domingo, junio 14, 2020

La operación de desinformación con las cernizas de Julio Antonio Mella como una señal de lo que verdaderamente puede haber sucedido con las cenizas, huesos o momia de Fidel Castro. Los comunistas stalinistas eran los más interesados en matar a Julio Antonio Mella


Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

Si mal no recuerdo, las cenizas de Mella están enterradas debajo de esa mole de hormigón frente a la Universidad de La Habana para que no fueran facilmente robadas o profanadas, como lo fue, por ejemplo, la momia de Evita Perón. 

 El ataud con el cadaver de Catalina Lasa, el gran amor del empresario Juan Pedro Baró, fue cubierto  con toneladas de hormigón con el objetivo de que  su tumba no fuera profanada  ya que fue enterrada con todas sus joyas; su tumba en el Cementerio de Colón está en la calle Central y tiene dos palmas para que  su mausoleo fuera aún más alto que el de los bomberos (que está localizado muy cerca en esa misma calle)  que por ordenanza debía ser el más alto de todo el Cementerio de Colón por el sacrificio que  hicieron esos bomberos al combatir un incendio en La Habana del siglo XIX. El mausoleo de Catalina Lasa y de Juan Pedro tiene un vitral por el cual a determinada hora entra la luz y proyecta una rosa con los colores de la rosa que Juan Pedro hizo que le crearan a Catalina y que se la regaló  a su amada, la cual hizo su flor preferida. El creador de esa flor tiene también su historia y entierro en el Cementerio de Colón, pero esa es otra historia ...

Aclaro que en el Cementerio de Colón hay una sola persona enterrada de pie y no es precisamente Juan Pedro Baró.  La persona enterrada de pie era una persona que había cometido múltiples  delitos por los que cumplía una larga condena en prisión,  pero  una hija del entonces Presidente Alfredo Zayas en una visita a la prisión lo conoce y se enamora de él, al cual  logra sacar de la prisión, se casan  y se convirtió en un exitoso hombre de negocios; al morir dejó dicho que lo enterraran de pié para llegar de pie al infierno, pues así le había ido en la vida... :-)

UNA POSIBLE OPERACIÓN DE DESINFORMACIÓN SIMILAR A LA QUE SE HIZO DÉCADAS ATRÁS  CON LAS CENIZAS DE JULIO ANTONIO MELLA






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Casi 30 años permanecieron ocultas las cenizas de Mella (+ Fotos)

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Luego de producirse la caída de la tiranía machadista el 12 de agosto de 1933, el Partido Comunista cubano tomó la decisión de traer de México los restos del líder antimperialista Julio Antonio Mella, quien fuera alevosamente asesinado en ese país por órdenes del dictador Gerardo Machado, el 10 de enero de 1929
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Autor: Delfín Xiqués Cutiño
archivo@granma.cu
12 de octubre de 2018 

Luego de producirse la caída de la tiranía machadista el 12 de agosto de 1933, el Partido Comunista cubano tomó la decisión de traer de México los restos del líder antimperialista Julio Antonio Mella, quien fuera alevosamente asesinado en ese país por órdenes del dictador Gerardo Machado, el 10 de enero de 1929.

Su vida fue tan impetuosa que con tan solo casi 26 años de existencia física, ya se había proyectado en múltiples frentes y esferas: inició la Reforma Universitaria, vinculó a los estudiantes con los obreros, organizó el Primer Congreso de Estudiantes, fue artífice de la Universidad Popular José Martí y de la Liga Antimperialista de Cuba, y fundó, junto a Carlos Baliño, Fabio Grobart y otros revolucionarios, el primer partido marxista-leninista de Cuba.

Por todas esas razones fue el cobarde ensañamiento contra el joven, y los dirigentes del Partido estaban conscientes de que el aparato represivo del machadato se mantenía intacto y que trataría de impedir a toda costa que sus restos llegaran a Cuba. Esa fue la razón de peso por la que tuvieron que planificar minuciosamente una operación clandestina.

Representantes de organizaciones revolucionarias como el Partido Comunista, Socorro Rojo, la Liga Juvenil Comunista, la Federación de Estudiantes Revolucionarios de México, el Ala Izquierda Estudiantil de Cuba y un grupo de intelectuales antimperialistas acordaron, entre otras actividades, realizar una colecta para costear el traslado de los restos de Mella a Cuba.

Con anterioridad, el 5 de septiembre de 1933, en la capital mexicana se había constituido el Comité del Frente Único Pro-Mella, que era el encargado de coordinar todas las tareas. Para presidir la delegación cubana se escogió al doctor Juan Marinello, respetable intelectual y militante comunista, quien desde hacía seis meses se encontraba exiliado allí.

El día 6 de septiembre el Departamento de Salubridad realizaría la exhumación. Fueron citados para el Panteón Dolores los compañeros que tenían tareas que cumplir en dicha ceremonia junto a Marinello: Mirta y Sergio Aguirre, Jorge Rojas y Aida Carreras, entre otros comunistas cubanos y mexicanos.

De acuerdo con los libros sepulcrales, la tumba de Mella correspondía a la No. 44, pero no era así. Realmente era la No. 45. Se extrajo el ataúd y los compañeros lo llevaron en hombros hasta el horno crematorio, con el riesgo de que había presencia de policías en el lugar.

Transcurrieron unas dos horas de incineración cuando advirtieron que no tenían más tiempo por la presencia policial. Entonces los restos fueron colocados en una caja tallada. Marinello y sus compañeros pasaron con ella entre los policías, que ya habían detenido a un grupo de compañeros. Se había dicho que los restos debían llevarlos a la Agencia Alcázar para ser enviados a Cuba.

Inmediatamente Marinello tomó un auto que lo llevó al salón de exposiciones donde depositó las cenizas. Más tarde llegaron otros compañeros que las sacaron de la caja y las llevaron para la casa de Mirta Aguirre y tiempo después estuvieron bajo la protección de una maestra peruana de confianza.

Mientras numerosos agentes indagaban en la Agencia Alcázar por las cenizas, la señora Aida Carreras, madre de Mirta y Sergio Aguirre, abandonaba el camposanto. Ganaba la Calzada y se perdía entre los transeúntes. Ella era la que las resguardaba. Todo lo anterior había sido una genial operación de desinformación.

Para rendirle homenaje al líder antimperialista cubano, se organizó una solemne velada en el anfiteatro Bolívar, en el mismo edificio de la Universidad. Por supuesto que el cofre, donde supuestamente se encontraban las cenizas y una gran foto de Mella estaban allí.

Luego de la intervención de varios oradores, Marinello cerró la velada. A esa hora ya la policía rodeaba el edificio y desde la presidencia se podía observar cómo los esperaban en la puerta para actuar contra los asistentes.

Todos se unen para salir protegiendo el cofre. La policía comienza su trabajo represivo para apoderarse de él. Golpes, empujones, puñetazos se intercambian con los uniformados. Cuando vino la calma con un numeroso grupo de detenidos, entre ellos Marinello, los policías advierten que el cofre ha desaparecido. Lo encuentran en la azotea del edificio, lo abren y solo hallan una jocosa nota.

En tanto en La Habana, el Partido Comunista organizaba una gran movilización para recibir al barco en los muelles de la Ward Line (hoy La Coubre).

YA EN CUBA…

El 27 de septiembre de 1933 atracó el barco. Marinello y sus acompañantes bajaron al muelle, donde fueron recibidos solemnemente por la multitud que los esperaba.

Las preciadas cenizas habían viajado en primera clase custodiadas por una estadounidense. Juan Blanco, integrante de las brigadas de autodefensa del Partido, recibió las cenizas y las colocó en una urna de mármol que se había confeccionado para la ocasión y, custodiadas por la multitud, se dirigió hasta el local de la Liga Antimperialista, en las calles Reina y Escobar para su velatorio.

Se solicitó el permiso para efectuar el entierro el día 29 a las dos de la tarde. Para esa fecha estaría terminado el obelisco que se levantaba en el Parque de la Fraternidad, donde habían previsto que reposarían los restos de Mella.

Sin embargo, apenas una hora antes de comenzar el cortejo fúnebre, un grupo de soldados se apareció en el parque, detuvo a los obreros que todavía trabajaban y comenzaron a derribar el obelisco. Dijeron que no había permiso ni para el monumento, ni para el entierro.

No obstante, un numeroso grupo de obreros, desafiando a los soldados y a una fina llovizna, se concentró en la calle Reina, frente a la sede de la Liga Antimperialista, donde estaba el velatorio.

Desde el balcón, Rubén Martínez Villena, quien ya estaba herido de muerte por la tuberculosis, habló a la multitud que estaba congregada en la calle. Ese sería su último discurso público.

Cuando Marinello y otros compañeros rendían la última guardia a las cenizas, comenzó un tiroteo en la calle. Los disparos impactaban en el piso superior donde se efectuaba el velatorio. El edificio estaba cercado por los soldados enviados por el entonces coronel Fulgencio Batista. Ya subían por la escalera. Había que salvar las cenizas a toda prisa.

Juan Blanco las tomó y se las entregó a su cuñada. Ella las ocultó en su vientre fingiendo el inicio de un parto. Auxiliada por Juan y su esposa, la bajaron por la misma escalera que subían los soldados.

Ya en la calle tomaron un auto que los llevó hasta el cercano hospital de Emergencias, y luego tomaron un ómnibus hasta La Habana Vieja, a la calle Lamparilla No. 115, donde vivían. Allí ellos custodiaban y operaban una imprenta clandestina del Partido. Y en ese lugar ocultaron las cenizas.

La balacera en la calle Reina ocasionó numerosos muertos y heridos, entre ellos la del pionero de 13 años Francisco González Cueto (Paquito), a quien una bala le destrozó la cabeza.

En el año 1935 Juan Blanco le entregó las cenizas a Marinello y el venerable profesor y amigo de Mella las ocultó en su casa hasta que, debido a los registros que le hacía la policía batistiana, su vivienda dejó de ser un lugar seguro.

Nuevamente las cenizas fueron trasladadas. Esta vez bajo la custodia del doctor Antonio Barreras, quien era Magistrado de la Audiencia de La Habana. Pero a los pocos días Pepilla, la esposa de Marinello, tuvo que ir a buscarlas porque el magistrado procesó a un alto militar batistiano y su casa tampoco era segura para resguardar los restos de Mella.

Esta vez las cenizas serían acogidas y protegidas en la casa de un lejano pariente de Marinello, quien nunca había tenido filiación política. Allí permanecieron hasta que triunfó la Revolución.

A partir de entonces nuevamente Marinello se hizo cargo de custodiar los restos de Mella hasta que, en 1962, cuando se desempeñaba como Rector de la Universidad de La Habana, se los entregó al Comandante Raúl Castro, entonces Ministro de las FAR.

Las cenizas fueron expuestas en el Aula Magna de la Universidad de La Habana del 16 al 22 de agosto de 1975, y luego permanecieron en el Museo de la Revolución hasta el 10 de enero de 1976, cuando se colocaron definitivamente en el Memorial Julio Antonio Mella, frente a la centenaria Universidad.

La máxima dirección de la Revolución encabezó las solemnes jornadas de profundo tributo del pueblo que no olvida la grandeza de su historia.

Fuentes:

Revista Bohemia 1ro y 8 de octubre de 1933
La revolución que no se fue a bolina, por Rolando Rodríguez
Conversaciones con Juan Marinello, por  Luis Báez




























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Nota del Bloguista

En la Cuba sometida a la tiranía de los Castro, el sistema de educación y todos los medios masivos de comunicación, los cuales todos están en poder del Estado, se hacen eco de la tergiversación comunista sobre el asesinato de Julio Antonio Mella que propagaron a raíz de su muerte: de que habían sido esbirros del Presidente cubano Gerardo Machado y Morales los que lo habían asesinado. Una vieja táctica comunista es matar, echarle las culpas a sus adversarios políticos o simular de que fue un accidente y posteriormente honrar a los que ellos mismo asesinaron. Los Castro, y sus cómplices, la han llevado a la práctica en más de una ocasión ...




Ilustración y comentario tomados del blog de Emilio Ichikawa

Foto: © Artbeat. El mural En el arsenal (1928), del artista mexicano y comunista Diego Rivera, plasma sutilmente el affaire Modotti-Mella-Viladi. Aunque la figura central es Frida Kahlo, quien reparte armas, a la extrema derecha aparece Modotti, sosteniendo una canana en pose afectiva con Mella y, por encima de su cabeza, el rosto semi-oculto de Viladi, con boina negra y extraña mirada


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EL ASESINATO DE MELLA

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Los motivos que llevaron a la decisión de liquidar a Julio Antonio Mella
¿Un complot internacional de mentirosos?
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Por Pino Cacucci

Julio Antonio Mella fue asesinado la noche del 10 de enero de 1929 en la esquina de Abraham González con Morelos, de dos tiros de revólver .38: la primera bala atravesó el codo izquierdo y el intestino, la segunda perforó un pulmón. El juez Alfredo Pino Cámara interroga a Tina Modotti y la acusa de varias contradicciones: ella ha declarado que quien disparó -desde un automóvil en la oscuridad- lo hizo mientras ella caminaba tomada del brazo izquierdo de Mella, algo imposible porque la primera bala lo hirió en ese brazo, y no pudo ser un acto sorpresivo porque Mella corría tratando de escapar.

(Julio Antonio Mella y Tina Modotti; después Tina sería pareja de Vittorio Vidali, que también es conocido como ¨Contreras¨)

Hay tres testigos de los hechos: el panadero Luis Herberiche que se encontraba en la puerta de su panadería, y los jovenes Anacleto Rodríguez y José Flores, que estaban a la puerta de su casa en Abraham González. Los tres afirman que vieron a tres personas, dos hombres y una mujer, avanzando desde Bucareli y discutiendo animadamente, y que uno de los dos hombres sacó una pistola y disparó mientras el otro corría hacia delante. En el careo con Tina, Herberiche declara: "No tengo ningún motivo para engañar a la justicia. Soy un comerciante al que no le gusta verse implicado en estos hechos. Siento mucho desmentir a la señora, pero lo que dije es la verdad y lo sostengo". Los periodicos de la época publicaron estos y muchos otros detalles, pero la justicia no pudo esclarecer quién mató a Mella y por qué.

En 1986 hablé con Félix Ibarra, que a los 17 años entró en la Juventud del Partido Comunista Mexicano (PCM) y después simpatizó con la Oposición de Izquierda, que apoyaba a León Trotsky. Ibarra tenía la máscara mortuoria de Mella, que me enseñó -aún conservo la foto que hice- y fue una emoción ver cómo era el rostro del luchador cubano pocas horas después de su fallecimiento. Luego, Félix me contó:

"Lo conocí en 1928, cuando yo vivía donde ahora está el metro San Antonio Abad. El venía a repartir propaganda y me acuerdo muy bien de ese muchacho alto, fornido, que siempre transmitía entusiasmo. Al principio se adhirió a la Oposición de Izquierda, pero cuando lo acusaron de atentar contra la unidad del PCM, oficialmente tomó distancia, aunque en octubre de 1928 fundó la revista Tren Blindado, que era el emblema de Trotsky... Fue un desafío. Además, Tina fotografió la máquina de escribir de Julio Antonio y en la hoja de papel que sale del carro se puede leer una frase de Trotsky sobre la función revolucionaria del arte. Cuando lo mataron, le pregunté varias veces a mi tío Alberto Martínez, que era dirigente del PCM, quién era el asesino, y siempre evitó contestarme, hasta que un día, cuando pensó que yo tenía ya una consciencia política sólida, me dijo: 'Fue ese malvado de Sormenti'. Y no quiso agregar más. Mi tío conocía a Vittorio Vidali como Carlos Contreras o Enea Sormenti, y creía que Sormenti era su verdadero apellido. Años después, hablé del asunto con Diego Rivera, y me dijo: 'Todos sabemos que fue Vidali, ya nadie puede tener dudas al respecto'".

Otra persona, cuya vida es parte de la historia del comunismo en Italia, pero no quiere involucrarse en esta polémica desgarradora, me contó que una vez, discutiendo con Vidali en Trieste, éste le dijo: "No fui yo personalmente, pero claro que a Mella lo liquidamos nosotros. Era un irresponsable, estaba quebrando la unidad del partido y la unidad sindical".

(Stalin, Lenin y  Mijail Kalinin)

La ruptura entre Trotsky y Stalin se da en 1924. La lucha entre dos conceptos de revolución socialista -"revolución permanente" y "revolución en un solo país"- se propaga a los "partidos hermanos" del mundo, y en México alcanzará uno de los niveles más sangrientos. El PCM es considerato por el Komintern el eje de la ideología moscovita en América. La línea que dicta la ciudad de México está destinada a influir en el subcontinente. Stalin tiene en México un comité central lleno de líderes fieles, pero, junto a ellos, emergen figuras peligrosamente atraídas por el trotskismo. Y es para controlarlas o suprimirlas que Vidali -alias Carlos Contreras o Enea Sormenti- es enviado a México.

Mella no fue abierto partidario de Trotsky, pero su deseo de derribar a Gerardo Machado en Cuba es bloqueado por Moscú: cada foco rebelde en América Latina representa un peligro para la consolidación del poder en la Unión Soviética. Apoyar un intento insurreccional en la isla significa desafiar los intereses económicos estadunidenses, y Moscú no quiere que Washington considere a la Unión Soviética una amenaza a su "patio trasero", según la Doctrina Monroe. Los partidos comunistas, en esta fase histórica, trabajan para impedir sublevaciones armadas en sus respectivas áreas de influencia.

En el IV Congreso de la Internacional Sindical, Mella conoce al comunista español Andrés Nin, quien le expone las tesis de la Oposición de Izquierda sobre la política de colaboración entre las clases impulsada por Stalin y Bujarin. De inmediato, el dirigente comunista argentino Víctor Codovilla exige la expulsión de Nin. Mella comparte la postura de Nin pero no puede apoyarlo, porque se aislaría, ni quiere hacerse cómplice de la expulsión; así, decide mantenerse al márgen y Codovilla emprende una campaña contra él.

Cuando Mella apareció en México, el PCM afrontaba una profunda crisis interna. Entre 1925 y 1926, se había producido una ruptura entre la dirigencia de Xavier Guerrero, David Alfaro Siqueiros y Rafael Carrillo, y el ala derecha del partido que buscaba aliarse con sectores del gobierno de Plutarco Elías Calles, o sea el gobierno que estaba usando a la CROM para controlar el movimiento obrero y aplastar los movimientos independientes. En el V Congreso del PCM, en abril de 1928, Mella y su grupo llaman a reorganizar la lucha sindical contra la CROM, pero son derrotados por la dirección del partido, que los acusa de intentar una nueva dispersión de las fuerzas obreras. Todo esto sucede en vísperas del IV Congreso de la Internacional en Moscú.

El 17 de julio un cristero mata al presidente reelecto Alvaro Obregón en el restaurante La Bombilla, y a los pocos días los dirigentes de la CROM son acusados de complicidad en el magnicidio: aprovechando la confusión debida a los torpes errores de la dirigencia de centro-derecha del PCM, y con respaldo de Diego Rivera, Mella, decide afrontar en Moscú la intransigencia del Komintern y del mismo Stalin. Apoyado por delegados obreros y campesinos, gana la votación y los dirigentes de la Internacional son obligados a permitir el nacimiento de la Confederación Sindical Unitaria de México. Stalin no replica, se limita a esbozar una sonrisa que sus adversarios aprenden a reconocer pronto: es aquella anuencia lenta, de padre bonachón, que anticipa la venganza. Es su manera de emitir condenas inapelables, por las cuales sabrá esperar años en algunos casos, y sólo meses en otros.

(Vittorio Vidali o ¨Contreras¨ )

En septiembre de 1928, la derecha del PCM pide la expulsión de Mella por "el crimen de trabajar contra la línea del partido". Lo apoyan Xavier Guerrero, Rafael Carrillo y Vittorio Vidali. Muchos dirigentes hacen frente común contra la izquierda dirigida por Mella y Diego Rivera. El partido se enfrenta al peligro de una grave ruptura, y Mella es destituido del comité central y aislado. Ante la prohibición absoluta de organizar una expedición a Cuba, suspende su colaboración con el partido y sigue con su proyecto. Pero comprende que son muy pocos los militantes dispuestos a embarcarse en la empresa, pues hacerlo significa ponerse en contra del PCM y de la Internacional. Gerardo Machado sabe muy bien que Mella no tiene recursos ni hombres para emprender una guerrilla en Cuba, menos aún zarpando desde México, donde los militantes del PCM y el mismo gobierno mexicano se lo impedirían; Machado no tiene ningún motivo sensato, tomando en cuenta la situación, para provocar la reacción del gobierno mexicano mandando a matar a Mella que en ese momento no constituye ninguna amenaza. Es diciembre de 1928, un mes antes de su asesinato. Durante una acalorada reunión en la calle de Mesones, la última en la que Mella participa, Vidali pierde el control y se acerca al cubano gritándole: "No lo olvides nunca: de la Internacional se sale de dos maneras, ¡o expulsado o muerto!"

¿Sabía o no?

Nunca sabremos si Tina estaba enterada de esto o si lo descubrió después, mucho después. Podemos entender por qué rechazó la versión de los tres testigos, declarando que los disparos llegaron desde la oscuridad: la justicia mexicana, la policía y los jueces eran el "enemigo", había que defender el ideal, la causa suprema, el Partido. Pero en 1941, poco tiempo antes de su muerte, habló con el exiliado español Jesús Hernández, que había sido ministro del gobierno republicano. En sus memorias, Yo fui un ministro de Stalin, Hernández afirma que Vidali participó en la captura, tortura y asesinato de Andrés Nin en la guerra de España. Ese día se lo recordó a Tina, diciéndole que por ello arrestó a Vidali pero otros funcionarios ordenaron su inmediata liberación. Ante eso, Tina con un rencor inesperado comentó: "Lo hubieras fusilado. Hubiera sido una buena acción, te lo aseguro. No es más que un asesino, y me arrastró a un crimen monstruoso. Lo odio con toda mi alma. Pero estoy obligada a seguirlo hasta el final. Hasta la muerte".

Esa muerte se produjo en un taxi la noche del 5 de enero de 1942, por "congestión visceral generalizada", como reza el acta de defunción, y no por un "ataque del corazón" como siempre dijo Vidali. La "congestión" sirvió a la prensa para anunciar en primera plana: "Envenenada Tina Modotti, típica eliminación estalinista". En la hemeroteca de la UNAM esos diarios están disponibles, pero nunca sabremos cómo realmente murió Tina.

Puras mentiras

¿Mintió Jesús Hernández sobre la amarga frase de Tina? ¿Mintieron los testigos de la calle Abraham González, acaso contratados por la embajada cubana? ¿Un panadero y dos menores de edad cómplices de Gerardo Machado? ¿Es un mentiroso Felix Ibarra? ¿Mintió Julián Gorkín, que en España combatió contra Franco y por el resto de su vida acusó a Vidali de varios asesinatos? ¿Mintió el combatiente italiano Umberto Tommasini, que en España organizó un grupo de buzos de asalto para dinamitar los barcos que llevaban armas a Franco, y luego se dedicó hasta el fin de sus días a perseguir a Vidali en cualquier situación pública acusándolo de haber matado cobardemente por la espalda a tantos compañeros?

Es difícil aceptar que algunos ídolos se caigan del pedestal, como a menudo le sucede a quien tiene escasos conocimientos de la historia, pero definir a Vidali como "un revolucionario" es un insulto a la memoria de tantos revolucionarios que sacrificaron su vida por un sueño de justicia y democracia que Stalin y sus esbirros convirtieron en pesadilla.
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DOCUMENTOS RELATIVOS A LA EXPULSIÓN DE JULIO ANTONIO MELLA DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA EN 1925

Tomado de

Textos imborrables: El caso Mella

Nota de la redacción:
En la dirección de Internet www.cuba-urss.cult.cu investigadores cubanos han colocado 15 documentos relativos al caso en que Julio Antonio Mella fuera expulsado del Partido Comunista de Cuba a finales de 1925, tras la controvertida huelga de hambre que protagonizó al ser encarcelado. Hemos seleccionado para publicar en nuestra sección Textos Imborrables, la sentencia, una carta del Partido Comunista de Cuba dirigida al Partido Comunista de México, la Resolución sobre Cuba del Secretariado Político de la Internacional Comunista y la carta del PCC a la Internacional Comunista readmitiendo a Mella en el partido. Al final de esta selección indicamos los títulos de otros documentos que aparecen en este expediente, pero que no reproducimos aquí para no extendernos demasiado.

Documento Nr. 3: La Sentencia, En: RGASPI,
Fondo 495-105-2, folio 22

(enero 26)
(3-15 secr. i.p)

Los miembros del Jurado que firman abajo, proponemos al CCE del PCC la siguiente sentencia, en vista de los descargos hechos por el compañero Mella y habiendo investigado la verosimilitud de los extremos no probados plenamente en el acto del juicio, la siguiente

SENTENCIA

El compañero Julio Antonio Mella, miembro efectivo del Partido Comunista de Cuba y Secretario de Agitación y Propaganda en el CCE ha cometido faltas de: 1. indisciplina; 2. insubordinación a los acuerdos del CCE; 3. equivocación de las tácticas, nocivas a los intereses del Partido; 4. nexo personal con la burguesía y contra el proletariado y 5. falta de firme sentimiento de solidaridad.

El Jurado del Partido, designado por el CCE propone la siguiente pena, teniendo en cuenta para atenuarla, lo joven que es el compañero Mella en el Partido y la clase a que pertenece:

1. Separación total de toda actividad pública, por tres meses.

2. Separación de las actividades del PC por dos años, a contar ambas penas de la notificación oficial del CC al compañero.

3. Reconvención privada y pública. Ésta en la prensa del Partido y después de ser firme [sic] por las instancias superiores esta sentencia.

De lo cual damos veracidad:

Presidente del Jurado: A. Ruiz
Vocal: V. Felix
Vocal: J. Pedrín
Vocal: Rosky
Secretario del Jurado: Lucas Chacheiro

El Comité Central Ejecutivo aprobó la anterior sentencia en sus partes 2) y 3) reformándola en lo que se refiere a la primera en la siguiente forma: 1) Separación total de toda actividad pública por dos meses.
De todo lo anterior doy fe,
Por el Comité Central Ejecutivo del Partido Comunista de Cuba,
Francisco Pérez Escudero, Secretario General.


Documento Nr. 5: Carta del PCC a Rafael Carillo, secretario general del PCM del 23.03.1926 En: RGASPI, Fondo 495-105-2, folio 23

Rafael Carillo
Apartado 613
México

Habana, 23 de Marzo de 1926

Camarada Secretario del CC del Partido Comunista de México

Estimado camarada:

El CC del PC de Cuba, en junta celebrada ha considerado en todo su valor y consecuencia para el prestigio y auge de los ideales comunistas en Cuba, la labor que viene realizando desde vuestro país el Sr. Mella, expulsado de este P. En nombre de los deberes internacionales por que están vinculados los P. de la IC, pedimos a vosotros no olviden que el referido ex-militante es un perfecto y descarado saboteador de los ideales comunistas, a quien le tenéis que negar toda relación, y mucho menos ofrecerle tareas como si fuera un comunista acreedor a servir los ideales de los cuales ha renegado en Cuba vergonzosamente.

Nosotros estimamos y así lo hacemos comprender a los camaradas de México, que un PC por joven que sea y por modestos que resulten sus efectivos, ha de merecer siempre la atención, y sus comunicados han de considerarse que revisten toda la seriedad, cuya verdad y la honradez en los hechos, no deben ponerse en duda, y oír a un P. antes que la opinión de un líder extraviado que no descansa en sabotear, por infinitos medios, nuestra heroica labor; esto no quiere decir que neguemos a vosotros, apreciables camaradas, sus esperadas y sabias apreciaciones referentes al enojoso asunto; pero en la forma que se manifiesta el Sr. Mella, y de la que hace alarde como desautorizando nuestro legítimo y ineludible prodecer, parece a la vista de él y de sus amigos, que para desgracia del comunismo en Cuba, que vosotros apoyáis esa infame labor con el propósito de utilizar algunos miembros de este P., haciendo ver que es una cuestión personal, lo que a las claras se deduce que es un caso bien definido de tácticas y doctrina comunista, apareciendo también entre ellos, individuos que nada tienen de proletarios ni de comunistas, "que no han roto el puente aún“, que no sólo tratáis de desautorizar a dignos militantes, sino que con vuestra acogida cordial a un renegado comunista, hábil simulador, estáis despreciando internacionalmente a un PC digno de que se le enseñe y oriente en cuantos le sean necesarios; pero no merecedor a que lo obliguen hacer un ridículo papel ante las masas trabajadoras, inutilizándolo para crear un poderoso sector de combatientes disciplinados, ganando la confianza y la dirección del proletariado de este país.

El Sr. Mella se viene dedicando a solicitar de algunos organismos obreros que nada tiene de conciencia ni de espíritu de clase, ni son capaces de apreciar lo hecho por él, que le remitan copias de certificados que le acrediten que no es "traidor“, por lo que se ve, es una pregunta capciosa con que sorprende con su confusionismo, pretendiendo lograr de los Comités de Organizaciones indiferentes y enemigas del comunismo la patente de que no es "traidor", siendo nuestra acusación de oportunista y desertor y ahora, después del juicio del P., de un traidor de nuestras ideales, cuyas pruebas han de conocer por las cartas insultantes que nos ha remitido, negando suficiencia y honradez para juzgarlo, burlándose del P. para quien no tuvo valor de enaltecer con la rebeldía de un conciente revolucionario.

Además se dedica a escribir a individuos pretendiendo crear un núcleo mellista para inclinarlo contra el P., comenzando ya a verse los fatales intentos, así que, su labor es negativamente comunista.
También nos extraña como el Secretario del CC del PC de M. haya entregado al Sr. Mella el secreto confidencial de nuestra dirección, pues dicho individuo escribe a dicho lugar, siendo ustedes los únicos conocedores de la tal secreta dirección.

Así que, a reserva de enviarle copias de los documentos que acreditan al Sr. Mella como un perfecto y condenable renegado de nuestros ideales, el CC del PC de C., en nombre de los deberes internacionales, reitera a ustedes que consideren a Mella como un expulsado de nuestro P., a quien hay que tratar como tal, contribuyendo, con vuestra benévola acogida a que los individuos oportunistas no burlen de las tácticas y principios, base de nuestros Partidos y fundamento, de solidez internacional a que todos aspiramos. Quedando gustos y con deseos de oír vuestros oportunos consejos.

Fraternalmente,
Por el CC Ejecutivo
Secretario General


Documento Nr. 9: Fragmentos de la „Cuban Resolution” del Secretariado Político de la Internacional Comunista (Traducción al español) del 28 de enero de 1927.
En: RGASPI, Fondo 495-105-5, folios 14-21

Resolución sobre Cuba

(…)

4. El gobierno cubano, agente servil y ejecutor de las órdenes del imperialismo norteamericano, no puede permitir el desarrollo de un movimiento obrero revolucionario y de una organización anti-imperialista. Ha intervenido brutalmente contra organizaciones que han existido sólo unas pocas semanas, disolviendo a aquellas a las que no pudo corromper, deportando a los líderes, expulsando a revolucionarios extranjeros e ilegalizando al partido comunista. Las organizaciones obreras eran muy jóvenes y estaban poco preparadas como para resistir esta oleada de la reacción. El partido comunista se reorganizó a sí mismo en la ilegalidad, pero perdió contacto con las masas. Sólo la Liga Antiimperialista mostró signos de vitalidad al comienzo del período de represión, cuando tuvo éxito en realizar en torno a uno de sus líderes, Mella, que se declaró en huelga de hambre en la prisión, un vasto movimiento de protesta de las masas anti-imperialistas.

5. En el curso de este período de represión, se cometieron errores que pueden explicarse por la falta de preparación y la juventud del partido comunista y de la Liga Anti-imperialista. El individualismo era un peligro para el Partido Comunista de Cuba, debido al hecho de que tenía un origen doble en el partido: 1) la tradición de anarco-sindicalismo que se encuentra en los movimientos obreros de todos los países latinos, especialmente en los países que poseen una lengua y cultura española o portuguesa, y 2) la mentalidad de los intelectuales, especialmente de los estudiantes. Entre este último elemento, que ha jugado un importante papel en la Liga Anti-imperialista de Cuba, Mella se unió al Partido Comunista sin entender la necesidad de una disciplina colectiva estricta, especialmente en momentos en que las persecuciones policiales obligaban al partido a organizarse en la ilegalidad.

Por el otro lado, el Comité Central del Partido, con una visión correcta de contrarrestar el individualismo que, bajo las circunstancias existentes en el partido, podría conllevar el peligro de disolución, aplicó una disciplina estricta y a menudo mecánica, sin comprender suficientemente bien que en un partido joven, bajo las circunstancias que existen en Cuba, su papel era el de aplicar la disciplina con el objetivo de agitar a los miembros, y no de purificar al partido con una expulsión que le diera al partido un carácter sectario y que involucrara a un cierto número de elementos fuera del partido. El caso de Mella es característico de este doble error de los elementos intelectuales que se inclinan al individualismo, y del comité central del partido que, como reacción, se ha deslizado hacia el sectarismo.
No hay ninguna duda de que Mella actuó individualmente, y sin tomar en consideración al partido, el cual tuvo una tendencia a subordinarse a su personalidad, y que careció del espíritu de disciplina que deben tener todos los miembros del partido comunista. Pero la sanción de expulsión del partido no guarda relación ni con la importancia de su infracción de la disciplina, ni con las exigencias de la situación política, pues la tarea del partido comunista en ese momento no era sólo el protegerse a sí mismo contra el individualismo y establecer una firme disciplina interna, sino también, y sobre todo, la de mantener el contacto con las masas que habían sido movilizadas para la defensa de Mella, utilizar este vasto movimiento popular para el partido comunista, para su defensa y para su Liga Anti-imperialista. Si el partido hubiera reconocido estas tareas políticas esenciales, habría tratado este caso de infracción de la disciplina y de individualismo de Mella con más elasticidad, sin disminuir de ninguna manera su autoridad.

La rígida política seguida por el Comité Central tuvo una repercusión política contraria a aquello que el partido quería alcanzar. Lejos de hacer que Mella y sus amigos intelectuales de la Liga Anti-imperialista entendieran y aceptaran la disciplina, la expulsión de Mella dio lugar a manifestaciones repetidas de individualismo de parte de los elementos intelectuales en la Liga, y creó una situación de malas relaciones entre el partido comunista y la Liga Anti-imperialista, que Mella y sus amigos han intentado convertir en una organización rival del partido. También condujo a un aislamiento del partido comunista respecto de las masas populares pequeño-burguesas que apoyaban a la Liga Anti-imperialista e incluso de ciertas organizaciones sindicales que Mella logró exitosamente movilizar en su defensa. La política seguida en el momento actual por Mella y sus amigos, de convertir a la Liga en una organización rival del partido, es un nuevo error que pervierte el carácter que la Liga tiene que tener: una organización de masas anti-imperialistas, y que es dañina tanto para el desarrollo del movimiento comunista y el movimiento anti-imperialista, los cuales en los países de América Latina deben trabajar mano a mano, y no en organizaciones competidoras y rivales.

6. Pese a estos errores tácticos cometidos por el CC del PCC en este período, la Internacional Comunista enfatiza el hecho de que, bajo difíciles circunstancias, y sin conexión directa con ello, el PCC se ha empeñado en desarrollar una actividad comunista revolucionaria y en seguir las instrucciones de la Internacional. El ejecutivo de la Internacional Comunista reconoce que la causa del PCC con la IC no tuvo relación con sus intenciones, y después de oír a los representantes del PCC, el ejecutivo ha decidido admitir al PCC como una sección de la Internacional Comunista.

(…)

8. Como uno de los primeros pasos en su actividad, debe plantearse el problema del desarrollo de la Liga Antiimperialista en una organización de masas que incluya a obreros, campesinos, intelectuales y a la pequeña burguesía rural y urbana. Es absolutamente esencial reestablecer la relación normal entre el partido comunista y la Liga Antiimperialista, y resolver el caso de Mella y sus seguidores, tomando en consideración los requerimientos de nuestra política general en América Central en el momento actual. El CC permitirá su readmisión en el partido bajo la condición de que se someta a la disciplina.

(…)

Documento Nr. 10: Carta del PCC al EKKI: Comunicación sobre la readmisión de Mella en el Partido, del 29.05.1927. En: RGASPI, Fonds 495-105-8, folio 3

Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista

Copias: Secretariado Latino-Americano de la IC
Comité Central del PC de México,
c. Julio Antonio Mella

La Habana, 29 de Mayo de 1927

Compañero:

Hemos recibido la resolución de la Internacional recaída en la cuestión cubana, en la que se soluciona el "caso Mella". Se nos ordena reconsiderar nuestro dictamen confirmatorio de la sentencia impuesta por el juicio del Partido de fecha 10-13 enero de 1926.

El Comité Ejecutivo ha estudiado de nuevo el asunto y CONSIDERANDO: Que habiendo guiado al CCE del Partido Comunista de Cuba, en todo lo relacionado con la actitud del c. Julio A. Mella, un solo motivo y un solo fin: mantener el prestigio y la disciplina del entonces naciente Partido de Cuba, y estando ambos garantizados por nuestra afiliación a un organismo superior – la IC – que no permitiría se repitieran actos de igual o parecida índole a los cometidos por Mella, y pareciendo, asimismo, que el citado compañero, ha rectificado, por lo menos en el extremo de la disciplina, su manera de pensar y proceder, y no olvidando, desde luego, que debemos acatamiento a las instancias superiores del Partido.

RESUELVE: Dar entrada de nuevo en el Partido Comunista de Cuba, Sección de la Internacional Comunista, al c. Julio A. Mella, restableciéndolo en todos sus derechos y deberes de afiliado; haciendo constar que cada vez que se repitan las mismas condiciones con cualquier compañero, este CCE aplicará los fueros disciplinarios que le conceden los estatutos, las resoluciones y los precedentes de la IC de los Partidos hermanos.

Por el Comité Central Ejecutivo

G. Cortina
Secretario General


Otros documentos que aparecen en el expediente:

Documento Nr. 1: Dos cartas de Mella, que envió en diciembre de 1925 al CC del PCC y a uno de sus miembros.
En: RGASPI, Fondo 495-105-2, folio 34
Documento Nr. 2: Protocolo del juicio del PCC a Julio A. Mella.
En: RGASPI, Fondo 495-105-2, folios 13-22
Documento Nr. 4: Comunicación a la Internacional Comunista sobre la expulsión de Mella del partido.
En: RGASPI, Fondo 495-105-2, folio 48
Documento Nr. 6: Carta del PCC a los miembros del Comité Central del PCM del 31.05.1926 En: RGASPI, Fondo 495-105-2, folios 44-47
Documento Nr. 7: Carta del secretario general del Partido Comunista de los EE UU, Ruthenberg, al PCC del 15.07.1926
En: RGASPI, Fondo 515-1-635, folios 66-68
Documento Nr. 8: Fragmentos del Informe sobre el PCC del camarada Automayor, delegado del PCC en Moscú, del 31.12.1926
,En: RGASPI, Fondo 495-105-1, folios: 39-55
Documento Nr. 11: Carta de Mella a Willi Münzenberg del 06.05.1927.
En: RGASPI, Fondo 534-2-108/542-1-18, folio 19
Documento Nr. 12: Cartas de Victorio Codovilla al Secretariado Latinoamericano de la Komintern del 21.08.1928. Tema: el “Caso Mella”.
En: RGASPI, Fondo 503-1-19, folios 29, 32-33, 34
Documento 13: Carta del Partido Comunista de México, Sección Mexicana de la Internacional Comunista, Comité Central Ejecutivo, Secretaría, dirigida al Secretariado Latino de la Comintern, Moscú, URSS, del 14.06.1928
En: CEMOS, Fondo PCM, Caja 3, Exp. 17 y RGASPI, Fondo 495-108-84, folio 42
Documento 14: Tren Blindado, Nr. 1, editado por la Asociación de Estudiantes Proletarios, México D.F.
Documento 15: Circular No. 295. Urgente. Reservada. Al Comité Central del PCM. Dado en Moscú, 8 de julio de 1928
En: Archivo General de la Nación (México D.F.) AGN, Dirección General de Investigaciones Políticas y Sociales. Secretaria de Gobernación. Departamento Confidencial. Año 1928/Julio. Tomo I. (III. Internacional).
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Video. Las purgas de Stalin. Durante la Gran Purga, fueron ejecutados casi todos los bolcheviques que habían tenido un función importante en la Revolución de octubre o en el gobierno de Lenin.

 Vista parcial de una placa con las fotos de las víctimas de la Gran Purga que fueron fusiladas en el campo de tiro de Bútovo, cerca de Moscú. Las fotos fueron tomadas después de la detención de cada víctima.

Durante la Gran Purga, fueron ejecutados casi todos los bolcheviques que habían tenido un función importante en la Revolución de octubre o en el gobierno de Lenin. De los seis miembros del Politburó original, sólo Stalin sobrevivió, cuatro fueron ejecutados y Trotsky fue asesinado en su exilio en México en 1940
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Published on Mar 9, 2017
Hoy en Tiempos Modernos nos visita de nuevo Fernando Paz para hablarnos sobre las purgas de Stalin.

Las purgas de Stalin




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En Cuba el Partido Socialista Popular (nombre que tomó en determinado período el Partido Comunista en Cuba)  fue un partido  que apoyó a Stalin pese al conocimiento que se tenía de  las masacres y represión de Stalin. Fidel Castro NUNCA después del triunfo de la mal llamada Revolución criticó a Stalin y Raúl Castro estaba como aspirante o cantera de la juventud del PSP de ahí que asistiera a un congreso de las juventudes en un país de Europa.





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