domingo, agosto 25, 2019

Para romper la CENSURA: Usted puede leer TODOS los números de la ptrora archifamosa Revista Bohemia desde el año 1910 hasta el año 2013

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Carta de suicidio del director de la revista cubana “Bohemia” o Testamento Político de Miguel Ángel Quevedo, quien fuera dueño y Director de la revista Bohemia.


Testamento político de Miguel Angel Quevedo

Miguel Angel Quevedo, propietario y director de la revista semanal cubana Bohemia, fue una figura decisiva en casi todos los cambios políticos que se produjeron en Cuba antes de la llegada de Fidel Castro al poder. Se suicidó solo y repudiado en 1969. A él se atribuye este testamento político que cobra cuerpo en una carta a su amigo, el periodista cubano Ernesto Montaner.

Bohemia era leída en todo el continente americano y, por supuesto, la revista más popular de Cuba por lo menos a finales de la década de los 50. Fue fundada en 1909 con el lema de "La revista que siempre dice la verdad". Entre sus principales colaboradores estuvieron los más grandes articulistas, ensayistas, escritores y líderes de su época, como Jorge Mañach, R. García Barcenas, Eduardo Chibás, Oscar Salas, Gustavo G. Sterling, José M. Peña, Fernando Ortiz, Ramón Grau San Martín, René Méndez Capote, Agustín Tamargo, Gustavo Robreño, Herminio Portell Vilá y tantos otros.

Un ejemplar de sus "Bodas de Plata", publicado en 1934, obra en poder de CONTACTO Magazine. Es una verdadera joya de ese momento.


(Fidel Castro leyendo Bohemia durante una de las varias entrevistas que se le hicieron estando preso en el Presidio Modelo de Isla de Pinos durante la ¨dictadura¨ de Fulgencio Batista. Fotos y comentarios añadidos por el Bloguista de Baracutey Cubano)


En plena dictadura de Fulgencio Batista, Bohemia apoyó la revolución de 1959. El 26 de julio de 1958 publicó el famoso "Manifiesto de la Sierra". El 11 de enero de 1959 publicó una edición especial, con una tirada de un millón de ejemplares, que se agotó en pocas horas, sólo once días después de la caída de Batista.

(Miguel Ángel Quevedo y Fidel Castro en 1959)

Con la llegada de Fidel Castro al poder, la prensa cubana no tardó en sufrir la ofensiva antidemocrática del nuevo caudillo. Periódicos, revistas, canales de televisión y emisoras de radio fueron expropiados o clausurados. Bohemia no fue la excepción. De inmediato se conculcaron todas las libertades fundamentales universalmente aceptadas. Bohemia aún existe hoy día, como un vocero más del gobierno de Castro, muy lejos de sus días de gloria. Quevedo logró salir de Cuba, pero con un horrible sentido de culpabilidad por haber defendido desde Bohemia la revolución popular de 1959 y haber atacado a casi todos los políticos, legítimos o no, que habían gobernado Cuba. Y sobre todo por haber difundido o justificado todas las acciones de Castro.

Este testamento, atribuido a Quevedo, más que un mea culpa es un repaso indispensable sobre las responsabilidades de la prensa ante la sociedad. A continuación el texto completo:

TESTAMENTO POLITICO DE MIGUEL ANGEL QUEVEDO

Sr. Ernesto Montaner
Miami, Florida
12 de agosto de 1969

Querido Ernesto:

Cuando recibas esta carta ya te habrás enterado por la radio de la noticia de mi muerte. Ya me habré suicidado ¡al fin! sin que nadie pudiera impedírmelo, como me lo impidieron tú y Agustín Alles el 21 de enero de 1965.

Sé que después de muerto llevarán sobre mi tumba montañas de inculpaciones. Que querrán presentarme como "el único culpable" de la desgracia de Cuba. Y no niego mis errores ni mi culpabilidad; lo que sí niego es que fuera "el único culpable". Culpables fuimos todos, en mayor o menor grado de responsabilidad.

Culpables fuimos todos. Los periodistas que llenaban mi mesa de artículos demoledores, arremetiendo contra todos los gobernantes. Buscadores de aplausos que, por satisfacer el morbo infecundo y brutal de la multitud, por sentirse halagados por la aprobación de la plebe, vestían el odioso uniforme que no se quitaban nunca.

No importa quien fuera el presidente. Ni las cosas buenas que estuviese realizando a favor de Cuba. Había que atacarlos, y había que destruirlos. El mismo pueblo que los elegía, pedía a gritos sus cabezas en la plaza pública.

El pueblo también fue culpable. El pueblo que quería a Guiteras. El pueblo que quería a Chibás. El pueblo que aplaudía a Pardo Llada. El pueblo que compraba Bohemia, porque era vocero de ese pueblo. El pueblo que acompañó a Fidel desde Oriente hasta el campamento de Columbia.

Fidel no es más que el resultado del estallido de la demagogia y de la insensatez. Todos contribuimos a crearlo. Y todos, por resentidos, por demagogos, por estúpidos o por malvados, somos culpables de que llegara al poder. Los periodistas que conociendo la hoja de Fidel, su participación en el Bogotazo Comunista, el asesinato de Manolo Castro y su conducta gansteril en la Universidad de la Habana, pedíamos una amnistía para él y sus cómplices en el asalto al Cuartel Moncada, cuando se encontraba en prisión.

Fue culpable el Congreso que aprobó la Ley de Amnistía. Los comentaristas de radio y televisión que la colmaron de elogios. Y la chusma que la aplaudió delirantemente en las graderías del Congreso de la República.

Bohemia no era más que un eco de la calle. Aquella calle contaminada por el odio que aplaudió a Bohemia cuando inventó "los veinte mil muertos". Invención diabólica del dipsómano Enriquito de la Osa, que sabía que Bohemia era un eco de la calle, pero que también la calle se hacía eco de lo que publicaba Bohemia.

Fueron culpables los millonarios que llenaron de dinero a Fidel para que derribara al régimen. Los miles de traidores que se vendieron al barbudo criminal. Y los que se ocuparon más del contrabando y del robo que de las acciones de la Sierra Maestra. Fueron culpables los curas de sotanas rojas que mandaban a los jóvenes para la Sierra a servir a Castro y sus guerrilleros. Y el clero, oficialmente, que respaldaba a la revolución comunista con aquellas pastorales encendidas, conminando al Gobierno a entregar el poder.

Fue culpable Estados Unidos de América, que incautó las armas destinadas a las fuerzas armadas de Cuba en su lucha contra los guerrilleros.

Y fue culpable el State Department, que respaldó la conjura internacional dirigida por los comunistas para adueñarse de Cuba.

Fueron culpables el Gobierno y su oposición, cuando el diálogo cívico, por no ceder y llegar a un acuerdo decoroso, pacífico y patriótico. Los infiltrados por Fidel en aquella gestión para sabotearla y hacerla fracasar como lo hicieron.

Fueron culpables los políticos abstencionistas, que cerraron las puertas a todos los cambios electoralistas. Y los periódicos que como Bohemia, le hicieron el juego a los abstencionistas, negándose a publicar nada relacionado con aquellas elecciones.

Todos fuimos culpables. Todos. Por acción u omisión. Viejos y jóvenes. Ricos y pobres. Blancos y negros. Honrados y ladrones. Virtuosos y pecadores. Claro, que nos faltaba por aprender la lección increíble y amarga: que los más "virtuosos" y los más "honrados" eran los pobres.

Muero asqueado. Solo. Proscrito. Desterrado. Y traicionado y abandonado por amigos a quienes brindé generosamente mi apoyo moral y económico en días muy difíciles. Como Rómulo Betancourt, Figueres, Muñoz Marín. Los titanes de esa "Izquierda Democrática" que tan poco tiene de "democrática" y tanto de "izquierda".

Todos deshumanizados y fríos me abandonaron en la caída. Cuando se convencieron de que yo era anticomunista, me demostraron que ellos eran antiquevedistas. Son los presuntos fundadores del Tercer Mundo. El mundo de Mao Tse Tung.

Ojalá mi muerte sea fecunda. Y obligue a la meditación. Para que los que pueden aprendan la lección. Y los periódicos y los periodistas no vuelvan a decir jamás lo que las turbas incultas y desenfrenadas quieran que ellos digan. Para que la prensa no sea más un eco de la calle, sino un faro de orientación para esa propia calle. Para que los millonarios no den más sus dineros a quienes después los despojan de todo. Para que los anunciantes no llenen de poderío con sus anuncios a publicaciones tendenciosas, sembradoras de odio y de infamia, capaces de destruir hasta la integridad física y moral de una nación, o de un destierro. Y para que el pueblo recapacite y repudie esos voceros de odio, cuyas frutas hemos visto que no podían ser más amargas.

Fuimos un pueblo cegado por el odio. Y todos éramos víctimas de esa ceguera.

Nuestros pecados pesaron más que nuestras virtudes. Nos olvidamos de Nuñez de Arce cuando dijo: "Cuando un pueblo olvida sus virtudes, lleva en sus propios vicios su tirano".

Adiós. Este es mi último adiós. Y dile a todos mis compatriotas que yo perdono con los brazos en cruz sobre mi pecho, para que me perdonen todo el mal que he hecho.

Miguel Angel Quevedo 
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Artículo de Fidel Castro  publicado en Bohemia  el 1 de abril de  1956 durante la ¨dictadura¨ de Fulgencio Batista.

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Otra mentira: 

Tomado de http://www.nuevoaccion.com/

DEBATE: BOHEMIA, QUEVEDO, Y EL REVISIONISMO HISTÓRICO

Por: Dr. Antonio de la Cova
(Autor y profesor universitario de Historia)

Discrepo de la revisión histórica que ha hecho la viuda de Carlos Castañeda sobre su esposo y la revista “Bohemia”. Miguel Angel Quevedo heredó de su padre la dirección de dicha publicación. Si Quevedo se dejaba presionar por su empleado Enrique de la Osa, debió haber sido por sus debilidades morales y hormonales.

En el libro de Norberto Fuentes, “Hemingway in Cuba”, páginas 249-51, señala lo que es de conocimiento público: Quevedo era un notorio homosexual, "orgulloso de que ninguna mujer había entrado en su finca," donde semanalmente daba fiestas y escandalosos bacanales.

Todos los redactores de “Bohemia” fueron fervientes partidarios de Fidel Castro. Después del 1 de enero de 1959, perdieron toda objetividad periodística para convertirse en propagandistas revolucionarios. Entre los reportajes falsos que publicaron estaba el de "Mas de veinte mil muertos arroja el trágico balance del régimen de Batista."

http://www.latinamericanstudies.org/cuba/Bohemia-1-11-59-180.jpg

El ex presidente Ramón Grau San Martín fue quien primero lanzó esa frase que “Bohemia” dio como verídica, a pesar de que la lista de muertos que publicaron no llegaba a mil. “Bohemia” nunca hizo un esfuerzo serio por obtener la verdadera cifra, como luego efectuó el Dr. Armando Lago.

Otro reportaje de "Bohemia" titulado "El Padre le daba los Cráneos de sus Victimas Para que Jugara" (enero 11, 1959)

fue completamente ficticio. La foto del entonces niño César Necolardes Moreno había sido tomada en los 1940s en el Museo Antropológico Montané, en la Universidad de la Habana. Se nota que dos de las calaveras en la foto reposan sobre un mapa de Cuba. En 1959, las mismas maestras que más de una década antes habían llevado al niño en una excursión estudiantil al museo, le escribieron a Quevedo para que rectificara, pero éste se negó hacerlo. En "Bohemia" jamás apareció ninguna nota de rectificación sobre ningún tema, algo que es común, aunque no frecuente, hasta en los grandes rotativos norteamericanos.

Hace dos años, mientras mi esposa trabajaba en un proyecto de antropología física en el museo Smithsonian en Washington, le enseñé la foto de los cráneos en la foto de "Bohemia", a los doctores forenses Douglas Owsley y David Hunt, dos de los más reconocidos expertos en antropología física en EE.UU. Ambos concluyeron que las calaveras en la foto eran piezas de museo de mucha antiguedad.

( Miguel Ángel Quevedo y Fidel Castro en 1959 cuando eran amigos )

Lo de "Bohemia" no fue periodismo, fue propagandismo, como vemos en este artículo de Carlos Castañeda, citando una serie de mentiras de Fidel Castro, incluyendo una donde dice: "Somos amigos de los Estados Unidos."

http://www.latinamericanstudies.org/cuba-news/Bohemia- Castaneda.jpg

En la revista "Bohemia" jamás apareció ni la más leve crítica contra Fidel Castro. Después del 1 de enero de 1959, se justificó en “Bohemia” el terrorismo indiscriminado de bombas y asesinatos que el Movimiento 26 de Julio utilizó para llegar al poder. Hasta el secuestro de Juan Manuel Fangio se convirtió en una epopeya gloriosa.

En 1984, cuando Agustín Alles era director de noticias de la WRHC, me invitó a su programa de radio. Me dijo que cuando él era redactor de “Bohemia”, fue el primer periodista en subir a la Sierra Maestra y se dio cuenta de que los rebeldes eran comunistas. "Allí vi que daban clases de comunismo," me afirmó. Le pregunté: "¿Por qué no denunciastes eso?" Me respondió: "¿Estas loco? Me hubieran acusado de Masferrerista. Me hubiera tenido que exiliar." Le dije: "Acabastes por exiliarte." No me contestó. Aprecio a Agustín, pero figura entre los revisionistas que como la viuda de Castañeda, quieren tergiversar la historia de la verdadera responsabilidad que tuvo "Bohemia" en llevar a Fidel Castro al poder.

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