viernes, enero 17, 2020

Esteban Fernánde: LA PALOMA Y YO -AL UNÍSONO- NOS DEFECAMOS EN FIDEL CASTRO RUZ


LA PALOMA Y YO -AL UNÍSONO- NOS DEFECAMOS EN ÉL.


Por Esteban Fernández
15 de enero de 2020


No sé a quién se le ocurrió la peregrina idea de que los opositores iniciales no éramos “contrarrevolucionarios” y acorde con esa idea las organizaciones anticastristas ellas mismas se autodenominaban “Movimiento de Recuperación Revolucionaria y Movimiento Revolucionario del Pueblo”.

Partían de la base de que Fidel Castro había traicionado a la revolución y que gente como Manolo Ray, Humberto Sorí Marín, Manuel Artime, David Salvador, eran los verdaderamente “revolucionarios traicionados”.

Rápidamente mi padre me sacó de ese error diciéndome: “Este H.P. Fidel Castro nunca nos traicionó porque jamás estuvimos con él, y esto sí es una revolución a raja tablas y nosotros somos CONTRARREVOLUCIONARIOS”.

Ya unas pocas horas después de comenzado su primer discurso en el Campamento Militar de Columbia yo -JUNTO A LA PALOMA- me estaba defecando en él.

Después de llegar a la conclusión de que “¡Esto es una basura!” vino la pregunta “Y … ¿hora que hago?” Vaya, una pregunta muy peligrosa en la mente de un imberbe.

Si bien había tenido toda la ayuda de mi padre para entender lo que estaba pasando en Cuba y lo que iba a suceder, al querer pasar de la palabra a la acción no tuve la cooperación del viejo. Al contrario, quería a toda costa parar mis ímpetus “combativos”. E insistía en decirme; “¡Déjame eso a mí, ya yo estoy conspirando bajo las órdenes de Lauro Blanco!” Con el paso del tiempo resultó ser el tío de una buena amiga mía llamada Frida Masdeu.

Pero, tuve la inmensa suerte de que el Instituto fue una cantera inmediata de contrarrevolucionarios. Y eso hizo muy fácil el integrarme a las actividades anticastristas.

Como no teníamos ningún material para hacer nada, y alguien me dijo que en el Central Providencia vivía un muchacho que era “Teniente del M.R.R.”, para allá me fui en la guagua a buscarlo. Se llamaba Gilberto Salgado y le decían “Corvea”.

Me ignoró porque no me conocía, pero una semana más tarde se apareció en mi casa en el Residencial Mayabeque y me entregó unos bonos de MRR. Por otro lado, había conseguido unos cohetes que poníamos en el Instituto para interrumpir las clases.

Varias veces fui detenido y me expulsaron “deshonrosamente” del centro de enseñanza ahora llamado “Preuniversitario Juan Borrell” que ya estaba plagado de esbirros bajo las órdenes de Godofredo de Armas Borrell e Ibrahim Rivero.

De muchacho tranquillo, obediente y estudioso pasé a ser militante de una inesperada causa. Esteban Fernández Roig el hombre que más me había inculcado el anticastrismo, ahora puso todas sus energías en sacarme de allí y salvarme de largos años de prisión.

Como ya les he dicho varias veces, cuando el jefe del G2 Elio Guevara lo amenazó con que me fusilaría fue la tapa el pomo, y gracias a Milton Sorí puede abandonar aquel infierno en que habían convertido a Cuba y que yo ingenuamente trataba de combatir.

1 Comments:

At 1:44 p. m., Blogger Angel Riguero said...

La Paloma y yo.....muy interesante comentario del compatriota Esteban Fernandez.....bien que recordamos aquella inmortal paloma que vacio su vientre sobre el frankestein comunista...
....de algo estoy seguro....la paloma desde lo alto visualizo el mal oliente inodoro que vio
desde lo alto =.....y bajo en raudo vuelo a descargar sobre el guapeton de barrio la materia que siemore el funesto pelele ha consumido.......merece aquella blanca paloma una estatua
al igualarse en valentia (y ounteria) a la Heroina de Zaragoza.

 

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