonio Miguel Alcover advirtió temprano este y otros errores historiográficos en su artículo desmitificador “La misa, la ceiba y el templete” (Cuba y América, Número 96, enero de 1901).

El 9 de febrero de 2016, la ceiba del templete—Granma dixit— se “retiró [por] deterioro debido al comején”. Allí se alzaba desde 1960, como colofón de una sucesión de ceibas plantadas junto a la Plaza de Armas luego de que el gobernador Francisco Cagigal de la Vega mandara en 1753 a erigir una pilastra y tumbar la presunta ceiba fundacional. Sólo que esta no señalaba el lugar de la ceremonia, si la hubo, ya que la Plaza de Armas se había reubicado al menos tres veces entre 1559 y 1577. Y las actas capitulares de La Habana (1550-1898) no refieren ninguna ceiba como hito fundacional, sino como “árbol de la infamia”, donde se azotaba a delincuentes.

A mediados de 1827, el Capitán General Francisco Dionisio Vives accedió a restaurar la pilastra de Cagigal y erigir un templete neoclásico, que se inauguraría el 19 de marzo de 1828 con misa oficiada por el Obispo Espada. A diferencia de la aquella fundacional inventada, Vermay dejó testimonio de esta misa verídica en su óleo La inauguración de El Templete (1828).

El patrón y la fecha

Por la denominación original se sospecha que la villa se fundó un 25 de julio, ya que este día marcaba la fiesta de San Cristóbal en la liturgia de la Iglesia Católica. José Martín Félix de Arrate explicó en Llave del Nuevo Mundo (Real Sociedad Patriótica de La Habana, 1830) que la fecha se trasladó al 16 de noviembre por especial indulto de la Silla Apostólica, para no interferir con la fiesta de Santiago, patrón de España, prefijada también el 25 de julio [2].

Para escoger el 16 de noviembre, monseñor Santo Rocco Gangemi, quien fungió como nuncio apostólico interino en Cuba, no encuentra “otra motivación que el día de la refundación de la villa en 1519, cuando fue desplazada desde el sur hacia la costa norte”. Nada consta.

Coda

Descolonizar el conocimiento presupone adquirirlo primero y difundirlo con afirmaciones ciertas y bien justificadas.

Nota

[1] Bautizado así una década antes al hacer escala —en la bahía de bolsa que se llamaría de La Habana— las dos carabelas al mando de Sebastián de Ocampo encargadas de bojear a Cuba. En su Historia de las Indias (1527-59), el padre Bartolomé de las Casas relató: “Uno de los navíos, o ambos, tuvieron necesidad de carena (…) y allí se la dieron, por lo cual se llamó aquel puerto, Puerto de Carenas”. Cf.: Colección de documentos inéditos para la historia de España, Tomo LXIV, Imprenta de Miguel Ginesta, 1875, 210.

[2] A la postre la fiesta de San Cristóbal se fue a bolina con la reforma litúrgica (1969) del papa Pablo VI, quien además del patrón de La Habana se llevó en la golilla a otros 32 santos.

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