miércoles, febrero 16, 2022

Video. Andrés Alburquerque, destacado analista político, entrevista a Esther Batista Curiel, nieta del ex Presidente Fulgencio Batista y Zaldivar

 


AmericaTeVeCanal41

Febrero 16, 2022

La verdad histórica del presidente de Cuba Fulgencio Batista que el castrismo pretende ocultar


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HIGH BEAM / LUZ LARGA

15 de febrero,2022

Esther Batista nos habla de su padre Bobby y su abuelo Fulgecio; una vision desde el angulo humano y personal


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Aciertos y desaciertos: Fulgencio Batista (1940-1944)

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'Sin proceder de la Guerra de Independencia, pobre y mulato, con una cultura adquirida por esfuerzo personal, fue elegido democráticamente como presidente.

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Por Dimas Castellanos

La Habana

14 enero 2021

Fulgencio Batista y Zaldívar (Banes, Holguín, 1901-Marbella, España, 1973) Militar, político y periodista. Hijo de un veterano que combatió en la Guerra de Independencia a las órdenes del general José Maceo. De niño trabajó con su padre en labores de campo y asistió a una escuela de cuáqueros. De joven laboró en diversos oficios, desde cortador de caña y reparador de vías férreas hasta dependiente de comercio.

Ingresó al Ejército en 1921, se licenció y se alistó nuevamente en 1923. Siendo militar estudió taquigrafía en el Colegio San Mario, un centro donde impartió gramática comercial; dio clases en el Colegio Milanés, especializado en temas empresariales; y enseñó Taquigrafía y Mecanografía de forma privada. Por oposición obtuvo una plaza de sargento taquígrafo. Para mejorar su economía personal, de forma paralela llevaba libros comerciales, administraba bienes y revendía frutos del campo, lo que le permitió comprar un automóvil. De forma autodidacta empleó el tiempo libre en su autoformación, adquirió un alto nivel cultural y dominó el idioma inglés.

Por sus conocimientos desempeñó funciones de seguridad en la Guardia Presidencial de Alfredo Zayas, en el Estado Mayor y en otras dependencias del Ejército. El 4 de septiembre de 1933 se inició en la política con la sublevación de los sargentos que destituyó a la alta oficialidad del Ejército y exigió la renuncia del presidente Carlos Manuel de Céspedes (hijo). Fue ascendido a coronel y jefe del Estado Mayor por el Gobierno de la Pentarquía.

Fulgencio Batista y el Presidente Federico Laredo Brú

Desde las Fuerzas Armadas devino figura determinante en la política cubana. En diciembre de 1939 se licenció del Ejército para presentarse como candidato a los comicios presidenciales y resultó electo presidente de la República en 1940.

El contexto

Fulgencio Batista asumió la magistratura después de una década de inestabilidad política, y con dificultades económicas. Las exportaciones de azúcar —de la cual dependía la economía del país— habían disminuido su valor, entre 1937 y 1939, de 187 a 147 millones de dólares, y sin posibilidad de solicitar créditos hasta tanto Cuba pagara la deuda pendiente contraída durante el Gobierno de Gerardo Machado.

Para enfrentar el reto y cumplir con la Constitución de 1940, nombró un primer ministro e integró a su Gabinete a figuras representantes de su coalición: Gustavo Cuervo Rubio, Carlos Saladrigas, José Manuel Cortina, Amadeo López Castro, Andrés Morales del Castillo, Oscar García Montes, Rafael Díaz-Balart (padre), el coronel Arístides Sosa de Quesada. Los comunistas Juan Marinello y Carlos Rafael Rodríguez fueron ministros sin cartera; y del ABC, Joaquín Martínez Sáenz y Emeterio Santovenia. Del Partido Auténtico, Carlos Hevia, como presidente de la Oficina Reguladora de Precios de Alimentos. Ese pacto entre el Gobierno y la oposición le brindó estabilidad a su magistratura.

Su obra de gobierno

Integró los servicios públicos que estaban bajo la dirección del Ejército a los organismos cívicos correspondientes; una decisión que generó descontento en los mandos militares y desembocó, en 1941, en la conspiración de los coroneles José Eleuterio Pedraza, Ángel A. González y Bernardo García, la cual fue abortada por la acción rápida y resuelta de Batista, quien adscribió el Ejército y la Marina al Ministerio de Defensa Nacional, y la Policía al Ministerio de Gobernación. La derrota de la conspiración consolidó su autoridad como jefe constitucional de las Fuerzas Armadas y como presidente de la República.

(Fulgencio Batista y su  cercano amigo José  Eleuterio Pedraza en los años 30 del pasado siglo. Pedraza fue la mano derecha de Batista para estabilizar al país  mediante la represión a los grupos terroristas  surgidos  y sobrevivientes de la lucha contra el Presidente Gerardo Machado y Morales. Comentarios e imágenes añadidos por el Bloguista de Baracutey Cubano)

El 7 de diciembre de 1941, en respuesta al ataque japonés a la base naval de Pearl Harbor, EEUU se incorporó a la Segunda Guerra Mundial. Cinco días antes de ese ataque, el Congreso cubano declaró el estado de emergencia nacional: "Cuba —dijo Batista— será copartícipe real; verdadero jugador en el equipo de los Aliados, cumpliendo cualquier tarea que se le encomendara como contribución a la victoria democrática". Y el 9 de diciembre Cuba declaró la guerra a Japón, Italia y Alemania.

Aunque el Ejército cubano no participó en los campos de batalla, apoyó con el azúcar y en otras funciones. En 1942 y 1943 suscribió dos convenios secretos de cooperación militar y naval, mediante los cuales Cuba permitió a EEUU establecer bases aéreas en San Antonio de los Baños, San Julián y en el aeródromo de Camagüey. Cuba persiguió a los submarinos alemanes en aguas territoriales y en los mares próximos, y ayudó a la formación y custodia de convoyes marítimos para el transporte de mercaderías y materiales de guerra. En esos dos años los submarinos nazis hundieron varios barcos mercantes cubanos, ocasionando decenas de muertos y heridos; mientras la Marina cubana hundió a uno de los submarinos alemanes, y un espía nazi, Heinz August Luning, fue apresado y fusilado en La Habana en noviembre de 1942.

La situación económica, como se dijo antes, era desfavorable. EEUU solo compraba algo más de dos millones de toneladas de azúcar, de una producción de cuatro millones; a un precio inferior a los dos centavos la libra. Pero, como la guerra requería mayor cantidad de azúcar y de mieles, EEUU compró a Cuba el total de azúcar producida en las cuatro zafras de 1942 a 1945, excepto la cantidad necesaria para el consumo nacional. En total, 13.804.648 toneladas, cuyo valor, unido al de las mieles, alcanzó un estimado de 967.874.282 dólares. Además de esos ingresos, el Gobierno norteamericano otorgó un crédito a Cuba a través del Export-Import Bank, por 30 millones de dólares.

En 1943 EEUU intentó reducir la zafra azucarera a 2,6 millones de toneladas, de las cuales compraría dos millones a 2,60 centavos la libra. Gracias a las negociaciones, Cuba logró elevar la producción a 2,8 millones de toneladas y vender la libra a 2,99 centavos. Luego, como la guerra provocó una escasez de azúcar mayor a la prevista, la zafra de 1944 se fijó en 4,25 millones de toneladas, lo que aportó al país 330 millones de dólares, que permitieron aumentar el salario a los trabajadores para compensar el aumento del costo de la vida.

Por esos resultados, entre 1940 y 1944 los sindicatos obtuvieron incrementos salariales por cerca de 500 millones de pesos, lo cual representó un aumento del 108% frente al crecimiento del costo de la vida del 84%. El Gobierno privó a los patrones y empresas de la potestad de despedir trabajadores, y se creó la Caja de Retiro y Asistencia Social de los Obreros y Empleados de la Industria Azucarera.

Como parte de la cooperación con los Aliados, Cuba desarrolló un papel activo en el plano internacional. Participó en varias conferencias interamericanas y de Naciones Unidas, incluyendo la Conferencia Internacional Monetaria de Bretton Woods, EEUU, en 1944, donde se creó el Fondo Monetario Internacional.

A diferencia de los dos primeros años, en los que la guerra ocupó la mayor atención, en la segunda mitad del mandato presidencial de Fulgencio Batista la venta del azúcar y el empréstito permitieron concentrarse en las construcciones. Se reparó y amplió la Carretera Central. Se construyeron carreteras auxiliares, caminos, acueductos y alcantarillados en varias ciudades, y el edificio de la Sociedad Económica Amigos del País. Se ejecutaron obras de regadío y de frigoríficos para conservar los frutos de fácil descomposición en las zonas agrícolas. Se edificaron hospitales y centros sanitarios de elevada calidad, como el de Maternidad Obrera, de Marianao, uno de los exponentes del Art Decó en La Habana, y centros educacionales para rehabilitación y para niños sin hogar. Se modernizaron las cañerías del viejo Acueducto Albear. Se creó la Comisión de Fomento Nacional para la proyección, administración y ejecución de esas obras. Se inició el reparto de tierras del Estado a familias campesinas. Y, para crear una reserva de oro, que conjuntamente con el Producto Interno Bruto brindara un fuerte sustento al valor del peso cubano, el Gobierno realizó una importante compra de este metal.

Al finalizar su mandato, la coalición gubernamental —integrada por los partidos Liberal, Demócrata, ABC y Socialista Popular— designó a Carlos Saladrigas como candidato a presidente para enfrentar a Grau San Martín por los partidos Auténtico y Republicano.

(El Presidente Fulgencio Batista  visita y felicita a Ramón Grau San Martín por su triunfo  en contra del Dr. Carlos Saladrigas, el candidato oficialista de Batista para la Presidencia de la República de Cuba. La coalición de partidos políticos de Batista que lo llevó a la Presidencia en 1940  se había resquebrajado, entre otros factores ,  con la salida del partido encabezado por Mario García Menocal y Deop; no obstante, la nueva  coalición de Batista  ganó la mayoría de los gobiernos provinciales y municipales.)

El famoso escritor y biógrafo alemán, Emil Ludwig, quien estuvo en Cuba en 1944, escribió lo siguiente: "Batista podía posponer las elecciones o falsearlas. Sus adversarios habían asegurado que el Dr. Carlos Saladrigas sería electo por medios fraudulentos, como lo hicieron centenares de sus predecesores en América, o los tres dictadores de Europa en su época. Para evacuar la duda sobre la conducta que Batista seguiría, de forma sorpresiva le pregunté cuáles eran los motivos que tenía para celebrar elecciones dentro de breve plazo en vez de continuar en el poder. La respuesta fue democrática. Me respondió que: 'Tenía que ajustarse a la Constitución y a las leyes'. Esto lo dijo sin denunciar emoción alguna, como se dicen las cosas naturales. Con esa acción Batista prestó un servicio incalculable al prestigio de todo el continente... que pudo fácilmente alterar por medio de la violencia, con el Ejército y la astucia".

Emil Ludwig terminó su juicio con las siguientes palabras: "Por primera vez desde hace muchas décadas se pregonaba y escribía en toda Europa: '¡Hay pues una verdadera democracia en América! ¡Lo ha demostrado la más joven de todas las repúblicas!'" (Biografía de una isla: Cuba, Editorial Centauro, México, 1948). Batista, al conocerse los resultados, felicitó a los vencedores.

A manera de conclusión

Batista hizo poco respecto a la promulgación de las leyes complementarias; en cambio estableció un pacto entre el Gobierno y la oposición que le brindó estabilidad al país durante su magistratura. Realizó una destacada colaboración con los Aliados durante la Segunda Guerra Mundial y desarrolló un amplio programa de fomento nacional que dotó al país de nuevas vías de comunicaciones, centros docentes, hospitales, y creó una reserva de oro, que junto al Producto Interno Bruto, le brindaron la fuerza que adquirió el peso cubano.

Resulta inadmisible que capítulos de nuestra historia, escritos cuando en el mundo había muy poca democracia y a Cuba se le señalaba como ejemplo, la historiografía y el discurso oficial ignoren su labor positiva y lo presenten solo con el título de dictador. Sus cuatro años de presidente tienen mucho de útil para la Cuba venidera y su figura, con sus aciertos y errores, tendrá que ser restablecida en el panteón de los mandatarios cubanos.

Fulgencio Batista, sin proceder de la Guerra de Independencia, carente de riquezas, pobre, mulato y de procedencia obrera, con una cultura adquirida por esfuerzo personal en un país de arraigados prejuicios raciales, fue elegido democráticamente como presidente de la República y cumplió con los preceptos establecidos constitucionalmente. Con él se clausuró la Primera República y se inauguró la Segunda.

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Una muy breve iconografía de la vida  de Fulgencio Batista y Zaldívar

Batista, hijo de un antiguo miembro del Ejército Libertador, contrasta con Fidel Castro Ruz, hijo de un ¨quinto¨ del Ejército español que llegó a Cuba desde España a  combatir a los mambises en la guerra de 1895 después de  enrolarse, a cambio de dinero,  ocupando legalmente el lugar del hijo de una persona de cierta posición económica que había sido llamado para ir a dicha guerra. En breve: Batista, hijo (ilegítimo)  de un mambí y Fidel  Castro Ruz,  hijo (también  ilegítimo hasta su adolescencia) de un mercenario que luchó en contra de la independencia cubana de la metrópoli española, cuyo nombre era Ángel María Castro Argiz.




Batista de joven retranquero

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Batista en septiembre de 1933

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Batista con Elisa Godínez,  su  primera esposa, y algunos de sus hijos

Con su hijo Fulgencio Rubén Batista y Godínez ¨Papo¨

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Batista, el hombre fuerte en los años 30s y en ocasiones el poder detrás de la Presidencia


Batista  y el Presidente Federico  Laredo Brú



Batista con su primera esposa, Elisa Godínez, una de sus hijas (Mirta o Elisa) de ese matrimonio y su hijo ¨Papo¨

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VIDEO.  El Presidente  Fulgencio Batista llega en ferrocarril a Santiago de Cuba (1943)


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El Presidente constitucional Fulgencio Batista en 1942; época cuando fue elogiado por el Presidente mejicano Lázaro Cárdenas y al que el poeta comunista Pablo Neruda le dedicó versos apologéticos y palabras lisonjeras

************Batista en el Exilio en Daytona Beah, EE.UU., durante una Parada en su honor. Batista se fue al Exilio después que Ramón Grau San Martín alcanzó la Presidencia en 1944

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Batista al dar el Golpe del 10 de Marzo de 1952. Batista había regresado a Cuba después que el Presidente Carlos Prío Socarrás lo había invitado a que entrara a Cuba, pues Batista había sido el Senador que más votos había obtenido pese a estar en el Exilio y no haber podido hacer una camapaña electoral en igualdad de condiciones. Prío tenía el lema de ser un Presidente Cordial.

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Batista en la conferencia de prensa que dió después del ataque al Cuartel Moncada el 26 de julio de 1953.

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Mitín político a favor de Batista con vistas a las elecciones presidenciales de 1954 en las cuales la Oposición política se fue al retraimiento.

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Batista dando información y analizando la situación política cubana en cuanto a la oposición armada y la ofensiva de las fuerzas armadas

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Batista en República Dominicana en 1959 durante su Exilio

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Batista con  su segunda esposa, Martha Miranda, y sus hijos en el exilio


Batista en España, país donde murió. Se dice, no recuerdo donde lo leí, que el día que él murió llegaba a España el hoy fusilado Coronel de Tropas Especiales Antonio ¨Tony ¨de La Guardia para secuestrar o matar a Batista, por encargo de Fidel Castro, algo nada descabellado si sabemos que el asesinato de Somoza en Paraguay se planeó y se ensayó en Cuba en los polígonos y campamentos de Tropas Especiales o en los  PETI ( ¿Polígomos de Entrenamiento de Tropas Irregulares?) cerca de  Colinas de Villareal y Guanabo. En la siguiente fotom se encuentra en elextremo izquierdo el jefe del comando que asesinó a Somoza en Paraguay: Enrique Haroldo Gorriarán Merlo alias ¨El Gallego¨.

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A continuación algunas de las tantas fotos  censuradas en la Cuba castrista




Inauguración del túnel de la bahía de La Habana
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Carta de desagravio de Marta Rojas, entonces fanática batistiana y después fanática Castrista, donde felicita y adula a Batista después del asalto al Palacio Presidencial el 13 de marzo de 1957; esa carta explica el porqué Marta Rojas fue la primera periodista en entrar al Moncada después del ataque el 26 de julio de 1953 y en estar presente en los juicios de los asaltantes al Moncada: Marta Rojas era de ¨confianza¨por ser una admiradora de Batista. Por cierto, hubo un gigantesco acto frente al Palacio Presidencial donde participaron decenas de miles de habaneros en desagravio a Batista. Hubo millones de ¨Marta Rojas¨ que se convirtieron, al menos aparentemente, a admiradores de Fidel Castro el 1 de enero de 1959.


 
Vista parcial de la manifestación de desagravio a Batista por el asalto al Palacio Presidencial. Foto tomada desde el Palacio Presidencial, hoy Museo de la Revolución

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SALUDO A BATISTA

(Palabras pronunciadas por Neruda en la Universidad de Chile y reproducidas por el diario El Siglo el 27 de noviembre de 1944.)

Cuando la tierra como una inmensa rueda gira y resbala en el espacio nocturno y la noche ha guardado los últimos rumores, el fuego de las batallas y el silencio de los hombres, una pequeña isla queda brillando como una luciérnaga en la selva, una isla que al girar la tierra deja un cometa fosforescente de luz y sonido, una cola perfumada de tabaco y corales, una atmósfera única en nuestra América en que se juntan la alegría y la sombra como dos alas para que baile y vuele la isla con cuerpo de paloma.

Pero no sólo rumor y color hacen a Cuba: la hacen también sendero y sacrificio, áspera lucha y sangre. La hacen los hombres que como el que hoy saludamos amarran en el alma toda la nacionalidad, nacen con el alma envuelta en su bandera y ay de aquel que intente arrancarles su trozo oscuro de la piel del alma: la patria entera se desgarra y quebranta. Ante Fulgencio Batista, capitán de su pueblo, estamos en presencia de Cuba: nadie como él la representa tan poderosamente en este instante, y antaño unos pocos, a quienes él continúa, dejaron dispersos los huesos en cárceles de piedra para que Cuba viviera.

Así pues, este Capitán de las Islas, salido como la fibra o la greda de las raíces populares, pueblo él mismo, pueblo en su gracia, en su intuición y en su fuerza, puede mostrar con orgullo ese rostro moreno que se mantuvo firme para restaurar la patria del más delicado de los héroes de América: José Martí. ¿Y cómo pudo continuar Batista la obra de aquel intelectual soñador y preciso, que toca los extremos límites de la sensibilidad y de la acción? Lo hace porque otra hora ha llegado al mundo, la hora del pueblo, la hora de los hombres del pueblo, la hora en que Batista se confunde con los héroes populares de nuestra época, Yeremenko, Shukov, Cherniakovsky y Malinovsky, que hoy golpea y deshace las puertas de Alemania, los guerrilleros de España y de China, Tito y la Pasionaria. A Batista, en esta hora que también por desgracia se ha caracterizado por incubar traidores y cobardes, lo ponemos en el marco de los americanos totales, al lado de Cárdenas y cerca de nuestro nunca olvidado, heroico y calumniado, sagrado e inmortal Luis Carlos Prestes.

Batista, como hombre del pueblo, ha comprendido mejor que muchos demagogos el papel de los intelectuales, y honra a toda América cuando lleva a su Gabinete a Juan Marinello, el gran escritor multiforme, que escribiendo con la altura clásica de los españoles antiguos revela el alma batalladora de Cuba en cada una de sus líneas. También cerca de él estuvo siempre el gran poeta negro Nicolás Guillén, a quien ojalá nos lo hubiera traído de regalo a Chile, porque ese poeta de cascabel y de fina sonrisa nos traería en su canto la enseñanza más pura: la de la alegría en el combate del mundo.

Los chilenos damos hoy la mano a Fulgencio Batista, con una franqueza y una sinceridad que llamaríamos chilena si no fueran también condiciones permanentes de Cuba. Saludamos en él al continuador y restaurador de una democracia hermana, al hombre que recibió la patria anarquizada y despedazada recién salida de las garras de un tirano sangriento, y palpitante aún de la heroica, legendaria lucha que lo derrotara. Saludamos al que pudiendo haber seguido el camino de muchos filibusteros del poder, lo entregó con sus anchas manos morenas a quien eligiera su pueblo. Saludamos al que ha restituido a Cuba honor y nombre, al proteger las organizaciones y partidos del pueblo, al llamar a los mejores intelectuales a colaborar en los destinos comunes, al reanudar las relaciones con la Unión Soviética entre los primeros países de América, al declarar la guerra a los bandidos de Alemania e Italia, al fustigar y despreciar a Franco y sus enviados públicamente una y mil veces, al iniciar con México el camino que aislaría más tarde a los siniestros y desleales gobernantes de Argentina.

Y lo saludamos por haber aumentado, con un Gobierno de Unión Nacional, con Saladrigas y con Marinello, con Mañach y con Sosa de Quesada, la riqueza de su país dando mayores esperanzas y realizaciones terminantes al bienestar de los trabajadores de Cuba.

Por eso cuando la isla encantada en que resuenan aún los tambores mágicos del África oscura, aparece en el giro de la tierra alumbrando como una luciérnaga, con su música y sus poetas, sus libertadores y sus montañas de azúcar, aparecen también los rostros de sus patriotas populares, que, confundidos como Batista con esta época de grandes dolores y de grandes sueños humanos, no han desmerecido la luz de la Isla sino que han ayudado a que su fulgor nos ilumine en el camino de la libertad y de la grandeza de América.

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