miércoles, noviembre 06, 2019

Guillermo Gortázar, Presidente de la Fundación Hispano Cubano: ¿Debe ir Felipe VI a Cuba?. Redacción de españoles de Cuba: Cuba, presente en el debate electoral español

Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

Le señalo a Pedro Sánchez (Presidente en funciones del gobierno español,  que no Presidente electo en Elecciones Generales por el pueblo español, pues no ha podido hacer gobierno)   que los históricos  vínculos de España con el pueblo cubano  que él plantea no excluyem los vínculos  con  la parte del  pueblo cubano que está opuesta polítucamente a la dictadura Castrista. Según lo que se ha anunciado: los Reyes no se reuniran con la oposición política.  

Esa premura de Pedro Sánchez  por la visita de los Reyes a Cuba  es porque   es posible que en las próximas  Elecciones  Generales del 10 de noviembre de 2019 su partido, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE)  puede no ser el más votado o que no pueda nuevamente hacer gobierno...
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Radio Televisión Martí
Noviembre 06, 2019

Para la próxima semana está prevista la visita de los Reyes de España a la isla comunista un tema muy cuestionado que incluso fue parte del debate presidencial previo a la elección del jefe del gobierno español este domingo.

Cuestionada visita de los Reyes de España a Cuba


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Tomado de https://www.elespanol.com/

¿Debe ir Felipe VI a Cuba?

Por Guillermo Gortázar
6 noviembre, 2019

La lista de riesgos y contraindicaciones en este apresurado viaje de S. M. el Rey a Cuba, justo después de las elecciones generales, es interminable.

Sólo a un osado Sánchez y a un torpe blanqueador de la dictadura como Borrell se les ocurre este desaguisado. Los lobbies de empresarios de negocios ventajistas en Cuba deben estar agradeciendo el esfuerzo continuado del PSOE, desde Felipe González, por involucrar a la Corona con sus mezquinos intereses cortoplacistas.

A la pregunta de si debe ir Felipe VI a Cuba sugiero una respuesta: sí, a presentar una eventual Commonwealth de Cuba con la Corona de España, en democracia y libertad.

El objetivo de la dictadura castrista, aún vigente, es mantenerse, durar lo más posible. Para ello, el gobierno cubano sabe que las relaciones políticas internacionales juegan un papel esencial y ellos son expertos en sacar partido de decenas de dignatarios de todo el mundo. Los castristas, en el fondo, desprecian a los dirigentes internacionales que visitan la Isla porque, salvo raras excepciones, los observan como peces que han caído en la red: siempre se les podrá sacar algo.

El vínculo de España con Cuba no es el de los empresarios hoteleros, socios de Fidel y Raúl Castro: es el vínculo histórico de dos pueblos, de familias, de proyectos de convivencia centenarios. España ha tenido grandes embajadores en Cuba. El más famoso fue Juan Pablo de Lojendio que, en 1960, zarandeó en directo en TV a Fidel Castro por calumniar a la Embajada de España. Otro embajador destacado fue José Antonio San Gil que dimitió de su puesto en La Habana en 1994, ante la melíflua política del ministro español de Exteriores, Solana, y los alegres bailes de Felipe González en el cabaret Tropicana.

(Rey Felipe VI y Reina Leticia)

Precisamente San Gil me comentó en La Habana en 1992 que él percibía una intensa proximidad entre los pueblos de Cuba y España: "Para los españoles, Cuba es como las Canarias, pero un poco más lejos". En efecto, después de más de cien años de independencia, el periodo dictatorial cubano es superior al de la libertad. Si hubiera un referéndum en Cuba en el que, siguiendo el modelo británico de la Commonwealth, la Corona española se ofreciera a continuar un vínculo histórico de progreso y libertad sería un buen final de la pesadilla castrista. Frente a dictadura y pobreza, libertad, democracia y progreso económico y social.

Los cubanos son muy celosos de su independencia. Tienen todo el derecho. Pero antiguas colonias como Canadá, Australia y Nueva Zelanda mantienen un vínculo histórico con la Corona británica (que es un trasunto de un vínculo entre sus pueblos) y nadie piensa que esos grandes países democráticos no sean independientes. Son democracias en libertad que aprecian y mantienen un vínculo histórico. Es decir, la política recoge lo que hay en el sentimiento profundo de dos pueblos que en el caso de Cuba, para los españoles y muchos cubanos, eran provincias del Reino de España, no sólo colonias.

Se puede aducir que Canadá admitió la jefatura del Estado británica fruto de un acuerdo de la Commonwealth y que los EEUU, que ganaron su independencia por una guerra como Cuba, no la aceptaron. La diferencia es que la república norteamericana es la historia de un éxito, pero el caso de Cuba es la historia de un fracaso, casi de un estado fallido: durante más de la mitad de su independencia han padecido una dictadura.

Precisamente las iniciativas socialistas de visitas reiteradas y financiación de la dictadura castrista van en la dirección contraria al vínculo histórico: aleja a España del afecto de los exiliados y de los demócratas de la Isla que llevan años esperando un cambio hacia la libertad y que la legitimación de la izquierda española, y parte de la derecha, contribuyen a retardar.

Por supuesto, a S.M. el Rey no le corresponde constitucionalmente una iniciativa, una oferta, de ese alcance de Commonwealth a la española que podría también ofrecerse a Puerto Rico, pero harían bien los políticos españoles, de cualquier signo, en preocuparse más por la libertad y bienestar de los cubanos, en mantener y en fortalecer el vínculo histórico de nuestros dos pueblos en lugar de satisfacer el blanqueo socialista de su apoyo a la dictadura y la legitimación de negocios ventajistas, impresentables, de empresarios y hoteleros socios al 50% de Fidel y de Raúl Castro.

Mucho mejor la Corona española en Cuba, al modo del Reino Unido con Canadá, como representación de una digna y reconocida historia común, que una dictadura que ya resulta incalificable.
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Cuba, presente en el debate electoral español

(De izquierda a derecha: Pablo Casado del PP, Pedro Sánchez del PSOE, Santiago Abascal de Vox, Pablo Iglesias de Unidas-Podemos  y Albert Rivera de Ciudadanos. Foto y comentario del Bloguista de Baracutey Cubano)

Por Redacción
5 noviembre, 2019

Cuba estuvo presente en el debate presidencial que se transmitió por televisión española para todos los hispanos de uno y otro lado del Atlántico.

Para los americanos que seguimos estas lides por una u otra razón, el debate era una cita impostergable, dados los temas que iban a tratar los candidatos, como por la trascendencia de un momento televisivo singular. En efecto, la ley electoral española deja en el aire la obligación de los candidatos a someterse a la lid pública, y si la costumbre los reduce a comparecer, se pueden dar momentos de antología como el que protagonizó el antiguo presidente del gobierno, Mariano Rajoy, que varias veces compareció ante la prensa o el Congreso de los Diputados a través de una pantalla de plasma (y sin derecho a preguntas); dejando bien claro importancia que a sus ojos tenía el resto de los contrincantes o el asunto a tratar.

Los españoles de Cuba tuvimos que esperar al final del debate, más allá de la media noche, para que los candidatos tocasen un tema que se ha llevado y traído hasta el aburrimiento durante estas últimas semanas: la vista del rey Felipe VI a la isla. Lo hicieron el bloque consagrado a la política exterior del reino. Como era de esperar, ni Pablo Casado, ni Alberto Rivera, perdieron el momento para fustigar a jefe del ejecutivo en funciones sobre el tema. Rivera, que domina el arte oratorio como ningún otro, le pidió a Sánchez que se enfrentase a los dictadores iberoamericanos con el mismo coraje que tuvo para desenterrar a Francisco Franco “no se puede ser valiente con los dictadores muertos hace 40 años, y ahora enviar los reyes a Cuba olvidando al pueblo cubano y al pueblo de Venezuela. Yo sí que estoy con ellos. A mí me parece que hay que acabar con las dictaduras, y apoyar a sus pueblos desde España para que ellos hagan también su transición y lleguen a la democracia”, afirmó convencido el líder de Ciudadanos.

De los tres, Santiago Abascal, es el único que lleva rodado un discurso a favor de la hispanidad y aseguró a sus partidarios que si llegara a ser presidente del gobierno intentaría que España tuviese el peso que le corresponde en la “hispanosfera”. Del mismo modo solicitó una mayor imbricación con Portugal, al que llamó “nación hermana”. Según el presidente de VOX, esa es la condición para que España gane peso y prestigio dentro de Europa. Aprovechó también para reiterar la idea de que una de las soluciones para resolver el problema demográfico o de fuerza laboral sería la de abrir las puestas a los americanos “Es el modo también para que el día que necesitemos inmigración, esta pueda proceder de naciones hermanas para que puedan integrarse pucho mejor entre nosotros, aseguró Abascal, no sin antes de advertir que habría que hacerlo con cuidado, por culpa de la ofensiva bolivariana “ lo digo con mucha preocupación porque el gobierno ha enviado a su majestad el rey a Cuba y va a forzarle con una foto con los castristas, con Maduro y con Ortega. Agradecería que esa foto se le ahorrase al gobierno de España y sobre todo, a su majestad el rey”, declaró con rotundidad. Casado también criticó la decisión del gobierno en funciones. Calificando de “inaceptable” la visita del Felipe VI a la “gerontocracia” que desgobierna la isla.

Sánchez respondió con lugares comunes a las críticas de los líderes de la oposición y reiteró el argumento que repiten los medios afines al socialismo desde hace semanas, cuyo tema principal es que la misma no significa en ningún caso un apoyo al régimen de La Habana. Recordó con su fatuidad habitual, que la isla la visitan desde hace tiempo todos los líderes mundiales. Para el presidente en funciones, sería inimaginable celebrar los 500 años de la fundación de la capital de todos los cubanos sin la presencia de España. En cualquier caso, el jefe del ejecutivo, restó importancia a las críticas, recordando los vínculos históricos de España con su antigua provincia, arrebatada a la corona por Estados Unidos en 1898.

La gran verdad, es que contrariamente a lo que se cree, Sánchez está defendiendo la posición de la casa del rey, que es la que desea desde hace años hacer una vista oficial a la isla. La última vez que se habló del asunto, hace algún tiempo, los expertos en comunicación de la Zarzuela, justificaron el entonces hipotético viaje con los mismos argumentos utilizados ahora por Sánchez. Recordemos que la escritora cubano española Zoé Valdés, intercambió con la casa real un par de mensajes de twiter en este sentido, sin que la misma modificara un ápice sus posiciones a favor de una dictadura que, como es bien sabido, adeuda millones de euros a los empresarios españoles amigos de Felipe VI. Presentar a este último como un cordero blanco sacrificado por el presidente del gobierno en aras de su propio beneficio electoral es un error que han cometido hasta ahora todos los analistas políticos sin excepción. No es la falta de visita lo que constituye una anomalía; lo que sí es una extravagancia, es la existencia de una dictadura de más de sesenta años en Cuba. También es una monstruosidad, la defensa a capa y espada de los intereses de los negreros que explotan con el contubernio de La Habana -y en pleno siglo XXI-, una mano de obra esclava sin derechos laborales de ningún tipo.

La única manera de salvar ese viaje de la vergüenza, es que el rey defienda en Cuba los intereses de las personas que trabajosamente conforman, tras la Argentina, la segunda comunidad española  más numerosa en Hispanoamérica; exigiendo a los negreros, en contrapartida a los esfuerzos de la Casa Real, que se les contrate y page como españoles que son. De la misma manera Felipe VI tendría que abogar desde La Habana por el restablecimiento de los derechos de sangre de los descendientes de los emigrantes españoles, en particular de aquellos que fueron desposeídos en Cuba de su nacionalidad española en 1898 a pesar de haber luchado armas en mano, por la soberanía y la integridad nacional de España.