martes, junio 23, 2020

Quiénes y por qué piden el derribo de estatuas en Cuba. Vicente Morín Aguado desde Cuba sobre La figura del muy popular Presidente José Miguel Gómez y sus justificados monumentos en Cuba:. Pedro Pablo Arencibia Cardoso: Algunos elementos históricos y actuales sobre la discriminación racial en Cuba. La Revuelta de los independientes de color

Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

Observe que en esta foto del monumento  no aparece la estatua de José Miguel Gómez.

Foto  de la multitud que  acompañó al cadaver del ex Presidente José Miguel Gómez  en 1921

José Miguel Gómez: “Quiero tener la gloria de ser el primero que se opuso a su reelección, quiero dar ese ejemplo a mi pueblo. No Comprometeré el porvenir de la patria por aferrarme porfiadamente a este cargo que, conservado así sería por predominio de pasiones vulgares y egoístas”.

El autor termina su artículo con estas palabras: Solo por esta declaración, hecha verdad en su vida, merece José Miguel Gómez sus estatuas en Cuba.

Le señalo al autor que:
  • La inmensa mayoría de las personas negras o mestizas, incluyendo las que  pelearon por la independencia de Cuba, no tenían los conocimientos y la preparación para desempeñar determinadas tareas laborales, políticas, etc. La experiencia sufrida con la Robolución Castrista  muestra  a lo que lleva a un país  poner en posiciones relevantes a personas no capacitadas para desarrollar  determinadas actividades.
  • El autor de la expresión ¨tiburón se baña pero salpica¨ fue el propio José Miguel  Miguel Gómez que era  muy campechano  y de pueblo.
  • Don Tomás Estrada Palma pidió la intervención norteamerica,   pero los que estaban levantado en armas en contra de su  reelección (y sobre todo de personas de su entorno)  TAMBIÉN  pedían la intervención norteamericana; los que no deseaban intervenir eran los norteamericanos.
  • Aún hoy en día no se ha encontrado  alguna prueba que vincule a José Miguel Gómez  con la matanza (frecuentemente exagerada en cifras)   de la cual se responsabiliza al General Monteagudo quien fue oficial de las fuerzas de Antonio Maceo durante la invasión a Occidente y que fue herido en el combate de San Luis, Pinar del Río;   también  fue miembro de  la Constituyente de 1901.   Esa matanza provocó que Monteagudo no obtuviera el respaldo de José Miguel Gómez, caudillo de los liberales del Partido Liberal, para ser propuesto como candidato a la Presidencia por dicho partido político en las entonces próximas elecciones.
 Se puede leer más en mi artículo que adjunto al artículo de Vicente Morín Afuado.

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Quiénes y por qué piden el derribo de estatuas en Cuba

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Sin temer por sus monumentos. Acerca del mayor general José Miguel Gómez y sus estatuas en la Isla
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El monumento a José Miguel Gómez de la Calle G o Avenida de los Presidentes después  que se le repuso la estatua de José Miguel Gómez décadas, pues la dictadura  Castrista  se la  había retirado,  al igual que se retiró la estatua de Don Tomás Estrada Palma al comienzo de la  Avenuda de los Presidentes. Ese mausoleo se construyó  mediante recaudación popular. Fotos y comentarios añadidos por el bloguista de Baracutey Cubano. 

Por Vicente Morín Aguado
 La Habana 
23/06/2020

Los amantes de la cultura no han de preocuparse en Cuba por la nueva moda de vandalismo al estilo de Black Lives Matter, a pesar de que este movimiento marxista no es ajeno a nuestros últimos 61 años. La revolución ha sido selectiva en cuanto a derribar estatuas, tales acciones siempre han esperado en el país por la orden o el beneplácito de las autoridades partidistas gubernamentales.

Sin embargo, desafiando el orden establecido, el popular blog Tremenda Nota publicó este 16 de junio un artículo titulado: ¿Qué hacemos con los monumentos al racismo que subsisten en Cuba? El argumento de Frank García Hernández, autor del escrito, es directo al pecho:

“Mientras en Estados Unidos, Europa y América Latina, manifestantes antirracistas derriban estatuas esclavistas y de Cristóbal Colón, en La Habana y en Santa Clara sobreviven sendos monumentos al presidente cubano José Miguel Gómez que en 1912 hizo masacrar a más de mil afrodescendientes”.

El llamado al bandidaje en nombre de la igualdad racial no es nuevo, viene del hip hop cubano, en buena medida auspiciado por movimientos propugnadores de acciones violentas en los Estados Unidos, como Panteras Negras, la República Nueva Afrika y recientemente BLM.

La conocida Nehanda Abiodun, prófuga de la justicia estadounidense refugiada en nuestro país, fallecida el pasado año, es nombrada en La Habana “madrina del hip hop cubano.” (Consultar sobre el tema en AfroCubaWeb)

Precisamente la agrupación Obsesión, ampliamente conocida en el ámbito de los géneros urbanos, hizo popular un tema musical en 2012 cuya letra, refiriéndose a la figura en bronce de la también conocida Calle G, exhorta:

“No entiendo qué hace ese tipo ahí, después de una Revolución que se hizo aquí”. “Hago un llamado al graffiti cubano. ¡Si no la tumban vamo’ la graffiteamo’! …TÚMBENLO”.

Tremenda Nota, publicación independiente del Estado totalitario, merece la reverencia a los irreverentes, por tanto, soslayo analizar el artículo. Bastará, sin embargo, conocer los hechos y valorarlos a la luz de su tiempo. ¿Quién es José Miguel Gómez?, es y no fue, porque su presencia histórica resulta imborrable.

¿Tiburón y Patriota?

Le apodaron “Tiburón”, médula de una frase popular aludiendo a la corrupción existente durante su gobierno, decían sus coterráneos: “tiburón se baña, pero salpica”; es decir, roba, pero beneficia a otros. Nada nuevo bajo el sol diríamos hoy, apreciando las continuas y probadas denuncias de la putrefacción generalizada que caracteriza a la elite gobernante de nuestro país.

Volviendo al biografiado, su entierro en 1921 fue una de las concentraciones populares de mayor relevancia durante la república. Era uno de los pocos generales mambises participantes en las tres guerras contra España. Ambos platillos de su biografía están tan cargados que solo Dios sabría juzgarlo justamente.

Se alzó en armas a los 17 años (1875). Inconforme con el Pacto del Zanjón (1878), que obviaba la independencia y la abolición de la esclavitud, el joven rebelde villareño volvió a los montes durante la fracasada Guerra Chiquita. (1879-80)

En el 95 participó en decenas de combates, al degüello, siendo Jefe de caballería, alcanzó los grados de Mayor General del Ejército Libertador antes de la intervención norteamericana, a finales de abril de 1898.

Gobernador del departamento de Las Villas, fue también uno de los 31 redactores de la primera constitución republicana.

Al menos en su texto, la carta magna reconocía: “Art. 11. Todos los cubanos son iguales ante la Ley. La República no reconoce fueros, ni privilegios personales.”

Tal vez sin preverlo había firmado un anticipo del problema que emborronó su planilla histórica. El gran patriota quedó corto ante el peligro que José Martí había previsto desde 1892, al fundar en Estados Unidos el partido revolucionario cubano, organizador de la última guerra contra España:

“El Partido Revolucionario Cubano no se propone perpetuar en la República Cubana, con formas nuevas o con alteraciones más aparentes que esenciales, el espíritu autoritario y la composición burocrática de la colonia, sino fundar en el ejercicio franco y cordial de las capacidades legitimas del hombre, un pueblo nuevo y de sincera democracia, capaz de vencer, por el orden del trabajo real y el equilibrio de las fuerzas sociales, los peligros de la libertad repentina en una sociedad compuesta para la esclavitud”.

El gobierno nacional instaurado en 1902, nada hizo contra el racismo. El censo de 1907 indica que de 205 puestos gubernamentales 11 eran ocupados por negros. Años después, el ejército nacional que estrenaría sus armas masacrando a miles de negros, mestizos y otros cubanos rebeldes durante los sucesos de 1912, contaba con 1718 soldados de tal clasificación social de 8238 uniformados. No había oficiales entre aquel 28 % de la mencionada distinción humana.

Antes de llegar a este momento, en 1906, al frente del partido liberal, el general villareño enfrentó con las armas el fraude electoral del primer presidente, Tomás Estrada Palma, cuya soberbia le llevó a solicitar la intervención norteamericana. William H. Taft, entonces secretario de Estado, ocupó provisionalmente el mandato vacante el 29 de septiembre de aquel año.

(América Arias, esposa de José Miguel Gómez, construyó el hospital Maternidad de Línea, en El Vedado,  el cual aún lleva su nombre)

El abogado Charles Magoon fue nombrado gobernador. José Miguel ganó ampliamente las nuevas elecciones, impulsando un programa nacionalista:

Se modernizó la infraestructura del transporte. Un banco de la nación anticipó la circulación de la moneda nacional. En consecuencia, la ley prohibió pagar los jornales en fichas y vales, adicionando el ejecutivo una ley de máxima tarea permitida por un salario mínimo legal.

Cuba se abrió al mundo, extendiendo sus embajadas y consulados, se propició la participación nacional en eventos internacionales. Surgieron las academias de Historia, de Artes y Letras, favoreciéndose la existencia de un museo y un archivo nacionales.


Los liberales promovieron representantes a la cámara y senadores negros, entre los últimos dos brillantes periodistas, Martín Morúa y Nicolás Guillén. El segundo padre del poeta comunista devenido figura cabecera de los artistas cubanos plegados al régimen de Fidel Castro. El primero sería la caja de resonancia del movimiento propiciatorio de la masacre de mayor magnitud ejecutada por fuerza armada alguna en la historia de nuestro país.

En 1908 había surgido el Partido de los Independientes de Color (PIC), legalizado por el gobernador norteamericano Magoon. Participaron en las elecciones alcanzando apenas 2 mil votos. El propio líder, Evaristo Estenoz, solo contó 95 boletas a su favor.

Al centrarse en el problema racial, los independientes se aislaron de los demás sectores oprimidos, siendo víctimas del dilema advertido por Martí: “los peligros de la libertad repentina en una sociedad compuesta para la esclavitud”.

Ni siquiera el movimiento de veteranos les apoyó. Los altos oficiales de piel oscura, respaldados con el prestigio de las luchas por la independencia, terminaron declarando el 23 de abril de 1912 en El Veterano, el manifiesto “Ni blancos ni negros, solo cubanos”.

Antes el senador Morúa había presentado una enmienda a la Ley electoral de 1910, impidiendo la participación del PIC por su condición de agrupación basada en principios raciales. Al paso de dos años era ley.

Los empecinados luchadores por la igualdad racial intentaban sacarse la espina de la ley Morúa. Escogieron el camino de Washington, animados por el precedente legal de 1908. Hubo entrevistas con el Secretario de Estado Knox y una carta de los delegados orientales, mayoría del partido, al presidente Taft, pidiéndole lo insólito de presionar a José Miguel Gómez en pro de derogar la molesta ley que los inhabilitaba.

Taft actuó con ambigüedad, dejando el asunto en manos cubanas, pero amenazando con una nueva intervención si los acontecimientos “ponían en peligro las vidas y propiedades” de sus ciudadanos en la Isla.

Y no era juego, el 17 de mayo en el parque Combret de Santiago de Cuba, el coronel Pedro Ivonet, ligado por la historia a Maceo durante la Invasión, había declarado que “Si la Enmienda Morúa no era derogada pronto su partido arruinaría a Cuba”.

La guerra comenzó sin declaración previa el 20 de mayo, Día de la República, con la toma e incendio de La Maya, población cercana a la capital oriental.

Solo entonces Ivonet cursó una carta al presidente Gómez en que le decía: “El PIC ha empuñado las armas para protestar de los errores cometidos contra el expresado partido… a mi mando tengo 4.000 Independientes de color y que no son todos los independientes ni son todos negros, pues también hay blancos”.

Por su parte Estenoz, el mismo 20 de mayo coaccionaba a los hacendados azucareros. Una carta dirigida al administrador del central Soledad, de propiedad estadounidense, exigía “el suministro de 25 rifles y municiones o en los próximos días, sabotearían las plantaciones y el central”.

Barcos de guerra norteamericanos arribaron a la Bahía de Nipe y otros puntos cercanos. La respuesta presidencial apareció en una Proclama al pueblo de Cuba de la cual esta oración es definitoria:

“Me dispongo a terminar brevísimamente la actual campaña, a fin de aniquilar el movimiento armado en la República”.

A la luz de los testimonios puede justificarse la intervención armada del ejército republicano, lo injustificable es la matanza indiscriminada de miles de sublevados, entre los historiadores un número intermedio es tres mil, cuya inmensa mayoría se rindió al primer encuentro con tropas regulares, bien armadas y entrenadas. Muchos sufrieron el destino de Ivonet, capturado vivo, asesinado días después camino al cuartel Moncada de Santiago de Cuba.

Los vencedores de aquella guerra sin batallas celebraron su triunfo en un banquete ominoso junto a la estatua de Martí en el parque central de La Habana. Está probado que su hijo José Francisco, entonces coronel Jefe del estado mayor, participó directamente en la ejecución de las operaciones militares.

La verdad suele ser cruel, pero “Un hombre que oculta lo que piensa, o no se atreve a decir lo que piensa, no es un hombre honrado”, escribió el padre a los niños de América.

Valorando este malogrado movimiento de reivindicación social, el profesor Esteban Morales escribió un magnífico ensayo donde sentencia:

“Los Independientes de color no buscaban supremacía de raza, sino que no hubiera supremacía. Se unían no como negros y mestizos, sino como oprimidos. Tampoco la agrupación era un fin en sí mismo, por lo que impedirles unirse era permitir que continuase la supremacía blanca y la desigualdad”.

Un año después terminaría José Miguel Gómez su mandato presidencial, es notorio que se opuso rotundamente a ser reelecto. Había declarado ante ambas cámaras del Congreso:

Quiero tener la gloria de ser el primero que se opuso a su reelección, quiero dar ese ejemplo a mi pueblo. No Comprometeré el porvenir de la patria por aferrarme porfiadamente a este cargo que, conservado así sería por predominio de pasiones vulgares y egoístas.

Solo por esta declaración, hecha verdad en su vida, merece José Miguel Gómez sus estatuas en Cuba.

© cubaencuentro.com
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Algunos elementos históricos y actuales sobre la discriminación racial en Cuba. La Revuelta de los independientes de color

(Artículo escrito a mediados del año 2013 para la Revista Hispano Cubana)

Por Pedro Pablo Arencibia Cardoso

Introducción

En el periódico Patria del 16 de abril de 1893, José Martí escribió el artículo titulado ¨Mi Raza¨. En ese artículo escribió: “Esa de racista está siendo una palabra confusa, y hay que ponerla en claro. El hombre no tiene ningún derecho especial porque pertenezca a una raza u otra: dígase hombre y ya se dicen todos los derechos. El negro, por negro, no es inferior ni superior a ningún otro hombre: peca por redundante el blanco que dice ‘mi raza’: peca por redundante el negro que dice: ‘mi raza’…¨ . En ese artículo es donde José Martí escribió las conocidas palabras: ¨Cubano es más que blanco, más que mulato, más que negro.¨

Don Fernando Ortiz publicó en 1946 el libro El engaño de las razas, en el cual se adelantó a Los más recientes  descubrimientos biológicos con relación al estudio del  genoma humano, los cuales plantean que solamente existe la especie humana.

En Cuba desde hace más de 54 años existe una discriminación peor que cualquier discriminación racial que haya tenido el país desde el año 1902. Me refiero a la discriminación política e ideológica, la cual ha sido creada, implementada, incentivada y aplicada por la dictadura totalitaria de diferente maneras:tanto en forma de leyes, reglamentos, resoluciones, directivas, etc., como también  mediante ¨leyes no escritas¨, la autocensura y las ¨orientaciones¨ transmitidas verbalmente por diferentes autoridades políticas, administrativas y militares.

Algunos elementos históricos y actuales sobre la discriminación racial en Cuba

La Revolución que triunfó el 1 de enero de 1959 en Cuba  interrumpió la gradual desaparición del racismo  que se estaba llevando a cabo en el país durante el período en que Cuba fue una próspera, libre, independiente, democrática y soberana república pese a la existencia de determinados problemas políticos y sociales que han sido en gran medida exagerados por la tiranía impuesta en 1959, y olvidados por otros cubanos,  que hicieron posible que la demagogia, el terror revolucionario,  la mentira, la tergiversación, el engaño y las falsas promesas tuvieran un mínimum de base social para que el poder pasara a manos ¨subversivas y engañosas¨ como ya años antes, en 1950, había alertado en sus conclusiones la Comisión Truslow, comisión internacional solicitada al Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF) por el gobierno presidido por el Dr. Carlos Prío Socarrás para que hiciera un diagnóstico de la economía cubana y recomendara medidas para dinamizarla. Esos problemas políticos y sociales  lejos de ser eliminados por la Revolución, han sido multiplicados e incrementados hasta  llegar a niveles  nunca alcanzados con anterioridad; a esos problemas se les unieron los  descomunales problemas económicos causados por una economía centralizada de ordeno y mando por parte del totalitario Estado castrista. La Revolución, léase Fidel Castro, al afirmar que ya con su triunfo no había racismo, frenó esa gradual desaparición. Esa situación me hace recordar cuando el comunista Vladimir Ilich Ulianov, ¨Lenin¨, expresó en sus discursos y escritos,  pocos años después del triunfo de la Revolución de Octubre de 1917,  que el problema de las nacionalidades ya estaba resuelto en la hoy desaparecida Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Esos problemas nunca desaparecieron y así lo confirmó, de manera indiscutible,  el desmembramiento de la URSS.

(Fernando Ortiz)

El racismo en Cuba no era provocado por las leyes de la muy joven  República de Cuba, república nacida en 1902,  sino por causas de diferentes carácter como son las históricos, culturales, sociales etc. que no habían sido eliminadas en los 16 años que habían transcurrido después de la oficial abolición de la esclavitud en la  Cuba colonial de 1886 (abolición que se hizo gradual, de diferentes maneras y no en un año específico) por leyes de la Metrópoli española; ese fue un lastre con el que nació la República de Cuba en 1902. Entiendo que es necesario puntualizar que la discriminación racial  y el racismo en la  Cuba republicana estuvieron muy lejos de los niveles que alcanzó, por ejemplo, en el sur de los Estados Unidos de América con las llamadas leyes de Jim Crow; leyes estatales y locales aunque no federales. Un mestizo en esa Cuba podía llegar a Presidente Constitucional y un negro a Jefe de Redacción del conservador Diario de La Marina. Tengo la opinión que en el empresariado cubano de mediano y alto nivel fue donde apenas hubo presencia negra y mestiza.

Antes de entrar en el tema fundamental de este artículo deseo abordar en el próximo párrafo  una de las causas de carácter histórico-cultural que influyó e influye en la discriminación racial dentro de ciertos estratos de la población cubana, discriminación racial no sólo de  blancos hacia  negros y mulatos sino también de negros y mulatos  hacia blancos, negros hacia los asiáticos, blancos hacia los asiáticos, etc.,llegando al punto  donde  hasta la gradación del color de la piel, el pelo, la forma de la  nariz, etc., han sido elementos utilizados dentro de un mismo grupo étnico para discriminarse entre sí. En el pueblo cubano ha estado presente múltiples formas de discriminación racial, pero esta no ha correspondido sólo a un grupo racial con respecto a otro; tampoco ha sido generalizada ni ha alcanzado límites cercanos al odio racial.

Durante el tiempo de la esclavitud en Cuba, los negros esclavos (hubo negros y mestizos que eran libre y tenían hasta esclavos, pues  habían obtenido la libertad de diferentes maneras, incluyendo la compra de su libertad) comprendían acertadamente que estaban creando riquezas para otros. Eso contribuyó a que se creara en muchos de ellos la mentalidad de que en los días de asueto, descanso o fiestas se dedicaran a tocar tambor, bailar, tomar bebidas alcohólicas y tener relaciones y juegos sexuales entre hombres y mujeres para olvidar por muy breve tiempo la brutal y criminal explotación que sufrían; esas prácticas se pueden leer en el libro Biografía de un Cimarrón, de Miguel Barnet, libro sobre las memorias del entrañable ex esclavo, cimarrón y mambí Esteban Montejo. Esa ¨mentalidad de barracón¨ se transmitió de generación en generación en ciertos individuos de la raza negra, aún después de ser hombres libres y vivir en una república. Otro  factor histórico en la discriminación racial hacia el negro fueron los crímenes, violaciones, robos, destrucción,  etc., que cometieron determinados negros cimarrones cuando bajaban de las montañas donde estaban escondidos después de escaparse de la explotadora y criminal esclavitud. Ya en la república cubana el  antes mencionado abogado y etnólogo Don Fernando Ortiz, ¨el tercer descubridor de Cuba¨,  con sus escritos sobre el Hampa Afrocubana que aparecen en sus tres libros: Los negros brujos, Los negros esclavos y Los negros curros,  mostró los elementos que contribuyeron a que determinados individuos de la raza negra ayudaran a reforzar la ¨mala fama¨ de su grupo étnico; fama que  recayó injustamente sobre todos los negros y mulatos y que está popularmente reflejada de manera negativa en la expresión cubana: ¨Los negros cuando no la hacen a la entrada, la hacen a la salida¨. Aclaro que  Don Fernando Ortiz por su actuar personal y social está muy lejos de ser clasificado como racista y antinegro. Para hacer un parangón fácil de entender por los españoles, diré que en Cuba, los negros son valorados por cierta parte del pueblo cubano de manera similar a como cierta parte del pueblo español valora a los gitanos españoles, aunque esa valoración generalmente  no se exprese de manera pública e hiriente salvo en situaciones excepcionales o de ánimos caldeados. La contraparte actúa de manera similar.

Hubo un hecho en la República de Cuba que provocó que los negros, como grupo étnico, se abstuvieran posteriormente de hacer los justos reclamos en contra de ciertas prácticas discriminatorias dentro de la sociedad cubana. Ese hecho fue: La Revuelta de los independientes de color.

La Revuelta de los Independientes de Color

En general podemos decir, que la independencia cubana no le otorgó de manera inmediata y total los derechos sociales a todos los cubanos. El grado de discriminación de los negros y mestizos, el disgusto de éstos ante las injusticias sociales que sufrían por su raza, y el error de emplear métodos de lucha violentos para alcanzar esa justicia social, conllevaron a una revuelta que trajo, además de cientos de negros muertos (aunque algunos historiadores hablan de miles, realmente no hay hasta hoy cifras confiables) un determinado grado de automarginación política de esos sectores durante un largo período de la anterior República.

Desde fecha tan temprana como 1887 (recordemos que la esclavitud se abolió en 1886) se hablaba de la creación de un partido negro. Durante el gobierno de Charles E. Magoon se legalizó el Partido Independiente de Color, PIC, pero en 1910 el gobierno cubano de José Miguel lo ilegalizó. El PIC no solo tenía en su programa justas demandas para eliminar el grado de marginación en que se encontraba la inmensa mayoría de los negros y mestizos; también contenía varias demandas de carácter social para toda la población. Algunas demandas de dicho programa eran: enseñanza gratuita obligatoria; abolición de la pena de muerte; jornada laboral de ocho horas; creación de tribunales del trabajo para dirimir las discrepancias entre el capital y el trabajo; seguros contra accidentes del trabajo; cese de la inmigración española (se entendía que con ella se quería alterar el balance étnico del país); nacionalización del trabajo; revisión de los expedientes de propiedad (sobre todo aquellos de propiedad de la tierra entregados durante la primera intervención norteamericana); reparto de la tierra; inclusión de negros y mestizos en el cuerpo diplomático, etc. No obstante,  es importante señalar que la inmensa mayoría de los negros y mulatos en Cuba pertenecían al Partido Liberal y no se afiliaron al nuevo partido político.

 (Miembros del Partido Independiente de Color. Image Ownership: Public Domain - See more at: http://www.blackpast.org/)

La ilegalización del PIC es atribuida en ocasiones a que el Partido Liberal no quería perder el gran apoyo negro en las próximas elecciones, si éstos votaban por el PIC. Este argumento es cuestionable cuando se tiene en cuenta que el PIC nunca contó con un apreciable número de seguidores según se había observado en las elecciones de noviembre de 1908 y en el poco apoyo popular que recibieron posteriormente los sublevados del PIC, los cuales fueron reprimidos por fuerzas regulares y voluntarias compuestas por elementos de diferentes orígenes étnicos; en particular, negro; también es cuestionable el argumento de que fuesen las críticas del periódico Previsión (órgano de la Agrupación Independiente de Color) al gobierno, la causa de la prohibición, pues no era el único periódico que denunciaba los negocios turbios en que estaban involucrados elementos del gobierno, en particular, el primer mandatario. La ilegalización se llevó a cabo de la siguiente manera: en febrero del año 1910, el Senador Martín Morúa Delgado, legislador negro contrario a desarrollar la segregación racial en Cuba, presentó en el Senado una enmienda al artículo 17 de la Ley Electoral. A continuación transcribo la Enmienda Morúa.

(Martín Morúa Delgado)

“Por cuanto: La Constitución establece como forma de gobierno la republicana; inviste de la condición de cubanos a los africanos que fueron esclavos en Cuba, y no reconoce ni fueros ni privilegios personales;
Por cuanto: la forma republicana establecida por la Constitución instituye al gobierno del pueblo para el pueblo, sin distinción por motivos de raza, nacimiento, riqueza o título profesional;
Por cuanto: los partidos políticos tienen la indeclinable tendencia a constituir por sus propios miembros el gobierno que desarrolle en el país sus doctrinas políticas y administrativas;
El Senador que suscribe considera contraria a la Constitución y a la práctica del régimen republicano la existencia de agrupaciones o partidos políticos exclusivos por motivos de raza, nacimiento, riqueza o título profesional, y tiene el honor de proponer al Senado la siguiente Enmienda Adicional al Artículo 17 de la Ley Electoral.
No se considerará, en ningún caso, como partido político o grupo independiente, ninguna agrupación constituida exclusivamente por individuos de una sola raza o color, ni por individuos de una clase con motivo de nacimiento, la riqueza o el título profesional.
Senado, once de febrero de mil novecientos diez
.
Martín Morúa Delgado” (Pichardo, 364)

La mencionada enmienda fue aprobada por el Congreso y sancionada por el Presidente, aunque hubo cierta oposición. En el Senado, los Senadores Cabello, La Guardia y Salvador Cisnero Betancourt se opusieron a la Enmienda Morúa. Salvador Cisneros Betancourt planteó que la Enmienda era discriminatoria contra un sector de la población que había sido mayoritario en el Ejército Libertador y el cual nunca había planteado ninguna sublevación por motivos raciales. En la Cámara de Representantes, el Representante del Partido Conservador, Lino D´ou, de raza negra y ayudante de José Maceo en la Guerra de Independencia, planteó, que la enmienda era limitante y propuso un texto que dijera que se prohibía en el país la creación de organizaciones políticas, sociales, de recreo y de instrucción donde hubiesen individuos de una sola raza. El día que se iba a discutir la enmienda de Lino D´ou, éste no asistió y otro Representante planteó, que no tenía lugar la discusión del proyecto de enmienda de Lino D´ou. La Enmienda Morúa fue aprobada por el Congreso el 2 de mayo y se firmó el día 4 por el Presidente; el 14 de mayo de 1910, a un mes de la muerte de Morúa, se publicó en la Gaceta Oficial. Deseo señalar que fue tan íntegro y honrado el desempeño de Morúa como político, que la República instituyó la Medalla de la Probidad Martín Morúa Delgado para honrar una inmaculada trayectoria.

Entre el 22 de abril y el 11 de octubre de 1910 hubo una represión que encarceló aproximadamente a una treintena de dirigentes del PIC. Los miembros del PIC trataron infructuosamente durante dos años de derogar la Enmienda Morúa. Evaristo Estenoz (veterano de la Guerra de Independencia, líder obrero devenido contratista de obras, fundador de la Agrupación Independiente de Color, director del periódico Previsión, ascendido a general durante la Guerrita de Agosto de 1906) aprovechando la desestabilización que produjeron en enero de 1912 las demandas de los veteranos, intensificó los esfuerzos por reunificar las filas del PIC y obtener su legalización para las elecciones de noviembre de 1912. Al acercarse las elecciones de noviembre de 1912, se estimó por los líderes del PIC consultar a sus bases partiendo que existían tres alternativas:

•    Renombrar al partido, lo cual implicaría su no participación en esas próximas elecciones, pues solamente podrían participar los partidos que asistieron a las elecciones del año 1910.
•    Disolver al partido.
•    Realizar una protesta armada.

Las bases consultadas se decidieron por ésta última, aunque hubo militantes como el excoronel del Ejército Libertador Pedro Ivonet, el cual había participado en la campaña de la Invasión junto con Antonio Maceo y fue también fundador de la Agrupación Independiente de Color que no eran partidarios de la tesis del levantamiento armado. Pedro Ivonet, al final, obedeció la decisión de la dirección del Partido de ponerse al frente de la revuelta.

Existen diferentes opiniones del por qué se eligió la opción del levantamiento armado. Una de esas opiniones es, que una nueva intervención norteamericana, o la posibilidad de ella, podría traer la legalización del PIC mediante un nuevo gobierno provisional norteamericano o mediante una negociación con el gobierno cubano para impedir una nueva ocupación norteamericana. Recordemos que de manera indirecta la Guerrita de Agosto de 1906 conllevó a la creación y legalización del PIC. El historiador Leopoldo Fornés plantea que reiteradamente se ha afirmado por algunos historiadores, que detrás de las acciones del PIC estaban sectores conservadores y anexionistas y que los independientes de color fueron manipulados por éstos. El rechazo de la mayor parte de la población cubana a una nueva ocupación norteamericana quizás haya influido significativamente en el poco apoyo que recibieron los sublevados. Carlos Alberto Montaner en su  conferencia de junio de 2013 titulada Cuba: Mitos y Realidades. Anatomía de Ciertas Ideas Absurdas plantea: ¨… Sumner Wells, en sus memorias, admite, melancólicamente, que los criollos cubanos utilizaban al gendarme norteamericano en su propio beneficio partidario…¨. En la Guerrita de Agosto de 1906 tanto el Presidente Don Tomás Estrada Palma como los que estaban alzados en contra de su reelección solicitaban la intervención armada norteamericana. El Ejecutivo norteamericano utilizó todos los medios posibles para no tener la necesidad de intervenir en Cuba; ejemplos de ello, son la carta del Presidente norteamericano Theodore Roosevelt, fechada el 14 de septiembre de 1906, al embajador cubano Gonzalo de Quesada y el telegrama de Roosevelt a Estrada donde le suplica a este que no deje a Cuba en una situación tal que EE.UU. tuviera que intervenir. La carta y el telegrama se encuentran de manera íntegra en las  páginas de la 280 a la 285 del citado libro de la doctora Hortensia Pichardo.

Entre el 19 y el 20 de mayo de 1912 estalló la insurrección en La Maya, Guantánamo y Holguín, en la antigua provincia de Oriente, y en Sagua la Grande y en Cruces en la antigua provincia de Las Villas. El día 21 la presencia de sublevados se confirmó en cuatro de las 6 provincias del país. El 2 de junio los sublevados tomaron y quemaron el pueblo de La Maya.

Deseo señalar que desde antes del inicio de la revuelta, a fines del mes de marzo, como escribe la historiadora Yglesia, las acciones de los independientes de color se incrementaron para mostrarle al Secretario de Estado norteamericano, el cual en pocos días visitaría el país, la fuerza que tenía el PIC. Considero, por lo improcedente de la Nota del Gobierno de los Estados Unidos del 25 de mayo, que los independientes de color lograron su objetivo de impresionar al gobierno estadounidense y aparentar más fuerza, recursos, apoyo y potencialidades que los que realmente tenían.

(Presidente José Miguel Gómez)

Desatada la revuelta, el Consejo de Veteranos apoyó al gobierno de José Miguel Gómez. El gobierno cubano envió fuerzas considerables para Oriente para neutralizar la sublevación y el Senado norteamericano autorizó al gobierno norteamericano para que interviniera en Cuba si las circunstancias así lo requerían. En Cayo Hueso se concentraron 8 barcos de guerra, un buque hospital y varias embarcaciones auxiliares. El presidente norteamericano William H. Taft le comunicó a José Miguel Gómez que esos preparativos solo tenían el objetivo de proteger sin demora las vidas y las haciendas de los ciudadanos norteamericanos si el caso lo requería, pero que tales medidas no debían ser consideradas como el preludio de una invasión a Cuba. El 28 de mayo desembarcaron en Guantánamo 700 infantes de marina, y el 7 de julio los acorazados Ohio y Minnesota atracaron en dicho puerto. El 14 de julio se conoció que el ejército cubano había derrotado a los insurgentes. Las fuerzas norteamericanas se retiraron. Por cierto, todavía no se conoce de algún cubano muerto por tropas norteamericanas en sus amagos, intervenciones y períodos de ocupación durante la pasada república.

Según el historiador Fornés, los insurgentes alcanzaron la cifra de 2000. Las fuerzas armadas, sobre todo la Guardia Rural, aplastó sangrientamente la revuelta. Se estima, quizás exageradamente, en 3 000 los muertos por la parte de los alzados y civiles que sufrieron la sangrienta represión. Ivonet y Estenoz fueron también víctimas mortales de esos excesos.

(General José de Jesús Monteagudo)

Se considera que el principal responsable de la masacre fue el General José de Jesús Monteagudo, amigo muy cercano del Presidente José Miguel Gómez. El General Monteagudo había sido un combatiente del Ejército Libertador, perteneciente a la caballería de la provincia de Las Villas, que acompañó a Antonio Maceo en la Invasión durante la Guerra de Independencia de 1895, y que con el grado de teniente coronel fue herido de gravedad en el combate de Tirado, cerca de la localidad de San Luís, provincia de Pinar del Río, durante la campaña invasora (Loynaz, 274). El general Monteagudo había sido también miembro de la Asamblea Constituyente de 1901. La responsabilidad de José Miguel Gómez en esa sangrienta represión, es un hecho que todavía no se ha aclarado; el historiador Jorge Ibarra plantea en su libro que no se conocen las órdenes o instrucciones precisas que le dio a Monteagudo para reprimir la sublevación o para detener la represión; lo cierto es, dice el antes mencionado historiador, que Monteagudo no fue juzgado y ni siquiera destituido de su cargo. Sin embargo,la historiadora Yglesia aporta un elemento interesante que pudiera ayudar a aclarar lo anterior, si partimos del hecho que el Presidente Gómez no tenía interés en ser reelecto. La mencionada historiadora plantea:

(José Francisco Martí Zayas Bazán, jefe del Estado Mayor del Ejército)

Después del aplastamiento de la insurrección del Partido Independiente de Color, el general Monteagudo, jefe de las fuerzas armadas, creyó llegada su oportunidad de guiar al país desde la silla presidencial, para lo cual tenía que lograr el consentimiento del general Gómez, pero este se opuso. Los liberales de toda la nación habían elevado sus quejas al Presidente por las maniobras del jefe militar. Así, en el Antiguo Palacio de los Capitanes Generales se produjo una entrevista, considerada violenta por la prensa del período, entre los generales José Miguel Gómez y Monteagudo, y el secretario de Gobernación, Federico Laredo Bru. De esta reunión, los dos últimos salieron con la decisión de renunciar, y así lo hicieron. Pero Monteagudo había preparado todo de forma tal que cuando él faltara, se formara el caos en el ejército, y como las elecciones se aproximaban, los amigos mediaron. y ambos volvieron a sus cargos.
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Bibliografía

•    Documentos para la Historia de Cuba tomo II, Pichardo Hortensia, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1976
  • La Neocolonia, organización y crisis desde 1899 hasta 1940, Organización de la república neocolonial (capítulo II), Teresita Yglesia, La Neocolonia, Instituto de Historia de Cuba, Editora Política, La Habana, 1998
•    Cuba: 1898-1921. Partidos Políticos y Clases Sociales, Ibarra Jorge, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1992
•    Cien años de Historia de Cuba, La primera república: (1899-1921), Leopoldo Fornés, Editorial Verbum, Madrid, 2000
•    Memorias de la Guerra, Enrique Loynaz del Castillo, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2001
•    La economía cubana en la década del 50, Zuaznábar Ismael, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1989
•    Una primera aproximación a la República de Cuba (1902-1958). Pedro Pablo Arencibia Cardoso
      http://www.vitral.org/vitral/vitral49/cent1.htm
•    El gobierno de José Miguel Gómez. Pedro Pablo Arencibia Cardoso
      http://www.vitral.org/vitral/vitral52/cent.htm

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En https://esacademic.com/dic.nsf/eswiki/648304 

se lee:

El 20 de mayo el PIC se levanta en armas en protesta y con el propósito de derogar la Enmienda Constitucional aprobada en la trigésima sesión del senado el 11 de febrero de 1910 que los proscribía como partido político. A raíz de estos disturbios el presidente de los Estados Unidos en ese tiempo, William Taft mandó una misiva al entonces presidente de Cuba José Miguel Gómez donde decía que si no controlaba la situación se vería forzado a mandar tropas nortamericanas para proteger el bienestar de los ciudadanos norteamericanos en la isla. Gómez, como es de suponer responde al presidente que el puede manejar la situación y manda el 27 de mayo de 1912 a más de 1200 soldados junto con su Estado Mayor. Serafin Portuondo Linares en su libro "Los Independientes de Color" nos narra lo siguiente sobre esos turbulentos días:

"El Presidente Willian Taft contestó a Gómez mediante otrocablegrama que se complácía en «conocer las medidas enérgicas tomadás por su gobierno para acabar con los disturbios existentes», haciéndole saber al mismo tiempo, que las medidas del gobierno de EE. UU. eran previas para actuar con prontitud si los intereses americanos eran puestos en peligro, pero que ellas no entrañaban propósitos intervencionistasGómez, tranquilizado un tanto, agradeció este criterio no intervencionista de Mr. Taft, y le envió otro cable expresivo de este sentimiento. Pero el día 27 de mayo de 1912, un día antes de haberle enviado este cable a Taft, hizo salir al Gral. Monteagudo para Oriente con 1,200 hombres y acompañado de su Estado Mayor.

El Estado Mayor que salió rumbo a Oriente estaba integrado por: el Mayor General Jesús Monteagudo; Coronel José Martí y Zayas Bazán, Jefe de Estado Mayor; Teniente Coronel José M. Guerrero Dueñas, Auditor General; Teniente Coronel José Pereda Gálvez, Jefe de Sanidad; Comandante Ijeandro Torriente Peraza, Ayudante General (Jefe de Despacho); Comandante Rigoberto Fernández Lecuona, Cuartel Maestre y Comisario General; General Rosendo Collazo y García, Pagador General; Capitanes Antonio Tonel y Mercano, Andrés R. Campiña y González, Federico Pattersson y Hermoso, que eran los ayudantes de campo.

Así se inició en grande lo que en las esferas gubernamentales se denominó "La campaña de Oriente". Mejor expresado: la persecución sin tregua de los rebeldes. Gómez, al asumir esta actitud, desarmó momentáneamente a sus enemigos políticos y se quitó de encima el fantasma de la intervención de EE. UU.n en el conflicto, pero a costa de aumentar cada día el número de bajas en las filas rebeldes."[3] [4]

No se sabe a ciencia cierta cuanta fue la participación del hijo de Marti en estos eventos, pero lo que si se conoce es que después de la masacre el gobierno hizo una celebración en el Parque Central precedida por José Francisco a la que asistieron funcionarios importantes y la mayoría de las tropas que participaron en estos hechos.El banquete fue por todo lo alto, a espaldas de la estatua eregida a José Marti en ese mismo parque.

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