Esteban Fernández sobre Fidel Castro el ataque al cuartel Moncada el 26 de julio de 1953 en Santiago de Cuba. Juan Carlos Linares Balmaseda desde Cuba: Enigmas y paradojas del Moncada. Videos esclarecedores
Por Esteban Fernández
La mañana lucía tranquila. Era la calma que presagiaba el principio de la gran tormenta que caería sobre la Patria y que ha durado 55 años. Era un domingo de Santa Ana y de carnavales en Santiago de Cuba y los comunistas se aprestaban a celebrar con retraso el cumpleaños de Francisco Calderío más conocido por “Blas Roca”.
Fueron leídas una palabras que habían sido redactadas por el poeta güinero Raúl Gómez García. Dicen que cuatro se arrepintieron, pero 131 salieron rumbo al cuartel Guillermón Moncada, entre 5 y 6 de la mañana del día 26 de julio de 1953 se inició el ataque. Fidel Castro, como ustedes bien saben, no se arriesgó ni a poner un solo pie dentro de la instalación cástrense.
Fue una de las más grande canalladas del gran farsante. ¿Por qué? Simplemente porque cualquier persona con dos dedos de frente y mínimos conocimientos militares debió haber sabido que iban a un suicidio. Desde todo punto de vista es improbable imaginar que este perverso individuo consideraba la posibilidad de un triunfo. Es más, hasta si hubieran logrado tomar el cuartel -una verdadera misión imposible- todas las fuerzas intactas de Fulgencio Batista en Oriente les hubieran caído encima como avispas y los hubieran eliminados.
Entonces ¿cuál era la degenerada intención?: Darse a conocer, hacerse famoso, evitar por todos los medios quedar en el intento, salir ileso y convertirse en el supremo protagonista de los sucesos en nuestro país. Desde esa maquiavélica intención la maniobra fue un éxito total. El objetivo fue alcanzar notoriedad.
A cambio de eso morirían muchos de sus compatriotas de ambos lados de la contienda. Soldados y atacantes caerían balaceados y al unísono él se escabulliría. De esta forma se iniciaba una lucha fraticida en nuestra nación, mientras a él este hecho sangriento lo catapultaba a la cima de un liderazgo espurio encaramado en un pedestal sobre un montón de cadáveres. Todo fue muy mal planeado y desastrosamente ejecutado.
Desde luego, toda la culpa de los muertos cayó sobre Fulgencio Batista y en aquel momento muy pocos depositaron la responsabilidad en el promotor—a plena conciencia—de aquella matanza. Lo que hicieron muchos fue alabarlo, aplaudirlo, defenderlo e indultarlo, suponiendo erróneamente que la historia lo absolvería. Hasta el coronel Alberto del Río Chaviano, jefe del regimiento, trató de achacarle inicialmente la culpabilidad intelectual de los sucesos a Carlos Prío Socarrás y a “Millo” Ochoa.
Cuando lo cierto fue que esa masacre cogió a todo el mundo tan sorprendido como a usted y a mí. En realidad el único que sabía que se produciría un río de sangre era Fidel Castro, porque hasta sus compinches que participaron en el ataque—solo dos conocían cual sería el objetivo militar—fueron allí convencidos por él de que saldrían de aquella encrucijada vivos y victoriosos. Sólo el gran H.P. sabía que perderían y muchos morirían. Casi todos irían al matadero como carne de cañón ¡menos él! claro está. Fueron allí a asesinar y a morir para satisfacer el ego de un caudillo en ciernes, del peor de los bribones.
¡Cuánto odié la palabra “Paredón” que gritaban las sabandijas en 1959! Sin embargo, creo firmemente que seis millones de cubanos debimos haber gritado ¡Pena de muerte para el genocida! durante el juicio mediático a este monstruo en ciernes el 21 de septiembre de 1953 en el Palacio de Justicia de Santiago de Cuba.
Lo condenan, sale tras una absurda amnistía, se crea el Movimiento 26 de Julio, se va para México, encalla el Granma en Las Coloradas, trás varios meses de escaramuzas en la Sierra Maestra llega “triunfante” a La Habana y próximamente les hablo de como él mismo eliminó su propia organización - el “M-26-7″- por ser el último baluarte que le hacía sombra.
Existe un magnifico libro escrito por el profesor Antonio de la Cova sobre el ataque al Moncada el 26 de Julio de 1953 que todos deben leer.
Una persona que dice que leyó los dos tomos de El Escudo y la Espada, libros escritos ( por Mitrohin, desertor de la KGB y quien fuera archivero de los archivos de la KGB, y el destacado historiador inglés Christopher Andrew) con parte de los documentos declasificados en ese momento afirma que en esos libros ¨se habla de los contactos de la KGB con los Castros en 1953 y despues cuando estaban en Mexico y que Nikita autorizo mandarle armas a los Castros en la Sierra. Lo unico que eso fue para fines del 58 y las armas no fueron necesarias para la victoria.¨ . Para saber más sobre Mitrokhin y sus archivos ir a
http://baracuteycubano.blogspot.com/2014/07/espionaje-los-secretos-de-la-kgb-al.html
Una hipótesis, cuya aceptación o rechazo podrían estar en los archivos de la antigua KGB, plantean que los soviéticos conocían de ese asalto. Lo cierto es, que los dirigentes comunistas del PSP estaban en Santiago de Cuba celebrando el cumpleaños de Blas Roca y que en la bahía de Santiago de Cuba se encontraba un barco jamaicano en el que, según algunas fuentes, estaba abordo y clandestinamente Fabio Grobar (seudónimo) un agente del Kominter en Cuba y fundador del Partido Comunista en 1925 junto a otros comunistas.
*******
Enigmas y paradojas del Moncada
Por Juan Carlos Linares Balmaseda
Viernes, Julio 20, 2012 |
LA HABANA, Cuba, julio, www.cubanet.org -Acercándose la celebración por un nuevo aniversario del fracasado y publicitado asalto al cuartel Moncada, en 1953, resulta oportuno revisar ciertos pormenores del suceso que, curiosamente, la hagiografía oficialista siempre ha esquivado abordar.
En primer lugar, hubiera sido algo insólito que tuviera éxito el plan de tomar por asalto el segundo cuartel militar más importante del país, sin que la mayoría de los asaltantes tuvieran la menor oportunidad de conocer con anticipación detalles de su estructura interna, distribución de los efectivos, las salidas, puntos débiles, etc.
Cualquiera que haya visto una película de ficción sobre un simple robo bien orquestado, habrá observado que siempre los atracadores ensayan minuciosamente todos los posibles escenarios y sus alternativas. Pese a las razones de discreción para garantizar la sorpresa, alegadas por los historiadores que han investigado el asalto, es evidente que la poca preparación táctica y estratégica claramente indican que fue un plan atolondrado, una masacre anunciada sin la menor posibilidad de éxito.
En segundo lugar, el hecho de que los atacantes se disfrazaran con el mismo uniforme que vestían los soldados de la República, añade un elemento artero a la acometida. El Convenio de Ginebra, de 1929, establece que el uso del mismo uniforme del adversario para sorprender en una acción bélica anula sus derechos al prisionero de guerra. Fue otro vil actuar de los autodenominados “moncadistas”, que incitaría en su momento la sed de venganza de los contrarios y la ejecución inmediata de un grupo de atacantes. Hoy, un acto así, sería considerado terrorismo.
Sólo nueve años antes del ataque al Moncada, en la ofensiva alemana de las Ardenas, comandos nazis conformados por ex-ciudadanos norteamericanos de origen germánico, se introdujeron entre las filas norteamericanas disfrazados con el uniforme de los soldados de Estados Unidos, matando a muchos por sorpresa. Al ser capturados aun vistiendo ese uniforme, fueron ejecutados.
El ejemplo quizás no justifique las golpizas y la masacre de los jóvenes capturados en el Moncada, pero ciertamente aporta otros elementos para poder juzgar con mayor equidad ese lamentable hecho. No hay que olvidar que los que dispararon primero fueron los asaltantes, matando alrededor de una veintena de soldados. Y los disparos de respuesta tardaron, precisamente por la confusión causada por los uniformes de los asaltantes. Se olvida que aquellos soldados de la República también eran cubanos, y la mayoría cayó en los primeros momentos del encuentro, tiroteados y masacrados sin tregua por los atacantes.
(Asaltantes muertos y asesinados. Fotos y comentarios añadidos por el bloguista de Baracutey Cubano)
Un hecho singular se destaca, por la escasa investigación académica y documentación con que ha sido avalado. Me refiero a la atroz tortura que supuestamente sufrieron los asaltantes Abel Santamaría y Boris L. Santa Coloma. Pese a la tenacidad con que los revolucionarios -después de su triunfo en enero de 1959- persiguieron a sus antiguos enemigos, nunca se revelaron los nombres, ni las imágenes de los sádicos que ejecutaron las supuestas atrocidades.
Con tanta tinta gastada en divulgar otros pormenores del asalto al cuartel Moncada, ¿por qué no se conoce quienes fueron los verdugos y torturadores? ¿O será que fueron capturados y juzgados expeditamente? ¿Quiénes fueron los médicos forenses que examinaron los cadáveres de los dos asaltantes y dónde están los certificados de defunción que establecen la emasculación de Coloma y los ojos arrancados y las quemaduras de Santamaría? ¿Cómo es posible que sobre estos hechos no exista información exacta? Resulta sospechosa la omisión, teniendo en cuenta la supuestamente rigurosa pesquisa histórica mantenida por más de medio siglo sobre el hecho.
La reacción de alevosía desatada con el irresponsible y sangriento asalto terrorista al cuartel Moncada sigue siendo hoy un signo de fatalidad que marcó nuestra Historia. Fue un motivo esencial para que la dictadura autoritaria de derecha de Batista respondiera asesinando a cubanos en las calle y marcó el inicio de un ciclo sangriento, que la nueva dictadura -totalitaria, de izquierda y mucho más larga y cruel que la anterior- continuó, con el asesinato de más cubanos en el paredón de fusilamiento.
Los cubanos no tenemos nada que celebrar en esa infausta fecha.
http://www.youtube.com/v/T7MCkzqeOXY
Parte 3
http://www.youtube.com/v/XBV4tGkQSnM
Parte 4
http://www.youtube.com/v/Y8CQNek_QBc
Parte 5
http://www.youtube.com/v/u38IipRtwU4
Parte 6
http://www.youtube.com/v/XijBVz2SPlE
*******************
Tomado de http://www.cubavision.icrt.cu/
Datos sobre el Asalto al Cuartel Moncada
(Fragmento)
Lugares de entrenamiento:
Finca Santa Elena en Los Palos
Finca de Pijirigua
Club de cazadores del Cerro
Universidad de La Habana
Acera del Louvre
San Francisco de Paula
Baños de Martín Mesa
La Caleray Las Cañas en Artemisa
Puntos de reunión más importantes:
Artemisa
25 y O
Jovellar 107
Mujeres que participaron:
Melba Hernández Rodríguez del Rey
Haydée Santamaría Cuadrado
Jóvenes que ocuparon el Palacio de Justicia:
Raúl Castro Ruz
Léster Rodríguez Pérez
Ángel Sánchez Pérez
José Ramón Martínez Álvarez
Abelardo García Ylls
Mario Darmau de la Cruz
Grupo que tomó el Hospital Civil Saturnino Lora:
Abel Santamaría Cuadrado
Raúl Gómez García
Antonio Betancourt Flores
José Francisco Costa Velázquez
Julio Máximo Reyes Cairo
Juan Domínguez Díaz
Mario Muñoz Monroy
José Antonio Labrador Díaz
Pablo Cartas Rodríguez
Gerardo Antonio Álvarez Álvarez
Tomás Álvarez Breto
Roberto Medero Rodríguez
Ramón Ricardo Méndez Cabezón
Félix Rivero Vasallo
Horacio Matheu Orihuela
Wilfredo Matheu Orihuela
Reemberto Abad Alemán Rodríguez
Julio Trigo López
Juan Manuel Ameijeiras Delgado
Osvaldo Socarrás Martínez
Ramón Pez Ferro
Haydée Santamaría Cuadrado
Melba Hernández Rodríguez del Rey
Combatientes que salieron para el asalto: 135
Asaltantes que llegaron al Cuartel Moncada: 78
Militares acuartelados en el Moncada: 809
Asaltantes muertos en el ataque
Perecieron en la acción: 6
Asesinados: 61
Heridos que sobrevivieron: 5
Militares muertos en combate: 19
Heridos: 31
Cuartel Carlos Manuel de Céspedes
Asaltantes: 28
Muertos en combate:0
Detenidos: 10
Asesinados: 10
Civiles asesinados en el Moncada o en otros lugares a consecuencia de los hechos
Manuel Reyes Cala, "El Niño Cala".
Miguel A. Ravelo Ravelo
Rubén Cordero Sánchez
Eduardo Ambrosio Hernández
Rolando del Valle
Armando Miranda Montes de Oca
Pedro Romero Fonseca
Francisco Viera Milián
Raúl Villareal
Causa que se abrió para el juicio:
Causa 37 del Tribunal de Urgencias de Santiago de Cuba
Composición del tribunal que juzgó a los moncadistas:
Presidente:
Dr. Adolfo Nieto Piñeiro Osorio
Magistrados:
Dr. Ricardo Díaz Olivera
Dr. Juan Francisco Mejías Valdivieso
Fiscal: Dr. Francisco Mendieta Hechavarría
Secretario:
Raúl Fernández Mascaró
Oficial de secretaría:
Adolfo Alomá Serrano
Alguaciles:
Mariano Redondo Sólano
Bernardo Duany Castillo
Edesio Ramos
Lupicinio Trujillo Bonet
Alcibiades Zalazar (el indio)
Auxiliares de la defensa:
Carlos Martorell García
Establecieron su autodefensa:
Ramiro Arango Alsina
Roberto García Ibañez
Fidel Castro Ruz
Forenses:
Dr. Manuel Prieto Aragón
Dr. Alipio Rodríguez López
Dr. José Ramón Cabrales Arjona
Abogados defensores:
Dr. José Valls Tamayo
Dr. Juan José García Benítez
Dr. Conrado Castells Cordero
Dr. Miguel Angel Pérez Lamy
Dr. Elizardo Díaz Lorenzo
Dr. Raúl de Villalvilla Carbonell
Dr. Carlos Peña Jústiz
Dr. Jorge Mariño Branet
Dr. Lucas Morán Arce
Dr. José María Badell Romero
Dr. Luis Pérez Rey
Dr. Marcial Rodríguez
Dr. Héctor Carrió Caballero
Dr. Rubén Alonso Álvarez
Dr. Braudilio Castellanos García
Dr. Luis Antonio Gómez Domínguez
Dr. Héctor Canciano Laboré
Dr. Rafael Cisneros Ponteau
Dr. Domíngo Estrada Beatón
Dr. Andrés Silva Adán
Dr. Gerardo Hernández Vera
Dr. Eduardo Eljaick Eldidi
Dr. Roberto Rosillo Rodríguez
Dr. Jorge Pagliery Cardero
Dr. Recadero García Fernández
Resultados del juicio:
Total de acusados en la causa - 132
Comprometidos con los sucesos - 50
Sancionados – 32
Fuentes:
Los días del Moncada
Marta Rojas
Morir por la patria es vivir
Orlando Guevara Núñez
Centro de Información para la Prensa
Libro de texto de Historia de Cuba
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home