Desde Cuba: La tumba del General de División Arnaldo Ochoa. ¿Dónde enterraron a los fusilados de la Causa 1 de 1989? Video de Ian Padrón con Enrique del Risco
En esta foto, `psoblemente tomada en 1959 en CMQ Televisión, aparece el joven Arnaldo Ochoa al fondo y al lado del que tiene gorra de plato y espejuelos.
Tomado de https://www.cubanet.org/9/
La tumba de Ochoa. ¿Dónde enterraron a los fusilados de la Causa 1 de 1989?
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Los cadáveres de los fusilados de la Causa 1 fueron enterrados en la necrópolis de Colón de forma que fuera casi imposible ubicarlos
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COLABORADOR DESDE CUBA
Septiembre 9, 2025
LA HABANA, Cuba. – Una execrable y escandalosa página en la historia del régimen castrocomunista fue el fusilamiento del general de División de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y Héroe de la República de Cuba Arnaldo Ochoa Sánchez, el coronel del Ministerio del Interior Antonio de la Guardia Font y otros dos oficiales.
Los cuatro fueron ejecutados en la madrugada del 13 de julio de 1989, en la unidad de Tropas Especiales de Baracoa, al este de La Habana.
Las acusaciones presentadas en el juicio, la Causa 1 de 1989, implicaban a esas personas en operaciones con narcotraficantes del Cartel de Medellín y de contrabando de diamantes y marfil.
El proceso, que fue transmitido por televisión, dejó bastantes dudas. Sobre todo, porque era bastante improbable que Fidel y Raúl Castro (por entonces ministro de las FAR) no supieran del asunto y hubieran dado su autorización para dichas operaciones. Ninguna operación de esa magnitud pudo haberse realizado sin su conocimiento y consentimiento.
Recordemos que la noche antes del veredicto del fiscal militar, Raúl Castro apareció ante las cámaras en forma descompuesta, y dio un discurso, que no se retransmitió ni se publicó íntegramente en la prensa en el que daba a entender las desavenencias de criterio de él y su hermano con Arnaldo Ochoa por la conducción de la guerra en Angola.
La Causa 1 se produjo como consecuencia de las denuncias y pruebas presentadas por Estados Unidos, que acusó al Gobierno de Cuba de estar involucrado en el tráfico de cocaína. Para limpiarse de culpa, Fidel y Raúl Castro hicieron recaer la responsabilidad en Ochoa y los hermanos De la Guardia, a quienes utilizaron como chivos expiatorios en medio de toda una gran escenificación.
Los cadáveres de los fusilados de la Causa 1 fueron enterrados en la necrópolis de Colón de forma que fuera casi imposible ubicarlos.
Hace unos años, un archivero del cementerio, ya fallecido, me brindó información sobre la ubicación exacta de los restos de los fusilados.
El archivero aseguraba que la letra de los asentamientos de las defunciones, en el libro correspondiente, era distinta a la escritura de las restantes, algo que permite conjeturar sobre las intenciones de ocultamiento por parte de las autoridades.
Los documentos sobre los enterramientos no se hallan al alcance de ninguna persona conocida.
Recorrí recientemente los puntos señalados por el archivero. Me acompañó un amigo, conocedor del cementerio. Sin su auxilio me hubiera sido imposible encontrarlos.
El estado de las tumbas, en general, es deplorable. Las hierbas crecidas dificultan identificar los panteones, que no presentan indicaciones con el nombre de los sepultados. Es posible que ya no estén allí sus restos.
Fuimos hasta la oficina turística del cementerio para saber si había algún mapa general del camposanto. Allí nos dijeron que solo cuentan con uno, pero está desactualizado y es solo para turistas extranjeros y personalidades relevantes.
Hay un plano que data del año 1949 en una oficina del cementerio, enmarcado en un cuadro. Es la única guía para la orientación en el camposanto.
Según los datos suministrados por el archivero, Arnaldo Ochoa fue sepultado en la zona S.E., cuadro 3, bóveda 3, y con expediente 46.672 en Campo Común, y exhumado en la zona de Segunda N.E., en el osario de Ángel Navarro Estrada, con expediente 23.706.
El coronel Antonio de la Guardia Font fue enterrado en la zona N.E., cuadro 1, bóveda 2, en Campo Común, con el expediente 46.427. La exhumación se realizó en la zona N.E. 14, Campo Común, expediente 1.180, en un osario propiedad de Rosa Madán de la Guardia (Libro de Enterramiento: Campo Común 347, folio 515).
Los otros oficiales involucrados, con menor categoría militar, fueron Jorge Martínez Valdés, que fue enterrado en la zona S.E. 424, Campo Común, bóveda 3, expediente 45.589, y exhumado en la zona N.E. 12, Campo Común, expediente 18.853, en un osario propiedad de Rafael y Aurora Valdés Muñoz; y Amado Padrón Trujillo, que fue enterrado en la zona S.E. 417, Campo Común, bóveda 4, y con el expediente 540-3431 [sic] (sin datos sobre su exhumación).
En los casos de Antonio de la Guardia y Jorge Martínez Valdés, los sitios de exhumación parecen pertenecer a algún familiar, pues los apellidos coinciden.
En el caso de Ochoa, el sepulcro tiene otra numeración (44.634). Da la impresión de que fue tapado y cambiado el anterior número (46.672).
Llama la atención que todos fueron enterrados en Campo Común, presumiblemente para enmascarar las tumbas, despistar y hacer más difícil saber dónde se encuentran los restos.
Es posible que los cuerpos fueran enterrados en panteones propiedad de personas que no radican en Cuba.
Otra información obtenida fue que los familiares de los fusilados nunca pudieron colocar ni siquiera una jardinera encima de la tumba. Como los entierros fueron sin presencia de allegados, los familiares no obtuvieron la notificación del lugar del enterramiento hasta varias semanas después.
Hoy, después de 36 años del fatídico suceso, persisten misterios por aclarar. Esperemos que algún día salga a la luz toda la verdad.
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Aquí están enterrados ARNALDO OCHOA y los demás fusilados de la Causa 1 de 1989
NoticiasCubanet Cuba
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¿DÓNDE SE ENTERRÓ AL GENERAL OCHOA Y CUÁL ES LA CAUSA DE MUERTE, SEGÚN EL REGISTRO DEL CEMENTERIO?
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Antonio de la Guardia con supuestos valientes hermanos de lucha¨ que conociendo como funcionan las cosas en Cuba lo abandonaron prefiriendo pasar por tontos que creyeron en la mentira Castrista, que alzar la voz... Y a Patricio, su hermano gemelo, lo detuvieron y condenaron a muchos años, sin que se le haya probado vinculación alguna con las tareas de narcotráfico que su hermano llevaba a cabo siguiendo las órdenes del más alto nivel, según lo expresa en el video Manuel de Beunza cuando narra sobre la reunión convocada por Fidel Castro en la que participaron él (Manuel de Beunza), Fidel Castro, Tony de la Guardia, Osmany Cienfuegos y el Ministro del Interior José Abrantes ...
El Coronel Antonio de la Guardia Font y el General de División Arnaldo Ochoa Sánchez en el juicio. Los grados militares no se quitan con un aterrado Tribunal de Honor que temen represalias en caso de oponerse a los Castro Ruz
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Manuel de Beunza reveló la relación de los Castro con el narcotráfico mediante testimonio personal
(pueden leer la partes I, II y III haciendo click AQUÍ )
Por Juan Benemelis
En el curso de la década de los 70 se dieron cita dos coyunturas importantes. La primera tendría que ver con el consumo de narcóticos, que vería una gran expansión en Estados Unidos primero con la marihuana y luego con la cocaína.La otra coyuntura tenía que ver con el narcotráfico en sí. El Cartel de Medellín necesitaba de un punto intermedio cercano para operar hacia aguas norteamericanas. El Cartel de Medellín llegará a introducir unas 45 toneladas de cocaína en Estados Unidos, representando 25 billones de dólares, y alrededor de 10 toneladas en Europa.
En una intervención ante el Senado, en abril de 1983, James H. Michel, Secretario de Estado para Asuntos Interamericanos, expresó que existían pruebas de que en 1979, el buró político del Partido Comunista de Cuba había aprobado un plan para intervenir en el narcotráfico utilizando a Cuba como puente y base de apoyo para las redes de traficantes de Estados Unidos.
El suministro se organizó desde las fuentes de abastecimiento en América del Sur y el gobierno
La guerrilla necesitaba armas y dinero, mientras que el narcotráfico, siempre abundante en dinero, necesitaba protección armada y, sobre todo, acceso a las redes de organización clandestina de la guerrilla y su experiencia conspirativa. Además, una parte importante de todo el tráfico de drogas cayó en manos de exilados cubanos, sobre los cuales La Habana tenía abundante información para el chantaje. La parte del exilio que se vinculó al narcotráfico con Cuba también se sentía razonablemente segura de que no sería traicionada.
En la medida que la crisis financiera y económica se hacía más profunda, la dependencia de la Isla para con los recursos extraídos de Angola y del narcotráfico se amplió. Apurado por lograr una nueva fuente de recursos, Castro se fue involucrando cada vez más en el tráfico de drogas, como apuntara el general cubano exiliado Rafael del Pino.
Tradicionalmente los barcos usados en el narcotráfico colombiano tenían que atravesar el Paso de los
(Al centro el Embajador Fernando Ravelo y a su lado el alto Johny Crump)
Según el testimonio dado en 1982 por el narcotraficante colombiano de Miami Juan Lozano (alias Johnny Crump), es alrededor de 1975 que algunos de los más importantes narcotraficantes colombianos se entrevistaron en Bogotá con el embajador cubano Fernando Ravelo Renedo para negociar la devolución de los barcos y las tripulaciones.
El embajador cubano contestó con una contraoferta de La Habana: a cambio de 800 mil dólares por cada barco, Cuba estaba preparada no sólo para ignorar la actividad de los buques madres que se detectasen en sus aguas, sino que podía proveerles de servicios de reparación y gasolina en sus puertos, así como identificación y escolta cubana hasta las proximidades de los cayos de la Florida.
Así, los poderosos colombianos Alfonso Cotés y Alfonso García comenzaron sus negocios de tráfico a través de Cuba. Los agentes de inteligencia cubanos se pusieron en contacto con algunos potentados de la droga en Miami, como por ejemplo Johnny Crump y el conocido narcotraficante Jaime Guillot-Lara, quien con posterioridad sería empleado de los servicios secretos cubanos y se casaría con una hija de Raúl Castro.
Entre los cubanos exiliados en Estados Unidos implicados en el narcotráfico con Cuba estaban José Alvero Cruz y Osiris Santi. En noviembre de 1976, Alvero había viajado a España donde disponía de fondos bancarios, y allí obtuvo de la propia embajada cubana en Madrid un pasaporte cubano. En 1978, actuando como agente de Cuba, Alvero arregló el envío de 5,000 armas para las guerrillas sandinistas en Nicaragua. Por su parte, Osiris Santi era un narcotraficante cuyos barcos ya recibían protección en los puertos cubanos. Su lugarteniente, Orlando Torres, se entrevistaba constantemente en México con los funcionarios del régimen cubano destacados en Mérida.
El narcotraficante colombiano, Jaime Guillot-Lara -casado con la hija del ministro de defensa cubano Raúl Castro- será el contacto entre Cuba y el movimiento M-19. El 7 de noviembre de 1981, Guillot-Lara tiene que escapar a toda prisa de Colombia y se refugia en México, donde los agentes cubanos negocian su libertad con las autoridades mexicanas con el fin de evitar que
(Jaime Guillot Lara, foto superior, y en la foto inferior René Rodríguez Cruz quien fuera una de las personas especializadas en dar el tiro de gracia a los fusilados en la Sierra Maestra y al principio del triunfo de la Revolución; posteriormente fue Presidente del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos o ICAP, una dependencia Castrista vinculada con la Dirección de Inteligencia. Murió en extrañas circunstancias en Cuba después de llegar huyendo por las acusaciones de narcotráfico. Comentarios y fotos añadidas por el bloguista de Baracutey Cubano)
La conexión cubana sería descubierta y probada más tarde. Los informes de la participación cubana en el tráfico de drogas saldrían por vez primera a la luz pública en 1982, cuando la Oficina Legal de los Estados Unidos en Miami nombró entre los acusados al jefe de la marina de guerra de Cuba, almirante Aldo Santamaría, y al ex embajador cubano en Colombia, Fernando Ravelo, en un caso que incluía 23 toneladas de marihuana.
El 15 de noviembre de 1982, los colombianos Guillot-Lara y Johnny Crump, y los cubanos Lázaro Visuña, Mario Estévez y David L. Pérez, brindaron a un tribunal en Miami amplias pruebas de las actividades de narcotráfico por parte de Cuba desde el año 1975, tráfico que tenía como uno de sus objetivos el envió de armas a la guerrilla colombiana del M-19.
Según la deposición de Johnny Crump, él y Guillot-Lara se dirigieron a La Habana en compañía del embajador Ravelo, donde éste y el embajador de Cuba en Venezuela, Norberto de la Osa, les confirmaron que el barco Viviana, dedicado al narcotráfico, obtendría salvoconducto todas las veces que atravesase las aguas jurisdiccionales cubanas.
Por la protección de este tránsito, Guillot-Lara pagaba 20 mil dólares por cada tonelada de marihuana a bordo. A su vez, el compromiso incluía el transporte de armas a las guerrillas del M-19 en Colombia.
(El embajador Fernando Ravelo bautizando a Viviana, hija de Johny Crump, el cual se encuentra en la extrema derecha de la foto)
Conforme al testimonio de Johnny Crump, los funcionarios cubanos Ravelo y René Rodríguez Cruz -presidente del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP)-, le sugirieron la posibilidad de comprar y enviar armas para elementos anti-Pinochet en Chile a través de Panamá. Una semana después, un chileno de apellido Galván, le hacía entrega de un microfilm en un cigarrillo que contenía la lista de las armas, alimentos y municiones para 300 hombres.
Por otra parte, Johnny Crump cuenta cómo durante una campaña en la costa norte del Pacifico, las autoridades colombianas cercaron a un grupo guerrillero del M-19 comandados por Carmenea Cardona, muchos de los cuales figuraron en el secuestro de la embajada dominicana en Bogotá y que supuestamente debían haber estado refugiados en Cuba.
Entre los detenidos y testigos de la causa de Miami figuraba también Mario Estévez, un agente de la inteligencia cubano, infiltrado en los Estados Unidos en 1980. En su deposición ante el Gran Jurado, Estévez expresó que había sido infiltrado con el objetivo de activar el tráfico de drogas, comenzando por transacciones de marihuana hasta que fue arrestado el 29 de noviembre de 1981. Estévez testificó ante una comisión del senado de los Estados Unidos que había introducido en la Florida marihuana y gualudes desde Cuba, y de ahí trasladado a Nueva York.
Las declaraciones de Estévez resultaron desconcertantes: la alta cúpula de la dirigencia cubana había organizado una extensa red de narcotráfico desde América Latina hasta los puntos de distribución en ciudades norteamericanas, usando sus propios servicios secretos. Estévez identificó al alto oficial de inteligencia cubana, René Rodríguez Cruz y al vicealmirante Aldo Santamaría como las personas encargadas por Castro para canalizar este tráfico.
Estévez apuntó que desde los inicios de la década de los setenta se producía marihuana en la región cubana de Manzanillo para venderla en los Estados Unidos, operación que Castro venía madurando desde los días de la guerra de Vietnam. Estévez estimó en 200 millones de dólares anuales los ingresos cubanos sólo por concepto de la marihuana.
Durante el período de su actividad ilícita, Estévez logró el traslado de Cuba a Estados Unidos de alrededor de 270 kilogramos de cocaína, posteriormente vendida en Miami, Chicago, Ohio, Nueva Jersey, Nueva York y otras ciudades. El dinero acumulado lo llevaba a Cuba él personalmente. También informó que en un momento de su actividad, sus jefes en el gobierno cubano le recomendaron se trasladase a Bimini, en Las Bahamas, para conocer y entrenar a Frank Bonilla, otro agente proveniente de Cuba.
De regreso a Cuba, recalaron en la pequeña isla de Paredón Grande, donde hallaron el buque Viviana del colombiano Guillot-Lara con un cargamento de 8 millones de qualudes. El yate estaba escoltado por buques de guerra cubanos.
De acuerdo con la narración de Estévez, corroborada luego por otros narcotraficantes, estando en Paredón Grande concurrieron el jefe de la Marina de Cuba, almirante Santamaría, y el alto jefe de la inteligencia René Rodríguez, presidente del ICAP, organismo pantalla de la inteligencia cubana, con quienes sostuvo una extensa conversación sobre el narcotráfico. Explicó que cuando salió de Cuba a bordo del Viviana se acarreaba otro barco, el Lazy Lady, hasta la isla de Andros en Las Bahamas, donde se hizo el traspaso de los qualudes. Después fue
Con posterioridad, René Rodríguez moría en La Habana, en circunstancias misteriosas, después del fusilamiento de los militares el general Ochoa, Tony de La Guardia, en 1989, y al deceso en prisión, en 1991, del general José Abrantes Fernández, exministro del Interior.
Coincidentemente, Estévez también fallecería en una prisión norteamericana. Los hilos de la trama que conducían hasta Fidel y Raúl Castro irían desapareciendo con el tiempo.
El ex secretario de Estado, Shultz, refiriéndose a los resultados del Gran Jurado de Miami, indicó que se "demostró la evidencia de la complicidad de Cuba en el tráfico de narcóticos en América Latina”. En marzo de 1983 fue confiscado en la Florida un velero con 750 libras de marihuana a bordo. Durante el registro del bote se halló un diario con la ruta seguida. Había zarpado de la Florida para Las Bahamas, siguió a Haití, luego a Cuba, después a Jamaica, retornó a Las Bahamas y finalmente llegó a la Florida de nuevo.
Poco después, el 20 de mayo de 1983, el presidente de los Estados Unidos, Ronald Reagan declaraba en Miami que existían fuertes pruebas de que funcionarios de Castro estaban involucrados en el tráfico de drogas desde Cuba. Un mes después, el administrador de la DEA, Francis Mullen ratificaba ante el senado estadounidense que el gobierno de Cuba estaba consciente de los movimientos de drogas a través de su territorio, y que facilitaban tales movimientos.
Del libro Las guerras secretas de Fidel Castro, de Juan F. Benemelis.
Etiquetas: arnaldo ochoa, causa 1/89, cementerio de Colón, Colombia, cuba, fidel castro, fusilamiento, ICAP, Manuel de Beunza, narcotráfico, Raúl Castro, René Rodríguez Cruz, testimonio, tony de la guardia, tumba, video














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