sábado, febrero 27, 2021

Francisco Almagro Domínguez: 'Patria y vida': el día que me escuches. El éxito de la canción que estremece al régimen es espiritual: dice lo que muchos cubanos, sin espacios reales para hacerlo, quisieran decir.



 Tomado de https://diariodecuba.com

'Patria y vida': el día que me escuches

*******

El éxito de la canción que estremece al régimen es espiritual: dice lo que muchos cubanos, sin espacios reales para hacerlo, quisieran decir.

*******

Lausán

********

Patria y Vida - Yotuel , @Gente De Zona​ , @Descemer Bueno​ , Maykel Osorbo , El Funky


******

Por Francisco Almagro Domínguez

Miami

26 Feb 2021

Si una imagen es más poderosa que cien palabras, una canción es más poderosa que mil imágenes. Eso lo saben bien quienes componen marchas e himnos de guerra. Un levantamiento armado, una protesta multitudinaria no es nada sin unos versos que la apoyen, sin una tonada pegajosa que miles de gargantas entonen al unísono. Tal es el ritual desde tiempos inmemoriales, cuando frente a la hoguera y listos para la cacería, nuestros antepasados danzaban y cantaban para darse valor y confianza a sí mismos.

La historia de la involución cubana no puede escribirse sin sus himnos, marchas y contramarchas —canciones-censuras. La historia que nos contaron tiene a Perucho Figueredo componiendo sobre su caballo las estrofas el himno nacional mientras entraban, victoriosos, los primeros mambises a la ciudad de Bayamo. Conocida como "La Bayamesa", la música parece inspirada en "La Marsellesa", también un himno de combate, que los parisinos hicieron suyo a finales del siglo XVIII.

Cada acto pre y trans-involucionario tuvo su cántico de lucha, triunfal. Así, el himno del 26 de Julio fue compuesto por Agustín Díaz Cartaya en fecha tan temprana como 1953 y la música de Carlos Faxas en 1957. Pero no se dio a conocer públicamente hasta 1958 por Radio Rebelde en la Sierra Maestra. De más esta decir que además de inspiradora, era una marcha contra el régimen dictatorial de entonces, y que su entonación, abierta, pública, era un suicidio.

La Campaña de Alfabetización tuvo su canto, y también los Comités de Defensa en cada cuadra. Las llamadas Marchas del Pueblo Combatiente tuvieron una melodía beligerante compuesta por Osvaldo Rodríguez, quien después dijera que él no pudo predecir las consecuencias que traería esa incitación guerrera, instigadora de los huevazos, los palos y las piedras que lanzaba contra la "escoria" el pueblo "enardecido" durante el éxodo del Mariel.

Quizás la mayoría de los cubanos en la Isla desconozcan que el exilio también tiene sus canciones, no marchas. La nostalgia y el dolor del desarraigo no paren himnos victoriosos, enajenantes, compactador de masas. Celia Cruz tiene un par de canciones que tocan el corazón, sobre todo "Por si acaso no regreso": Cuando me muera/que en mi tumba pongan mi bandera/ (Y si acaso no regreso)/que me entierren con la música/de mi tierra querida. Otra canción que es un grito de cubanía en la adversidad es "Qué culpa tengo yo", de Albita Rodríguez: Qué culpa tengo yo/de que mi sangre suba/que culpa tengo yo/de haber nacido en Cuba.

Pero ninguna de ellas se acerca al verdadero tema insurreccional que a principios de los 90 fue "Nuestro Día (ya viene llegando)", de Willy Chirino. Para quienes no vivían allá por aquellos días, la situación económica, social y política era parecida a la de ahora. Entonces en casetes y los primeros CDs, la canción se ponía en fiestas familiares, primero bajito, y cuando el alcohol inhibía miedos y resabios, "Ya viene llegando" se oía en casi toda la cuadra de cualquier ciudad y pueblo cubanos.

Todavía el régimen se sentía en control. Willy Chirino nunca llegó, al menos en persona, a pesar del llamado intercambio cultural. Tampoco la insurrección que su canción presagiaba tras la caída —desmerengamiento: ¡que facilidad la del ex máximo líder para poner nombretes que se quedan para siempre!— del campo socialista. Nunca la prensa oficial o la radio hicieron alusión a ese tema "subversivo". Aquello fue quedando en el olvido y trasnochadas etílicas, en la medida que los cubanos se cansaron de esperar por Willy, y en palabras de un cubano sato, mejor era cantar ya voy echando.

¿Qué ha pasado con la canción "Patria y Vida"? ¿Por qué la prensa, la televisión, la radio y las redes sociales cubanas han desatado la "contramarcha mediática" más grande que se recuerde?

Parecen sencillas las respuestas. No lo son. El mundo y Cuba han cambiado. En otra época hubo que grabar el disco, entrarlo escondido. Hoy basta un clic en el teléfono. El mundo se ha abierto a Cuba aunque Cuba se niegue a abrirse al mundo. Podrán bloquear todas las webs del universo. Más no podrán evitar que el video tenga millones de vistas, lo cual lo hace comercial para las grandes empresas musicales y tecnológicas y aumenta su distribución.

Cuba ha cambiado. En los 90 aún tenía recursos materiales y humanos para saldar la crisis por el fin de los subsidios socialistas. Y como un milagroso salvador, después apareció el emporio venezolano. La estampida por balsa y por aire quitó presión a la caldosa insular, y de ese modo Willy Chirino no pudo llegar. Pero quizás el factor decisivo fue la presencia física del ex máximo líder, quien supo aprovechar el affaire del niño Elián, y los llamados "cinco" para seguir marchando, sin letra y sin música, por otros 10 o 15 años.

Esta vez no canta un blanco, ex Peter Pan, nacido en Consolación del Sur y afincado en Miami. Hoy son varios afrodescendientes, de extracción humilde, citadinos y nacidos en plena involución. No les falta dinero ni talento para que la CIA, el M-5 inglés o la Naicho japonesa les paguen un céntimo o los hagan más famosos de lo que ya son.

Para colmo de rabia, hasta el otro día esos muchachos estaban "gozando y bailando" en las calles desmerengadas de la Habana Vieja. ¿Cómo se puede ser tan "famosamente traidores" que hasta a los comisarios duele la ausencia? Si algo faltaba en la "afrenta", se han metido con la frase numantina que ha guiado el barco insular desde hace 60 años: Patria o Muerte. Eso es imperdonable para los capitanes del desastre. Tal vez ninguno de los músicos, como pasó a Alfredo Rodríguez, calcularon el daño hecho al régimen, y la alegría causada a muchísimos cubanos. En las contramarchas no hay una sola idea que hable de futuro: todos son ofensas, devaluaciones, subliminal racismo y homofobia.

Pero este no es un himno de combate. Es ira y frustración contenida, expresada por unos muchachos que nacieron —y triunfaron— dentro de la involución. ¿No parece una paradoja? Su éxito no es musical. Ni siquiera político. Es espiritual: decir lo que muchos cubanos, sin espacios reales para hacerlo, quisieran decir.

Un día cualquiera pudiera comenzar a escucharse alto, bien alto, en cada cuadra, en cada pueblo y en todas las ciudades de la Isla, "Patria y vida" en vez de Patria o Muerte. La vieja consigna, desalmada, y los malos recuerdos, se habrán ahogado en un mar de alegrías y reencuentros.

************

Willy Chirino MEMORANDUM PARA UN TIRANO y NUESTRO DÍA YA VIENE LLEGANDO



Etiquetas: , , , ,