viernes, octubre 14, 2022

FELIPE BLANCO… EL MAJÁ Y EL SUCU SUCU: Ya los majases no tienen cuevas/ Felipe Blanco se las tapó/ se las tapó, se las tapó, se las tapó/ que lo vide yo...”

Tomado de https://www.facebook.com



FELIPE BLANCO… Y EL MAJÁ

Por  D. Jácome

Ya los majases no tienen cuevas/ Felipe Blanco se las tapó/ se las tapó, se las tapó, se las tapó/ que lo vide yo...” Algunos lectores reclaman publicaciones de personajes como Felipe, que han logrado mantener su  popularidad a través del tiempo, aunque quizás algunos no conozcan el porqué de las razones de su existencia. 

De Felipe Blanco algunas fuentes aseguran que residió en el Surgidero de Batabanó, en la costa sudoccidental de Cuba, a principios del siglo XX. Entre otras pruebas que confirman su existencia es la que se aseguran es su casa, radicada frente al antiguo Juzgado y que al parecer aún existía en el año 1951. Mostraba en ese entonces en su fachada las letras “FB”, inicial de su nombre y apellido. Esta información podemos encontrarla en publicaciones de esa época, acreditadas por un reconocido juez y colaborador de la revista “Bohemia” y el diario “El Mundo”, el doctor Waldo Medina.

Tampoco hay dudas de que Felipe Blanco nació en 1834 y creció trabajando en la finca paterna “La Cisterna”, en Isla de Pinos, dedicándose a la cría de cerdos. Los Blanco fueron fundadores de Nueva Gerona, llegando en 1831, convencidos como muchas otras familias, con la promesa de cinco caballerías de tierra exentas de impuestos por diez años. Ciertas características geográficas entre la isla y el occidente de Cuba les hicieron pensar de que allí era posible cultivar tabaco, caña de azúcar. 

Los que le conocieron comentan que era un señor alto, delgado, con ojos azules, apuesto y con sentido del humor. Lo que se dice un hombre atractivo para cualquier mujer, por lo que más de una intentó “beneficiarse” de sus cualidades. Por esta razón, y porque también era un hombre trabajador, su propiedad se había expandido y convertido en una buena finca de ganado bovino y porcino, Felipe resultaba un buen partido, ideal.

Según consta, sus “beneficios” solo los mereció, al menos legalmente, la señorita Doña Manuela González, a la que le gratificó con siete hijos. Y vivieron felices. Durante ese período de su vida, en la mencionada casa del Surgidero de Batabanó, podían verse sus iniciales en la fachada, tal como les comenté.

Quizás muchos especulen, ya saben cómo somos los cubanos, y a partir de que era un hombre deseado por las mujeres y de abundante descendencia, relacionen lo del “majá”, de la canción, con alguna característica relacionada con algún atributo físico del personaje, de lo cual no hay constancia….Veamos lo que dicen las fuentes consultadas…

Al concluir la Guerra de Independencia, cuando llegó al Surgidero de Batabanó, Felipe era un hombre conocido solo por sus vecinos de Isla de Pinos, donde había nacido y crecido trabajando junto a su padre. Su fama ocurre muchos años después. No fue hasta la década de los años 40 que su nombre dejó el anonimato nacional y pasó a estar de boca en boca, por todo el país, en una canción muy popular y contagiosa cuya letra podía interpretarse como una alusión sexual.

A alguna frase de la canción se le puede atribuir su autoría. Al parecer, cuando Felipe Blanco veía pasar a un niño con ojos azules, como los suyos, comentaba…“ese es también hijo mío, “que lo digo yo”. También se dice que preocupado por su hija Venturita, adulta y sin novio, cuando al fin logró encontrar su amor y cambió su permanente depresión por una alegría bullanguera, Felipe comentaba: “Venturita se despabiló, se despabiló, “que lo digo yo.” Porque en efecto, tenía la costumbre de completar sus afirmaciones con esa frase contundente e inapelable. Y esta frase es el cierre de los estribillos del sucu-suco compuesto con su nombre.

Pero.. y “el majá?

Los que piensan que el majá, y las cuevas, son una metáfora erótica, pueden olvidarlo. En esa época se le llamaban “majases” a los revolucionarios deportados a Isla de Pinos, a la que José de la Luz y Caballero, considerado como una de las personas que más han hecho por la educación pública en nuestro país, en uno de sus aforismos, la llamó “la Siberia de Cuba”. A los insurrectos se les calificaba de ese modo por analogía como término despectivo aplicado a los que rehuían la pelea y se refugiaban en los montes.

Cuando la Guerra Grande, entre 1868 y 1878, muchos mambises viajaron encadenados y deportados a la isla. Y allí llegaban sin nada seguro, sin techo ni comida. Solo una minoría disponía de recursos para pagar una posada o recibir favores de amigos o familiares. Los más, no les quedaba otra opción que vivir en cuevas y grutas. Y como las autoridades no les querían facilitar la existencia y no podían impedir la satisfacción de tanta necesidad, ordenaron a los terratenientes que tapiaran las cuevas para evitar que fueran utilizadas como “vivienda” de los deportados. 

Felipe Blanco, que era amigo del gobernador, temeroso de las consecuencias de la bestialidad del mando, tapió la entrada de las cuevas para que aquellos “majases”, se quedaran sin sitio donde habitar solos o con sus familias. Esa es la verdadera historia.

Algunos afirman que Felipe Blanco era tan solo un mayoral e incluso aseguran que era un enemigo de la libertad de Cuba y que cuando el levantamiento de 1896, después de alimentar a algunos de los conspiradores que huían, los delató a las autoridades españolas. Sea cierto, o no, siempre quedará la duda. Pero, no obstante,  fue un hombre a quien el arte anónimo del pueblo le ajustó cuentas por sus acciones en un sucu-suco que lo acusaba de perseguir a los peleadores por la independencia. Felipe Blanco, se pudiera decir que era un “informante” de los españoles, y es esto lo que le convierte, paradójicamente, en el primer pinero en alcanzar la fama, aunque solo fuese entre música y pasillos de los bailadores.

Y como es lógico, al ser pinero, se bailaba con la melodía del sucu sucu, semejante en su estructura formal, melódica, instrumental y armónica a un son montuno. Según los estudiosos del tema, ya por el año 1870 ya se escuchaban en Santa Fe los acordes de un ritmo que identifica a ese territorio. En aquella época Isla de Pinos era colonia de España y los cantos eran una diversión para los habitantes de esta zona y una forma de expresar sus sentimientos, pues también lo utilizaban contra la presencia española.

En Isla de Pinos, meses antes de su muerte, Eliseo Grenet descubrió el sucu-sucu y le llamó poderosamente la atención. Era una danza, variante del son, que los pineros bailaban desde tiempos remotos, la que debía su nombre al sonido característico que provocaban los bailadores sobre el piso al arrastrar rítmicamente los pies: sucu, sucu, sucu.

Eliseo Grenet rescató el sucu-sucu lanzándolo al aire en discos y emisoras radiales. Grenet se aficionó al ritmo y su “Felipe Blanco” sonaba el día entero tanto en la radio de los hogares, como en las victrolas de los establecimientos comerciales. Y todavía hoy, cuando ya ese género consumió su turno de gloria y regresó a su isla de partida, la letra y la música de esta pieza continua sonando en nuestros recuerdos…

Allí vivió y trabajó poco más de una decena de años, hasta que poco antes de su muerte retornó a su Isla natal. Para cuando su nombre se transformó en una cita musical recurrente y una historia que muchos no podían explicarse, Felipe Blanco ya había muerto. Murió el 2 de junio de 1917, a las cinco y treinta de la tarde, del mal de todos los que viven largamente, pues tenía 87 años. 

Fue un hombre querido por todos los que le conocieron, a pesar de que la crónica que recoge el sucu-sucu con su nombre podría difamarlo. Su entierro fue masivo y su ataúd fue llevado en hombros por familiares y amigos.

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Conjunto Casino - Felipe Blanco (Sucu-Sucu)



Cinquillo Pinero - Sucu Sucu - Felipe Blanco



La historia de Ramón Reinaldo Rives Amador con nombre Artístico: ¨Mongo Rives¨ El Rey del Sucu- Sucu.

Mongo Rives y el Sucu-sucu

 


El Sucu sucu es un género musical bailable originario de la Isla de la Juventud. Su ritmo es pegajoso, y con raíces profundas del son montuno. El rico #SucuSucu que se bailaba hasta que se apagaba la vela; hoy se promueve como música Cubana que va pasando de generacion en generacion.

SUCU SUCU CUBANO- GENERO MUSICAL BAILABLE CUBANO.




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