martes, enero 29, 2019

Jorge Riopedre: VENEZUELA, RETRATO DE CUBA


VENEZUELA, RETRATO DE CUBA

Por Jorge Riopedre
29 de enero de 2019

Observo con no poca aprehensión el manejo de la crisis en Venezuela.

Temo que algún querido amigo me tache de derrotista. Sospecho que otro me pueda poner en duda. Mi compromiso con la libertad y la democracia sigue inalterable, pero no puedo ni debo dar la espalda a la experiencia de medio siglo siguiendo estrechamente las mañas de estos astutos elementos que se han burlado, según dicen, del detector de mentiras de la Agencia Central de Inteligencia, CIA, e incluso penetrar el Pentágono con la espía Ana Belén Montes.

Recuerdo, además, el caso de unos diplomáticos de segunda categoría en el Departamento de Estado y la Casa Blanca que cambiaron sin pensarlo o a propósito “nuestro hombre en La Habana”, Batista por Castro, en la vena rojiza de la época. Mucho menos puedo olvidar la Brigada 2506 abandonada en la playa, ni que decir del compromiso de no invadir Cuba ni permitir que los cubanos del exilio lo hicieran.

Ahora llueven los pregones contra la dictadura de Nicolás Maduro y se llega al punto de reconocer una suerte de gobierno paralelo en la figura de Juan Guaidó, con el respaldo moral de unos veinte países en la estela de Washington, tal como aconteció en el caso de Cuba en los años sesenta. Se escuchan “guaperías” políticas destinadas a la galería tales como, “Maduro debe escoger si sale por las buenas o por las malas”, elevando al paroxismo la emoción de los venezolanos en Estados Unidos ante lo que parece el fin de Maduro y su dictadura. Estas no son formas de conducir la política exterior de Estados Unidos para después dejarlos en la estacada.

La coalición de veinte países es puro bulto, lo fue en los años sesenta y lo es ahora. La última palabra la tiene el poderío norteamericano. El consenso entre los que estudian el proceso de Cuba solo contempla dos opciones: dejarlos ahí en su madriguera hasta que los dictadores y narcotraficantes se mueran de viejos o sacarlos por la fuerza.

Y he aquí el dilema, ¿está dispuesto Estados Unidos a intervenir en Venezuela?

Por lo pronto, el nuevo presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes, el demócrata Eliot Engel, ya advirtió que la intervención armada en Venezuela no es una opción. Estas son malas noticias en lenguaje parlamentario.

Si Estados Unidos ha diseñado una nueva fórmula para liberar a Venezuela, bienvenido sea; sin embargo, yo tengo mis dudas. Seguimos subestimando al adversario. Seguimos desconociendo la historia. Seguimos haciendo el ridículo. Ahora, a Estados Unidos sólo le queda una opción, invadir Venezuela, cuando podía haberlo hecho suavemente, con jabón. ¿Acaso, no quería?