martes, enero 29, 2019

Apología de crimen, la justicia y un Estado de derecho. Julio M. Shiling : Justificar el asesinato en masa ocurrido en la Loma de San Juan es una apología tosca a un crimen de lesa humanidad que ejecutó el castrismo

Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

Es cierto que muchos (no todos)  de los masacrados en la Loma  de San Juan  habían asesinado durante la lucha en contra del régimen de Fulgencio  Batista   a revolucionarios que habían asesinado y cometido actos terroristas  en contra de militares (independientemente que estuvieran vinculados a acciones represivas o no )  y  contra  la población civil en instalaciones y lugares públicos sembrando el terror.  Calixto Campos Corona, luchador  santiaguero en contra del régimen de Batista,  me expresó en un par de ocasiones  que en Santiago de Cuba había un revolucionario  conocido por Rey que había  dado muerte a 25 personas durante la lucha contra el régimen de Batista. A lo anterior añado que  los dos primeros asesinatos del propio Frank País  fue cuando mató a dos personas a los cuales les había dado dinero para comprar armas   y Frank entendió  que  en esa compra había algo turbio; según  la persona  que me trasmitió lo anterior ( la cual era una persona revolucionaria y  amiga de Frank y de  Doña Rosario) tras ese doble asesinato fue que nació el  ¨carisma¨ de Frank País.

En el ataque al Cuartel Moncada el 26 de julio de 1953 comandado por Fidel Castro es aceptado que  hubo premeditación y nocturnidad,  pero también  cuando vemos  el número de muertos y heridos entre  los atacados y los atacantes así  como el hecho de que los atacantes   se vistieron  con las ropas del ejército al que estaban atacando (algo contrario a las reglas de la guerra) vemos que muy probablemente hubo alevosía por parte de los atacantes, pues los atacantes tuvieron muchísimas menos bajas que  los atacados pese a que los atacantes usaban  armas muy inferiores a la de los atacados y era  un contigente de persona con apenas entrenamiento militar y  en particular de tiro con armas de fuego. Veamos los datos:
 http://baracuteycubano.blogspot.como-el.html
Combatientes que salieron para el asalto: 135
Asaltantes que llegaron al Cuartel Moncada: 78
Militares acuartelados en el Moncada: 809

Asaltantes muertos en el ataque
Perecieron en la acción: 6
Asesinados: 61
Heridos que sobrevivieron: 5

Militares muertos en combate: 19
Heridos: 31

Cuartel Carlos Manuel de Céspedes
Asaltantes: 28
Muertos en combate:0
Detenidos: 10
Asesinados: 10

 ¿Se justificaría el posterior  asesinato  de decenas de revolucionarios cuyo ¨juicio¨ fue aplicar la  ¨prueba de la parafina¨ por haber  dado positiva y por tanto ser posibles culpable  de haber matado  a casi una veintena de soldados? Muchos compartimos la opinión que  ese ¨juicio¨de la parafina no era suficiente para declarar culpables  a aquellos que dicho ¨juicio¨  o prueba había dado positiva.

EN RESUMEN: En ninguna de esas dos ocasiones hubo juicios con las  garantías procesales que debe tener todo juicio o para que sea legítimo y válido.

Tampoco olvidemos que el Departamento de Estado  estaba infiltrado por el comunismo,  su jefe en el Buró del Caribe  era uno de ellos,  y favoreció   el derrocamiento de Batista,  mediante medidas como el embargo de armas y el recorte de la cuota del azúcar de Cuba en el mercado norteamericano, luego sus informes eran cuestionables.

Coronel Roger Rojas Lavernia: Fidel Castro y el Comunismo Internacional



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Tomado de https://www.cubanet.org

Apología de crimen, la justicia y un Estado de derecho

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Justificar el asesinato en masa ocurrido en la Loma de San Juan 11 es una apología tosca a un crimen de lesa humanidad que ejecutó el castrismo
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Por Julio M. Shiling
24 de enero, 2019

MIAMI, Estados Unidos. – Un texto del Sr. José Álvarez titulado “Los fusilamientos de la loma de San Juan: Amnesia selectiva 60 años después” fue publicado por Cubanet hace algunos días en respuesta a mi artículo “La Masacre de la Loma de San Juan: Sesenta años después” , publicado en este mismo medio el pasado 11 de enero. Ahora, me dispongo a aclarar varios puntos  que considero de relevancia para los cubanos que aspiran a que la Isla pueda llegar a vivir algún día en democracia.

En “Los fusilamientos de la loma de San Juan: Amnesia selectiva 60 años después” , la premisa del mencionado autor es resaltar que los 71 fusilados aquel 12 de enero de 1959 merecían morir porque eran criminales vinculados al régimen autoritario de Fulgencio Batista.

Justificar un asesinato en masa como el ocurrido en el campo de tiro de San Juan 11 días después de haber tomado los rebeldes el mando político en Cuba es una apología tosca a un crimen de lesa humanidad que ejecutó el castrismo. El eminente historiador, Herminio Portell-Vilá (muy antibatistiano por cierto), consideró este acto como un traslado del “terror rojo” del Segundo Frente a Santiago de Cuba, una ciudad que pensó que, después del fusilamiento de los 53 expedicionarios del Virginius en 1873 a manos del brigadier español José Burriel, nunca se repetiría nada igual.

Sin embargo, la Loma de San Juan fue testigo del “salvajismo” de Raúl Castro con un mayor número de fusilados en una misma noche (Nueva historia de la República de Cuba: 1898-1979, Miami: La Moderna Poesía, 1996, p. 700). Leovigildo Ruiz en “Diario de una traición Cuba: 1959”, obra que recoge detalles de lo acontecido sobre el drama cubano, consideró esta matanza como la que contenía “el mayor número de hombres fusilados en Cuba en un solo día y en un solo lugar” (Miami: Florida Typesetting, 1965, p. 29). En cuanto a los “juicios”, Alberto Baeza Flores en su formidable libro “Las cadenas vienen de lejos” señala que, de los 71 asesinados, sólo 5 fueron juzgados y en “juicios sumarísimos y secretos” (ed. Síntesis, México: Editorial Letras, 1961, p. 159).

Más allá de que narrativa histórica de la réplica es una repetición casi literal de la historiografía oficialista castrista de los hechos, el punto del escrito original no es promover un debate acerca de los pecados cometidos durante la contienda o guerra civil para remover al dictador Batista del poder. Con seguridad, podemos decir que hubo hombres buenos y hombres malos en ambos lados. Si bien es cierto que el régimen batistiano descarriló innecesariamente la democracia cubana con el fatídico golpe de Estado del 10 de marzo y cometió excesos y crímenes, no es menos cierto que el Movimiento 26 de Julio, utilizando el terrorismo urbano como metodología de lucha, también se bañó de sangre.

Restarle importancia al hecho de que un acusado tenga acceso a una defensa apropiada dentro del marco de un juicio debido con plena garantías, es un error grave debido a que este mecanismo procesal es un pilar del modelo de auto gobierno que llamamos democracia. La suposición de inocencia hasta que dicho proceso emita un veredicto que concluya lo contrario podrá ser imperfecto, pero es la forma más civilizada de enfrentar e intentar hacer justicia. Nunca vamos a estar todos de acuerdo con lo que determine un proceso legal, sin embargo, la existencia de un mecanismo de jurisprudencia que busque la verdad y lo justo y ofrezca un entorno para decidir sobre esto sustentado en leyes, derechos y recursos dotados con garantías básicas de espacios de libertad de expresión y llevado a cabo por una rama judicial independiente de las otras extensiones del gobierno o cualquier partido político, es esencial para una república sana y operante. Eso es un Estado de derecho.

Gran parte de los autores materiales e intelectuales del Holocausto y de los crímenes de guerra cometidos por el régimen nacionalsocialista fueron arrestados al caer Alemania nazi y tuvieron una serie de juicios con audiencias y procedimientos legales plenos por cerca de 10 meses en Nuremberg. Un mes después, se emitieron los veredictos. Hubo muchos que criticaron dichos juicios por considerar éstos una formalidad innecesaria, dado la evidencia clara de la culpabilidad de los apresados. La cordura sabia ejercida por los aliados no soviéticos al desatender los clamores por soluciones rápidas de aplicar la justicia e insistir en un proceso consecuente con la un Estado de derecho, fue lo correcto. Esto es el caso, sobre todo, tomando en cuenta la cifra millonaria de muertes que el totalitarismo fascista causó y la crueldad con que se desempeñó.

Los que buscaron establecer democracias duraderas sobre las cenizas que dejó la Segunda Guerra Mundial, tuvieron de base la justicia aplicada en los juicios de Nuremberg y Tokio, en procesos de lustración y la implementación de una amplia gama de leyes para proteger a estas democracias incipientes y evitar que movimientos antisistema llegasen al poder nuevamente. La justicia aplicada a los regímenes fascistas de Alemania y Japón, en el entorno civil, hoy se les reconoce como justicia transicional. Ese mecanismo para enfrentar un pasado tenebroso que queda al caer un régimen dictatorial (particularmente uno totalitario), busca esclarecer los crímenes cometidos, responsabilizar al criminal y atender a la víctima. Sólo cerrando fila correctamente por medio de un proceso de justicia transicional es que el puerto de la democracia se convierte en destino factible al liberarse un país.

Cuba, para poder transitar hacia una democracia, una vez que caiga el castrocomunismo, tendrá que implementar, invariablemente, la justicia transicional. Por mucho que los responsables de tantos crímenes de lesa humanidad en nuestra patria merezcan los mismos tratos que ellos ejecutaron, la civilidad se debe imponer y la relación inherente entre la democracia y un Estado de derecho se debe respetar. Las pasiones y los prejuicios no pueden desplazar la prudencia y la paciencia que dicta el imperio de la ley.
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Cuba y su Historia  (15-05-2016) - Jose A Albertini entrevista al sacerdote  Jorge Bez Chabebe testigo de la matanza de la Loma de San Juan.




  Parodia  grotesca del juicio  y la  ejecución  del teniente Enrique Despaigne Moret y la caida de su cuerpo en la zanja abierta en  la Loma de San Juan



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Tomado de https://www.cubanet.org/

Los fusilamientos de la loma de San Juan: amnesia selectiva 60 años después

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Un informe del Consulado de Estados Unidos en Santiago de Cuba reconoce que “muchos de los ejecutados eran bien conocidos por la población como matones y asesinos de la peor calaña
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Por José Álvarez José Álvarez
16 de enero de 2019

MIAMI, Estados Unidos. – Acaban de cumplirse 60 años del fusilamiento en la Loma de San Juan de Santiago de Cuba. Para recordar el evento, Julio M. Shiling publicó un artículo en CubaNet el pasado 11 de enero. Su lectura nos da la impresión de que aquel grotesco acontecimiento ocurrió en el vacío, sin relación alguna con el pasado: ¿desconocimiento de la historia o amnesia?

Durante casi siete años, los santiagueros vivieron en estado de sitio: les violaron la santidad de los hogares, les asesinaron sus esposos, torturaron a sus hijos, encarcelaron a sus mujeres y golpearon con saña a quienes se atrevieron a protestar. Un estimado conservador cifra en más de 400 los asesinatos, la mayoría adolescentes. En todas y cada una de las defensas de los fusilados no he leído una sola mención a las víctimas de muchos de esos que fueron “pasados por las armas”.

El argumento principal para el uso de la palabra “masacre” (¿saben que ese era el sobrenombre del coronel Salas Cañizares en Santiago?) reside en que no se respetó el principio de considerar a un acusado inocente hasta que se pruebe lo contrario. De acuerdo. Entonces, ¿por qué no mencionan en qué momento les celebraron juicio a los adolescentes que sacaban de sus hogares por la madrugada para aparecer al día siguiente asesinados después de ser torturados?

Nunca se menciona el informe que el Consulado de Estados Unidos en Santiago de Cuba envió al Departamento de Estado el 14 de enero de 1959. Dicho informe alega que, “a pesar de las dudas y un rechazo menor, el público en general cree que los responsables de los asesinatos deben ser eliminados”. El informe reconoce que “muchos de los ejecutados eran bien conocidos por la población como matones y asesinos de la peor calaña. Hay pocas dudas, pero algunos hubieran enfrentado la posibilidad de la pena de muerte en cualquier estado que tuviera este juicio o los crímenes de guerra en diferentes circunstancias”.

He aquí algunos de los fusilados con los delitos que se les imputaron. La fuente principal usada por todos es Documento 0087 de Tom Dunkin, complementado con otras fuentes:
  •     Eladio Abreu Pedroso – Torturas a prisioneros en Cuartel Moncada y asesinato de Francisco (Coqui) Bosh Soto.
  •     Fernando Álvarez Díaz – Torturas y asesinato de Andrés Cobas Mustelier.
  •     Antonio Barrero Silva – Asesinato de Ramiro Blanco Torres, junto al teniente Enrique Despaigne, y la de Bosh Soto, con el sargento Eladio Abreu.
  •     René Caso Pérez – Asesinatos de Rafael Palomo Canceller y el de Pérez Castillo. Junto al teniente Despaigne, detuvo y asesinó a los hermanos Ramón, Sergio, Melquiades y Hernán Marañón Pérez y a su primo Marcelo Pacheco Pérez.
  •     Víctor M. Castro Lora – Asesinato de Juan Rolando Ferrer.
  •     Enrique Despaigne Moret (Mano Negra) – Asesinatos de Ramiro Blanco Torres, Luis Caucel, Luis Galee Seguras, Arturo Hung Vicente, Norberto Emilio Macías, Luis Enrique Calá, Marcelino Veranes Delis, William Soler Ledea y Froilán Guerra Ramírez. Detuvo en sus hogares a los cuatro hermanos Marañón Pérez y su primo, Marcelo Pacheco Pérez, asesinados con la complicidad del sargento Caso Pérez. Disparó contra Frank País y Raúl Pujol.
  •     Fernando Díaz Rodríguez – Asesinato de José Grimón Driggs.
  •     Antonio Gutiérrez Valdés – Asesinato de Luis Enrique Calá.
  •     Armando Ortiz Verdecia – Asesinatos de los cuatro hermanos Marañón Pérez y su primo Marcelo Pacheco Pérez.
  •     Juan José Torres Martínez – Asesinato de Enrique Ladrón de Guevara, junto a Enrique Despaigne.
El jefe de la Policía Nacional santiaguera ha sido el más mencionado y defendido. Bonifacio Haza Grasso no participó en el golpe de estado del 10 de marzo de 1952. Aunque las acusaciones más graves ocurren de 1956 en adelante, las acciones de Haza habían comenzado en 1953.

José Lupiáñez Reinlein, dirigente estudiantil de la época, lo señala como un temprano represor de las actividades estudiantiles en su libro “El movimiento estudiantil en Santiago de Cuba, 1952-1953”. Fue el acusador principal en la denuncia de los autores de un manifiesto el 12 de agosto de 1953 y el principal represor de estudiantes frente a la Escuela Normal para Maestros. Otras de sus actividades fueron mucho más serias.

El 30 de noviembre de 1956, cumpliendo órdenes de Haza Grasso, el teniente Facundo Durán Matos encerró en el calabozo de la estación de policía a cinco jóvenes para que ardieran con el edificio. Afortunadamente, a última hora lograron escapar.

El 30 de julio de 1957 no participa directamente en los asesinatos de Frank País y Raúl Pujol pero, al día siguiente, reprime una manifestación de mujeres que protestaban en presencia del nuevo embajador de Estados Unidos.

En el libro de Ignacio Uría “Iglesia y revolución en Cuba. Enrique Pérez Serantes (1883-1968)”, el obispo que salvó a Fidel Castro se narra una “violenta incursión policial en el colegio jesuita de Dolores a fines del verano de 1958 a las órdenes del capitán Bonifacio Haza”. La incursión terminó con los guardias ametrallando la capilla.

Durante su mandato policial se cometieron cientos de atropellos y, según cálculos conservadores, más de 400 asesinatos, culpabilidad que comparte por su condición de jefe. Así lo afirman Alexander Skander Galand et al. en su libro “Directrices de Derecho Penal Internacional: Responsabilidad de los Jefes Militares”. La jurisprudencia internacional no se ha cansado de repetirlo: “La doctrina de la responsabilidad del superior está claramente articulada y anclada en la relación entre el superior y el subordinado, y en la responsabilidad del jefe por las acciones de los miembros de sus tropas”.

Cuando huye el dictador, Haza Grasso, junto al reverendo Agustín González, se reúne con los hermanos Castro junto al fuerte El Escandel y promete entregar la ciudad sin resistencia “para evitar un derramamiento de sangre”. Acto de oportunismo a última hora. Días después, Bonifacio Haza se encuentra entre los procesados en la Causa 1/59. Es acusado de torturar a Juan Reinaldo Pérez en 1956; del asesinato de Alberto Sambrán en 1957 y de la muerte de Fernando Proll en 1958. Otras diez causas completaban su expediente.

1 Comments:

At 2:24 p. m., Blogger Angel Riguero said...

Excelente trabajo del ilustre compatriota Sr. Julio Schiling.........profunda y veridica
desripcion de la barbarie Castrista llevada a cabo en la Loma de San JUan.... y yo pregunto
.....cuantos Cubanos conocian o conocen este sangriento y despiadado asesinato ??? ....
yo daria la respuesta....muy pocos......sobre todo en esos dias tempranos de la malvada
Robolucion de los Castro......dondwe casi todo era......."Fidel seguro a los Yankees dale
duro"......"Fidel esta es tu casa"........"Cuba si, Yankees no"......"Si Fidel es comunista
que me pongan en la lista que estoy de acuerdo con El".......y muchas barrabasadas mas
gritadas por ciegod e ignorantes de los cuales mas del 90% radican hoy en los EUA.......
.....ese es el sello de terror con que la bestia de Biran marco la Patria de Marti......ese
es el legado criminal de una mente torcida de nacimiento........y ese es el tragico cuadro
pintado por las comunistas manos de asesinos y ladrones, siendo entre otros cuadros su
macabra obra en la Loma de San Juan !!

 

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