Luis Cino Álvarez desde Cuba: Lo que el castrismo no le perdona a Estrada Palma
Tomado de https://www.cubanet.org/
Lo que el castrismo no le perdona a Estrada Palma
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Los castristas no le reconocen mérito alguno a Estrada Palma. Ni siquiera el de haber sido el presidente más austero y honesto en el manejo de los fondos públicos que tuvo la República.
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Por Luis Cino Álvarez
25 de febrero, 2022
LA HABANA, Cuba. — Desde hace 63 años, Tomás Estrada Palma, el primer presidente que tuvo la República de Cuba, es constantemente denigrado por el régimen de la Isla. El ensañamiento del castrismo contra su figura ha sido casi tan feroz como el dirigido contra los dictadores Gerardo Machado y Fulgencio Batista.
La más reciente de las andanadas castristas contra Estrada Palma se produjo el pasado 16 de febrero, cuando, con motivo del aniversario 119 de la firma del Convenio de Arrendamiento de Estaciones Navales y Carboneras (1903) —que permitió a Estados Unidos instalar una base naval en la bahía de Guantánamo —, el periódico Granma, órgano oficial del Comité Central del Partido Comunista (PCC), publicó un artículo de Delfín Xiqués Cutiño titulado Comenzó como un arriendo y Estados Unidos lo convirtió en una usurpación.
En dicho artículo, colmado de tergiversaciones históricas, el periodista oficialista no escatimó en acusaciones contra quien llegó a ser elegido, casi por unanimidad, Delegado del Partido Revolucionario Cubano (PRC).
Afirmó el periodista que siendo Estrada Palma “el candidato favorito del gobierno estadounidense”, ganó la presidencia mediante un fraude en las elecciones de 1901. Y fue más lejos aún Delfín Xiqués en sus difamaciones cuando refirió que tras la muerte en combate de José Martí en Dos Ríos, el 19 de mayo de 1895, Estrada Palma “se las ingeniaría para que lo nombraran como Delegado” del partido fundado por el Apóstol.
La verdad histórica que siempre oculta la historiografía castrista es que si Estrada Palma sustituyó a José Martí al frente del partido fue por sus méritos patrióticos (había sido presidente de la República en Armas entre 1876 y 1877) y su honestidad, era el segundo de Martí, el hombre de toda su confianza, al que en sus cartas llamaba “querido hermano”.
Pero el periodista de Granma aseguró que Estrada Palma “ocultó muy bien su pensamiento conservador, su falta de fe en el pueblo cubano, su recelo en que el Ejército Libertador pudiera obtener la victoria contra España y su exceso de confianza en el gobierno de Estados Unidos, tanto que lo acercaba al anexionismo”.
Y continuaba: “Como Delegado de Cuba en el exterior actuó de manera entreguista con el gobierno estadounidense y prepotente con el cubano. Estrada Palma se arrogaba constantemente el derecho de tomar decisiones que únicamente correspondían al Consejo de Gobierno, al cual desinformaba. Además, ignoraba a Máximo Gómez como General en Jefe del Ejército Libertador, entre otras violaciones”.
Y para rematar el enlodamiento de los méritos de Estrada Palma en la lucha por la independencia, afirma que tras el fin de la guerra, al Partido Revolucionario Cubano “lo disolvió de forma unilateral, irresponsable e inconsulta”.
Delfín Xiqués omite que el propio Martí siempre dejó claro que el objetivo del Partido Revolucionario Cubano era preparar y dirigir la guerra por la independencia. Una vez concluida la contienda, la existencia del PRC no tenía sentido, pues se constituirían otros partidos políticos. Pero eso es invariablemente manipulado por el castrismo, que quiere hacer ver que su referente para el partido único es el PRC de Martí.
Como muestras del entreguismo de Estrada Palma a los Estados Unidos, Xiqués refiere que durante su gobierno se firmaron el Tratado de Reciprocidad Comercial, el Tratado de Relaciones Permanentes y el ya citado Convenio de Arrendamiento de Estaciones Navales y Carboneras.
Los castristas no le reconocen mérito alguno a Estrada Palma. Ni siquiera el de haber sido el presidente más austero y honesto en el manejo de los fondos públicos que tuvo la República.
El gran error de Estrada Palma fue que, creyéndose insustituible al frente de los destinos del país, quiso reelegirse, lo que provocó un alzamiento de sus opositores, encabezados por José Miguel Gómez. Y Don Tomás, para evitar un baño de sangre, antes que negociar con los alzados, prefirió agarrarse a la Enmienda Platt y solicitar la intervención norteamericana.
En los primeros años del régimen castrista fue retirada la estatua de Estrada Palma de la Avenida de los Presidentes. De ella sólo quedaron los zapatones de bronce prendidos al pedestal. Sin embargo, en la misma avenida se yergue el monumento a José Miguel Gómez, el caudillo liberal que encabezó el levantamiento armado contra Estrada Palma.
Es curioso que el castrismo, que tanto encono mostrara contra Estrada Palma, haya mantenido el monumento de José Miguel Gómez, su rival. Los méritos patrióticos de ambos están parejos: el primero, presidente de la República en Armas y delegado del PRC; y el segundo, general del Ejército Libertador. En cuanto a deméritos, Gómez, al que llamaban “el Tiburón que se baña pero salpica” fue de los presidentes más corruptos del periodo republicano. Y para colmo, durante su gobierno ocurrió la represión del alzamiento de los Independientes de Color, en la que fueron masacrados miles de negros y mulatos.
Etiquetas: cuba, Don Tomás Estrada Palma, elección, Estrada Palma, gobierno, intervención, Teodoro Roosevelt
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