Alicia Delibes desde España: Solzhenitsin, además de explicar cuáles son los destrozos que el comunismo hace en el individuo y en la sociedad, mostraba una ventana por la que escapar a toda pretensión totalitaria: "vivir sin mentir"
“Vivir sin mentir”, el mensaje de Solzhenitsin
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Solzhenitsin, además de explicar cuáles son los destrozos que el comunismo hace en el individuo y en la sociedad, mostraba una ventana por la que escapar a toda pretensión totalitaria: "vivir sin mentir".
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Por Alicia Delibes
2018-12-15
Con motivo del centenario del nacimiento del gran escritor y disidente ruso, Alexandre Solzhenitsin, el Instituto de Francia y la Sorbona de París han organizado unas jornadas que se han desarrollado en el mes de noviembre bajo el título "Alexandre Solzhenitsin: un escritor en lucha con su siglo". La conmemoración se extenderá a lo largo del mes de diciembre por diversas ciudades francesas.
Solzhenitsin nació y creció en el régimen implantado por el golpe de Estado de Lenin del 25 de octubre de 1917, siete meses después de la revolución de febrero. Educado por su madre en la fe cristiana, al llegar a la adolescencia, el marxismo-leninismo sustituyó la religión de su infancia. Sin embargo, ese amor por la revolución pronto se vería empañado por las dudas que los procesos de Stalin de los años 1930 sembraron en la conciencia del joven comunista.
En 1941, nada más graduarse en Historia y Matemáticas, Solzhenitsin se enroló en el Ejército soviético, en cuyas filas luchó contra los alemanes hasta que, en febrero de 1945, poco antes de la capitulación de Alemania y del fin de la guerra, fue detenido y trasladado a la prisión de Moscú. Acusado de haber expresado opiniones anti estalinistas fue condenado a ocho años de trabajos forzados y a un posterior destierro a perpetuidad. Una vez muerto Stalin, en 1956 sería rehabilitado.
En 1962, Kruschev, que deseaba en esos momentos dar a Occidente una imagen de alejamiento del régimen de Stalin, autorizó la publicación de la novela Un día en la vida de Iván Denísovich, en la que Solzhenitsin novelaba su experiencia en los campos de concentración. El éxito de la novela fue tal que Kruschev, asustado, detuvo su publicación e impidió que su autor recibiera el Premio Lenin de literatura para el que había sido propuesto.
Solzhenitsin fue expulsado de la Unión de Escritores Soviéticos en 1969 por haber denunciado la censura de sus libros. Un año después recaería sobre él el Premio Nobel de Literatura, galardón que no acudió a recoger por miedo a que los dirigentes soviéticos, a su regreso, le impidieran la entrada en el país.
El 30 de diciembre de 1972 se publicó en París la primera parte de "El Archipiélago Gulag". En pleno revuelo por la publicación de esta crítica feroz del régimen bolchevique, Solzhenitsin publicaba una "Carta abierta a los dirigentes soviéticos" en la que les pedía que abandonaran la ideología mortal del marxismo-leninismo. El escándalo fue tan grande que el politburó, tras una dubitativa deliberación, decretó su expulsión del país y la pérdida de la ciudadanía soviética. El 12 de febrero de 1974 Solzhenitsin, por segunda vez en su vida, será conducido a la Lubianka y, desde allí, junto a su mujer y sus tres hijos, deportado a la entonces República Federal de Alemania. En octubre de 1976, la familia se traslada a Estados Unidos y fija su residencia en Vermont. Solzhenitsin no volverá a Rusia hasta 1994.
En 1978 Solzhenitsin fue invitado a dar una conferencia en la Universidad de Harvard. El público, que había acudido a escuchar de boca del autor del Archipiélago Gulag los horrores cometidos en la Rusia bolchevique, se encontró con un discurso sobre el declive de Occidente y una crítica feroz a la falta de convicciones, al desprestigio del valor y al relativismo del mundo occidental. Muchos izquierdistas occidentales nunca se lo iban a perdonar.
El hecho de que el primer tomo del Archipiélago Gulag viera la luz por primera vez en París, hace que Francia se considere en deuda con el hombre que escribió, no solo para denunciar el régimen comunista, sino también para alertar a Occidente de que el comunismo no es algo específicamente ruso, como "el ballet Borzoi", sino una "ideología dañina ante la que ningún país es inmune", y que, por tanto, en cualquier rincón del mundo, el hombre puede un día verse reducido a "la pérdida de la conciencia y a la completa sumisión", propias de los regímenes comunistas.
La editorial Fayard, en espera de una edición completa de la extensa obra sobre la revolución rusa, "La Rueda roja", a la que Solzhenitsin dedicó gran parte de su vida, ha editado un compendio de tres ensayos del disidente ruso bajo el título "Revolución y mentira" ("Révolution et mensonge").
En este momento de confusión política e ideológica que vive Occidente, los temas de estos tres ensayos, escritos antes de la caída del muro: el valor de la verdad, la revolución de febrero y las similitudes entre la revolución francesa de 1798 y la rusa de 1917; así como la propia figura del gran "disidente espiritual" que fue Solzhenitsin, cobran un interés especial.
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