domingo, mayo 19, 2019

Carlos Alberto Montaner: Trump entre la guerra y las sanciones

 Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

Donald Trump lo que ha dicho respecto a Venezuela es que todas las opciones están encima de la mesa.  Nos hemos enterado que algunas de las opciones utilizadas hasta ahora son: 
  • Sanciones económicas
  • Conspiración con militares venezolanos de muy alto rango y responsabilidad ( como lo es Vladimir Padrino) para sacar al usurpador Nicolás Maduro del poder.
  • Advertir y atemorizar  a la usurpadora dictadura de que si tocan a   Juan Guaidó,   Presidente constitucional  encargado de Venezuela, habrán graves consecuencias.
  • Influir para  que más de 50 países reconocieran  a Juan Guaidó como el Presidente legítimo de Venezuela
  • Forzar a  que enviados de Nicolás Maduro dialoguen    en Oslo (Noruega)   con enviados de Juan Guaidó para la salida del poder que está usurpando Nicolás Maduro Maduro 
La opción de la guerra sigue en la mesa  y puedo asegurar que uno de los primeros que criticarán a Donald Trump  por el uso de la vía bélica para llevar a Venezuela a la libertad y a la democracia  será el propio Carlos Alberto Montaner para seguir su yihad contra Donald J. Trump.

Sobre la Deuda Pública de los EEUU para que no nos metan miedo con lo que le debemos a otros países,  pues EEUU es un  país con un peso financiero que es  el 22% del PIB mundial,  según afirma el propio Carlos Alberto Montaner.

OBSERVACIÓN PARA NO CONFUNDIRNOS CON LOS NOMBRES BILLÓN Y TRILLION:

Para los países de habla española un billón es:  1 000 000 000 000 unidades: Un millón de millones
En EEUU y Canadá. A billion is the number: 1 000 000 000 units :  Mil millones
Para los países de habla española un trillón  es:  1 000 000 000 000 000 000 unidades; Conjunto de un millón de billones; se representa por un 1 seguido de dieciocho ceros.
En EEUU y Canadá . A trillion is the  number: 1 000 000 000 000 units
ES DECIR: EN ESPAÑOL 1 BILLÓN  es  1 TRILLION EN EEUU Y CANADÁ

Aclaro que para  los norteamericanos 
 Tomado de Tomado de https://actualidad.rt.com
marzo de 2017
 Definición:
 La deuda pública de Estados Unidos es una medida de las obligaciones de Gobierno federal de los Estados Unidos.
Es presentada por el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos en dos componentes y un total:
    Deuda en poder del público, representa todos los valores federales1​ en poder de instituciones o individuos fuera del Gobierno de Estados Unidos;
    Tenencias intragubernamentales, representa los valores del Tesoro de Estados Unidos mantenidos en cuentas que son administradas por el Gobierno de Estados Unidos, como el Social Security Trust Fund, que es administrado por la Administración del Seguro Social; y
    Deuda pública total pendiente, que es la suma de los componentes antes mencionados.2​

Sep de 2017:
 
Deuda casi total a  países o Deuda Doméstica: 5104.8 en miles de millones hasta llegar a = 5 540 miles de millones
Total Deuda Pública: 20 164.6 miles de millones de dólares
Para hallar Porciento: 5104.8/20 164.6 = 0.25315652
Porciento = (0.25315652) x 100% = 25.32 %

Sep 2017
Deuda Doméstica = 5,54 billones de dólares
Deuda de EEUU hasta 12 de septiembre de 2017 20 billones de dólares
Es decir en esa fecha: de manera aproximada solamente la CUARTA PARTE  de la Deuda Pública de los EEUU pertenece a a otros países.
*************
Una  CIFRA MÁS RECIENTE:

19 de marzo de 2018

Tomado de https://mundo.sputniknews.com/
La deuda pública de EEUU ha alcanzado un nuevo récord, superando los 21 billones de dólares. Esto ha quedado plasmado en los datos del Departamento del Tesoro de EEUU.

La parte interna de la deuda es de 5,6 billones de dólares. El resto proviene de inversores privados —personas físicas o jurídicas— que cubren los demás 15,3 billones de dólare
s. 

Es decir en esa fecha: de manera aproximada solamente la CUARTA PARTE (26.7%)  de la Deuda Pública de los EEUU pertenece a a otros países.
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Tomado de http://www.elblogdemontaner.com/

Trump entre la guerra y las sanciones

Por Carlos Alberto Montaner
18 de mayo de 2019

El único gobernante norteamericano que ha tenido éxito con la estrategia del “bluff” fue Ike Eisenhower (1953-1961) y se llevó el secreto a la tumba. Era el general que había organizado el mayor desembarco anfibio de la historia y había autorizado el bombardeo atómico de Japón. No creerle era una forma evidente de irresponsabilidad. Los enemigos de Estados Unidos fueron persuadidos de que la “doctrina militar” de Eisenhower consistía en recurrir a la guerra total, incluida la nuclear, en caso de que el país fuera retado. Los “servicios” norteamericanos esparcieron el rumor hábilmente. Fue una brillante estratagema de la Guerra Fría.

En todo caso, “habla suavemente y lleva un gran garrote. Así llegarás lejos”. La frase es un proverbio africano y solía utilizarla el presidente Teddy Roosevelt. Donald Trump no cree en ella. Da gritos. Amenaza a los enemigos chinos y norcoreanos. También lo hace con los amigos de Canadá, la Unión Europea o la OTAN. Pero no lleva un garrote. No recurre a la guerra. Lo suyo son las sanciones económicas y utilizar el enorme peso financiero de Estados Unidos: el 22% del PIB mundial y el dólar (la gran divisa planetaria en la que se realizan el 80% de las transacciones), para lograr sus objetivos.

Afortunadamente, no volvió a mencionar la estupidez de no pagar la deuda externa y renegociarla con los acreedores. Esa es una estrategia que funciona a corto plazo entre países del Tercer Mundo, o en empresas que se acogen a las normas de quiebra, como hizo Trump varias veces, al costo de su total desprestigio como empresario, adquiriendo fama de negociador feroz y navajero, pero era un craso error utilizarla para afrontar la enorme deuda pública norteamericana.

La fortaleza financiera de Estados Unidos radica en la seriedad con que enfrenta sus compromisos desde que se creó la nación en 1776. No sé si en la “Wharton School” de la Universidad de Pennsylvania, una gran escuela de negocios donde obtuvo su diploma en economía, se lo enseñaron (supongo que sí), pero toda nación es tan fuerte como son sus instituciones y su voluntad de cumplir con las obligaciones contraídas, sean buenas o malas.

El “bluff” funciona en el póker y en las negociaciones de compra-venta, pero es una herramienta contraproducente en el terreno internacional. Cuando el presidente Barack Obama dijo, con toda seriedad, que el uso de armas químicas contra la población siria por parte de la dictadura de Asad era una “raya roja” que no podía traspasarse, cometió un gran disparate. Al cruzarse de brazos y no haber respondido con el “gran garrote”, los enemigos se envalentonaron y arreciaron las masacres.

Lo mismo acaba de suceder en Venezuela durante la administración de Trump. Tras jugar con la fantasía de “todas las sanciones están sobre la mesa”, nada menos que a cargo del vicepresidente Pence, el gobierno de Trump suscribía un compromiso muy serio.  El todas incluía la respuesta militar, pero al hacerse obvio que por ahí no iban los tiros –nunca mejor dicho-, la narcodictadura de Maduro arreció la represión y se propuso desbaratar la Asamblea Nacional, atreviéndose a encarcelar a Edgar Zambrano, Primer Vicepresidente de la AN, en lo que parece ser un ensayo general para la aprehensión del presidente interino Juan Guaidó.

Washington, por medio de sus servicios de inteligencia, tiene la capacidad y el peso específico que se requiere para ganar ese tipo de batalla sin necesidad de desembarcar un solo soldado. Era mucho más sensato y productivo advertir públicamente que Estados Unidos recurriría al boicot económico absoluto contra los enemigos y contra las empresas y los países que los asistieran.

Sólo hay que ver lo que significa en América Latina que Estados Unidos le niegue la visa a un sujeto corrupto, vinculado al narcotráfico o al blanqueo de capitales. Es una especie de muerte civil, de scarlet letter tatuada con fuego sobre la frente de los transgresores. Si esa sanción se extendiera a la Unión Europea, a las democracias latinoamericanas y a Canadá ganaría mucho en contundencia, pero ello no se consigue tratando a los países amigos como si fueran adversarios.

Nadie es inmune a esas sanciones morales y prácticas. Nadie en el terreno personal o como nación, aunque los delincuentes se hayan apoderado del país, como sucede en Venezuela. Los criminales necesitan mover sus capitales, adquirir residencias en sociedades habitables, curarse en hospitales del Primer Mundo. Quieren, como los mafiosos sicilianos, que sus hijos estudien en buenas universidades y adecentarlas fortunas mal adquiridas dentro de mercados legítimos. Cerrarles esos caminos es correcto, pero hay que hacerlo en serio. Sin dejar pasar ni una pizca de oxígeno.

1 Comments:

At 6:53 p. m., Blogger Angel Riguero said...

Claramente se nota y como siempre la actitud del Sr. Montaner contra el Presidente Trump...
...........No hacen falta mas comentarios.

 

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